El 16 de diciembre el Bundestag aprobó la moción de censura contra el gobierno de Olaf Scholz con 394 votos de los 367 necesarios. El siguiente paso es la disolución del Parlamento y el llamado a elecciones anticipadas 60 días después de la disolución.
De acuerdo a lo anunciado por Scholz, se estima que las elecciones serán el 23 de febrero.
¿Qué sigue ahora? ¿Cómo se forma un nuevo gobierno en Alemania?
Alemania es un Estado federal, su forma de gobierno es el de la República Federal Parlamentaria. Cuenta con las figuras de Presidente, Canciller y Vicecanciller. Los órganos legislativos son el Bundesrat (Consejo Federal) y el Bundestag (Parlamento).
Los diputados del Bundestag son quienes eligen al nuevo gobierno. Las elecciones anticipadas para febrero serán las que determinen la composición del Bundestag en un sistema electoral algo complejo. Poseen un sistema mixto, o más bien ‘representativo personalizado’ que consiste en que cada votante cuenta con dos votos para decidir en una misma papeleta. Un voto se dirige hacia un candidato y otro voto se dirige hacia un partido.
Este sistema electoral tiene el objetivo de que no exista un único partido político liderando el gobierno. Por lo tanto, para formar gobierno es necesario tener la mayoría absoluta de los votos de los diputados. El partido con más diputados es quien negocia con el resto de los partidos para sellar una coalición. El Presidente Federal propone al candidato o a la candidata, que por regla general es el candidato del partido que detenta la mayoría en el Bundestag. La coalición decide los cargos en el gobierno, elige canciller y secretarios de Estado. De esta manera se forma el gobierno federal en Alemania.
Es muy temprano para comenzar a hablar sobre las intenciones de votos del electorado, en especial porque aún queda atravesar tiempos decisivos para Alemania y Europa, incluyendo la asunción de Trump en enero. No obstante, el partido de la CDU ha vuelto a aparecer como uno de los favoritos, seguidos por la extrema derecha de AfD, luego el SPD, Los Verdes y por último el FDP. Luego de conocer los resultados electorales comenzarán los procesos de negociación en donde pueden surgir coaliciones de gobiernos muy diversas. Para esto deberemos aguardar hasta entrado febrero.
¿Cuáles son los principales puntos de la caída del gobierno de Scholz?
El comienzo del fin del gobierno de Scholz se da en el momento en que decide correrse del proyecto nacional y europeo que venía construyendo Angel Merkel y alinearse con el proyecto del globalismo atlantista.
Antes de la crisis ucraniana, Europa discutía -y resistía- la idea del proyecto de autonomía estratégica con una mirada europeísta sostenida por la entente francoalemana que incluía a Rusia en el tablero europeo y el crecimiento de la región a partir de vínculos colonialistas por un lado, y la apertura hacia otros mercados, por otro lado. Francia, con Macron presidiendo, proyectaba la necesidad de una industria militar europea, mientras que Alemania, con Merkel liderando, se consolidaba como la locomotora, el motor europeo.
El proyecto de Angela Merkel se alineó al desarrollo de un europeísmo que posicionó a Alemania como la potencia industrial regional y como actor geopolítico y competitivo relevante en el escenario internacional. Muy distinto fue el proyecto de Scholz, que se sometió a los designios y ambiciones estadounidenses en la región. La principal política exterior de Scholz tuvo como objetivo posicionar a Alemania como líder del militarismo europeo basado en el aval estadounidense, el apoyo de la OTAN y la potencial amenaza rusa a partir de la guerra en Ucrania.
En uno de los proyectos se considera a Rusia como enemigo declarado sin muchos argumentos sólidos alrededor de los intereses alemanes, mientras que en el otro se comprende la importancia de los vínculos estratégicos con Rusia para el crecimiento nacional y regional.
El sabotaje de los gasoductos Nord Stream junto al vergonzoso silencio e inacción de la coalición semáforo fue la concreción del principio del fin del gobierno de Scholz y del hundimiento de Alemania.
En septiembre de 2022 se concretó (ya que las amenazas públicas por parte de EEUU de destruir el proyecto ya se habían gritado a viva voz) el ataque, sabotaje y atentado contra los gasoductos más importantes de Europa, el Nord Stream y el Nord Stream II. Los Nord Stream representaban el principal centro desde donde se repartía el gas al resto de los países europeos, dejando a Estados Unidos y su lobby energético fuera de la ecuación y a Alemania comerciando exclusivamente con Rusia.
El sabotaje se dió 6 meses después de iniciada la operación militar especial rusa en Ucrania, las sanciones de la Unión Europea (UE) contra Rusia ya iban por el séptimo paquete de sanciones, mientras se inauguraba el gasoducto Baltic Pipe, las múltiples crisis calaban hondo en toda la región producto de las sanciones, Scholz rompía con la tradicional política de Estado alemana de no proporcionar armas en zonas de conflictos y aprobaba el envío de armas a Ucrania. Scholz ya había pronunciado su discurso ante el Bundestag en donde la nueva era “Zeitenwende” auguraba una nueva política de defensa de Alemania que incluía la creación de un fondo especial de 100 millones de euros, el aumento del gasto militar al 2% del PBI y la reducción del suministro energético ruso.
Al sabotaje de los Nord Stream se le sumaron las sanciones europeas contra Rusia y la implementación de la Ley IRA en EEUU, que dejó a Alemania sin energía que sostuviera el consumo interno y la calidad de vida, pero en especial el consumo energético del rubro industrial de la locomotora europea. Así comenzó el proceso de desindustrialización y desempleo, que no solo afectó a Alemania sino a toda Europa.
La crisis energética se disparó para Europa, lo que llevó a un acuerdo entre Bruselas y Washington para que EEUU sea el proveedor energético para Europa, una energía no sólo mucho más costosa sino que también contaminante, lo que contradice también los valores europeos pero esa es otra discusión. Con una Unión Europea en crisis energética, las industrias comenzaron a afrontar fuertes consecuencias para la producción, luego para mantenerse, luego para sostener empleos, y por último para no cerrar sus puertas. Varias grandes empresas, como Volkswagen, planean o ya han cerrado sus puertas. Algunas simplemente no resistieron y otras decidieron mudarse de territorio.
Esta caída de Alemania se dió por las decisiones del gobierno de Scholz de alinearse al proyecto globalista atlantista, pero también porque parte del proyecto de este grupo consistió en la separación de la entente francoalemana y el hundimiento de cada una de las potencias, Francia y Alemania.
Alemania preocupaba a EEUU como competidor industrial, como potencia con fuerte peso en las decisiones europeas, por su enorme crecimiento vinculado a las relaciones con Rusia y China, y por la posibilidad del fortalecimiento del eje franco-alemán. EEUU ha logrado borrar el potencial alemán aislandolo de Rusia, China y Francia, mientras lo ha sometido a sus intereses y decisiones.
El posicionamiento de la coalición semáforo que centraba la política exterior en el apoyo ferviente a Ucrania y financiamiento a Kiev mientras su país atravesaba profundas y múltiples crisis también repercutió hacia el interior del país.
Esto se vió por un lado en el resultado de las elecciones al Parlamento Europeo en donde AfD quedó en segundo lugar quedándose con 15 escaños, 6 más que en 2019, y ubicando al SPD al tercer lugar con 14 escaños, mientras los verdes de Die Grüne perdieron 9 escaños. Por otro lado, se reflejó en el resultado de las elecciones regionales en los Lander (Estados) alemanes de Sajonia y Turingia en donde la CDU, BSW y AfD protagonizaron los resultados.
Estos resultados nos indican la crisis y el colapso de los partidos políticos tradicionales de Alemania, pero en especial el fuerte rechazo de las políticas belicistas encabezadas por Scholz y el amplio apoyo que ganaron los partidos que se oponen a la política de alineamiento otanista en política exterior, a la participación alemana en la guerra en Ucrania y a las tensiones entre la UE y Rusia.
Tanto AfD, ubicado como extrema derecha, como BSW, ubicado como extrema izquierda, comparten una visión de oposición de involucrar a Alemania en la guerra de Ucrania, como también una política conservadora en el aspecto migratorio. El único partido tradicional que se mantiene en competencia es la CDU. Una CDU que gobernó con Angela Merkel, hoy una CDU distinta liderada por Friedrich Merz.
Por último, la victoria de Donald Trump encendió las alarmas en Europa para diversos sectores y actores, pero en especial para el globalismo atlantista ya que el nuevo presidente republicano representa al ala contraria al globalismo y por eso hace temblar a las estructuras globalistas aferradas en la región europea.
Este proyecto se sostiene principalmente a partir de la guerra en Ucrania como foco activo, por lo que la posibilidad de negociaciones entre EEUU y Rusia a partir de la asunción de Trump pone en peligro la continuidad de Ucrania como centro del desarrollo de la estrategia.
No obstante, este grupo ha logrado imponer el discurso rusófobo que justifica las principales decisiones para cumplir su objetivo de cortar los vínculos eurorusos y euroasiáticos, como las sanciones contra Rusia, el aumento en el gasto de defensa, la hipermilitarización de la región, la expansión de la OTAN, incluso las propias consecuencias que llevaron a Europa a las múltiples crisis que atraviesa. Es probable que esta rusofobia sea alentada por el bloque atlantista utilizando discursos como que Rusia desea continuar invadiendo otros países europeos.
El globalismo atlantista está centrado en la alianza entre EEUU y Europa a partir de la OTAN, por lo que su principal eje de interés es la defensa y seguridad frente a quienes considera sus enemigos. Todo gira alrededor de los intereses estadounidenses en este proyecto, enfocados en la seguridad, libre mercado y el discurso del orden basado en normas y valores occidentales.
Este grupo se encuentra arraigado a las principales estructuras de la Unión Europea, y su principal cara visible es la reelegida presidenta de la Comisión Europea Úrsula von der Leyen.
El rumbo de Alemania, y por lo tanto el de la Unión, podría cambiar en febrero tras los resultados electorales de las elecciones anticipadas que inaugurará un nuevo gobierno en donde existen actores muy diversos en la carrera de la contienda electoral, y en donde la asunción de Trump traerá sus propias consecuencias. Seguiremos de cerca los próximos meses de campaña.
*Micaela Constantini, periodista y parte del equipo de PIA Global.
Foto de portada: Philip Dulian/dpa