Por segunda ocasión en su tercer día de caminata, agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) y elementos de la Guardia Nacional (GN) intentaron detener a la caravana de migrantes. Esta vez retuvieron a 80 personas.
Tras desplegar un operativo en los puntos Sesecapa y Madre Vieja, entre los municipios de Acacoyagua y Mapastepec, elementos del INM y la GN se atravesaron en la carretera para detener el paso de la caravana de más de 500 migrantes que desde el sábado pasado emprendieron una caminata desde Tapachula por toda la carretera costera chiapaneca.
El sábado 28, los migrantes de diversas nacionalidades caminaron 41 kilómetros desde Tapachula hasta Huixtla, pero antes, en el municipio de Huehuetán, agentes del INM y la GN intentaron detenerlos sin conseguirlo.
Los uniformados fueron videograbados y fotografiados golpeando a los migrantes, lo que fue condenado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y el Colectivo de Observación y Monitoreo de Derechos Humanos en el Sureste Mexicano.
El Instituto Nacional de Migración (INM) dijo que reprobaba cualquier acción que lesione los derechos humanos de la población en contexto de movilidad, e informó que notificó de lo sucedido al Órgano Interno de Control del INM para los efectos legales a los que hubiere lugar.
“Agentes federales de migración asumieron una conducta inapropiada y ajena a los protocolos y políticas de respeto que promueve el instituto”, dijo el INM.
Este domingo, los migrantes caminaron 33 kilómetros desde Huixtla a Escuintla, con temperaturas de hasta 40 grados y lluvias en varios tramos.
Y este lunes, desde Escuintla avanzaron en su camino, pasaron Acacoyagua, pero antes de llegar a Mapastepec, agentes de la GN y del INM se atravesaron para detenerlos. En el forcejeo sólo pudieron detener a unos 80 migrantes, el resto se abrió paso entre los uniformados.
El grupo que siguió su camino llegó hasta el municipio de Mapastepec, por lo que caminaron este día 34 kilómetros. La caravana migrante suma 107 kilómetros desde que partieron. Y tienen previsto avanzar hacia el centro del país, como una forma de protesta porque no les dejan redistribuirse en otras ciudades del país y sólo los han limitado a vivir y buscar trabajo en Tapachula.
En la caravana de migrantes van en su mayoría haitianos, también van personas de Centroamérica como Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua o Costa Rica, también van venezolanos, dominicanos, ecuatorianos y hasta de países del África.
Entre los migrantes van niños y niñas, algunos caminan y otros son cargados en brazos por sus padres; también, mujeres embarazadas, hombres con discapacidad, personas transgénero y de una gran diversidad de lenguas.
Con los pies destrozados, bajo el sol y la la lluvia, cientos de migrantes continuaron la caravana que salió el pasado sábado de la ciudad de Tapachula, un lugar donde han permanecido algunos más de un año, sin trabajo y en espera que el gobierno de México responda a sus solicitudes de refugio. El sistema migratorio mexicano, aseguran, está colapsado.
Tapachula se convirtió para ellos en una prisión, por que autoridades migratorias impusieron que no pueden abandonar la ciudad, aún cuando las citas para atender sus solicitudes serán hasta el mes de enero.
“Allá en Tapachula no puedo mantener a mi familia, allá el único trabajo que consigo es descargando camiones de mercancía en el mercado, de 2 de la mañana a 4 de la tarde, por 100 pesos al día. Eso solo me alcanza para comprar unas tortillas y unas verduras para mis hijos”, explicó Alexandro Rodríguez Valera, de República Dominicana, quien lleva siete meses en esa ciudad.
A esta situación se suma el racismo, la discriminación y el abuso de algunos pobladores, quienes ven en ellos una competencia por los empleos, porque en Chiapas, 7 de cada 10 personas viven en condiciones de pobreza.
Los integrantes de la caminata ya sobrevivieron un violento intento de detención por parte de agentes migratorios, militares y elementos de la Guardia Nacional (GN). Algunos fueron detenidos y llevados a la estación migratoria.
Entre quienes continúan, el cansancio ya se siente. Cada pocos minutos van haciendo paradas, buscando taparse del sol o de la lluvia, bajo los árboles de la carretera costera, que va de la ciudad de Tapachula al centro del país.
Solo dos ambulancias municipales se acercaron a revisarlos y darles suero a quienes presentan signos de deshidratación, a vendar las piernas de quienes sienten que el dolor les impide seguir.
En su segundo día, llevan avanzados apenas 74 kilómetros. Un trailero solidario intentó darles un raid, cientos se subieron en un primer momento, pero la desconfianza les hizo bajarse. Decidieron seguir caminando juntos, como medida de protección.
En la ruta migratoria a la amenaza de deportación de las autoridades migratorias, se suman las del crimen organizado, que también hizo del secuestro de migrantes un negocio.
Algunas organizaciones les llevaron un poco de agua y alimento, pero de momento no hay más ayuda humanitaria. “No podemos más, hay niños, niñas, hombres que tienen los pies destrozados, que no pueden caminar”, declara Filomena Martín, una de las pocas mujeres haitianas que habla español.
“Hay niños que no han comido pan, sólo bebida y agua. Eso no se puede, esa gente (autoridades mexicanas) tiene un corazón de piedra; son madres también, son padres. Tienen que tener compasión, tener piedad. Si tomamos la decisión de ir a pie en una caravana, es porque la situación de verdad es muy difícil, muy duro para nosotros”, explicó la mujer.
En Tapachula -dijo- no caben más migrantes y todavía vienen miles. “Y ahora hay hondureños, guatemaltecos, venezolanos. Hay de todo, hay haitianos, cubanos, africanos. No podemos más. Pedimos al presidente de México, a las organizaciones, que tengan piedad, que miren la situación. Hoy es dos días y falta muchísimo, muchísimo”.
Enrique Vidal, del Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova, explicó que el sistema migratorio mexicano en la frontera sur está colapsado, sin presupuesto y sin personal para atender las solicitudes de las miles de personas que entran al país.
“Hay una llegada histórica de personas migrantes a México, producto de las crisis sistémica que viven sus países de origen, y el gobierno mexicano no ha fortalecido al sistema migratorio en presupuesto y personal, para dar respuesta a las solicitudes de las personas migrantes”.
En el caso de quienes decidieron iniciar una caravana para salir de la ciudad de Tapachula, explicó que esperaron durante muchísimos meses la respuesta a sus trámites, pero a la mayoría se les dio cita hasta el mes de enero. Esto los obliga a permanecer en Tapachula, en condiciones críticas.
“Se vive una crisis humanitaria grave por hacinamiento, falta de servicios básicos, y el deterioro paulatino pero generalizado en la salud física y emocional de las personas migrantes que viven una situación de salud precaria”.
Vidal expuso que el sistema migratorio mexicano debe modificarse, y dar opciones para que migrantes que lo deseen, puedan permanecer en el país de manera segura, tener opciones de empleo e integrarse a la sociedad sin racismo y discriminación. Y para que quienes quieran llegar a la frontera con Estados Unidos, lo puedan hacer e iniciar sus solicitudes en ese país.
*Ángeles Mariscal es periodista independiente, fundadora del portal Chiapas Paralelo [www.chiapasparalelo.com] donde se publicó originalmente este artículo.