La decisión del Gobierno de Benjamín Netanyahu de desobedecer a la Corte Internacional de Justicia que ordenó parar el ataque en Rafah hizo que la UE diera un paso y convocara al ministro de Exteriores de ese país en el marco del Acuerdo de Asociación. Sin embargo, el alto representante, Josep Borrell, que es a quien corresponde representar a los 27 en ese foro, ha admitido que no hay una posición común sobre cómo proceder con Tel Aviv, a pesar de la matanza en la Franja de Gaza en la que 37.000 personas han perdido la vida.
“Necesitamos una posición común de los estados miembros. En la medida en que no tengamos una posición común, no podremos acoger el Consejo de Asociación”, ha admitido el jefe de la diplomacia europea en una rueda de prensa tras la reunión de los ministros de Exteriores de la UE en Luxemburgo. “Empezaremos a trabajar en ello”, ha agregado Borrell, que se ha referido tanto al orden del día de esa cita como a la posición común.
Para “construir” ese consenso, que es difícil en una UE que tiene en Oriente Medio uno de sus puntos más divisivos dado que hay países que contemporizan con Israel y no quieren ir demasiado lejos en su censura, Borrell ha enviado a los estados miembros una suerte de “inventario completo” sobre la relación de la UE con Israel y Palestina. “Recibirán más información sobre la situación en Gaza y en Cisjordania”, ha añadido.
A pesar de que hubo una mayoría necesaria para convocar a Israel en el marco del Acuerdo de Asociación, no hay un consenso en torno a cómo abordar el asunto con Tel Aviv, a pesar de que se han intensificado los ataques en los últimos días y de que no ha cesado el ataque sobre Rafah, que es lo que ordenó la justicia internacional. De hecho, Borrell ha reiterado que la situación humanitaria es “desastrosa” en Gaza y que no hay perspectivas de alto el fuego. De hecho, ha apuntado a que no hay “voluntad” por ninguna de las partes para implementar el plan de Joe Biden, que cuenta con un importante apoyo internacional.
Borrell se ha mostrado pesimista respecto a la resolución del conflicto, que considera que “desgraciadamente” va a durar. “Es una guerra que va a poner a prueba el derecho internacional porque parece que hay voluntad clara de anexionarse Cisjordania poco a poco”, ha advertido el jefe de la diplomacia europea, que ha asegurado que “no va a contribuir a la paz sino todo lo contrario”. Lo que ha adelantado es que en próximas fechas la UE impondrá nuevas sanciones a los colonos violentos.
Los ministros de Asuntos Exteriores han desbloqueado 1.400 millones de euros de los beneficios que han generado los activos rusos congelados en los bancos europeos y que se entregarán a Ucrania para munición, defensas antiaéreas y apoyo a su industria militar. La intención es que lleguen a Kiev en julio. Y que otros mil millones se entreguen en los próximos meses.
Los estados miembros han sorteado el veto de Hungría al entender que, como ese país no participó en la toma de la decisión, no puede vetar la forma en la que se va a ejecutar. “Consideramos que dado que Hungría no participó en la decisión, no es necesario que participe en la implementación”, ha explicado Borrell.
Sin embargo, el ultraderechista Viktor Orbán mantiene bloqueados siete actos legales que suponen 6.600 millones de euros de ayuda a Ucrania.
*Irene Castro, corresponsal en Bruselas.
Artículo publicado originalmente en elDiario.es
Foto de portada: El Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, a su llegada a Luxemburgo. EFE/EPA/OLIVIER HOSLET
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