El triunfo de Javier Milei ha generado un movimiento de sorpresa a nivel mundial. Si bien podía ser previsible la derrota del candidato de Unión por la Patria, dado el mal gobierno y las pocas expectativas de mejora, lo cierto es que el candidato “anarco libertario” parecía de historieta. Y esta no es una opinión de alguien que desacuerda en “casi” todo de forma radical con él. Sino que la idea de inverosimilitud de su triunfo fue lo que mantuvo la expectativa de que Sergio Massa podía ganar. Y el triunfo final de Milei fue de este modo una noticia mundial, provocó y provoca estudios de diversos analistas.
Ciertamente Milei saco unos 14 millones de votos, el 56% de los votos positivos. Y solo hubo un 1,8 de votos en blanco, lo que es poco, o lo normal. Además de una participación alta que revierte la tendencia al descreimiento en la resolución electoral. Esto sin dudas muestra cierto grado de expectativas. Aunque podríamos matizar; en la movilización de votantes por el candidato “anarco libertario” más que expectativas en su programa, hay un rechazo al kirchnerismo o la representación cristinista de la política y del peronismo. También hay que ver que el candidato que se pensaba como recambio del gobierno de Alberto era el jefe de gobierno de CABA Larreta. Alguien que ya tenía el visto bueno de las clases dominantes locales y extranjeras, y de las “embajadas” de peso. Era el numero puesto hace un año. Pero no paso la primera prueba siendo derrotado en forma contundente por su contrincante “mas a la derecha” (con las salvedades de esta categoría) Patricia Bullrich, una virulenta anti kirchnerista y propagandista de la mano dura, frente al “moderado” Larreta. Todos esto puede ser interpretado como un giro a la derecha de la sociedad. En realidad, un poco si ja. Pero no hay que exagerar.
Así como la naturaleza le tiene horror al vacío. La decepción popular también. Y la única figura “antisistema”, o con un discurso “radical” que apareció fue Milei. Todo lo demás era claramente continuismo, el régimen vigente. De hacho el “régimen vigente”: la democracia liberal estabilizada con el pacto Menem-Alfonsín en 1994, fue puesta como paradigma a defender por la campaña de miedo al “abismo Milei”. Y este se paró como rupturista, enemigo de la “casta” idea (bastante cercana a la realidad) de que existe una cantidad de personas que por su vinculación al estado se transforman en privilegiados sociales, ajenos a los sufrimientos cotidianos de la población. Claro. Milei es también casta. Su programa es una profundización de lo que «la casta» viene implementando. Una profundización mayor aún, brutal y descaradamente antinacional, al servicio del modelo mas parasitario, que daña conscientemente a la produccion centrada localmente. Una radicalización que ahondará sin paliativos los sufrimientos de la población «de a pie». Pero desgraciadamente, lo que se ve es lo que se elige, y se ve una critica radical a aspectos deplorables de la política. El candidato “popular”, Massa, era el ministro de economía de este gobierno que conducía una crisis económica cada vez más profunda. La “casta” existe. Y existe en muchos lados. La población ve eso en todos, y entre los que se dicen “nacionales y populares” herederos del “peronismo” claramente también y más mentirosamente.
La decepción popular le tiene horror al vacío, insistimos. Y cuando solo hay opción “antisistema” de signo “anarco libertario”, es natural que una parte del voto popular vaya hacia ese candidato. Si a eso le sumamos el anti peronismo radical, el anti kirchnerismo, es muy probable que se consigan amplias mayorías. Pero solo electorales y circunstanciales. Ya que este frente triunfante solo tiene unidad en la decepción con el gobierno neo progresista.
Sin embargo, no nos confundamos. El 44% que voto a Massa no es ninguna unidad. En realidad, UP es producto de una conducción política que desde hace dos décadas viene vaciando de cualquier contenido al movimiento popular. Que viene construyendo frentes neo progresistas destinados a “dividir el frente de derecha” captando a parte de esta “derecha” liberal, dándole la conducción del frente “peronista” (Scioli, Alberto, Massa). Decimos “neo” progresistas, porque justamente son seguidores de las agendas de minorías de occidente en lo cultural, pero administradores “moderados” de las estructura dependiente y globalizada en los estructural, y muy rancios en lo político.
Esta estrategia fue pergeñada por Cristina Fernández, la mariscala que llevó, no solo a derrotas, sino que vació de todo contenido al “Movimiento Nacional”. Pretendiendo reemplazar cambios estructurales por reivindicaciones de minorías diversas, y una “gestión” de la dependencia que permitiera la contención social, y políticas nacionales que no rompan con el régimen. Básicamente, el “peronismo” se transformó en un gestor social del sistema heredado, y una continuidad del régimen político acordado entre Menem y Alfonsín y plasmado en la constitución del 94. El ciclo de neoliberalismo radical con Videla/Martínez de Hoz, Menem/Cavallo, Macri/& cia; alternado por gobiernos moderados que no cambian el régimen de acumulación y que mantienen el régimen político, nos ha llevado a que una opción aparentemente antisistema se imponga, por el agotamiento social, aunque sin dudas solo profundizará el ciclo en su polo neoliberal en esta pendiente descendente.
Mas allá de sus opiniones y exabruptos como político, ahora ya como presidente no podemos negar que Milei mantiene un discurso novedoso. Muy pocos por no decir ningún líder político hablan a las masas prometiendo hambre, miseria, recesión, caída del salario y el empleo, crisis para la producción y el consumo… etc. Y «una luz al final del túnel», que ejemplifica que superará con ayuda de Yahvé… haciendo gala de un judaísmo raro, en un país cristiano, aunque sea por su tradición y costumbres.
Nadie nunca anuncio algo así, quizá Churchill ante la derrota de Francia, Stalin con los alemanes en las puertas de Moscú, o Hitler después del 43. Pero nadie en una situación como la nuestra, pide al pueblo, y aclaro, al pueblo llano, a los trabajadores que para nada disponen de espalda y un margen como para soportarlo, un sacrificio propio de tiempos de guerra. Veremos hasta donde llega y si se puede soportar. Ya que la expectativa anunciada de “estanflación” que pude llegar a los dos años según el presidente, no parece lógica, salvo para quien crea que las personas son factores de producción similares a maquinas o insumos materiales. Exagera, supongo, pero me sorprende que siquiera lo pueda decir.
Si bien el gobierno de Alberto fue, cualquier cosa, menos bueno. Y si bien algunas de las afirmaciones de Milei tienen base real. Lo cierto es que además de cometer errores históricos burdos en la apreciación del pasado, también hace una interpretación muy sesgada de la realidad. Por ejemplo, afirma contundentemente en su discurso, que Argentina no tiene dinero, divisas, etc. “¡no hay plata!” grita y un grupo de inconscientes lo aplauden a rabiar jaja.
Sin embargo, elude que nuestro país según datos oficiales tuvo 209.000 millones de dólares de superávit comercial los últimos 40 años. Y solo los últimos 4 años tuvo 40000 millones de superávit. No se pregunta ¿Que habrá pasado? Porque además tenemos una deuda por todo concepto de 400.000 millones de dólares. O sea, que por datos oficiales en la cuenta de almacenero “faltan” 600.000 millones. ¿Sera que nos estafaron 600000 millones? Bueno para encontrar respuestas empecemos por ahí.
Pero no va por ahí la cuestión del nuevo gobierno “anarcocapitalista”. Mas que anarco capitalista nos presenta un ajuste clásico, pero más radical. Un ajuste neoliberal que ya vimos, pero en mucho peores condiciones. Es el 76/77, el 88/89 y el 20001/02, pero 2.0. Según los anuncios del ministro de economía, Las medidas de Caputo: 1) No se renuevan contratos laborales en el Estado con menos de un año de vigencia. 2) Suspensión de la pauta del gobierno nacional por un año. 3) Reducción de la cantidad de ministerios y secretarías. 4) Reducción de los ATN a las provincias. 5) Eliminación de las licitaciones de obra pública y suspensión de la ejecución de las licitadas que aún no arrancaron. 6) Reducción de subsidios a la energía y al transporte. 7) Congelamiento de los Potenciar Trabajo en valores 2023. 8) dólar oficial a $800. Aumento del Impuesto PAIS a las importaciones y a las retenciones de exportaciones no agropecuarias. 9) Reemplazo de las SIRA por un sistema de importación sin autorización previa. 10) Duplicar la AUH y aumentar 50% la Tarjeta Alimentar. A lo que hay que agregar la creación de un bono por parte el Estado en dólares a altas tasas de interés anuales (5%) a pagar en el 2017, para respaldar deudas de grandes empresas importadoras. Medida anunciada un día después del paquete de ajuste inicial
Como vemos ya a simple vista se realiza una devaluación de más de 100%, lo que implica un enorme beneficio a los exportadores que venden en dólares y pueden cambiar a pesos en un mercado que se anuncia con los menores controles. Esto producirá (y está en este momento produciendo) un ajuste por inflación los próximos meses, no podemos predecir cuanto será la inflación, pero a este ritmo podría ser del ¿30%? Un aumento de tarifas por quita de subsidios. Según algunos estudios si fueran liberadas llegaría al 60% para las personas de altos ingresos, al 300% para las de medios ingresos y al 400 para las de bajos ingresos. En consecuencia, un recorte de salario indirecto muy importante (ya se ve en el aumento de la nafta que repercutirá en toda la economía para un sistema logístico basado en el camión). O sea, habrá una caída del salario de importancia: ¿20%, 30% 40%? lo que el cuerpo social aguante. Porque Milei mencionó que un sinceramiento “monetarista” en su idea económica vulgar implicaría un 15.000% de inflación, algo imposible. Lo que, pintando un panorama de apocalipsis (sumamente exagerado), pretende mostrar esto como un sacrificio necesario.
Pero este ajuste fiscal sobre un cuerpo ya flaco y debilitado no cuenta con muchas posibilidades. Desfinanciamiento de las empresas del estado y probablemente concesiones de áreas rentables. Privatizaciones en un horizonte cercano. Liberalización mayor de las inversiones en recursos del subsuelo. «Reforma del estado» del siglo XXI: o sea un intento de disminución de la plantilla global de empleo público y achicamiento del organigrama estatal. Salvo los despidos (que por ahora no son muchos) esta parte del programa no ha sido anunciada oficialmente, peor no dudamos que se anunciará en un tiempo.
Sin dudas habrá un aumento del desempleo y la pobreza, tal como el presidente anuncia. También una caída del consumo, lo que redundará en una crisis de las actividades e industrias que dependan del consumo local (no de exportadores o financieros) y por lo tanto un golpe a la burguesía productiva, que buscará orientar su obtención de ganancia hacia otras formas de lograr ganancias. Recordemos que nuestro país no dispone de lo que clásicamente se llamaba “Burguesía Nacional”, sino de una burguesía de oportunidad, contratista, itinerante, y transnacionalizada. Esa es la cabeza del sistema económico. Que (también vale la pena recordar) esta en manos extranjeras en el pináculo de sus 500 más importantes empresas, en más de un 50%, y eso no se alteró en el ciclo progresista (por eso hablamos de los muy grandes limites de ese ciclo en lo que hace a cambios estructurales). Pero vale la pena precisar con claridad, entre las medidas anunciadas se ve un sesgo claramente anti industrial, muy fuerte. Se sostiene y aumentan los impuestos a los sectores industriales y se beneficia a los primarios. Toda una definición de modelo de país. Veremos como responden las fracciones de las industrias a las que se golpea sin medias tintas. Porque si bien no son dirigentes, existen y emplean la mayoría de la mano de obra.
Eso sin dudas sumará un golpe a los trabajadores del ámbito privado, más aún productivo, tipo metalúrgico, textil, automotriz. Hablamos de un golpe a lo que en Argentina se considera “clase media” media y media baja. En general trabajadores formales y profesionales asalariados, comerciantes chicos y talleres pequeños…. todo lo que vive del consumo local…
El «pobrerío» … recordemos que el gobierno de Alberto dejo más de un 40% de pobres y millones de indigentes, unos 4 o 5 millones. Suponemos que con estos sectores se seguirá algún tipo de contención social, ya que el ajuste sobre los «planes sociales» a los pobres no parece razonable. En primera instancia se anuncia una suba de las asignaciones sociales de pobres directas (AUH y Alimentar) pero se congelan más de un millón de “potenciar trabajo” una asignación salarial que complementa el moderado sueldo de muchos trabajadores informales muy pobres, lo que en términos reales será su licuación en un par de meses a algo irrisorio. Aun los aumentos de las otras asignaciones en una economía como la que se anuncia será nada. Podría terminar en múltiples estallidos de hambre tipo edad media. Ya que se suma a una economía en recesión e inflación, cosa que sin dudas encarecerá la vida cotidiana más simple y eliminara muchas changas. Además, sepamos que el costo fiscal de bolsones de comida y planes de subsistencia tercerizados no es muy alto, o para ser sinceros es muy bajo. Quizás ante amenazas de caos el gobierno tome alguna medida, pero o conceda algo a “los movimientos” sociales. La represión es algo que disciplina “desbordes”, pero cuando la represión se “desborda” no es aconsejable para la estabilidad de ningún gobierno.
También habrá q ver lo de la inversión pública, en general asociada a la construcción. SE anuncia su eliminación, digamos su extinción. Pero además de los 300000 empleos directos, a su vez se asocia a empleo y actividades económicas de fácil activación y dispersas por toda la geografía, con lo que eso implica en provincias y municipios. Su párate o disminución puede significar una retroalimentación de los fenómenos negativos anunciados. Suponemos que no será algo tan drástico. O que se buscara algún tipo de activación “espontánea” de la misma…. Pero recordemos que por ejemplo “obra pública” son cloacas, calles, plantas de energía. Y que esta la realizan hace tiempo los privados, no el estado, el Estado licita.
Por último, no sabemos cómo arreglara las «cuentas externas». Porque todo el programa recesivo implica una caída de la actividad y recaudación. Cuando Cristina anunciaba que “éramos pagadores seriales” con algo de cinismo, lo decía a partir de una economía reordenada que tenía superávits gemelos y cuyo crecimiento permitía pagar una deuda administrada después de la suspensión de pagos y renegociación. Esto, como los mismos macristas hoy en los ministerios reconocían, dejo una ancha espalda para endeudarse. No estamos ni por lejos en esa situación. ¿Como se saldrán las cuentas externas? La comercial con tema importaciones básicas necesarias para la actividad productiva. Y la financiera, deuda(s), remisión de utilidades, «fugas». Mas en una economía que promete ser más abierta que nunca y totalmente alineada con el occidente más radical. Ya hemos visto una medida con los bonos a los importadores. Cosa que tiene una reminiscencia de la estatización de la deuda privada hecha por un ministro de la misma orientación hace 40 años. Se habla solo en este caso que nos costaría en el tiempo unos 40.000 millones de u$s.
Según los datos oficiales del estado al 31 de diciembre de 2022, en 2023 vencían u$s 130.798 millones incluyendo deuda en dólares y en pesos (pero valuada en moneda extranjera). Una alta proporción de los vencimientos corresponde al concepto “resto de títulos públicos y letras”. Y la deuda total asciende a unos 400.000 millones de los que unos 230.000 son en dólares. Sin embargo, debemos tener en cuenta que estos números son reales, pero tienden al engaño. Porque unifican como deuda en dólares toda la deuda en pesos y dólares, con el FMI, con el mercado financiero externo y las Lelics (“resto de títulos públicos y letras”) que en este último caso es interna y en pesos, por ejemplo. Lo mismo los vencimientos. Esto parece mostrar la intención política. De esta forma se eliminaría la bomba de las Lelics pero se la transferirá a la horca externa. Otro punto dudoso en sus efectos, pero lógico en la mente de los Caputos (un grupo de “consultores financieros” o sea gente asociada al saqueo buitre mediante maniobras especulativas). Ya que se desactiva un explosivo dentro de la casa, dándoselo a los tanques que te asedian e imponen las políticas.
En lo que hace a las RRII pareciera que Milei, si sostiene su discurso en política, ira en contra de la historia y de los intereses argentinos más amplios, y me refiero a la burguesía. Si bien suponemos que no repetirá exabruptos (como el del Mercosur y Lula, o con China). Anuncia, y sostiene su canciller, que no se ingresará a los BRICS, mientras que paralelamente se intentará el ingreso a la OCDE, organismo económico occidental noratlántico y anglosajón por excelencia, un gesto y una decisión fuerte. Y señalamos, más que el OCDE, el desaire a los BRICS será un golpe de largo aliento contra el país a nivel internacional, que repercutirá también en términos económicos en forma negativa y absolutamente innecesaria aun para un gobierno pro norteamericano. Se ha producido casi una ruptura de relaciones con Nicaragua, y en su asunción con la presencia del presidente Zelensky con el posterior «regalo» de dos helicópteros rusos, sin dudas provoca a Rusia en forma innecesaria. Insiste en sus señalamientos de que sus aliados y ejemplos son Israel y lo EE.UU. Si a esto le sumamos su apuesta radical al dólar, en un mundo que se buscan mecanismos financieros alternativos. Parecen ser unas “relaciones carnales” más carnales que nunca ya que al menos Menem estaba a tono con la época. O un realismo periférico desfasado. Poco realista.
Es de destacar que el “caballito de batalla” de todos los gobiernos de la “herencia recibida” es real. El tema es la decisión de administrarla o cambiar el rumbo. Alberto-Cristina-Massa solo administraron la herencia negativa, sin dudas, de Macri. Milei en cambio usará esta idea de “herencia” (real) de tándem ACM como acicate para una agresión brutal contra los intereses populares y obreros, pretendiendo sepultar los últimos vestigios del estado peronista, nacional y social que se intento construir en el siglo XX. Es probable que encuentre sus límites, tanto en la racionalidad de la economía (de la que Milei tanto apela) como en la incapacidad popular se soportar tanto “dolor social”. Veremos. Pero también esta claro que cualquier salida deberá eliminar de la conducción a quienes fueron artífices de la política estas últimas décadas, deberá eludir el compromiso progresista posmoderno, y cambiar el rumbo, aferrándose sólidamente a las tradiciones populares nacionales y comunitarias de nuestra historia. Ser una variante realmente antirrégimen en público y sin temores. Pero cualquier resistencia que pretenda ser exitosas o focalizarse en los importante y transformarse en alternativa deberá renovar la dirección política del campo popular, Sin dudas el mismo “peronismo” deberá pensar si existe como movimiento nacional bajo los parámetros progresistas actuales (creemos que no). Por lo tanto, sea ese movimiento u otra cosa deberá retrotraer su raíz a la memoria histórica del movimiento nacional, las luchas y proyectos nacionales y revolucionarios del pasado (que son otro camino de memoria distinto al progresista)
Al inició de estas líneas nos preguntábamos sobre 600.000 millones que no sabemos dónde están o quiénes y para que los usaron. Solo diremos que nuestro país general mucha “plata” (lo correcto sería decir mucha riqueza), pero existe un sistema estructurado para que la administren algunos con intereses ajenos y que sea muy difícil bajo ese régimen hacer con ella crecer nuestro país en beneficio de las mayorías. En Argentina “hay plata” pero la tienen otros, y para que la tengamos nosotros hay que cambiar el régimen político y el económico.
Guillermo Martín Caviasca* Doctor en Historia UBA / Docente e investigador UBA y Universidad de la Defensa Nacional / Autor de libros de historia sobre el movimiento obrero, historia militar y geopolítica / Experto en Defensa
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