Alrededor de 5.000 migrantes son detenidos en la frontera entre México y Estados Unidos cada día. En promedio, 500 de ellos son niños sin acompañantes según inform la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).
De mantenerse esta tendencia, la Administración de Joe Biden superaría el récord de detenidos que registró en mayo de 2019 el expresidente Donald Trump, con un discurso marcado contra la inmigración. Al momento, fueron detenidos o expulsados de suelo estadounidense 132.856 migrantes.
Hasta el 24 de marzo, unos 11 mil niños no acompañados permanecían bajo la custodia del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU., que administra un sistema de albergues del Gobierno. Es el número más alto desde 2019. Números similares fueron registrados en 2014 bajo el mandato de Barack Obama y en 2019 con Donald Trump.
Aunque a simple vista las cifras de arrestos indicarían una postura diferente a lo prometido en campaña en relación a una política menos agresiva contra los migrantes del mandatario demócrata, la diferencia estaría en el número de migrantes que logran quedarse en suelo estadounidense.
LIBERADOS DENTRO DE EEUU
Según informaciones de la CBP, del total de detenidos diariamente, 2.300 son personas que viajan en grupos familiares y, en caso de arribar con niños menores de 7 años a su cargo, no son expulsados.
En promedio, 1.900 son liberados dentro del país. A estas personas se le suman los menores que llegan sin acompañantes, derivados a autoridades migratorias. Posteriormente son enviados al Departamento de Salud, que se encarga de ellos hasta su liberación.
“En su mayoría son menores de edad sin compañía de padre, madre o un custodio legal, y hacemos todo lo posible para dar prioridad primero a los niños y luego a las unidades familiares que requieren cuidado especial”, señaló el funcionario.
En contrapartida, imágenes de los últimos días han mostrado a otros miles de latinoamericanos expulsados hacia sus países de origen junto a sus niños bajo la orden Título 42, que se mantiene del Gobierno anterior y con la que se justifica la expulsión por medidas de bioseguridad frente a la pandemia del Covid-19.
El 22 de marzo el director interino del Servicio de Control de Inmigración y Aduana (ICE), Tae Johnson, explicó que el Gobierno firmó un acuerdo de 87 millones de dólares con la ONG texana Endeavors para que de alojamiento a cientos de migrantes en Texas y Arizona y para que provea alimentación y pruebas de Covid-19. Sin embargo, aclaró que se trata de una medida temporal mientras se completa el proceso de deportación. Está previsto que la medida rija a partir de abril y alrededor de 1.200 familias se acogerían a esta política.
De esta forma, Biden intenta dar un trato más humano a los solicitantes de refugio y distanciarse de las políticas migratorias adoptadas por Trump, que mantuvo a los migrantes en centros de detención.
El presidente enfrenta una fuerte tensión política en Washington debido al incremento del número de personas provenientes de México y América Central que llegan a diario a las zonas limítrofes. Los republicanos lo acusan de provocar una nueva crisis migratoria, mientras que el presidente intenta desprenderse.
El jueves 25, en su primera conferencia de prensa presidencial, Biden atribuyó el aumento de migrantes a condiciones climáticas favorables y enfatizó que es una situación que se repite todos los años.
DISCURSO CONFUSO
Las cifras oficiales demuestran que la cantidad de migrantes aumentó desde la llegada de Biden a la Casa Blanca, cuya retórica desde la campaña siempre fue de más tolerancia con los migrantes.
La llegada de migrantes pasó de cerca de 7.000 en enero a alrededor de 19.000 en febrero, de acuerdo con datos del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE).
«Resulta que cuando los políticos pasan una campaña de dos años anunciando una frontera porosa y una amnistía, la gente escucha», manifestó en Twitter el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell.
En su primer día de mandato, Biden adotó como medida el ablandamiento de las duras políticas migratorias de la era Trump e impulsó un proyecto de ley para dar vía a la ciudadanía a 11 millones de migrantes intalados en el país.
La situación generó la acusación de parte de sus detractores de promover la masiva llegada de centroamericanos sin permisos de asilo.
Sin embargo, en las últimas semanas, la Administración demócrata ha insistido en que la frontera “está cerrada” y pide a las personas abstenerse a viajar y hacer la solicitud desde sus países de origen.
Con informaciones de France 24.