Colaboraciones Nuestra América

Atilio Boron entrevista a Hugo Moldiz: «Sería terrible el retorno de una derecha, cada día más brutal y enfurecida»

PIA Global comparte con sus lectores la entrevista realizada por el sociólogo y politólogo Atilio Boron al abogado, periodista y político boliviano Hugo Moldiz ex ministro de Gobierno (Interior) durante el gobierno de Evo Morales realizada en la ciudad de México el 28 de septiembre de 2024.

Atilio Boron – Bueno, estamos con Hugo Moldiz, conocido politólogo, periodista, hombre de ideas, ha sido ministro del Gobierno (Interior) durante el gobierno de Evo Morales y bueno, lo hemos convocado para conversar en el programa Diálogo Internacional que transmitimos por Radio Madre sobre la actualidad política boliviana que tantas preocupaciones está causando por la fractura en el MAS y las posibilidades de una victoria de la derecha retornando triunfalmente y con ánimos de venganza en las próximas elecciones. ¿Cómo ves la situación?

Hugo Moldiz – Bueno, en el libro que publiqué sobre el golpe de Estado (en marzo de 2020 y en condiciones de asilado en la embajada de México en Bolivia), que me honraste al hacer su prólogo, casi en la parte final lanzó una hipótesis a partir del concepto de la autonomía relativa del Estado, explicada desde una concepción marxista, y digo más o menos lo siguiente: “el tiempo dirá si el proceso de cambio fue un paréntesis en la larga historia de dominación colonial y capitalista de Bolivia o si más bien el golpe de Estado sólo fue un paréntesis  del proceso de cambio iniciado en el año 2000 con la guerra del agua y luego expresado en 2005 con la victoria de Evo Morales, la primera en términos electorales”.

Varios años después, tengo la sensación de que es lo primero, lamentablemente. Para entender eso hay que hacer una separación entre lo que es gobierno y lo que es proceso de cambio. La actual situación boliviana nos conduce a pensar que el proceso de cambio fue un paréntesis en la larga historia de dominación, explotación imperial y colonial de Bolivia.

Recuperamos el gobierno en 2020, en una hazaña política que podría decirse no tiene parangón en la historia latinoamericana, pero eso, recuperamos el gobierno, pero no se pudo recuperar el proceso de cambio que -y nuevamente vuelvo al libro que me prologaste-, ingresó en su ocaso poco antes del golpe de Estado de 2019. La única posibilidad de recuperar el proceso de cambio era con una articulación entre el gobierno que habíamos recuperado, el sujeto histórico colectivo empoderado y su articulación con la dirección política del país hasta ese momento encabezada por Evo Morales.

Nada de eso sucedió, nada de eso, los movimientos sociales fueron, no sólo retornando a sus intereses particulares corporativos, sino que con el tiempo se fueron fragmentando.

El gobierno de Luis Arce se vio acorralado por un lado con movimientos sociales fragmentados y débiles, y al frente una disputa, primero simbólica, sobre quién mandaba en Bolivia, si era el presidente o el jefe del partido político, en este caso Evo Morales. Esa disputa simbólica y ahora material y también jurídica fue creciendo hasta tal punto que hoy prácticamente podríamos decir que ha llegado a un punto de no retorno, aunque siempre uno mantiene la esperanza que, avizorando quien es el enemigo, que va a triunfar en las próximas elecciones si no hay una recomposición en las filas populares, se logre algún tipo de unidad.

Una de las causas más importantes de esta crisis política es una temprana electoralización a la que condujo Evo Morales, al afirmar que el candidato el año 2025 soy yo, “a las buenas o a las malas”. Esto ha tenido como consecuencia una serie de obstáculos a la gestión del presidente Arce, pues dividió lealtades entre quienes, desde dentro y fuera del aparato estatal, ya hacían loas por el expresidente para su candidatura al 2025 y, por otro lado, a los que se alinearon con Luís Arce y la gestión.

Es decir, provocó esa consecuencia, delicada para la gestión y la estabilidad política. En ninguna parte del mundo un partido designa un candidato tres o cuatro años antes, por sus efectos prácticos. Por lo tanto, yo diría que el objetivo estratégico del golpe de 2019, nuevamente regreso a lo señalado en el libro a manera de hipótesis, se cumplió. Ya no está Añez en el gobierno, la derrotamos por la fuerza de los movimientos sociales y el triunfo electoral de 2020. Luis Arce metió preso a Camacho (líder del golpe de estado), a Jeaninne Añez (presidente de facto) y otros militares y policías, pero el objetivo histórico de evitar la continuidad del proceso de cambios, que para mí era lo más importante, se ha cumplido.

Atilio Boron – Y esa es la nota muy, muy preocupante, claramente hemos visto acá, estamos haciendo esta nota desde México en el marco del seminario del Partido del Trabajo, y hemos visto que había iniciativas en muchas organizaciones políticas tratando de acercar las posiciones dentro de la izquierda en Bolivia, porque estamos todos muy preocupados con el retorno de una derecha, tal como la hemos visto en el golpe, es sanguinaria, brutal. ¿Son dos proyectos en pugna lo que hay, son ambiciones personales que están metiéndose en el medio o lo que vos decís que es más pesimista, es el agotamiento de un proceso y la vuelta a una normalidad de dominación colonial, digamos, de las masas campesinas y populares en Bolivia?

Hugo Moldiz –  Sí, yo creo que hay un agotamiento que no se lo supo leer en su momento y que data más o menos del año 2014. No supimos ver las luces de peligro y desde dentro del proceso. Al modelo hay que hacerle reajustes y hoy más que nunca, ya que el mundo es uno antes de la pandemia y otro después. Yo creo que ahí hay un agotamiento que la derecha lo utiliza, para decir que el MAS y los movimientos sociales, ya no son una respuesta para el país, y la respuesta que la derecha plantea no sólo es volver al neoliberalismo, que no sería nada nuevo, sino más bien de llevar adelante un ultra neoliberalismo, que hoy amenaza a América Latina y el Caribe. Estamos hablando de un proyecto fascistoide, despojado de algunos resabios liberales.

Atilio Boron – Claro, al estilo de lo que hizo o está haciendo Milei en la Argentina.

Hugo Moldiz – Exactamente, exactamente, eso es lo que nos amenaza, eso es grave, gravísimo, porque se va a destruir el Estado plurinacional, se va a destruir todas las conquistas sociales y económicas que se construyeron mal que mal durante todo este proceso de cambios, y quizás ahí uno tiene la esperanza de que ese peligro haga reflexionar a los actores. Detrás de la guerra interna en Bolivia está EEUU y su estrategia de la implosión como parte de la Guerra Híbrida.

Atilio Boron – Ahora bien, tú decías hay diferencias ideológicas.

Hugo Moldiz – Sí, porque el instrumento político no tiene una sola ideología, marxista por decirte, o una sola ideología catarista o indianista, no. La virtud del instrumento político es haber sido el espacio de convergencia de los proyectos emancipadores dada la heterogeneidad que hay en Bolivia y tú como gran intelectual conoces que Bolivia es una formación abigarrada como sostenía en pensador boliviano René Zavaleta. Claro, el Instrumento Político logró la convergencia de todos esos proyectos emancipadores desde una perspectiva antimperialista, anticolonialista y antineoliberal. Cada quien se aproximó de distinta manera a ese proyecto del Proceso de Cambio, unos desde el marxismo, otros desde el nacionalismo. En fin, esas diferencias ideológicas son al mismo tiempo una unidad, o sea, la construcción de lo nacional-popular, diverso y plural en toda su complejidad.

Atilio Boron – Así lo vemos en otros movimientos nacional populares por supuesto también. O sea, no es un rasgo único de Bolivia, pero sí que en Bolivia se da de un modo más acentuado por algo que quiero acotar a lo que vos decís y es la extraordinaria fuerza de la identidad comunal que hay en Bolivia. Digamos, muy especialmente entre los pueblos originarios, los pueblos campesinos; a mí me ha llamado la atención cómo ellos tienen esa identidad tan férrea, tan marcada y tan militante, ¿verdad? 

Hugo Moldiz –  Correcto. Entonces dentro de lo nacional-popular, diverso y plural, hay posiciones políticas que hoy son distintas y peligrosamente antagónicas. Tú, como viejo conocedor del marxismo, sabes que hay momentos en que ideológicamente se piensa lo mismo, pero políticamente se está en posiciones distintas. Bueno, eso es lo que está pasando, al interior del campo popular boliviano, entre el gobierno de Arce y lo que yo llamo el nacionalismo conservador de Evo Morales.

Atilio Boron – Dime, ¿esa diferencia es por cuestiones de ego, de personalidades, de liderazgo, de caudillismo como diría “nuestro amigo” Vargas Llosa u obedece a proyectos distintos al interior del campo nacional popular?

Hugo Moldiz – Yo diría que hay un poco de todo. Veo a Luis Arce un poco más principista por su origen marxista, aunque a veces esa rigidez le da poca capacidad de maniobra, como el hecho, por ejemplo y que le critican, incluyendo la facción de Evo, de reunirse recién con los empresarios. Al otro lado está un Evo Morales mucho más pragmático y menos riguroso en términos principistas. Ahora, ¿eso los hace antagónicos? Yo creo que no, creo que no. Yo creo que en este caso juega más dos cosas: el caudillismo y la temprana obsesión de querer volver al gobierno de parte del expresidente Evo Morales.

Atilio Boron – Lo que me sorprende es que no se hable mucho de las capas medias en Bolivia, sí se habla de los pueblos originarios, de los movimientos campesinos. Pero, ¿qué pasó con esas capas medias que durante los catorce años del gobierno de Evo Morales tuvieron un ascenso impresionante o las capas populares que fueron beneficiadas por algunas de las políticas y que hoy en día están como invisibilizadas en muchos análisis? ¿O están como indiferentes porque no las veo movilizadas, sí veo movilizado al pueblo, esa es la impresión, pero capas medias, digamos no las noto, tal vez sea la miopía mía mirándola desde Buenos Aires o desde la ciudad de México ahora? ¿Cómo lo ves tú?

Hugo Moldiz – No te equivocas. En 2019 yo me impresioné cuando la renuncia de Evo. Las capas medias salieron a las calles con banderas como si Bolivia hubiera clasificado al mundial de fútbol. Se ve que esas clases medias se contuvieron, se beneficiaron del gobierno claro, pero a la vez se contuvieron años en su rechazo a lo nacional-popular. Las fracciones de clase de esta pequeña burguesía no fueron afectadas económicamente, de hecho, más bien mejoraron su situación, pero simbólicamente no se sintieron parte del poder, sintieron que los obreros, los campesinos, los indios, ese pueblo andrajoso como se dice, los desplazó del poder político y simbólico. Entonces en 2019 sintieron que les había llegado la hora de volver y hoy están de nuevo, pienso mayoritariamente, en contra de un proyecto nacional-popular y están viendo de apoyar alternativas de derecha fascistoide. Todavía queda un pequeño sector de capas medias que pudiera adherirse nuevamente a un proyecto político alternativo al capitalismo y al neoliberalismo, y en este caso el que sintetiza hoy el MAS dividido. El peligro es que, si esas clases medias ven a un MAS dividido, con dos candidaturas, no se van a plegar a uno u otro; para nada, ellos se van a ir en otra dirección.

Entonces es una razón más por las que Lucho y Evo están obligados a dialogar y a encontrar la manera más inimaginable quizás en este momento para resolver esas contradicciones.

Atilio Boron – Claro, porque además la responsabilidad histórica que caería sobre ellos al no dialogar y al no impedir este resurgimiento de este fascismo racista, bueno, lo que hemos conocido en la historia boliviana es impresionante y es tanto más doloroso. Es impresionante Hugo; cuando uno piensa lo que hizo Bolivia, somos testigos, fue realmente una proeza lo que se hizo desde el 2005 en adelante, una proeza histórica extraordinaria de Bolivia, por favor hay que recordar lo que era Bolivia antes de Evo y lo que fue Bolivia en esa transformación del gobierno y de los movimientos sociales. Y la otra proeza fue que el único país latinoamericano que en un año y un poquito después de un golpe recupera el gobierno; tirar eso por la borda es imperdonable, es imperdonable totalmente.

Hugo Moldiz –  Evo tuvo al principio del proceso la virtud de sintonizar con las masas que, con su lucha, habían elaborado el programa en octubre del año 2003 y echar a Sánchez de Lozada. Y esa agenda de octubre era: nacionalización de los hidrocarburos, abrogación del neoliberalismo, Asamblea Constituyente, recuperación de los recursos naturales, etcétera. Ahí vemos a un Evo Morales que agarra el programa elaborado por las masas, lo que me hace recordar a Marx cuando decía más vale un paso práctico en la vida que cientos de programas perfectamente elaborados. Evo agarra ese programa y lo lleva adelante con una valentía y con una firmeza extraordinaria. Ese es el Evo que todos queríamos que continúe existiendo, pero que ya no hay. Después, sabes mi lectura crítica sobre lo que ha pasado en Bolivia, en fin, sobre un Evo Morales que a mi juicio va abandonando esas posiciones. Tener a un gobierno popular bloqueado desde la Asamblea Legislativa Plurinacional al no aprobarle leyes económicas que el país necesita y llevar adelante un plan para acortar el mandato de Luis Arce, no es ciertamente el Evo que queremos.

Pero bueno, yo creo que hay razones para volverse a preguntar si el proceso de cambio es o fue la ruptura irreversible con esos años de dominación imperial y colonial, o simplemente habrá quedado como un paréntesis para el retorno de lo viejo que conocemos; bueno, no sé.

Atilio Boron – ¿Quisieras agregar algo más? 

Hugo Moldiz – Primero, pedirles disculpas a todos y todas los argentinos y argentinas por los términos en que nosotros estamos peleando en Bolivia. Está bien tener contradicciones, pero estamos llegando a un nivel en el que ya se cruza lo político y se ingresa a lo personal, y creo que por eso tenemos que pedirle disculpas no solamente a los argentinos sino a la izquierda y al progresismo, a lo popular en el mundo. Y la mejor manera de aportar a esto Atilio es trabajando por la unidad, trabajando por el diálogo y yo quiero expresar agradecimiento por las innumerables iniciativas que se han dado para acercar a ambas partes desde distintos niveles. Hay que reconocer los aportes de grandes intelectuales como tú, que en estos días han percibido y visto las diferencias que duelen en el alma, pero que al mismo tiempo han observado que hay la voluntad política de acercarnos.

Atilio Boron – Bueno pues ojalá que esto madure, prospere, y que Bolivia pueda re-encontrar su camino. Sería terrible el retorno de una derecha, cada día más brutal y enfurecida. Yo todavía estoy impresionado por la ferocidad del odio y racismo de esa derecha; recuerdo a esa señora de pollera que le tiraron pintura en la cabeza, en los pelos, la ataron, la querían quemar viva, ¿no es cierto?, y yo me temo que un retorno del fascismo en Bolivia hoy sería más violento aún que esas imágenes estremecedoras que vimos nosotros durante el golpe. Así que todos los esfuerzos que podamos hacer y la ayuda que podamos brindar desde acá tanto a Evo como a Lucho para evitar tan fatal desenlace están garantizadas. Saben que pueden contar con nosotros.

Hugo Moldiz –  Muchas gracias a ti, un saludo a todos y a todas.

Entrevista completa:

Entrevista de ATILIO BORON a HUGO MOLDIZ en DIÁLOGO INTERNACIONAL

Esta entrevista ha sido realizada para el programa «Diálogo Internacional» que se transmite en la Radio de las Madres de Plaza de Mayo
#AM530 #SomosRadio

Foto de portada: EFE

Primer Comentario

Dejar Comentario