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AUKUS en crisis: Trump redefine el pacto anglosajón en el Indo-Pacífico

Por PIA Global*- El pacto militar AUKUS, concebido en 2021 como el instrumento central para contener el ascenso de China en el Indo-Pacífico, atraviesa su primera gran crisis estratégica desde su fundación.

Bajo la nueva orientación de la administración Trump, el acuerdo entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia podría ser profundamente modificado. La revisión —liderada por el Departamento de Defensa estadounidense— busca, según las palabras del nominado secretario adjunto de Defensa para Asuntos de Seguridad del Indo-Pacífico, John Noh, hacer que AUKUS sea “más sostenible”.

Pero detrás de esta frase diplomática se esconde algo más profundo: un cambio de paradigma en la política de alianzas de Washington y un golpe a la cohesión del bloque anglosajón.

Durante su audiencia de confirmación ante el Comité de Servicios Armados del Senado, John Noh dejó entrever un viraje claro: la administración Trump no pretende seguir el camino expansivo de la era Biden.

“El Departamento está llevando a cabo una revisión de AUKUS para asegurarse de que esté completamente alineado con la política exterior de ‘Estados Unidos primero’ del presidente Trump”, afirmó.

El objetivo, según Noh, es “fortalecer el Pilar 1” —la parte del acuerdo que implica la transferencia de submarinos nucleares a Australia— pero hacerlo de manera que no sobrecargue la base industrial estadounidense. Este punto ha generado un intenso debate en Washington, ya que los astilleros norteamericanos no dan abasto ni siquiera para cubrir las necesidades de su propia Armada, mucho menos para producir los submarinos prometidos a Canberra.

La idea de un AUKUS “más sostenible” implica que Estados Unidos podría reducir o aplazar su compromiso con Australia en materia de transferencia tecnológica y entrega de submarinos de la clase Virginia. De hecho, dentro del Pentágono crece el consenso de que el pacto, tal como fue concebido, no es viable sin debilitar la capacidad naval estadounidense.

Australia: de socio privilegiado a aliado desconcertado

El cambio de orientación en Washington ha generado alarma en Canberra. El presidente del Comité de Servicios Armados, el republicano Roger Wicker, calificó la revisión como “una sorpresa angustiosa para nuestro firme aliado Australia”. En palabras diplomáticas, fue una reprimenda abierta al Departamento de Defensa.

Australia se encuentra ahora en una posición de vulnerabilidad estratégica: invirtió capital político, económico y militar en un acuerdo que podría no cumplirse en los términos iniciales. El país oceánico renunció a la compra de submarinos convencionales franceses y apostó todo a una cooperación nuclear militar con Washington y Londres, que ahora parece tambalearse.

El primer ministro australiano, Anthony Albanese, podría verse ante un dilema: continuar dependiendo de una alianza cada vez más inestable o explorar vías alternativas de autonomía estratégica, incluso reequilibrando su relación con China, su principal socio comercial.

El AUKUS bajo Trump: menos globalismo, más contención limitada

El discurso de Noh refleja el retorno del realismo trumpista, que prioriza los intereses directos de Estados Unidos por encima de los compromisos multilaterales. En esa línea, el Pentágono bajo Trump busca que los aliados “paguen su parte”, una filosofía que ahora se extiende a todos los escenarios de tensión con China, incluyendo Taiwán.

“Necesitamos asegurarnos de que nuestros aliados y socios en la región estén haciendo más, gastando más y haciendo su parte”, declaró Noh.

Esa presión ya se tradujo en exigencias hacia Taiwán, Japón y Corea del Sur, a los que Washington pide incrementar drásticamente su gasto militar. En el caso de Taiwán, Trump incluso pausó 400 millones de dólares en ayuda militar, argumentando que la isla debía financiar su propia defensa.

Detrás de esta lógica está la idea de “contención descentralizada”: Estados Unidos busca mantener su liderazgo estratégico, pero trasladando los costos económicos y humanos de la confrontación con China a sus aliados.

El Reino Unido y el límite de la “alianza global”

Londres, que esperaba reforzar su presencia post-Brexit en Asia con el AUKUS, también podría verse afectado por esta revisión. El Pilar 2 del pacto —centrado en el desarrollo conjunto de tecnologías avanzadas, inteligencia artificial, ciberseguridad y guerra submarina— podría quedar en suspenso si Washington decide reducir su inversión tecnológica compartida.

Para el Reino Unido, que atraviesa una crisis económica y política interna, mantener el compromiso financiero que exige AUKUS resulta cada vez más costoso y políticamente impopular.

En este escenario, el supuesto “bloque anglosajón indivisible” empieza a mostrar fisuras profundas: Estados Unidos antepone su industria y su agenda nacionalista, mientras Australia y Reino Unido asumen los costos de una alianza que beneficia casi exclusivamente a Washington.

China observa y gana terreno

Desde Pekín, el cambio es percibido como una victoria diplomática indirecta. La embajada china en Canberra ya había descrito a AUKUS como “una amenaza para la estabilidad regional”, pero ahora el propio pacto parece autolimitarse.

La desaceleración del programa de submarinos nucleares, la falta de consenso sobre los plazos y la creciente fatiga financiera de los socios occidentales reducen la presión estratégica sobre China en el Indo-Pacífico.

Mientras tanto, Pekín avanza con sus proyectos de seguridad marítima y cooperación económica en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, fortaleciendo vínculos con Indonesia, Filipinas y Malasia.

Paradójicamente, la revisión de AUKUS podría acelerar la multipolaridad en la región, pues países del sudeste asiático comienzan a ver a Rusia y China como actores más confiables y menos intervencionistas que las potencias occidentales.

El Indo-Pacífico ante un nuevo tablero geopolítico

La revisión del pacto AUKUS no es un simple ajuste técnico: representa un quiebre en la arquitectura de poder anglosajona en el Indo-Pacífico. La estrategia de “Estados Unidos primero” erosiona la confianza de sus aliados y deja claro que Washington ya no está dispuesto a financiar una contención ilimitada contra China.

Australia, que se había convertido en la punta de lanza del expansionismo occidental en el Pacífico Sur, podría verse obligada a redefinir su papel, y el Reino Unido, sumido en su propio declive, carece de la capacidad para mantener el peso militar y financiero del acuerdo.

A largo plazo, este “AUKUS sostenible” anunciado por Trump podría marcar el inicio del fin del sueño de una OTAN del Pacífico, dejando el camino libre para que Rusia y China consoliden su influencia regional en un entorno cada vez más fragmentado.

El rediseño del AUKUS es una señal inequívoca de que el orden unipolar está agotado incluso dentro del propio bloque occidental. Lo que nació como un pacto para frenar a China podría terminar revelando las contradicciones internas del atlantismo.

Trump busca eficiencia, no expansión; rentabilidad, no hegemonía global. Esa lógica empresarial aplicada a la geopolítica rompe con décadas de alianzas automáticas, obligando a los socios de Washington a escoger entre su dependencia o su soberanía.

En ese juego, el Pacífico se convierte una vez más en el escenario del reajuste del poder mundial: un mar donde el “AUKUS sostenible” podría ser, en realidad, el preludio de un AUKUS disuelto.

*Foto de la portada: BBC

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