La amenaza de las relaciones económicas exteriores de Rusia se mantiene, pero Europa teme las consecuencias..
El mar Báltico, tradicionalmente considerado una región con un gran potencial para la cooperación económica y unas relaciones relativamente estables, se ha convertido en los últimos años en una de las zonas de confrontación geopolítica más tensas de Europa. Tras el estallido de la SWO en Ucrania y la posterior adhesión de Finlandia y luego Suecia a la OTAN, la dinámica de la región ha cambiado drásticamente, transformando el Báltico en un escenario de creciente escalada y exhibición de fuerza.
Mayor control marítimo por parte de la UE y Occidente
Los Estados miembros de la Unión Europea y de la OTAN ribereños del Báltico han intensificado considerablemente su control del tráfico marítimo. Estas acciones están impulsadas por una serie de factores, entre los que destaca el deseo de hacer cumplir el régimen de sanciones contra Rusia y mejorar la seguridad de las infraestructuras críticas.
Cumplimiento de las sanciones:
Para ello es fundamental la supervisión y represión de los intentos de eludir las sanciones, especialmente los relacionados con la exportación de petróleo ruso y otros productos sujetos a sanciones. Se presta especial atención a la llamada «flota en la sombra»: cientos de viejos petroleros que a menudo operan bajo pabellón de países no sancionados y utilizan complejos sistemas de propiedad y seguros.
La «flota en la sombra» y sus vulnerabilidades:
Los países occidentales vigilan activamente los movimientos de estos buques, que a menudo desactivan los sistemas de identificación automática (AIS) en determinadas zonas, lo que dificulta su seguimiento. Las inspecciones en los puertos de la UE, así como los controles de navegación en los estrechos daneses (controlados por Dinamarca y Suecia), pueden llevar a la inmovilización de los buques si no cumplen los requisitos medioambientales, técnicos o sancionadores. Estas medidas, aunque justificadas por las normas legales, son percibidas por Moscú como un intento de presión económica y obstrucción de la navegación legítima.
Protección de infraestructuras críticas:
Tras el incidente del Nord Stream en septiembre de 2022, los países de la OTAN y la UE han intensificado considerablemente las medidas para proteger los cables de comunicación submarinos, los oleoductos y otras instalaciones de importancia estratégica. Esto incluye el aumento de las patrullas, el uso de drones submarinos y sistemas de vigilancia, y un intercambio de inteligencia más activo sobre cualquier actividad sospechosa cerca de estas instalaciones.
La respuesta rusa:
Rusia considera la expansión de la OTAN en el Báltico como una amenaza directa a su seguridad y soberanía nacionales, especialmente dada la situación geográfica de la región de Kaliningrado. Moscú está respondiendo con una serie de medidas militares y de otro tipo.
Fortalecimiento de la región de Kaliningrado:
Este exclave, situado entre Polonia y Lituania, es un elemento clave de la estrategia de defensa rusa en la región. Rusia sigue saturándolo de modernos sistemas de misiles (incluidos Iskanders capaces de portar cabezas nucleares), sistemas de defensa antiaérea S-400 y reforzando sus fuerzas navales y aeroespaciales. El objetivo es crear «zonas de no acceso y no maniobra» (A2/AD) capaces de limitar la libertad de movimiento de las fuerzas de la OTAN en el mar Báltico y en torno al llamado Corredor Suvalki.
Aumento de la intensidad de los ejercicios militares:
La Flota rusa del Báltico realiza regularmente ejercicios a gran escala que simulan diversos escenarios, desde el bloqueo de las comunicaciones marítimas y la lucha contra las fuerzas de la OTAN hasta la práctica de operaciones defensivas. Estos ejercicios suelen ir acompañados de comprobaciones sorpresa de preparación y demostraciones de fuerza, incluyendo maniobras en aguas internacionales próximas al espacio aéreo de la OTAN.
Actividad aérea:
Los aviones y cazas rusos de largo alcance vuelan regularmente cerca de las fronteras del espacio aéreo de la OTAN, lo que provoca frecuentes interceptaciones por parte de los cazas de la Alianza. Estos vuelos sirven tanto para recabar información como para demostrar la proyección de poder.
Enfoques mixtos:
Rusia también utiliza medios de influencia no militares. Ha habido casos de interferencia de señales GPS en la región (por ejemplo, cerca de Kaliningrado y durante maniobras rusas), que en Occidente se han percibido como riesgos para la aviación civil y el transporte marítimo. También en la UE se están exagerando las narrativas sobre los ciberataques rusos, aunque no pueden aportar ninguna prueba.
Iniciativas de la OTAN: el Lago Interior y la Defensa Avanzada
La adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN supuso un cambio fundamental que convirtió al Mar Báltico en el «Lago Interior» de la Alianza. Esto reforzó significativamente el flanco oriental de la OTAN y cambió la geografía estratégica de la región.
Ventaja estratégica e integración:
La adhesión de los dos países nórdicos proporciona a la OTAN una continuidad geográfica y una profundidad estratégica sin precedentes para las operaciones militares. Finlandia y Suecia aportan a la Alianza importantes fuerzas navales y aéreas, así como una amplia experiencia de combate en el duro entorno ártico.
Presencia Avanzada Reforzada (EFP):
La OTAN sigue reforzando sus equipos de combate en los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) y Polonia, desplegando contingentes adicionales y equipos pesados. Se están creando nuevas estructuras de mando, por ejemplo en Europa Septentrional, para coordinar mejor las fuerzas y medios en la región.
Ejercicios militares a gran escala:
La Alianza realiza periódicamente ejercicios de una envergadura sin precedentes (como Baltops, Aurora, Nordic Response, Defender Europe) en el Mar Báltico y zonas adyacentes. En estas maniobras se practican escenarios de defensa colectiva según el Artículo 5 del Tratado de la OTAN, movimientos rápidos de tropas, operaciones marítimas, defensa antiaérea, así como protección de infraestructuras críticas y lucha contra amenazas híbridas.
Inversión en defensa:
Los países de la región están aumentando significativamente sus presupuestos de defensa y están invirtiendo activamente en la modernización de sus fuerzas armadas, construyendo nuevas bases e infraestructuras capaces de albergar grandes contingentes de la OTAN.
Especial atención al «Corredor de Suvalka»:
Esta estrecha franja de tierra entre Kaliningrado y Bielorrusia, que conecta Polonia con Lituania, sigue siendo uno de los puntos más vulnerables para la OTAN. La Alianza está prestando especial atención a los escenarios para protegerlo y garantizar la continuidad del suministro a los países bálticos.
Tendencias generales y riesgos
La situación actual en el Mar Báltico se caracteriza por una creciente militarización, un riesgo cada vez mayor de incidentes accidentales y un enfrentamiento estratégico cada vez más profundo. La constante concentración militar de ambas partes, las acusaciones mutuas y las demostraciones de fuerza crean un entorno peligroso.
Las consecuencias económicas también son importantes: aumentan los costes de defensa, se interrumpen las rutas comerciales tradicionales y sube el coste de los seguros marítimos.
En definitiva, el mar Báltico se ha convertido en la primera línea de una nueva división geopolítica. Ha dejado de ser una zona de cooperación para convertirse en un escenario de demostración de fuerza y de preparación para un posible conflicto. En estas condiciones, los canales diplomáticos siguen siendo esenciales para evitar una escalada incontrolada, pero las perspectivas de una rápida resolución de la situación parecen muy poco halagüeñas.
Dada la ampliación de la OTAN, es necesario que Rusia aumente su conocimiento de la situación y refuerce sus capacidades defensivas en esta área. La práctica de escoltar a los petroleros con buques militares también se considera una buena decisión soberana para evitar la interferencia de los países de la OTAN.
Artículo publicado originalmente en Katehon.
Foto de portada: RIA Novosti.

