(Goran Gajanin – Agencia Anadolu)
Alemania fue uno de los muchos países europeos que respiraron profundamente aliviados cuando Joe Biden derrotó a Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre de 2020.
Al ver a Europa como un enemigo, Trump hizo todo lo posible para dañar las relaciones de Estados Unidos con sus aliados europeos clave y a menudo apuntó a Alemania cuando la canciller Ángela Merkel enfrentó su ira.
El expresidente calificó abiertamente a Merkel de «estúpida» y arremetió contra Berlín no solo por su superávit comercial, sino también por negarse a impulsar su gasto militar y su cooperación energética cada vez más profunda con Rusia.
Por lo tanto, no fue una sorpresa que el Gobierno de Merkel acogiera con beneplácito la voluntad y disposición del presidente Biden para reconstruir las relaciones entre EEUU y Alemania.
De hecho, la victoria de Biden en las elecciones generó grandes esperanzas no solo en Berlín sino en todas las capitales europeas.
Tampoco faltaron grandes gestos como la participación de Biden en la cumbre virtual de la Unión Europea el mes pasado y sus cordiales palabras sobre valores e intereses comunes. El nuevo secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, un diplomático experimentado, llamó a Alemania «nuestro aliado más importante en Europa» y prometió consultar con Berlín sobre todos los asuntos polémicos.
LAS ESPERANZAS DE HACER LAS PACES SE DESVANECIERON DESDE EL PRINCIPIO
La administración Biden mostró desde el principio su firme disposición a arreglar sus relaciones con el Gobierno de Merkel al regresar al Acuerdo Climático de París y a la Organización Mundial de la Salud, a los cuales Trump había renunciado.
Además, Biden reafirmó el compromiso de su país con el Artículo 5 de la OTAN sobre defensa colectiva, sugiriendo que un ataque a un miembro de la alianza se considerará un ataque a todos los miembros; acordó extender el Nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (Nuevo START) con Rusia y expresó su disposición a volver al Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) sobre el programa nuclear de Irán.
Con todo esto, había muchas esperanzas de que Biden abriera un nuevo capítulo en las estrechas relaciones con Alemania, pero las diferencias cobran gran importancia en la esfera política.
NORD STREAM 2 ENCABEZA LA LISTA DE DIFERENCIAS
Una disputa importante sigue siendo el gasoducto Nord Stream 2, que corre bajo el Mar Báltico desde Rusia hasta Alemania, y se ha completado en un 95%.
Bajo intensa presión del Congreso, la administración Biden ha reiterado su oposición al gasoducto.
Blinken emitió un comunicado el mes pasado reafirmando la intención del Gobierno de cumplir con la legislación del Congreso que pide sanciones y advirtiendo que «cualquier entidad involucrada en el gasoducto Nord Stream 2 corre el riesgo de sufrir sanciones estadounidenses y deberá abandonar inmediatamente los trabajos en este».
El 23 de marzo, Blinken expresó una fuerte oposición al gasoducto en sus conversaciones con su homólogo alemán Heiko Maas.
Las políticas de línea dura de Washington hacia China y Rusia plantean otro dolor de cabeza para Berlín que puede resultar difícil para reparar las relaciones entre Estados Unidos y Alemania.
A medida que la administración Biden busca aplicar una política de endurecimiento para contener a China y Rusia de manera más efectiva, buscará apoyo en sus aliados europeos.
Mientras tanto, Berlín también está molesto por el hecho de que Estados Unidos no consultó a la parte alemana sobre sus planes de retirar las tropas de combate de Afganistán para mayo.
Ahora hay un profundo sentimiento de frustración en la capital alemana cuando se trata de sus expectativas políticas hacia la administración Biden.
FUNCIONARIOS ALEMANES CRITICAN LA ACTITUD ‘NEOCOLONIAL’ DE ESTADOS UNIDOS
El semanario alemán Der Spiegel, con sede en Hamburgo, citó a funcionarios del Gobierno alemán no identificados que acusaron al Gobierno de Biden de «comportamiento neocolonial», un atributo que anteriormente estaba reservado para el controvertido embajador de la administración Trump en Berlín, Richard Grenell.
Un alto diplomático alemán no identificado resumió el estado de las relaciones entre Estados Unidos y Alemania de la siguiente manera: «La luna de miel terminó antes de que haya comenzado».
Así también ve la situación el coordinador transatlántico del Gobierno alemán, Peter Beyer: «Esperábamos más del reinicio de la relación», lamentó.
La disputa sobre las vacunas en medio de la pandemia de coronavirus es casi un símbolo del mal estado de la relación entre Estados Unidos y Alemania.
Si bien el desastre de la vacunación en Alemania es principalmente doméstico, Estados Unidos tiene 30 millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca que probablemente el país nunca necesitará.
El fabricante británico-sueco solicitó durante bastante tiempo exportar lotes de vacunas a Europa, pero Biden se negó.
Para muchos alemanes, la administración Biden es simplemente una «versión más suave» del Gobierno de Trump, ya que solo su retórica parece ser menos hostil.
Mientras tanto, el Gobierno de Merkel es ahora cada vez más consciente del hecho de que reconstruir los lazos entre Estados Unidos y Alemania será mucho más difícil de lo que se había anticipado.
*Oliver Towfigh Nia, periodista germano-iraní, radicado en Berlín.
*Maria Paula Triviño contribuyó con la redacción de esta nota.
Artículo publicado en Agencia Anadolu.