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Argentina: a 190 años de la invasión de Malvinas, ¿Qué sostiene a la ocupación?

Por Federico Ortega * –
Especial para PIA Global –
El 3 de enero se cumplieron 190 años del ataque del bergantín HMS Clío sobre la población de Puerto Soledad y el inicio de la ocupación británica sobre las islas, reclamado por la Argentina hasta el día de hoy. ¿En qué se apoya esta ocupación? ¿Cómo se puede pensar desde Nuestramérica su Recuperación?

El 3 de enero de 1833, el bergantín HMS Clío atacó al pueblo de Puerto Soledad y lo ocupó luego de la rendición de su entonces comandante, José María Pinedo, el cual no se resistió al ataque. Sin contar la rebelión del gaucho Rivero y los 74 días de gobierno argentino en 1982, se cuentan 190 años de ocupación prácticamente ininterrumpida de las islas Malvinas y los espacios marítimos circundantes. ¿Por qué la ocupación ha durado tanto tiempo, trascendiendo los distintos movimientos de descolonización? ¿De qué manera se puede pensar la Recuperación para la Argentina y para América Latina toda? Se debe tener en cuenta la importancia de la pesca y de la ubicación de las islas.

La pesca

La pesca es un componente fundamental, tanto en ese entonces como hoy, para entender el sostén de la ocupación británica. Los recursos que el Atlántico Sur posee han sido codiciados por distintas potencias, y distintas especies han sido extraídas de la región. En los siglos XVIII y XIX, el interés de las flotas británicas y luego estadounidenses, se centraba en las ballenas. De estos animales se utilizaba prácticamente todo, desde la grasa, la carne, las barbas y hasta los líquidos que les permiten la flotación, conocidos como espermaceti, utilizados para la industria cosmética, combustible de velas y otras. Los lobos marinos también fueron codiciados por su piel y su grasa por distintas flotas. Se estima que, para la década de 1820, había cerca de quinientos loberos y balleneros en la región de las Malvinas, pescando por fuera de la legislación de Buenos Aires.

El Comandante Político y Militar Luis Vernet, desde su asunción en 1829 e incluso antes, luchó por consolidar un pueblo próspero en Malvinas, incluso con la orden de combatir a la pesca ilegal. Puerto Soledad llegó a tener entre 150 y 200 habitantes, nacimientos y casamientos civiles más de cincuenta años antes que en la parte americana del país, y una población dedicada a la ganadería, a la agricultura y al comercio con navíos pesqueros. La captura de un ballenero estadounidense en 1831 llevó a que el USS Lexington tomara represalias, con complicidad de Washington y saqueara Puerto Soledad, como castigo por el ataque a sus compatriotas. Esta situación fue aprovechada por los británicos para realizar la ocupación que hasta hoy perdura.

En la actualidad, el 91% de las exportaciones de la ocupación británica de Malvinas son productos pesqueros, según sus cifras para el año 2020, sin tomar en cuenta impuestos ni los permisos. De las 144 millones de libras generadas por esta actividad, que se realiza en aguas que por derecho corresponden a la Argentina, un 82% de las ventas se dirigieron hacia España.

El Gobierno de ocupación de las Malvinas, en la actualidad, provee de una serie de licencias (ilegales según la ley argentina) que autorizan a la pesca de especies como el calamar Illex y el calamar Loligo, que en conjunto proveyeron de 29175386 libras esterlinas, en el año 2021. ¿Quiénes son los principales receptores de estas licencias?

Las 18 licencias otorgadas para extraer el calamar Loligo se dan en su totalidad a empresas españolas, asociadas con capitales “isleños”, para beneficiarse de unos permisos de pesca de veinticinco años de duración. Estos barcos pescaron, en 2022, 101166 toneladas de este calamar, que les representó una ganancia de 1300 millones de dólares[1].

El calamar Illex es una actividad más internacionalizada, ya que las licencias que autorizan (para los británicos) su pesca se encuentran en manos de taiwaneses y surcoreanos, en mayor medida. Sus contrapartes chinas y muchos otros buques de banderas asiáticas también extraen el recurso en la milla 201, en una temporada que inició a principios de enero.

A principios de la ocupación que perdura hasta hoy, los británicos contaron con la ayuda clave de los Estados Unidos para que este proceso comenzara. En la actualidad, España cumple ese rol. Los pesqueros que extraen recursos de aguas argentinas, ocupadas por Gran Bretaña, son fabricados, abastecidos, reparados y sus productos descargados en los puertos gallegos de Vigo y Marín. Estos buques, como el Argos Cies, el Falcon, el Capricorn y el Castelo, entre otros, poseen bandera de la ocupación de Malvinas, están equipados con tecnología que les permite el empaquetado a bordo de las especies extraídas y su almacenamiento refrigerado. Al momento de escritura y publicación de este artículo, estos navíos se acercan a aguas ocupadas por Gran Bretaña para iniciar la campaña anual del calamar Loligo.

El costo del combustible para esta actividad es alto, debido a que la faena dura varios meses, en las cuales los barcos funcionan las 24 horas, en turnos rotativos. Por este motivo, es importante la provisión de insumos para que siga funcionando, e incluso para descargar las bodegas cuando se ven rebosadas. En este caso, el puerto de Montevideo cumple un rol fundamental en la logística de los buques españoles y de otras nacionalidades.

En el último tiempo, Montevideo apareció en las noticias por las complicaciones de su puerto, sobre todo porque su capacidad se estaba viendo sobrepasada por la demanda de los pesqueros. Incluso, la Administración de Puertos uruguaya llegó a ofrecer a la Cooperativa de Armadores de Vigo la concesión del proyecto de ampliación de Puerto Capurro a cambio de 25 millones de dólares[2], lo que fue rechazado, por lo cual este proyecto será llevado a cabo por el Estado, debido a lo costoso de la obra y los altos cánones[3]. El hecho más actual que muestra la importancia de Montevideo para la pesca en Malvinas se mostró a fines del pasado año, cuando el colapso de dos grúas de la empresa Tsakos llevó al hundimiento de tres pesqueros y daños a un dique flotante en el Puerto[4], lo que retardó tanto las actividades de pesqueros uruguayos como extranjeros.

Este es uno de los motivos, por los que es necesario que la Recuperación de las Malvinas sea abordada como una problemática latinoamericana, teniendo en cuenta la importancia que posee la ocupación para el vecino país de Uruguay, su economía y su puerto.

La ubicación

Las islas Malvinas se ubican en cercanías del paso interoceánico del Cabo de Hornos, que comunica a los océanos Atlántico, Antártico y Pacífico. Desde el siglo XVIII, y las expediciones francesas lideradas de Louis de Bougainville, que las islas son valoradas como puerto para doblar el cabo[5] y Puerto Soledad tuvo, en su momento, una gran importancia como punto comercial y de abastecimiento antes del cruce. En la actualidad, no solo se las considera importantes en este punto, sino también en su función geopolítica en la estrategia británica global y la proyección hacia la Antártida.

La estrategia denominada Gran Bretaña global en una era competitiva (Global Britain), busca revalorizar el rol británico en el escenario geopolítico internacional luego del Brexit. Para esto, se busca una política a largo plazo, reforzando su participación en la OTAN con, entre otras funciones, un aumento del gasto en defensa y una presencia mayor en la toma de decisiones a escala global. Este gasto se orientaría hacia la lucha contra amenazas estatales y no estatales, como el terrorismo, los ciberataques, una mayor inversión de la inversión en ciencia, tecnología y la protección del medio ambiente[6], que toma un cariz geopolítico.  

La presencia de la base de la OTAN en Monte Agradable es un factor clave a considerar, como punto fundamental de la cadena de bases y dependencias que Reino Unido posee en el Atlántico sur, que funcionarían como una espina dorsal del mismo, desde la isla Ascensión, Santa Helena y Tristán Da Cunha. De esta forma, no solo rodearían a América Latina sino que aseguran el dominio, junto con otras bases, de la comunicación entre el Pacífico, el Atlántico y el Indico, con bases cercanas para la logística y el reabastecimiento de buques militares británicos y de sus aliados.

Territorios Británicos de Ultramar. Fuente: Foreign and Commonweatlh office (2012). Nota del autor: Se discrepa con los nombres otorgados por la fuente a las islas Malvinas, Georgias y Sándwich del sur, prefiriendo su consideración bajo el nombre hispanizado.

En diciembre del año pasado, la presencia de OTAN en las Malvinas recobró repercusión a través de un acuerdo firmado con Kosovo para la presencia de miembros de sus “fuerzas de seguridad” en las islas. Esta situación, que fue analizada por Micaela Constantini en un artículo para este medio[7], forma parte de la estrategia británica para reforzar su poderío a nivel global, tanto en Europa oriental, perjudicando a Serbia, como en el Atlántico sur, con un aumento de su poderío militar y el uso de Malvinas como campo de entrenamiento para la OTAN. Esto va en consonancia con los ejercicios militares realizados, de manera conjunta, entre la Royal Air Force británica y el submarino estadounidense USS Greenville en 2021 que, si bien habrían ocurrido en aguas internacionales, representaron una flagrante violación a la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur aprobada por la ONU[8].

La proyección antártica es fundamental, al representar las Malvinas un puerto clave para el abastecimiento y la logística de las bases en el continente blanco.

Bases británicas en las islas subantárticas y la Antártida (Vía País, 2022).  

En 2022, los puntos mencionados en la imagen fueron fundamentales para el abastecimiento tanto aéreo como marítimo de las bases antárticas británicas, mediante el uso de un Airbus A-330, un C-130J y del rompehielos Sir David Attenborough[9]. Si bien el Tratado Antártico mantiene congelados los reclamos de soberanía y busca instalar al continente blanco como un espacio reservado para la investigación científica con fines pacíficos, la instalación de estas bases en las Malvinas e islas subantárticas son fundamentales para reclamaciones futuras, teniendo en cuenta los potenciales recursos que se pueden encontrar en la Antártida, entre los cuales se encuentran tanto hidrocarburos como minerales.

Poder blando y medio ambiente

Joseph Nye[10] hacía énfasis en el poder blando o soft power, el cual se basaba en el uso de estrategias más baratas y menos peligrosas que la violencia, para lograr objetivos tanto políticos como geoestratégicos. Las formas de difusión y comunicación de determinadas acciones y políticas en temas atractivos o vistos como relevantes, y la influencia en terceros actores, se han vuelto claves en este sentido. La importancia de mostrarse como un actor legítimo frente a terceros. Las demandas por la protección del medio ambiente, en un contexto de cambio climático y de mayor sensibilización sobre el tema, están en boga en distintos sectores de la opinión pública, sobre todo de las clases medias globalizadas.

La protección del medio ambiente cobró una creciente importancia en la geopolítica británica desde la publicación de Global Britain. En esta publicación, se hace hincapié en el rol fundamental de Gran Bretaña para la mitigación, el freno al cambio climático y la degradación de ecosistemas, a través de las energías verdes, la inversión en ciencia y la creación de Áreas Marítimas Protegidas con regímenes sustentables de pesca para frenar la sobreexplotación de especies. Gran Bretaña también impulsa el programa Blue Belt. Esta política busca aumentar las áreas marinas protegidas en los Territorios Británicos de Ultramar, lo cual abarca, entre otras áreas, a las Georgias y Sándwich del Sur[11], las cuales poseen, desde 2012, grandes áreas donde se encuentra prohibida, de manera unilateral, la pesca. En 2018, se ampliaron las regulaciones protectoras de las aguas que circundan a las islas, siempre de manera unilateral. Con medidas como estas, se quiere lograr la instalación en la opinión pública de una imagen de Gran Bretaña como protector de los océanos y las especies, cuando en realidad la ocupación de las Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur se sustenta, en buena parte, a través de esta actividad, que se realiza en condiciones poco amistosas para el medio ambiente.

Gran Bretaña no solo busca crear Áreas Protegidas en aguas bajo su ocupación directa, sino influenciar en otros países, como en la Argentina. César Lerena demostró que el proyecto de creación del Área Marina Protegida Agujero Azul, cercana a las aguas ocupadas por Londres, fue realizado en cooperación con la ONG Wildlife Conservation Society, la cual posee la propiedad de las islas denominadas Steeple Jason y Grand Jason en Malvinas y ha participado fuertemente en los intentos de creación de AMPs en aguas argentinas[12].

A pesar de este relato de defensa del medio ambiente, hay más que considerar. En la 40° Reunión de la CCRVMA, llevada a cabo en octubre de 2021, se denunciaron las maniobras de la Federación de Rusia para impedir un consenso sobre las especies a ser protegidas por la Convención. Esta circunstancia de “carta blanca” y de ausencia temporaria de marco regulatorio, fue aprovechada por Gran Bretaña para entregar, de manera unilateral, más licencias de pesca en aguas de las islas Georgias del Sur[13], específicamente a barcos de la empresa británico-noruega Argos Froyanes, para totalizar cuatro barcos. Esos navíos pescan, sobretodo, la austromerluza, un pez muy codiciado en mercados como el estadounidense y el europeo. Y cabe aclarar que el autodenominado “Comisionado” de las Georgias y Sándwich del sur, no es otra persona que el ilegítimo “Gobernador” de las Malvinas, nombrados por la Corona británica. En este caso, una mujer, Alison Blake, designada por la fallecida Isabel II. En un ámbito de suma fragilidad medioambiental, como son los ecosistemas en las islas subantárticas, el aumento de barcos para la pesca es un inconveniente para la conservación, y más si se hace sin respetar la legislación de la CCRVMA, fijada desde estándares científicos y por consenso de las partes. Esta situación de no negociación se sostuvo en la 41° Reunión de noviembre del 2022, con esa “carta blanca” de hecho para una posible expansión de la pesca británica y de otras banderas.

Sobre la pesca en Malvinas, en 2021 la consultora británica Mac Allister Elliott realizó un lapidario informe contra el sistema pesquero de la ocupación británica. La forma del sistema, el poco personal y recursos materiales (barcos, inspectores) existentes facilitan, según el informe de Mac Allister Elliott, el incumplimiento de normativas, los descartes de especies, los transbordos y que no se verifique qué cantidad se pesca o almacena. Esa consultora objetó que los análisis científicos no siempre son objetivos, ni están coordinados con otras áreas del Gobierno de ocupación, sino que priorizan los intereses económicos, al no estar del todo claro los criterios de conservación que se usan. Las decisiones relativas a la pesca suelen depender de la persona a cargo, lo que también complicaría que se piense a largo plazo en cómo conservar las especies[14].

De este modo, se puede ver cómo Malvinas funciona como un eslabón de la geoestrategia británica, siendo clave para el control de una zona comercial clave, por el paso interoceánico, y para el sostenimiento tanto de las bases antárticas actuales como de reclamos futuros sobre el continente blanco.

Sin considerar la pesca, no se puede considerar la Recuperación, ya que esta actividad es fundamental como la pata económica y sostén inmediato de la ocupación británica. Se debe tomar en cuenta la importancia de Montevideo y de capitales europeos, para pensar en una posible recuperación argentina (y latinoamericana) de las islas.

A su vez, se debe la estrategia británica de usar la carta medioambiental para legitimar su dominación en el Atlántico sur, destinada a cierto sector de la opinión pública que se encuentra sensibilizado por estas problemáticas. Ciertas declaraciones de referentes políticos o periodísticos, cuestionando el reclamo argentino por las islas, puede entrar también en esta lógica de poder blando, y deben ser evidenciadas como tales, aunque puede que no sean financiadas u orquestadas directamente desde Londres.

*Federico Ortega, Profesor en Historia. Miembro de la Red de Investigadores de la Cuestión Malvinas (REdICMa), del Observatorio Malvinas (UNLa) y del Proyecto “El Atlántico Sur y sus relaciones con otras regiones de interés geopolítico mundial. Analista de cuestiones relacionadas a la pesca, la geopolítica y los asuntos marítimos.

Foto de portada: elonce.com

Referencias:

[1] https://agendamalvinas.com.ar/noticia/la-flota-gallega-inicia-hoy-su-largo-viaje-hacia-malvinas-para-comenzar-con-el-saqueo-del-2023

[2] https://www.farodevigo.es/mar/2021/10/10/uruguay-ofrece-flota-gallega-concesion-58200484.html

[3] https://www.elpais.com.uy/informacion/puerto-capurro-se-inaugura-en-junio-ira-pesca-nacional-y-tsakos

[4] https://www.ambito.com/uruguay/proyectan-un-grave-dano-economico-el-hundimiento-del-dique-tsakos-n5603679

[5] Ricardo Caillet Bois. Una tierra argentina. Las islas Malvinas. Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires. Página 80.

[6] Her Majesty Government. Global Britain in a competitive age The Integrated Review of Security, Defence, Development and Foreign Policy. Londres, Marzo 2021.

[7] https://noticiaspia.com/fuerzas-de-kosovo-en-malvinas-herramienta-del-global-britain/

[8] https://www.pagina12.com.ar/323400-denuncian-la-presencia-de-un-submarino-nuclear-de-estados-unidos

[9] https://viapais.com.ar/malvinas/malvinas-y-su-proyeccion-hacia-la-antartida/

[10] Joseph Nye. “Soft Power”. En: Foreign Policy. N°80 (otoño 1990), páginas 153-171.

[11] https://www.gov.uk/guidance/the-blue-belt-programme#full-publication-update-history

[12] https://agendamalvinas.com.ar/noticia/una-fundacion-extranjera-propietaria-de-islas-en-malvinas-es-la-gestora-del-proyecto-de-ley-agujero-azul

[13] https://www.theguardian.com/environment/2022/jun/24/us-accuses-uk-of-exploiting-russia-tensions-to-fish-highly-prized-species

[14] https://penguin-news.com/headlines/2021/falkland-islands-government-responds-to-finfish-review-damning-observations/

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