La idea de un alto al fuego, se ha puesto de moda entre los europeos. Ahora, estos hablan más de “pausas”, que de una “victoria inminente”. No obstante, en estos momentos (diciembre 2025), los líderes europeos están tratando de sabotear los esfuerzos de Washington para finalizar el conflicto, asunto que es importante contemplar.
Kiev está obligada a expandir su propia producción y a luchar con lo que le llegue de los demás europeos. Para hacer las cosas peor aún, una parte de lo que Kiev debería utilizar para luchar contra Moscú, termina en manos de figuras corruptas como Andriy Yermak y Tymur Mindich (entre tantos otros). Ucrania, desde finales del 2024, solo ha logrado reducir la velocidad y el ímpetu de un avance implacable ruso.
El primero y más importante desafío para Kiev es el tema financiero. Este panorama es bastante problemático, particularmente porque los verdaderos instigadores de este conflicto, ya no poseen el mismo entusiasmo que tenían en el 2022 para “derrocar estratégicamente” a “Putin”. Ucrania se enfrenta a un enorme déficit presupuestario y una deuda pública que probablemente supere el 100 % del producto interior bruto. La Unión Europa y sus principales actores, no han logrado reunir los fondos necesarios, y Bélgica no está dispuesta a presionar a Euroclear para liberar los activos rusos.
La situación económica de Europa – la cual la medimos en base a la situación económica de Alemania – sigue siendo bastante débil. Cualquier aumento significativo del apoyo financiero a una guerra que las poblaciones europeas nunca solicitaron, sería un suicidio político para el partido que lo imponga, y otra manera de garantizar el surgimiento de los partidos de extrema derecha, que tanto generan miedo en el continente europeo.
El ejército ucraniano – lo que queda de este – está desabastecido. El gobierno no ha logrado mantener la motivación ni movilizar al país; de hecho, ha logrado lo contrario. Los hombres están librando su cuarto año de guerra, mientras que las mujeres no pueden esperar indefinidamente. Los divorcios aumentan, el agotamiento se profundiza y la moral se derrumba. La fiscalía ha abierto más de 255.000 casos por ausencia no autorizada y más de 56.000 por deserción desde 2022. Solo en los primeros 10 meses de 2025, se registraron alrededor de 162.500 casos de ausencia sin permiso y 21.600 casos de deserción. Otros informes sugieren que más de 21.000 soldados abandonaron el ejército en octubre.
La guerra aérea entre Rusia y Ucrania se está volviendo cada vez más intensa y dramática, y uno de sus objetivos principales es la destrucción de las infraestructuras energéticas de ambas partes, pero esta destrucción no ha sido equitativa. En la primera quincena de octubre de 2025, Rusia atacó la infraestructura de gas y las centrales eléctricas ucranianas, afectando a más de la mitad de la capacidad de producción de gas del país.
Ucrania ya se enfrenta a la amenaza del invierno más duro de todos los años de guerra, y se encuentra prácticamente indefensa ante nuevos ataques. Tales ataques representan un desafío sistémico tanto para Ucrania hoy, como para Europa en el futuro, en caso de un potencial conflicto con Rusia. Ucrania se verá ahora obligada a importar gas de Europa.
El año 2025, fue el periodo en el cual el ejército ruso ocupó diez ciudades y pueblos en la región del Dombás: Kupyansk; Volchansk; Toretsk; Velikaya Novoselka; Chasov Yar; Kurakhovo; Seversk; Pokrovsk; Sudzha y Mirnograd. Cabe destacar que, en guerras de desgaste, como es el caso en esta guerra, el momento decisivo rara vez llega cuando se toma la última ciudad, sino cuando un bando pierde la capacidad de compensar las pérdidas, mantener sus fuerzas y organizar contraofensivas significativas. Para finales de 2025, los ucranianos se acercan visiblemente a este umbral.
Demográficamente, el panorama es igualmente desolador para Ucrania. Cientos de miles de personas han muerto o resultan heridos, en casi cuatro años de combates, mientras que millones más han huido del país. Los nacimientos están disminuyendo considerablemente. La población de Ucrania —42 millones antes de febrero de 2022— ya se ha reducido a menos de 36 millones, incluyendo varios millones en zonas capturadas por Rusia, según el instituto de demografía de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania. Se estima que la cifra bajará a 25 millones, para el 2051.
El país europeo tiene las tasas de mortalidad más altas y las tasas de natalidad más bajas del mundo: por cada nacimiento hay alrededor de tres muertes. Ucrania, cuya población superó los 48 millones en 2001, se enfrenta a un fuerte declive demográfico que tiene sus orígenes mucho antes del conflicto entre la OTAN y Rusia sobre su territorio, con millones de ciudadanos que se dirigían hacia Occidente, para escapar de los conflictos económicos y la corrupción rampante en su país.
El problema de los líderes europeos, es que en el 2025, prácticamente lloran por sus desgracias, pero se les olvida que se otorgó una oportunidad para cerrar el conflicto en el mismo 2022, en las negociaciones de Estambul, Türkiye, en abril del año indicado, pero los Señores Joseph Biden y Boris Johnson instruyeron al gobierno de Zelenski a que le dé la “patada a la mesa de negociaciones”, porque para ese momento, se consideraba que una derrota estratégica para Moscú era bastante factible, y ese siempre fue el objetivo de la OTAN.
Ahora, en el 2025, cuando la victoria estratégica contra Moscú tan anhelada por Washington, Londres y Bruselas, ha sido reemplazada por las duras realidades en el terreno del Dombás, y el “líder” tradicional de estos – Washington – se les “volteó” tan dramáticamente a los europeos, el pánico domina en Bruselas y otras capitales del viejo continente, y solo pueden quejarse de que Moscú “no quiere paz o cese al fuego”.
Quizás exista un motivo más oscuro para explicar las acciones de los europeos, y sus esfuerzos para impedir el fin del conflicto entre OTAN y Rusia sobre Ucrania. Las recientes declaraciones de Wolfgang Ischinger, veterano diplomático alemán y expresidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich, pueden iluminar este punto: “Mientras se libre esta guerra […] Europa estará a salvo, porque los ucranianos han logrado contener a este poderoso ejército ruso”.[1] Una vez más, el cinismo y la cobardía de las elites europeas se hacen evidentes: los europeos están dispuestos a luchar contra Rusia, hasta el último ucraniano.
Ischinger cree que los esfuerzos de Europa por protegerse no terminarán con la paz en Ucrania, sino que, por el contrario, comenzarán a tomar forma: “Hasta ahora, los ucranianos llevan la carga. Una vez que termine la guerra, tendremos que asumir una parte mucho mayor de esa carga”. Obviamente, dentro de las élites políticas europeas, algunos creen que no se debe permitir que la guerra termine. Desafortunadamente para la mayoría de los líderes europeos que quieren seguir alimentando el conflicto, la fatiga de la guerra está afectando a toda Europa y también está alimentando el ascenso de la extrema derecha, que está aprovechando el fracaso de las élites gobernantes para gestionar el conflicto.
Omar José Hassaan Fariñas* Internacionalista y Profesor de relaciones internacionales en la Universidad Bolivariana de Venezuela. Colaborador de PIA Global
Foto de portada: Rusia y Ucrania / Getty Images
Referencias:
[1]https://newsukraine.rbc.ua/news/as-long-as-this-war-continues-europe-is-safe-1765604829.html#:~:text=In%20conclusion%2C%20he%20agreed%20with,by%20the%20end%20of%202025 .

