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Argentina y Chile: detras de escena de los desalojos a los Mapuches

Escrito Por Lucia Dallavia

Por Lucia Dallavía – Las comunidades ancestrales mapuches de Argentina y Chile se encuentran inmersas en un entramado invisible que da cuenta de los negocios, acuerdos y tratados que los gobiernos de turno están realizando con los capitales privados, empresas multinacionales, magnates y políticos que se reservan el derecho de desalojo y represión a quién atente contra los intereses de los grandes capitales y holding de empresas.

Hoy la comunidad Lafken Winkul Mapu, que fue la comunidad desalojada por orden de la Jueza Domínguez a principio de octubre en Argentina, es un caso que dejo en evidencia una operación invisible llevada a cabo por Chile y Argentina contra las comunidades ancestrales de la zona, que vienen luchando contra los desalojos de sus territorios y haciendo frente a represiones y ataques violentos por parte de grandes capitales extranjeros, y el mismo gobierno de turno cómplice de este entramado.

En este caso la comunidad Lafken Winkul Mapu fue desalojada violentamente de las siete hectáreas que habían recuperado en el año 2017 en la zona de Rio Negro, Argentina. El interés sobre las tierras de la comunidad estaban por parte del Obispado de San Isidro, Parques Nacionales y otros privados. En esa zona llamada Villa Mascardi hay intereses empresarios privados Qataries, además de grandes empresas en las que operan magnates como Lewis y Benetton.

Este desalojo según las fuentes consultadas, que estuvieron en el momento de la represión, fueron parte de un desalojo forzoso, operado por un Comando unificado que se armó por una resolución del Ministerio de Seguridad de la Nación Argentina a cargo de Aníbal Fernández. El artículo 1 de una «resolución express» ejecutada por el Ministerio de Seguridad de la Nación se lee:

“Créase el COMANDO UNIFICADO DE SEGURIDAD ZONA VILLA MASCARDI, destinado a la gestión y coordinación interfuerzas de actividades preventivas del delito en la localidad de Villa Mascardi, Bariloche, Provincia de Río Negro, comando que en su rol de auxiliar de los órganos del sistema de administración de justicia, y bajo la coordinación de la SECRETARÍA DE SEGURIDAD Y POLÍTICA CRIMINAL, prestará colaboración en las diligencias que pudieran llegar a disponerse judicialmente, a efectos del aseguramiento de las personas y los bienes de la localidad”.

El comando unificado está integrado por las fuerzas federales:  PSA, Gendarmería y Policía Federal. También las fuerzas provinciales, también el COER, el Cuerpo de Operaciones Especiales y Rescate y la Policía de Río Negro. Ambos dependientes del Ministerio de Seguridad y Justicia de la Provincia de Río Negro cuya ministra es Betiana Minor.

En el marco de ese desalojo en Lafken Winkul Mapu, al día de hoy hay cuatro mujeres detenidas que habían sido trasladades 2000 km de sus tierras, vulnerando todos sus derechos, dos detenidas en Bariloche en la PCA y una mujer en el Hospital Ramon Carrillo cursando un embarazo de cuarenta semanas. Los procesos judiciales que estas mujeres padecieron fueron según organismos de Derechos Humanos, “completamente injustos” ya que los expedientes estaban bajo secreto de sumario, es decir que no se sabía de qué se las acusaba. Al mismo tiempo denuncian que estuvieron incomunicadas hasta el 7/10 que pudieron levantar esa incomunicación.

A raíz de estas detenciones y de presentar su descontento por el accionar estatal del que era parte, la Ministra de Genero y Diversidad de la Nación Argentina, Elizabeth Gómez Alcorta, presentó su renuncia alegando que “los hechos de público conocimiento desatados en Villa Mascardi por el desalojo ordenado contra la comunidad Lafken Winkul Mapu, en el que se produjeron detenciones de mujeres y niños con participación de fuerzas federales, me resultan incompatibles con los valores que defiendo como proyecto político”, argumentó Gómez Alcorta.

Tanto los gobiernos de Chile como el de Argentina comienzan a tener un mismo modo de obrar para tratar estos conflictos mediante el uso de la represión y el desalojo violento en tierras fiscales, que fueron apropiadas por el Estado luego de la llamada «Conquista del Desierto», o bien tomadas por grandes capitales extranjeros con concesiones fantasmas, faltas de papeles, que se adjudican el territorio para fines comerciales y de explotación de bienes comunes. Grandes latifundios pertenecientes a magnates privados.

En esta nota pusimos en dialogo a dos periodistas mapuches que estudian su lugar, su tierra y deciden abordar tematicas silenciadas sobre las grandes concesiones. En este caso ponemos en común la palabra de Maiten Cañicul, mapuche oriunda de la zona de Neuquén, Argentina. Periodista y docente mapuche que nos acerca en profundidad cuál es el origen de este conflicto y porqué hoy desde la perspectiva de los pueblos originarios esto se desencadena en el desalojo y la represión por parte de los Estados de Argentina y Chile, y comienza a verse una maniobra en conjunto entre gobiernos, empresas y medios de comunicación.

Si esto sigue así hablaríamos de que Argentina está copiando una forma de resolver o intentar resolver conflictos que Chile ya viene aplicando. Y que el resultado de esa forma represiva, de criminalización, violencia y prisión política lleva hoy en la zona de Chile a más de una decena de comuneros y comuneras mapuches asesinados producto de la represión policial orquestada por el Estado.

En este caso podemos ver cuál es la relación entre la permanencia del Comando Unificado Patagónico, la intervención y participación que está desempeñando Aníbal Fernández, ministro de Seguridad argentino en el sur del país y el porqué del viaje del fiscal general argentino de la provincia de Neuquén Ignacio Gerez a Chile, para desarrollar una estrategia jurídico – militar entre ambos países para combatir al «terrorismo mapuche»

¿Qué rol desempeñan por tanto los Estados Nacionales, los gobiernos provinciales y el poder jurídico, el capital extractivo, la institución policial y los medios de comunicación (locales y nacionales) que comienzan a generar un discurso en donde las comunidades ancestrales de esos países son vistas como terroristas y violentos?

¿Cómo una persona va a querer reconocerse mapuche, ante un escenario social donde se muestra a través de cámaras como se arrea, desaloja, expulsa, arresta y encierra a personas, por el sólo hecho de reconocerse parte de un pueblo ancestral?

En este sentido Maiten Cañicul refiere “El pueblo nación mapuche es un pueblo preexistente a los Estados Nación de Chile y Argentina, luego de lo que Argentina llamo la “Campaña al Desierto” y Chile la “Pacificación de la Araucanía” es un pueblo que paso de tener muchísimos habitantes en un territorio muy amplio al que nosotros, los mapuches, llamamos Wallmapu. Wallmapu es un territorio que se extiende de mar a mar, de Océano Pacifico a Océano Atlántico, y del sur de lo que ahora es San Luis hasta Chubut, Argentina. Luego de estas dos campañas colonizadores de los Estados de Chile y Argentina todo ese amplio territorio se redujo a lo que se llamaron “reducciones indígenas” o “reservas indígenas”. En ese sentido lo que ha sucedido en muchos lugares es que muchas familias mapuches ni siquiera quedaron en reducciones, sino que fueron migrando a las ciudades que se fueron conformando. Esto da cuenta de la cantidad de población mapuche en las ciudades de la Provincia de Neuquén, Rio Negro y de Chubut”.

Mapa del Wallmapu – Territorio que habitaban los mapuches (Fuente: pbs.twimg.com)

Lo que Chile viene haciendo hace muchos años en contra del pueblo mapuche es la criminalización, la militarización de los territorios y apresar comuneros y comuneras bajo la ley antiterrorista, que en el caso de Argentina no se había tenido tal escalada de violencia física contra las comunidades, hasta estos últimos 15 años.

Se están violando todos los Derechos Humanos, todos los convenios internacionales, los derechos de los pueblos indígenas, derecho también al parto respetado según la cosmovisión mapuche, los derechos de las niñeces. Esto Argentina nunca lo había llevado adelante de esta manera y tan impunemente, por eso es muy grave lo que está sucediendo

En Argentina el asesinato por el Estado de Rafael Nahuel, joven mapuche, justamente se dio en el marco de la represión a esta misma comunidad que es Lafken Winkul Mapu, comunidad que por estos días aún esta sitiada por el comando de fuerzas especiales nacionales de Argentina, que denuncian practicas criminales en territorio nacional, al igual que algunas comunidades mapuches en Chile en donde se ha militarizado la zona de manera permanente.

Este último acontecimiento represivo contra las comunidades mapuches en Argentina, va de la mano con la ola represiva que vive la comunidad mapuche del otro lado de la cordillera en Chile, quien el 10 de octubre pasado sufrió una violenta represión en una manifestación por las presas y presos políticos mapuches de su país.

¿Quienes están detrás de los intereses de estos territorios?

En contacto con el periodista Gustavo Figueroa, investigador, docente y periodista mapuche de Argentina, accedimos a algunas de sus investigaciones relacionadas a los grandes conglomerados de empresas que actúan en la Patagonia Argentina y en Chile, y que paradójicamente se vinculan a los territorios en donde se están desalojando a las comunidades.  

Al parecer los que siempre están en el territorio deteniendo las usurpaciones que realizan los capitales privados sobre cuencas, lagos y tierras son las propias comunidades mapuches que luego el Estado y parte de la sociedad amedrenta, violenta y hostiga como terroristas, ya que cabe resaltar la gran adhesión que tiene la sociedad al discurso del “indio violento”, “mapuche terrorista” etc.   

Siguiendo las investigaciones encontramos que las causas de estos desalojos se entremezclan con un entramado político, económico, cultural y militar. Si se revisa detenidamente cada uno de los boletines oficiales que benefician a las grandes empresas, multinacionales, capitales privados y el propio Estado, y se los vincula con los mercados y explotación de los bienes y recursos naturales tanto de Argentina como Chile, podemos ver la red, aun colonial, que se sumerge invisible en nuestra sociedad.  

Los boletines refieren: “Adquisición, venta y/o permuta de bienes inmuebles; urbanos o rurales; compra, venta de terrenos y su subdivisión, fraccionamiento de tierras, urbanizaciones, con fines de explotación, renta o enajenación, inclusive por el régimen de propiedad horizontal, venta al contado o financiación propia y/o de terceros, así como loteos, complejos deportivos, turísticos y/u hoteleros”.

Un ejemplo de estas grandes familias que poseen grandes extensiones de tierras en la Argentina son la familia Benetton y la familia Rocco dueños de uno de los Holding de empresa más grandes del país que, desde la década de los noventa hasta la actualidad, se los vincula con los «bosques de pinos» que cubren ciudades como Aluminé, Junín de los Andes, San Martín de los Andes, Villa la Angostura, Bariloche y El Bolsón (la ruta de los siete Lagos, donde se están llevando a cabo los desalojos progresivamente). En este entramado de empresas es donde se puede ver la relación que persiste entre el pino implantado, las tierras fiscales que se adjudicó el Estado Nacional durante la Campaña Expedicionaria al Desierto y el despojo territorial ejercido sobre los pueblo mapuche – tehuelche.

Estos datos oficiales que se pueden comprobar en los Boletines Oficiales de esos años adjudican por cifras incipientes concesiones de tierras para explotación de casi 100 años. Tal es el caso de la familia Rocco confirmando la creación de la sociedad “Forestar – Ganadera – Sociedad de Responsabilidad Limitada”, en donde, con un capital de 12 mil pesos, se adjudican la explotación durante 90 años, por cuenta propia y/o de terceros en El Bolsón, localidad de Rio Negro Argentina cercana a lo que está sucediendo en Villa Mascardi, Bariloche con la comunidad Lafken Winkul Mapu.

La última noticia de Chile referida al tema es de principios de octubre cuando el actual presidente de Chile Gabriel Boric dio vía libre a la aprobación y ratificación del país al tratado de libre comercio de Asia-Pacífico quién recibió 27 votos a favor, 10 en contra y 1 abstención. Este tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífica (TPP11), después de cuatro años de tramitación, ratifica la incorporación del país al acuerdo comercial con la región de Asia-Pacífico que en principio abarcaría a 11 países: Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Malasia, México, Japón, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.

Una de las repercusiones más relevantes de su aprobación se relaciona con la obligación que contrae el Estado chileno a someterse a las decisiones de entidades de arbitraje internacional, donde pueden recurrir empresarios (inversores) que consideren a sus inversiones afectadas por una situación dependiente del Estado del territorio donde opera.

Comunicado oficial del CUT frente a la aprobación del TPP11

Estos hechos aparentemente aislados dan forma a un gran entramado invisible de injerencismo en los territorios. Tanto el poder político, económico, cultural y militar hoy marca una agenda que va en detrimento de la soberanía de los pueblos de Nuestra América. La recolonización e injerencia del imperialismo en nuestras tierras hoy se disfraza con nuevas vestiduras orquestadas por los grandes medios de comunicación y conglomerados de empresas que manejan sus intereses desde un nuevo lugar en donde buscan desestabilizar a la sociedad civil y ponernos en contra unos contra otros.

Ayudados por los gobiernos de turno que disfrazados de progresismos populares atentan contra la vida, los recursos naturales y el poco capital cultural, espiritual y ancestral que hoy sostienen las comunidades mapuches de Argentina y Chile, que son parte ineludible de nuestra historia que nos han ocultado e invisibilizado.

Mientras el calendario del Pueblo Nación Mapuche marca ya el año 12.489, reconociéndose por su color de piel, los ojos achinados y las palabras en mapudungun (lengua mapuche), la Historia Oficial argentina y chilena intenta, con múltiples recursos, demonizar a los mapuches y mostrarlos como bandidos. Cabe pensar desde que lugar analizamos la historia y que características identitarias tenemos en cuenta.

Que entramado radica como pantalla de televisión a los desalojos sostenidos de extensiones de tierra ancestrales que los mapuches sostienen, como las siete hectáreas que la comunidad de Lafken Winkul Mapu lucha por sostener para mantener su modalidad de vida y cosmovisión, o bien el ejemplo de la comunidad mapuche de Mariquina (Región de Los Ríos en Chile), que logró que la justicia reconociera su propiedad del Fundo Tres Cruces, donde Forestal Arauco estuvo haciendo ocupación durante 30 años para explotación de plantaciones de monocultivo forestal.

Para finalizar Gustavo Figueroa nos comparte una reflexión sobre la identidad mapuche “Si los habitantes de la Argentina que habitan las provincias de Neuquén, Río Negro, Chubut, Buenos Aires, La Pampa, Mendoza no se preguntan quiénes son sus abuelas y abuelos, sino se preguntan por qué no pueden reconstruir una parte de sus árboles genealógicos, sino se preguntan por qué tiene apellidos españoles y no tienen familiares en Europa, si no problematizan que tienen piel oscura y que ese es un rasgo étnico. Reconstruyan las historias familiares, sus nombres, apellidos, las palabras de los territorios, las prácticas más cotidianas de sus antepasados (curar con plantas medicinales, cocinar determinados alimentos)”.

Lucia Dallavía, comunicadora social y parte del equipo de PIA Global

Fuentes consultadas:

Acerca del autor

Lucia Dallavia

Licenciada en comunicación social con orientación en planificación. Community manager, producción y organización de contenido de marca en PIA Noticias.

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