Análisis del equipo de PIA Global Nuestra América

Bolivia marcha a una encrucijada

Escrito Por Oscar Rotundo

Por Oscar Rotundo*. –
Tomando la historia reciente de Bolivia, podemos decir que, desde el golpe de Estado de 2019, el movimiento popular ha sorteado dramáticos desafíos que costaron la vida de centenares de compañeros hasta la fecha.

Como en Venezuela en el año 2002, el pueblo boliviano rescató de la dictadura la democracia y el proyecto popular. Hoy los acontecimientos que se suscitan en el seno del MAS-IPSP y de los movimientos sociales, se observan desde el exterior con suma preocupación porque en tiempos del asentamiento de gobiernos filo-fascistas en la región, cada conquista del campo popular cobra una valoración extraordinaria como trinchera de resistencia ante esta nueva oleada monrroista depredadora de recursos naturales y derechos fundamentales adquiridos.

El neocolonialismo del siglo XXI para desarrollar su consolidación en Nuestra América despliega sin prisa y sin pausa una batería de herramientas y estrategias destinadas a dividir al campo popular para poder someterlo en la derrota.

Ante esto la militancia revolucionaria tiene la obligación de saber analizar no solo la causa particular en cada escenario, si no también, y esto es primordial, la estrategia del enemigo en nuestra región y su perspectiva a nivel internacional.

El general Perón planteaba que «La verdadera política, es la política internacional», ya que, desde la conquista de nuestros territorios, el desarrollo de nuestras políticas nativas ha sido constantemente presa de las condiciones impuestas por las fuerzas externas en disputa, que por variados motivos e intereses se han valido hasta el día de hoy de un sinnúmero de estratagemas para derrotar nuestras aspiraciones soberanistas basadas en la autodeterminación.

La tragedia nuestroamericana en más de quinientos años, ha sido ejecutada en el marco de una ofensiva colonialista, resistida por nuestros pueblos, pero no resuelta acabadamente.

“La unidad lo hace todo y, por lo mismo, debemos conservar este precioso principio”, planteaba el Libertador Simón Bolívar, pues sabía que la independencia y la soberanía de la región estaban expuestas a los vaivenes de los acontecimientos europeos y la política imperialista del hijo dilecto de la colonialista Gran Bretaña; EE.UU.

Comenzamos este siglo XXI con el augurio de tener en nuestra región una interesante cantidad de gobiernos patrióticos dispuestos a enfrentar de manera decidida las agresiones de los poderes hegemónicos de los centros de poder que de manera ultrajante nos situaban como un “Tercer Mundo”.

Estos gobiernos consagraban singularidades políticas surgidas desde las herramientas electorales de la “Democracia Liberal Burguesa”. Un indio, un militar, un obrero, un abogado peronista, un ex guerrillero, entre tantos otros mandatarios que no respondían a la tradicional escuela de genuflexos administradores al servicio de las multinacionales, abrían una puerta al futuro, un futuro lleno de desafíos.

Todos estos procesos sufrieron golpes y acciones destituyentes de diversas características. En todos, el accionar de Estados Unidos se evidenciaba.

Luego de las elecciones de 2019 en Bolivia, la OEA elaboró el Informe final de la auditoría sobre las elecciones en el que expresaba: “Hubo manipulación dolosa e irregularidades graves que imposibilitan validar los resultados”. Esto sucedía el 4 de diciembre de 2019[1].

Esta fue la señal para que se desatara un infierno contra el pueblo y sus organizaciones. Evo Morales y otros altos funcionario salían del país, los dirigentes sindicales y sociales junto a otros políticos y funcionarios resistían, eran encarcelados y cazados por todo el territorio. Las masacres y el saqueo fueron la nueva cara de Bolivia de la mano de una mafia civil-militar-policial que pretendió afincarse ilegal e ilegítimamente en el gobierno para destruir lo conquistado en 13 años de gobierno popular.

Desde Buenos Aires, en enero del 2020, Evo Morales anunciaba que Luis Arce Catacora era el elegido para ser el candidato a presidente por el Movimiento al Socialismo (MAS- IPSP), en las elecciones nacionales que para aquel momento el gobierno interino proyectaba para el 3 de mayo del 2020.

El pueblo y las organizaciones sociales le pusieron el pecho a la represión asesina y en medio de la presión popular, la pandemia y el desorden económico, la dictadura de Jeanine Áñez, finalmente promulgó la ley que establecía el llamado a elecciones generales para el 6 de septiembre de ese año.

Con el triunfo arrollador de Luís Arce, Bolivia volvía a tener un gobierno popular y un Proyecto de Cambio. Al llegar a la presidencia, en noviembre de 2020, el principal desafío para el nobel presidente era sacar al país de lo que denominó como la peor recesión en 40 años, agravados por el tratamiento que la dictadura le había dado a la pandemia.

Uno de los principales problemas económicos surgió por la falta de liquidez de dólares, problema que adquirió notoriedad en 2014 pero que se agravó hasta la actualidad, cuando la presidencia empezó a usar las reservas nacionales para mantener el tipo de cambio.

Esto se incrementó por el accionar deliberado de los grupos económicos desestabilizadores externos e internos y por las contradicciones en el seno de la organización gobernante, contradicciones que con el paso del tiempo pasaron de ser abordables y debatibles, a transformarse en antagónicas y destituyentes, poniendo en peligro el proyecto plurinacional, la estabilidad democrática y la unidad territorial, teniendo en cuenta los viejos proyectos secesionistas que alienta la ultraderecha cruceña.

El gobierno falló en la sustitución de importaciones y hoy se importa el 86% del diésel y el 56% de gasolina, en el marco de la escases de dólares, se dispararon los precios de algunos alimentos y otros están ausentes y al perder el control de la Asamblea Legislativa tras la fractura del MAS-IPSP, cuando Morales anunció en 2023 su intención de postularse de nuevo a la presidencia en las elecciones de 2025, la situación se enredó mucho más.

Durante el 2024 se sucedieron una serie de desencuentros y enfrentamientos dentro del partido del gobierno, entre quienes apoyan a Luis Arce y quienes lo hacen por Evo Morales. Esas diferencias que deberían haberse salvado en el marco de la unidad, se profundizaron con acusaciones y descalificaciones, transformando a compañeros en adversarios, y en la actualidad y al calor de los acontecimientos, en enemigos enfrascados en una lucha de poder de la que sólo se beneficiará el imperialismo y la derecha reaccionaria, que espera solapada avanzar ante el desgaste de sus odiados oponentes.

Como en todas las tramas de nuestra historia política continental, la conspiración imperialista seguramente generó las condiciones que llevaron a esta desgracia que viven nuestros hermanos bolivianos, es incomprensible que luego de tantos años de militancia y esfuerzos por construir el primer Estado Plurinacional en Bolivia, estemos a las puertas de un proceso destituyente de la mano de quienes llevaron al actual presidente al lugar que ocupa.

Es inconcebible que no se advierta que los acontecimientos por venir no servirán para superar la coyuntura en un salto cualitativo en aras del bienestar del pueblo, si no que servirán para abrir las puertas del infierno como el que viven Perú, Argentina y Ecuador, solo por resaltar los territorios más escandalosos en materia de retroceso social y económico y pérdida de todo tipo de derechos adquiridos, pero fundamentalmente de soberanía.

La derecha mediática titula: “Tensión en Bolivia: Evo Morales lidera una marcha contra el gobierno de Luis Arce y en defensa de su candidatura”; “Bolivia: Luis Arce denuncia que Evo Morales “prepara un golpe de Estado” en su contra para imponer su candidatura presidencial” [2]

Pareciera, que si la razón de semejante movilización y disputa de poder que genera el agravamiento de las condiciones económico – sociales y el desgaste de la militancia, fuera por una candidatura, la situación no tiene vuelta atrás y desde mi humilde opinión el proyecto plurinacional entra en situación de jaque.

Creo que la miopía política se ha apoderado del liderazgo boliviano, que no entiende que la batalla electoral, de darse en esta grave situación, complicaría a cualquier candidatura del gobierno o sus expresiones políticas lleven el nombre que lleven.

Pero las cartas están echadas y los actores están jugando su partida definitiva, agazapados el alcalde de Cochabamba Manfred Reyes Villa [3] y otros neoliberales esperan su oportunidad de caer como zamuro a la presa.

Oscar Rotundo* Analista político internacional, editor de PIA Global

Foto de portada: AP Foto/Juan Karita

Referencias:

 [1] https://www.oas.org/es/centro_noticias/comunicado_prensa.asp?sCodigo=C-109/19

[2] https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/tension-en-bolivia-evo-morales-lidera-una-marcha-contra-el-gobierno-de-luis-arce-y-en-defensa-de-su-nid17092024/ / https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/bolivia-luis-arce-denuncia-que-evo-morales-prepara-un-golpe-de-estado-en-su-contra-para-imponer-su-nid16092024/

[3] https://www.lostiempos.com/actualidad/cochabamba/20210503/quien-es-manfred-reyes-villa

Acerca del autor

Oscar Rotundo

Analista político y editor del equipo de Periodismo Internacional Alternativo PIA Global Miembro del consejo editorial de la Revista "PUEBLO EN ARMAS", del CENTRO DE ESTUDIOS E INVESTIGACIONES DE LAS RELACIONES CÍVICO-MILITARES (FUNDAPAS)" República Bolivariana de Venezuela

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