Nuestra América

Aportes y reflexiones sobre los próximos desafíos en Colombia

Por Alberto Pinzón Sánchez* Especial para PIA Global
Sobre el documento desafíos de la Izquierda y el Pueblo ante la coyuntura político electoral colombiana.

El Portal Rebelión.org, ha publicado hoy (19.feb.2022) en la sección Colombia, un muy importante, positivo y serio documento analítico, sobre la movida situación electoral colombiana bajo el ambicioso título “Los desafíos de la Izquierda y el Pueblo ante la coyuntura política y electoral colombiana”,[1] escrito por los renombrados profesores universitarios y escritores prolíficos Frank Molano Camargo y Miguel Ángel Urrego Ardila; que consta de cuatro apartados:

1-situación política de los EEUU, la reacción de las fuerzas fascistas en América Latina y la posibilidad de perder la conducción del Estado en varios países, y finalmente, los avances, y retrocesos del progresismo en el continente.

2- Propuestas políticas de las clases dominantes colombianas.

3- emergencia del Pacto Histórico.

4-La Izquierda marxista ante la agenda política electoral y el proyecto político de largo aliento.

El documento es como dije arriba, un análisis sistemático muy oportuno, serio, documentado y contextualizado, pero (siempre hay un, pero) al que según nuestra modesta experiencia y conocimientos,  se le pueden (y se le deben) hacer algunas observaciones, es decir, debatirlo.

I. El Concepto de Coyuntura

 La primera observación está relacionada con la concepción de “la coyuntura política y electoral” dada en el mismo título.

Si nos atenemos al concepto que el conocido estudioso de la obra de Gramsci Juan Carlos Portantiero nos da en sus notas-ponencia: “Gramsci y el análisis de coyuntura (algunas notas)” [2] y “…los tres temas centrales de la aportación gramsciana a la problemática en cuestión, es posible aislar tres temas centrales:

a) La preocupación, en el campo del análisis de una situación, por las condiciones suficientes que la producen, más allá de la «determinación en última instancia» que la contiene.

b) La aprehensión de cada sociedad como un concreto histórico, como un producto complejo que se condensa como sistema hegemónico y no meramente como «modo de producción» o como «formación social» entendida esta como «entrelazamiento de varios modos de producción «.

c) Por fin, como nota metodológica, la insistencia en lo que «weberianamente» podríamos calificar como el desplazamiento de una problemática que busca «deducir» los acontecimientos particulares de leyes generales hacia otra que pretende capturar «conexiones causales concretas», que remiten a leyes generales pero entendidas como límites de variación posible de los fenómenos en consideración” ….

Incluso, si nos atenemos al concreto pensado de Lenin sobre la “Coyuntura” de desentrañar el nudo de contradicciones (principales y secundarias de Mao Zedong es decir la esencia del fenómeno y no su apariencia) que mueven o dinamizan una situación dada y que está contenida en su conocidísima consigna del análisis concreto de la situación concreta, el documento en comento está lejos de poder ser enmarcado como un análisis de coyuntura.

¿Cuál es la contradicción principal que dinamiza la situación actual, no solo política, sino económica, ideológica y ético-moral, en la actual Colombia?

 ¿Es acaso lo que los académicos Molano y Urrego nos dicen en la presentación inicial de su análisis que cito a continuación?

…»Presentamos un análisis de lo que está en juego en la actual coyuntura político-electoral colombiana, en un contexto nacional e internacional caracterizado por el aceleramiento de las disputas interimperialistas, entre Estados Unidos y Rusia por Ucrania y entre Estados Unidos y China por el control económico y tecnológico del planeta; a debacle del uribismo debido a dos factores principales, en primer lugar por los pésimos y vergonzosos resultados del gobierno de Iván Duque que hundió en el más profundo desprestigio a este sector político y deja un país en medio del agravamiento de la guerra, la pobreza y el más grande saqueo de los recursos públicos de la historia reciente. Y, en segundo lugar, por el quiebre histórico generado por el estallido social de 2021, que contribuyó a incrementar la distancia ideológica entre amplios sectores de la población colombiana y el uribismo. Pese a su crisis este sector busca reencaucharse en cuerpo ajeno y será un actor clave en la lucha social y política. El hecho determinante a nivel nacional es la confrontación entre el uribismo a través de sus fuerzas en el Congreso, la acción de la Fiscalía y Procuraduría, el dominio sobre los grandes medios y el control del presupuesto nacional para beneficiar sus intereses electorales, lo que coloquialmente se denomina la “mermelada”- y el sector progresista y de izquierda agrupado en el Pacto Histórico. Gravitando alrededor del uribismo se encuentra la Coalición de la Esperanza y el Pacto por Colombia (anteriormente, Coalición de la Experiencia), sectores opuestos al Pacto Histórico y que están dispuestos a alianzas con el uribismo para evitar un cambio de gobierno» [1]

Por el contrario. Sostengo que la contradicción principal que sigue dinamizando el problema estructural colombiano, es la histórica contradicción neocolonial  habida entre el sistema global del Imperialismo actual con el Pueblo trabajador de Colombia y las condiciones de dependencia y sujeción o atadura a que lo ha sometido durante siglos, el “Modo de Producción” instaurado y la “Formación económico-social concreta”  mezclada y resultante (que Portantiero menciona arriba) sin que hasta ahora haya habido ninguna liberación conocida en la realidad factual o empírica, o en la praxis.

Contradicción que tiene dos aspectos:

Uno, la Crisis de Hegemonía del único Hegemón global estadounidense afianzado después de la segunda guerra mundial y la victoria de la guerra fría sobre la URSS o Rusia, y que no se circunscribe a la fricción del momento en el flanco Suroriental de Eurasia ( la isla de la República Popular de China de Taiwán, o en la península de Corea) o en el flanco Occidental Ucrania en el centro de Europa, donde al parecer se están jugando 5 intereses capitalistas entre las potencias globales en rivalidad por dicha Hegemonía: 

1.  El petróleo y la crisis energética.

2. El mercado internacional de armas y tecnología militar.

3. El predominio del mercado de Cereales del centro de los EEUU.

4. La ruptura de los vínculos comerciales Rusia-Europa y, el afianzamiento de un Bloque imperialista “anglosajón” alternativo al actual, conformado por EEUU- Canadá, Inglaterra, Australia, Nueva Zelanda, al que se le sumaría algún otro despistado como la India.

5. Pero por, sobre todo, la búsqueda de una salida a la gran Crisis interna de los EEUU y la pérdida gradual de su Hegemonía, mediante las distintas guerras de última generación como en Afganistán, Irak, Libia, Siria, Yemen. El Sahel, etc.        

Otro, la “Multi Crisis Civilizatoria” (que contiene una variedad de crisis confluyentes y sinérgicas), a la que ha sometido al planeta con su histórica depredación y guerras de saqueo colonial y neocolonial que lo tiene al borde de su destrucción; haciendo surgir la necesidad real de un nuevo periodo histórico hacia un mundo multipolar basado en el derecho internacional democrático, colectivo y comunitario, y que según la célebre definición marxista sobre la necesidad histórica que Portantiero nos recuerda en sus notas sobre la coyuntura citada arriba, de que:  

1. “Ninguna sociedad se propone tareas para cuya solución no existan ya las condiciones necesarias y suficientes o no estén, al menos, en vías de aparición y desarrollo.

2. Ninguna sociedad desaparece y puede ser sustituida si antes no desarrolla todas las formas de vida que están implícitas en sus relaciones” … [2]

La formación económica social concreta conocida como Colombia, obviamente con la forma de su Estado actual “moderno”, parte de la “Periferia” del Sistema Global del Imperialismo neoliberal actual, está más que subsumida en esa Crisis generalizada y, sus pequeñas crisis intestinas de todo tipo, son expresiones locales del Todo analítico general y contradictorio que expongo.

En 2009, editado por Instituto Popular de Capacitación-IPC- Siglo del Hombre editores, apareció en Colombia el libro “Orden Contrainsurgente y Dominación”, escrito por la socióloga Vilma Liliana Franco, que significó un vuelco en los estudios de sociología política de origen popular. Libro que se puede descargar en Internet en el siguiente enlace: https://www.kavilando.org/libros-sugeridos/19 biblioteca/libros/4169-orden-contrainsurgente-y-dominacion-libro .

En el importante capítulo 4, titulado Poder contrainsurgente: Estructura y organización, que va de la página 219 hasta la 286, se explica detenida y ampliamente, con abundante material empírico y bibliográfico lo anunciado en el título del capítulo, es decir, la estructura, organización y articulación de un Bloque de Poder Contrainsurgente en Colombia, en especial en la página 223 que se puede graficar como máquina con 10 ruedas dentadas que giran alrededor de una poderosa rueda central constituida por:

1- El Poder de los Estados Unidos y su gigantesca embajada que posee en Bogotá, y, cuyas otras nueve ruedas dentadas son descritas así:

2-las Fuerzas Militares o Fuerza Pública.

3. La organización narco-paramilitar organizada por la anterior como soporte de la lucha contrainsurgente.

4. Los denominados “cacaos” o grupos empresariales como Bavaria, Organización Ardila Lule, Organización Sarmiento Angulo, Patronato Antioqueño (originariamente llamado sindicato antioqueño) etc.

5 Los múltiples gremios económicos implicados en la guerra contrainsurgente como Fedegán, SAC, Augura, Fedearroz, Asocaña, del sector agrario; Andi y Fedemetal del sector industrial, Fenalco del sector comercial; Asobancaria del sector financiero; el Consejo Nacional Gremial que agrupa a los anteriores y a otros (su antecesor en la década de los ochenta fue el frente gremial.

6. Algunas empresas extranjeras o compañías multinacionales, que han sido denunciadas por algún tipo de participación en la lucha contrainsurgente (legal e ilegal) como la British Petroleum, Oxy, Occidental Petroleum Corporation Repsol, Drummond Ltda., Drummond Inc., Cemex, Ladrillera Santafé, Holcim, Muriel Mining Corporation, Chiquita Brands International, Dole, Texas Petroleum Company, Unión Fenosa, Coca Cola, Glencore-Xtrata, Anglo American, BHP Billiton, etc. Empresas como la Texas y otras como DynCorp y Monsanto, entre otras, se cuentan por ejemplo entre las que hicieron “lobby” para la destinación de recursos estadounidenses en el Plan Colombia de lucha antinarcóticos y contrainsurgente.

7.  El Narcotráfico y la denominada economía subterránea.

8. El oligopolio mediático pertenecientes a grandes grupos económicos como RCN, Caracol (que pasó a ser propiedad del grupo español Prisa, Semana, El Colombiano, el Tiempo, entre otros.

9. La rama ejecutiva, los miembros de la burocracia judicial y representantes políticos de la rama legislativa.

10 sectores de las capas medias subalternas regionales y locales cooptados, como empresarios del transporte, medianos comerciantes, dueños de gasolineras, campesinos ricos, “cascareros” o intermediarios compradores de coca, ricos de pueblo, burócratas municipales y hasta lumpen regional.

Con cada uno de ellos, la categoría social denominada Pueblo Trabajador se encuentra en contradicción. Esta es pues el nudo de las contradicciones secundarias, que como se dijo es articulada y determinada por la contradicción principal arriba mencionada.                                  

II. El concepto de Estado moderno actual y el Poder

Soy lector asiduo y apasionado de Fernando Guillen Martínez desde mis años mozos a fines de los años 60 en la Universidad Nacional cuando estudiaba Antropología y asistí a muchas de sus charlas profesorales. Leo, releo y cito con frecuencia su libro pionero y fundador de una Sociología política en Colombia “Poder Político en Colombia”, como sus estudios sobre la “Regeneración como primer Frente Nacional”, publicados mucho después de su muerte temprana. He dicho que hizo más aportes a la concepción materialista de la Historia que muchos de los llamados historiadores marxistas que terminaron reverenciando desde sus jugosos puestos burocráticos al régimen del que renegaban o apostataban. Sin embargo, creo que el “concepto ampliado de Capital + Hacienda”, utilizado por los académicos en el documento en comento, se queda estancado en los años 70 cuando apareció el Libro de Guillén Martínez, y todos, aceptábamos sin discusión la caracterización que hacían las organizaciones populares que se reivindicaban como marxistas de que Colombia era un “Estado oligárquico, burgués terrateniente, lacayo del Imperialismo yanki”.

Tres conceptos claves y tres alianzas indestructibles en apariencia contenían esta caracterización: Imperialismo + oligarquía cipaya, formada por la alianza histórica de la burguesía + los terratenientes. Sin embargo, para sostener mi argumentación, vuelvo a lo dicho en mi pasado articulo analítico (17.feb 2022) titulado “Sobre el Estado colombiano y el extractivismo progresista” [3] donde actualizo el movimiento dialectico real que ha tenido la categoría forma Estado dominante en Colombia en la actualidad, de la siguiente manera:

…. “Uno de los más serios problemas que, en el momento actual, afronta la Izquierda marxista y las organizaciones que se reclaman “revolucionarias”, es la carencia de una caracterización adecuada de la “forma Estado” que rige en Colombia.

 Una pesada herencia de la ideología escolástica dominante sobre las clases subordinadas y explotadas, ha sido precisamente esa; la de describir parcialmente el fenómeno o incluso velar mediante el lenguaje (las más de las veces muy pomposo) la esencia contradictoria del fenómeno coyuntural e histórico a definir.

Hay múltiples caracterizaciones y categorizaciones de la forma actual del Estado colombiano: Desde la tradicional caracterización del “Estado oligárquico, burgués terrateniente, lacayo del Imperialismo” formulada muy adecuadamente en el siglo pasado, pasando por el “Democracia Genocida” con el que se pretendió también definir el terrorismo de Estado (de claro fondo fascista) a comienzos de este siglo, o el de “neoliberalismo autoritario de un Estado fallido tomado por el narcotráfico (que los opinólogos socialdemócratas denominaron “Democracia Incompleta”).

Pero fue hasta el año 2009, cuando la potente Tesis de la sociología Vilma Liliana Franco, describiera con detalle y definiera la característica del bloque de Poder dominante como una alianza política hegemónica, multiclasista y de gran espectro, cuyo cemento ideológico es la doctrina imperialista  vigente de la “contrainsurgencia fascista”  y, estableciera en firme el concepto grande, innovador, dinámico y sobre todo integrador, de los  conceptos de fascismo, contrainsurgencia e Imperialismo en una sola categoría más amplia e incluyente de Bloque de Poder Contrainsurgente (BPCi) dominante, cuando empezó a discutirse seriamente en algunos sectores (desafortunadamente con escaso eco y hasta marginales) el asunto relacional del Estado hegemónico en Colombia.

Entonces vino la otra vuelta de la tuerca, y según la preponderancia política o mediática de alguno de las fuerzas participantes en aquel Bloque de Poder, empezó el rebanamiento y la reducción de la categoría propuesta por la socióloga Franco: Aparecieron definiciones cuasi-adecuadas como “Narco Estado” que ha hecho carrera internacional dada la estigmatización universal que tiene el narcotráfico. También leímos la referencia a Colombia con el término de “Estado Paramilitar”, o con la mixtura de “Estado- Narco-Paramilitar”, o la risible maraña de “Estado colombiano semi cuasi fascista” .

 Incluso, yo mismo alcance a plantear el término no del todo oportuno de “Estado Fascista Contrainsurgente”. No me autocrítico sino reconozco las dificultades que describo en la asimilación adecuada de la categoría establecida por Vilma Liliana. Un mal diagnóstico (aprendí como regla de oro en mis estudios de medicina) lleva a una inadecuada terapéutica, para no decir remedio. Y en eso estamos.

En fuerzas políticas que se reclaman marxistas y hasta revolucionarias que por no tener un adecuado concepto de la correlación de clases (la Hegemonía revestida de Coerción de Gramsci) que define a un Estado capitalista Moderno al que enfrentan, pues como el niño de la piñata, dan golpes al aire vacío.” … [3].

Me reafirmo. En eso estamos. Pero ahora con una dificultad adicional. En el afán de asimilar el concepto de Fascismo (casi que como un adjetivo peyorativo y no como una categoría dialéctica del Materialismo Histórico) que se le puede aplicar indistintamente tanto a una persona, como a un Gobierno, a un Poder que se expresa en un Gobierno o también a un Estado, el enredo conceptual se nos puede enredar.

El Estado, según las varias explicaciones más documentadas y recientes basadas en la profundización de la tradición marxista dadas por el profesor Bob Jessop, en su libro “El Estado: Pasado, Presente y Futuro. Ediciones la Catarata. Madrid 2018”, el Estado Moderno actual es presentado de la siguiente manera abreviada: «el núcleo del aparato Estatal comprende un conjunto relativamente unificado de Instituciones y organizaciones, socialmente integradas, socialmente regularizadas y estratégicamente seleccionadas y selectivas, cuyas funciones socialmente aceptadas son definir y ejecutar decisiones colectivamente vinculantes en los miembros de una sociedad en un territorio dado en el nombre del interés general o voluntad general de una comunidad política imaginada con dicho territorio.».

Es decir, una relación social amplia, compleja y contradictoria, difícil de abstraer, que condensa una correlación de fuerzas entre las clases sociales en lucha y que contiene varios elementos:

a) como un “aparato” de ejercicio de Gobierno y decisiones organizado a través de una multiplicidad de Instituciones,

b) que ejerce su Funciones sobre un territorio delimitado,

c) sobre una Población enmarcada en ese territorio, 

d)  y con una función discursivo-hegemónica-estratégica, que se da en el terreno de la propaganda, de las imágenes normativas, y en el sentido común de la población, que busca más que la descripción del ser del Estado, su “deber-ser”.

Y por esto propuse para la discusión  y lo sigo sosteniendo (como puede verse en el subrayado arriba) que luego de la poderosa y convincente Tesis de la socióloga Vilma Liliana Franco, aparecida en 2009, donde se describiera con detalle y definiera la característica del Bloque de Poder dominante como una alianza política hegemónica, multiclasista de gran espectro, cuyo cemento ideológico es la doctrina imperialista vigente de la “contrainsurgencia fascista” y, estableciera en firme el concepto grande, innovador, dinámico y sobre todo integrador, de los  conceptos de Fascismo, Contrainsurgencia e Imperialismo en una sola categoría más amplia e incluyente de Bloque de Poder Contrainsurgente (BPCi) dominante en Colombia.

Y que en la Colombia actual están dadas las condiciones, es decir ha surgido la  necesidad histórica real y urgente de asimilar correctamente mediante una amplia discusión democrática esta caracterización subrayada; para que su resultado teórico-práctico se materialice en la conformación NO de un Frente Amplio electoral de alcance limitado que muy posiblemente será un mortinato, sino la de conformar su contrario material: Un bloque de Resistencia de clases subordinadas que, según la tradición marxista y el acumulado histórico de lucha de clases y de masas en Colombia, derrote utilizando todas las múltiples y variadas forma de lucha de masas a ese Bloque de Poder Contrainsurgente (Imperialismo + fascismo + contrainsurgencia), para su (aufheben) o superación dialéctica definitiva, enarbolando la ya olvidada consigna de la Solución Política al histórico Conflicto interno colombiano.   

III El escenario electoral colombiano.

Analizado dentro un tablado regional Latinoamericano y caribeño más amplio, y enmarcado dentro del vaivén contradictorio (avances y retrocesos) de la política exterior de los EEUU: conspirativa contra los gobiernos y Estados de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Y, de apoyo a las corrientes y fuerzas más regresivas y reaccionarias del continente tendiente a frenar o revertir el avance de fuerzas progresistas como Macri en Argentina, Bolsonaro en Brasil, Añez en Bolivia, Lenin Moreno y Lasso en Ecuador, Michelletti y Porfirio Lobo en Honduras contra Zelaya, Federico Franco en Paraguay contra Lugo, o reforzando al Uribismo en Colombia, al Pinochetismo en Chile, al Fujimorismo en Perú, y al Priismo en México.

Política  estadounidense que en los últimos años ha tenido retrocesos visibles con los triunfos electorales, por ejemplo  de López Obrador en México, de Fernández en Argentina, de Boric en Chile, de Castillo en el Perú, de Xiomara Castro esposa del derrocado Zelaya en Honduras,  de Ortega en Nicaragua,  la solidaridad mundial con Cuba y el afianzamiento de Maduro en Venezuela, lo cual ha permitido que en Colombia surja la alianza política y social de sectores progresistas y de izquierda denominada “Pacto Histórico” con una  posibilidad de triunfar electoralmente.          

 Con este marco continental, el documento en discusión en los apartados 2 y 3 sobre las fuerzas electorales que están en disputa presidencial en las próximas elecciones en Colombia, hace un extenso y bien argumentado análisis que deja poco para comentar o acotar. En el apartado 2, se hace un minucioso balance de ellas y de los mascarones de proa de los grupos tradicionales del Bloque de Poder Contrainsurgente que se han presentado. Aunque tal vez sí es notoria la falta de un análisis sobre el rol que el Miniführer Uribe Vélez ha asignado a Óscar Iván Zuluaga, su socio, amigo personal y cómplice político, conocido corrupto de Odebrecht, intrigante y perpetrador de espionajes militares ilegales, y ex candidato presidencial derrotado en 2014 por JM Santos; para que dirija las fuerzas de su partido Centro Democrático en la segunda vuelta electoral y haga las alianzas y negocie componendas y chanchullos con quien surja como rival de del Pacto Histórico y recoja mediante pactos y repartijas a los demás candidatos tradicionales en un posible bloque electoral de un “Todos contra Petro” ( toconpé) como otro elemento para impedir su elección presidencial.

Y en el apartado 3, se hace un amplio análisis de las Fortalezas y Debilidades, Oportunidades y Amenazas (¿análisis DOFA?) del denominado Pacto Histórico que bien podía entenderse como las serias dificultades que acechan el triunfo en las urnas de tal Pacto electoral o incluso la profética previsión de su anulación y derrota posterior a su triunfo presidencial. Dicho Pacto es descrito así:” Alianza que como todos sabemos representa una gran alianza entre sectores políticos y sociales y fuerzas de la más variada naturaleza, principalmente progresistas y de izquierda”; diferenciando y matizando las diferencias entre progresistas y el ala izquierda de tal Pacto Histórico. Llama la atención la caracterización que hacen de su figura presidencial, frente a lo cual queda poco que decir: 

…..” El candidato Gustavo Petro no tiene en su agenda transformaciones radicales del país. Su proyecto puede considerarse en el mejor de los casos socialdemócrata. Su proyecto económico, por ejemplo, tiene algunas propuestas importantes y dadas las condiciones de la alta inequidad que vive el país pueden ser avanzadas, pero se inscribe en modelos liberales del desarrollo de las fuerzas productivas y en algunas propuestas atrasadas e inconvenientes como el de desarrollo del turismo, el cultivo de aguacates y el impulso a las criptomonedas. Además, en la presente campaña electoral se han venido “sumando” diversas propuestas de sectores alternativos (ecológicas, de igualdad de género, de lucha contra el hambre) pero que responde a la iniciativa que busca mayores electores antes que un plan nacional claramente establecido y con prioridades.  Por otra parte, el candidato Petro se ha caracterizado por una tendencia a desconocer la organización de los sectores populares y a colocar todo el éxito del proyecto en su iniciativa personal y la de sus más estrechos allegados. Durante la alcaldía gobernó, prácticamente sin atender a los sectores que lo respaldaban, construyó su proyecto político basándose en el poder de las redes alternativas y los nodos, pero no en la organización de masas de los sectores populares. Tales inconsistencias han salido a flote con la conformación de las listas al senado y a la cámara.  En efecto, el Colegio Electoral, entidad encargada de confeccionar las listas, no funcionó adecuadamente y se prestó a manipulaciones y al desconocimiento de los acuerdos con los sectores más organizados del país, como el movimiento sindical, las negritudes y las madres de los desaparecidos. …Ello ha dado la impresión de que existe una verdadera rapiña por los primeros lugares de las listas y que los mecanismos de dirección no funcionaron y actuaron distanciándose de las organizaciones de masas y los partidos” … [1]

El documento, luego de analizar la desastrosa política económica, social y sanitaria del presidente Duque, pelele del Uribismo, la movilización social creciente que desemboca en el “estallido social”  de mayo de 2021; pero  pasando muy por encimita del Acuerdo de la Habana 2016, de sus repercusiones políticas y económicas, del fraccionamiento de la fuerza guerrillera de las Farc-EP desmovilizada, sin analizar los impactos sociales del genocidio gota a gota de lideres sociales y de desmovilizados de la guerrilla ejecutados claramente por un creciente  narco-paramilitarismo oficial fluido y en red, y sobre todo pasando por alto el hecho social del paulatino reciclamiento, fraccionamiento y regionalización del conflicto social y armado interno, que se ha tornado geoestratégico especialmente en las fronteras, nos presenta una nutrida argumentación puramente electoral de las tareas de largo aliento para una izquierda marxista, bajo la alegría del siguiente argumento que contradice lo sombrío de sus análisis anteriores. Y también los posteriores. Veamos en extenso el refrito del recuerdo de los manidos, trasnochados y persistentes discursos de la llamada Izquierda marxista que pomposamente se anuncia, va a superar el PH:

“De manera que lo determinante hoy día es la derrota del proyecto fascista del uribismo y el Pacto Histórico es la única posibilidad real de avanzar en tal cometido”[1]

Lo cual es parcialmente cierto, pues lo determinante hoy en día para el Pueblo Trabajador colombiano como lo mostramos arriba en nuestra argumentación sobre la contradicción principal es la derrota del Bloque de Poder Contrainsurgente (BPCi) dominante en Colombia, que como se dijo y demostró arriba condensa en su interior los tres elementos deletéreos de Imperialismo+Fascismo+Contrainsurgencia y, que ha obligado a las masas populares a volcarse a la calle, constituyendo así a la Movilización Social en la verdadera alternativa y verdadera oposición al régimen bastante lejos del aspecto puramente electoral que dice el documento.  Pero sigamos leyendo en extenso la argumentación aportada a continuación:         

“El avance electoral del PH, esto es una significativa votación para el congreso y la elección de Petro como presidente, es el paso necesario en la dirección correcta. Eso sería suficiente hoy día dadas las condiciones que vive Colombia, esto es veinte años de uribismo y un control hegemónico de las principales instituciones, medios de comunicación y el Estado, todo al servicio de las mafias y la corrupción. Las demás reformas podrían esperar y seguramente no las veremos en los primeros años de gobiernos alternativos….

.. El proceso electoral que se avecina tiene una serie de retos importantes, entre ellos mantener intacta la alianza del Pacto Histórico; garantizar la representación equitativa de todos sus sectores; asegurar mecanismos para impedir una rapiña por los cargos del Estado; reconocer la importancia de las organizaciones sociales y populares (sindicalismo, negritudes, minorías, etc.). Sin embargo, lo más importante es impedir el fraude electoral y el uso del erario público para la compra de votos…

…Esta izquierda marxista puede jugar un importante papel al no obsesionarse con disputar los cargos de representación o preparándose para exigir cargos institucionales ante un eventual nuevo gobierno progresista en Colombia, sino haciendo lo que mejor ha sabido hacer a lo largo de su historia: fortaleciendo los procesos de organización política, educación y capacidad de movilización en los sectores populares. Esto último resulta, en la actual coyuntura determinante.

Un gobierno progresista en Colombia va a contar con el permanente acoso de las fuerzas reaccionarias, que buscarán por todos los medios hacer inviable su proyecto político, incluso mediante el uso del terrorismo, el sabotaje económico y el llamado a la guerra civil en defensa de la libertad y la propiedad, como ya varios de los candidatos de derecha anuncian.

Tal arremetida demanda de la izquierda marxista trabajar desde ahora para reconstruir y fortalecer sectores sociales claves en clave de disputa de corto, mediano y largo plazo y es el único sector del Pacto Histórico que está en capacidad de hacerlo. El movimiento estudiantil ha sido fuertemente golpeado por las medidas de confinamiento y educación remota y demanda su reconstrucción desde la izquierda. El movimiento sindical, que es la fuerza más organizada, requiere acuerdos para neutralizar a los sectores centristas y pro clases dominantes, enquistados en muchas de sus direcciones. El movimiento campesino, diezmado por la violencia y las políticas de despojo, requiere democracia para fortalecer su capacidad organizativa. El movimiento comunal, copado por líderes del tradicionalismo ligados a las clases dominantes locales, es un espacio fundamental en la disputa por el poder y el gobierno. El movimiento de mujeres y feminista, tiene débil presencia de la izquierda marxista y muchas mujeres militantes tienen críticas a las conductas misóginas y patriarcales de la dirigencia. Esto amerita rectificaciones y reorientación política para atraer este importante sector social y cultural. El movimiento juvenil, que ha mostrado su presencia más allá de los muros universitarios, tampoco cuenta con una activa capacidad de liderazgo y es fácil presa de la politiquería, la fragmentación y el caudillismo. Sobre todo, la juventud popular más empobrecida y ligada a territorios urbanos demanda un trabajo paciente y consistente. Esto para solo mencionar algunos sectores sociales en los que la izquierda marxista debe fortalecer su presencia. En este trabajo la denuncia de las agresiones del fascismo, los asesinatos, amenazas, intimidaciones son vitales, pero no pueden reducir la acción a una labor puramente enunciativa y defensiva. Por otra parte, como ala de izquierda en el Pacto Histórico, la izquierda marxista debe desplegar su iniciativa. Ser contundente y enfática ante las desviaciones de derecha y de izquierda que aparecen en el Pacto, la tendencia de algunos de sus liderazgos a pactar por iniciativa propia puestos y prebendas con personajes de las clases dominantes locales y nacionales. Saber trabajar con las desviaciones izquierdistas, que buscan, en nombre de principios abstractos, liquidar el Pacto Histórico, y por “honor a las banderas” mantenerse aislada de sectores políticos y sociales en los que hasta ahora ha tenido una cómoda, pero inofensiva, presencia [1]

De suerte que ante un panorama tan desolador como el descrito, cualquiera se puede preguntar ¿Si podrá el PH triunfante resolver tan oscura situación?

Bueno, ¿Y si pierde o no gana las elecciones el PH, solo queda seguir esperando las próximas elecciones presidenciales (si las hay) en el 2026 haciendo lo que la izquierda marxista ha venido haciendo hasta ahora?

¿ Acaso no será mejor o más práctico, cambiar de paradigma o marco político rector tradicional, aceptando definitivamente y sin timideces que hay un Bloque de Poder Contrainsurgente  dominante en Colombia,  que condensa en sus entrañas al Imperialismo+Fascismo+Contrainsurgencia, y, que el conflicto interno se ha reciclado más peligrosamente aún,  en las condiciones de crisis geoestratégica actúa, para volver a levantar la ya olvidada ( pero bien probada en la práctica) consigna de la Solución Política al histórico conflicto social y armado colombiano? 

Preguntas que me sirven como conclusión a este largo escrito de discusión.

Notas:

*Médico, antropólogo y ensayista colombiano, exiliado político y colaborador de PIA Global.

Referencia:

[1]https://rebelion.org/wp-content/uploads/2022/02/Coyuntura-Electoral.pdf

[2] https://kmarx.wordpress.com/2014/04/18/gramsci-y-el-analisis-de-coyuntura-algunas-notas/

[3] https://noticiaspia.com/sobre-el-estado-colombiano-y-el-extractivismo-progresista/

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