La cumbre de los BRICS celebrada en Río de Janeiro no solo confirmó el creciente peso del Sur Global en la política mundial, sino que también evidenció el papel cada vez más protagónico que desempeñan los países africanos dentro de este espacio.
Sudáfrica, miembro fundador del bloque ampliado, mantuvo su papel articulador, mientras que Egipto y Etiopía participaron por primera vez como miembros plenos, tras haber sido incorporados formalmente el 1° de enero. Nigeria, por su parte, obtuvo el estatus de país asociado y su presidente Bola Tinubu llamó a construir una arquitectura global “más justa e inclusiva”, marcando una posición clara frente a las estructuras de gobernanza internacional dominadas por Occidente.
En la agenda africana para esta edición de la reunión del bloque BRICS, cada vez más amplio Yy heterogéneo, uno de los temas que generó tensiones internas fue la propuesta de reforma del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Sudáfrica aspiraba a ser reconocida como representante africana, pero Egipto y Etiopía se opusieron a esta idea, exigiendo un enfoque más plural que no jerarquice a un solo país del continente. Esta disputa reflejó los límites de la articulación política intraafricana, incluso dentro de espacios de concertación Sur-Sur.
En el plano económico, los datos reflejan una mayor integración comercial entre África y el bloque, es evidente que el mercado africano es una tentación para las potencias y el bloque aspira a ser parte de esta disputa. Egipto incrementó en un 15 % su comercio con los países BRICS durante los primeros ocho meses de 2024, alcanzando los 30,2 mil millones de dólares, especialmente a través del fortalecimiento de sus relaciones con Rusia. Etiopía, por su parte, registró un comercio estimado en 8 mil millones de dólares en ese mismo período, consolidando su perfil como actor emergente en la región del Cuerno de África.
Durante la cumbre también se avanzó en la cooperación financiera. Los ministros de finanzas de los BRICS presentaron una propuesta conjunta para reformar el Fondo Monetario Internacional, con el objetivo de dar mayor representación a los países del Sur. Paralelamente, se promovió el uso de plataformas de pago alternativas, como el Sistema Panafricano de Pagos y Liquidaciones (PAPSS), que busca reducir los costos de transacción, eliminar intermediarios externos y fortalecer el comercio intraafricano sin depender del dólar ni del sistema SWIFT.
En materia de seguridad alimentaria, se anunció la creación de un foro agrícola y un plan estratégico dentro del bloque para fortalecer la resiliencia productiva y reducir la dependencia alimentaria. También se discutieron iniciativas para instalar centros de producción local de vacunas en África, así como proyectos de cooperación climática en el marco del Tropical Forests Forever Facility.
CUADRO 1 – Comercio entre África y los BRICS
| País africano | Volumen de comercio (USD) | Socios BRICS principales | Observaciones clave |
| Egipto | 30,2 mil millones (+15 %) | Rusia, China | Alta dependencia energética; expansión de proyectos de infraestructura con financiamiento ruso |
| Etiopía | 8 mil millones (estimado) | China, India | Cooperación en transporte y telecomunicaciones; parte de la Franja y la Ruta |
| Sudáfrica | +45 mil millones (estimado) | China, India, Brasil | Comercio tradicional con los BRICS, destaca en minería, agroindustria y energía |
| Nigeria | ~10 mil millones | China, India | Exportación de petróleo y gas; demanda tecnológica e industrial |
| Argelia | ~7 mil millones | China, Rusia | Socio energético clave; proyectos de armas y energía |
| Uganda | ~3 mil millones | China, India | Vinculación a corredores logísticos y agrícolas; cooperación en salud |
África en clave de poder estratégico
La participación activa de Egipto, Etiopía, Nigeria, Argelia y Uganda expone no solo el crecimiento de la presencia africana en el bloque, sino también sus tensiones internas: no hay una única voz africana, ni una visión común sobre el desarrollo, la representación o la inserción internacional. Lo que está en juego es cómo y desde dónde se construye el protagonismo africano en el siglo XXI. En este sentido podemos hacer un breve análisis de las intervenciones de estos países en esta reunión.
Por ejemplo podemos decir que Sudáfrica continúa ejerciendo un papel ambivalente dentro de los BRICS: si bien mantiene su lugar como puente entre África y Asia‑América Latina, su vocación de liderazgo africano no está exenta de resistencias. Además este gobierno sudafricano no es aquel que desde la fortaleza del ANC podía imponer condiciones desde la política interior y proyectarla a las relaciones internacionales, hoy esa ecuación cambió con los acuerdos que tuvo que realizar el partido gobernante para mantener su “liderazgo”. A pesar de esto Pretoria buscó posicionarse como vocera continental para la reforma del Consejo de Seguridad, pero Egipto y Etiopía interpretaron ese gesto como una apropiación simbólica del mandato africano.
Durante la reunión de ministros de Relaciones Exteriores en Río, Egipto y Etiopía bloquearon una declaración que respaldaba explícitamente a Sudáfrica para un asiento permanente en el Consejo. Pretoria sostuvo que respaldaba el “Consenso de Ezulwini”, que pide dos nuevos asientos africanos, sin postular candidatos. La disputa no es solo simbólica, sino geopolítica: Sudáfrica mira al Atlántico, mientras Egipto y Etiopía giran hacia el eje afroasiático.
Internamente, el gobierno de Cyril Ramaphosa lidia con desafíos socioeconómicos, pero mantiene su proyección multilateralista y su alianza con India y Brasil, distanciándose del eje más confrontativo liderado por Rusia y China.
Por otra parte Egipto abordó la cumbre con una estrategia geoeconómica clara: aumentar el comercio con los BRICS y profundizar relaciones con Rusia y China. La dependencia del trigo ruso —que cubre el 70 % de su consumo— se complementa con proyectos clave como la planta nuclear de El‑Dabaa y una zona industrial rusa en el Canal de Suez. El presidente Abdel Fattah El-Sisi promueve un multipolarismo moderado, queriendo diversificación sin romper con Occidente. Su oposición a Sudáfrica busca proteger la influencia egipcia en términos de financiamiento e infraestructura regional. El Cairo busca consolidar su rol como nodo logístico intercontinental, con influencia en el Mediterráneo, el Golfo y África oriental.
El caso de Etiopía causó una gran y satisfactoria sorpresa ya que en su primera reunión como miembro pleno del bloque tuvo una presencia sólida a pesar de sus conflictos internos. La ferrovía Addis Abeba–Yibuti, financiada por China, y la zona franca de Dire Dawa constituyen infraestructuras críticas para su acceso al mar. En 2024, el comercio bilateral con China ascendió a casi 5.000 millones de dólares, impulsado por la reciente aprobación de exportaciones de soja etíope al gigante asiático.
Durante la cumbre, el primer ministro chino calificó a Etiopía como un “importante país del Sur Global” y reafirmó su cooperación estratégica. Etiopía representa, además, un símbolo histórico al no haber sido colonizada formalmente y ser sede de la Unión Africana. Su narrativa combina soberanía histórica, cooperación Sur–Sur y proyección afroasiática que desafía la visión atlántica sudafricana.
CUADRO 2 – Cooperación financiera y tecnológica: herramientas en debate
| Iniciativa / Plataforma | Participación africana | Objetivo | Estado 2025 |
| PAPSS (Sistema Panafricano de Pagos) | Nigeria, Ghana, Sudáfrica, pilotaje en expansión | Permitir pagos regionales sin dólares ni SWIFT | En proceso de integración con plataformas BRICS |
| Reformas al FMI | Apoyo de todos los países africanos del BRICS | Aumentar voz y voto de países del Sur Global | Documento presentado en Río; pendiente de respaldo mayoritario |
| Banco de Desarrollo del BRICS (NDB) | Egipto y Sudáfrica con mayor acceso | Financiar infraestructura sin condicionalidades neoliberales | En expansión de operaciones; busca vincularse a nuevos socios africanos |
| Plataforma de Moneda Digital BRICS | En fase de diseño; interés de Etiopía y Nigeria | Crear unidad de cuenta para comercio intrabloque | Discusión técnica avanzada, sin implementación concreta aún |
Nigeria, Uganda y Argelia no fueron “invitados de piedra”
En la cumbre de Rio de Janeiro se sumaron como miembros asociados al bloque BRICS (cada vez más amplido) tres países africanos con diferencias abismales entre sí, pero que le pueden aportar al bloque una variedad significativa en el despliegue del horizonte multipolar y fortalecer las alianzas Sur-Sur con el resto del globo.
Nigeria fue admitida como país asociado en enero de 2025. En la cumbre, el presidente Bola Tinubu demandó una reforma urgente del sistema financiero, sanitario y climático: “África ha contribuido lo menos a las emisiones globales, pero sufre lo más”. También defendió el uso de monedas nacionales en el comercio del bloque y planteó que el Nuevo Banco de Desarrollo funcione como instrumento de integración e inversión. Desde una mirada panafricanista y soberana, Lagos busca consolidar su liderazgo regional sobre la base de su poder demográfico, sus recursos energéticos y su dinamismo económico. Apuesta a una integración que priorice la industrialización local, la soberanía digital y el desarrollo autónomo, sin repetir viejas dependencias ni aceptar nuevas tutelas.
Por el lado de Argelia, quien ya venía trabajando en el bloque desde que se sumó al estatus de país asociado en el Nuevo Banco de Desarrollo en 2024, aportando 1.500 millones de dólares. Su estrategia pivota sobre su condición de exportador energético, su cercanía con Rusia y su deseo de reducir la dependencia del dólar y del FMI. El presidente Tebboune busca fortalecer el comercio con países africanos vecinos y atraer inversiones para zonas francas, todo sin romper relaciones con Europa ni con Estados Unidos. Se trata de un ejemplo claro de multialineamiento pragmático y soberanía económica en construcción.
Uganda también fue reconocida como país asociado a comienzos de 2025, destacando su potencial en agricultura, energía y servicios. Su economía, con un crecimiento del 6 % anual y fuerte dependencia del agro, posee también reservas petroleras significativas y está conectada a China mediante un oleoducto que atraviesa Tanzania.
Durante la cumbre, el ministro de Finanzas subrayó que la integración entre los BRICS y el área de libre comercio africana permitirá atraer inversión extranjera directa, crear empleo y acelerar el desarrollo. Uganda apuesta por utilizar esta articulación para fortalecer su infraestructura energética, digital y ferroviaria, y ampliar su rol dentro de la Comunidad del África Oriental y la AfCFTA.
CUADRO 3 – Soberanía alimentaria y sanitaria: nuevas rutas de cooperación
| Área | Iniciativa propuesta | Rol africano | Actores involucrados |
| Agricultura | Foro BRICS de Seguridad Alimentaria | Producción local, acceso a semillas y mercados regionales | Egipto, Etiopía, Brasil, India |
| Vacunas | Instalación de centros de producción | Uganda y Sudáfrica como sedes potenciales | Brasil, China, Sudáfrica, OMS |
| Cambio climático | Tropical Forests Forever Facility | Protección de bosques, financiamiento climático | RD Congo, Gabón, Argelia |
| Infraestructura hídrica | Cooperación transfronteriza para gestión del Nilo, Níger y Congo | Relevante para Egipto, Etiopía y Nigeria | China, India, instituciones africanas |
La participación africana en la Cumbre BRICS 2025 dejó una imagen ambivalente: por un lado, se consolidó el protagonismo del continente, con más actores involucrados y una agenda amplia; por otro, quedaron al descubierto algunas fracturas internas que dificultan la construcción de una representación africana cohesionada. Aun así, la dirección es clara: África ya no se sienta como invitada en las mesas del poder global; exige ser parte del diseño del nuevo orden multipolar.
Entonces podemos afirmar que la irrupción africana en los BRICS, con un espectro que va desde los nodos atlánticos de Sudáfrica hasta los corredores afroasiáticos de Etiopía, revela un continente en disputa. Disputa por recursos e influencia, sí, pero también por algo más profundo: el derecho a contar su propia historia, a definir sus prioridades y a romper con los modelos coloniales del desarrollo. Lejos de ser un bloque homogéneo, África en los BRICS expone fracturas geográficas, simbólicas y estratégicas. Mientras Sudáfrica sostiene un perfil institucional y diplomático, Egipto y Etiopía compiten por influencia infraestructural y financiera; Nigeria emerge como potencia demográfica con agenda soberanista; Argelia combina energía con no alineamiento activo, y Uganda avanza sobre el terreno fértil de la integración regional.
Pero más allá de los gestos diplomáticos y los acuerdos multilaterales, lo que está en juego es el control del relato sobre el futuro del Sur Global. La presencia africana en los BRICS no debe ser leída solo como una oportunidad económica o simbólica, sino como una posibilidad concreta de construir nuevas formas de cooperación que escapen a la lógica extractivista, dependiente y jerárquica impuesta por los antiguos centros imperiales. Esa es, tal vez, la batalla más profunda que se libra en estos foros.
*Beto Cremonte es docente, profesor de Comunicación Social y Periodismo, egresado de la UNLP, Licenciado en Comunicación Social, UNLP, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política. FPyCS UNLP.

