La Unión Africana ha asumido desafíos más formidables al unirse al Grupo de los Veinte. Ha luchado a lo largo de los años para convertirse, desde su creación, en una unión continental dinámica. Los recientes acontecimientos en la política de las grandes potencias globales han traído consigo desafíos y oportunidades complejos para el continente africano.
Al final de la 18ª cumbre del G-20, se le concedió a la Unión Africana (UA) el mismo estatus que a la Unión Europea (UE). Esto fortalecerá al G20 y también fortalecerá la voz del Sur Global. Se basa en el consenso colectivo del grupo y se incorpora a la declaración final, marca un nuevo capítulo para formular nuevas ideas y generar confianza con los miembros del G20.
En el marco del nuevo orden mundial emergente, en este mundo camino hacia una multipolaridad que al parecer cada día está más fortalecida, el lenguaje de la declaración de Delhi del G20 fue neutralmente positivo; los resultados más significativos siguen siendo la inclusión de la Unión Africana en el bloque.
La declaración de la cumbre se calificó de “centrada en las personas, orientada a la acción y con visión de futuro”, y refleja un “camino compartido para todos” que garantiza que los países del Sur Global no se queden atrás en la carrera. Sabiendo que las reglas del sistema imperante son dictadas por otros, hoy el continente africano tendrá una silla en esa mesa donde se discute el poder global. La voz del Sur Global tiene un nuevo eco.
“África desempeña un papel importante en la economía global. Nos comprometemos a fortalecer nuestros vínculos con la Unión Africana y a apoyarla para hacer realidad las aspiraciones de la Agenda 2063. También reiteramos un firme apoyo a África, incluso a través del Pacto del G-20 con África y la Iniciativa del G20 para apoyar la industrialización en África y los PMA. Apoyamos seguir discutiendo la profundización de la cooperación entre el G20 y otros socios regionales”, se lee en la declaración final de la cumbre.
El camino hacia el G-20
El paso hacia la inclusión de la UA, dentro del grupo de las veinte economías más fuertes del planeta, no es ni el capricho de unos pocos ni es un objetivo a corto plazo, todo lo contrario, fue un objetivo de más de una década, una lucha por ganar una posición en el escenario global. De hecho, fue uno de los hitos más importantes y uno de los mayores logros en la historia del G-20. Mucho antes de eso, hubo debates y discusiones, pero ningún líder global clave planteó críticas u objeciones a la propuesta de otorgar un asiento permanente a la UA.
«Gracias al arduo trabajo de nuestro equipo y su apoyo, se alcanzó un consenso sobre la declaración de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del G-20 en Nueva Delhi», dijo Modi al anunciar la adopción de la declaración.
El actual presidente de la Unión Africana, el presidente de Comoras, Azali Assoumani, agradeció al primer ministro Modi por su iniciativa y esfuerzos para convertir a la Unión Africana en miembro permanente del G-20. Compartió su particular satisfacción por el hecho de que esto hubiera ocurrido durante la presidencia del G-20 de la India, considerando el papel de la India y sus vínculos con África.
G-20, orígenes y objetivos de la UA
El G-20 se formó por primera vez a raíz de la crisis financiera que arrasó las economías del sudeste asiático a fines de la década de 1990 como un foro para ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales, y luego se actualizó en 2007 para incluir a jefes de estado y de gobierno.
Durante y después de la crisis financiera mundial de 2008, los esfuerzos coordinados del G-20 ayudaron a calmar el pánico y restaurar el crecimiento económico. El grupo comprende 19 países de distintos continentes y la Unión Europea, que representan alrededor del 85% del PIB mundial. El G-20 también invita a países no miembros, incluidos Bangladesh, Singapur, España y Nigeria, además de organizaciones internacionales como las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
En una evaluación comparativa dentro del complejo contexto geopolítico del debate sobre las reformas de las organizaciones multilaterales, incluida la de las Naciones Unidas, los BRICS (y su ampliación) tienen proyecciones de futuro inquebrantables, y para que la UA establezca su propio papel crítico en fortalecer las relaciones estratégicas combinado con la movilización de financiación pública y privada externa para el desarrollo de África.
Socios estratégicos de la UA
Es un hecho establecido que África es el cuarto socio comercial de la India. India exportó bienes por valor de 40 mil millones de dólares a África, mientras que importó bienes por valor de 49 mil millones de dólares de varios países africanos. Las principales exportaciones de la India a África son productos refinados del petróleo y productos farmacéuticos, mientras que África exporta petróleo crudo, oro, carbón y otros minerales a la India. China es el principal socio comercial. Más de 3.000 empresas chinas han invertido profundamente en África, de las cuales más del 70% son empresas privadas, dice el Global Times, de propiedad estatal china. Al mismo tiempo, China ha estado modernizando los sectores agrícola, manufacturero y de servicios del continente, mejorando sus técnicas de fabricación y procesamiento y creando mayor valor agregado, contribuyendo significativamente a la estabilidad, el desarrollo y la prosperidad de los países africanos.
Según el Centro de Políticas para el Nuevo Sur, África tiene veinticinco zonas de cooperación económica y comercial con China y se han creado en dieciséis países africanos. Gracias a estas iniciativas, la huella china en África ha crecido hasta aproximadamente el 12% de la producción industrial africana: alrededor de 500 mil millones de dólares al año. En cuanto al sector de infraestructura, las empresas chinas reclaman casi el 50% del mercado de construcción contratado de África.
En la 15ª cumbre BRICS de Johannesburgo celebrada en agosto, Xi Jinping dijo que China continuaría apoyando a África para hablar con una sola voz sobre asuntos internacionales y elevar continuamente su posición internacional. Ya ha ayudado a la construcción de varios proyectos panafricanos emblemáticos, incluido el nuevo Centro de Conferencias de la UA y el Centro Africano para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Con el fin de trazar el rumbo de la cooperación práctica en la próxima etapa y asociarse con África para acelerar su integración y modernización, en la reunión paralela con los líderes africanos, Xi Jinping hizo tres propuestas concretas:
- China lanzará la Iniciativa de Apoyo a la Industrialización de África
- El Plan para el Apoyo de China a la Modernización Agrícola de África
- El Plan de Cooperación China-África para el Desarrollo del Talento.
Estados Unidos y varias naciones europeas, como miembros del G-20, han estado invirtiendo de manera competitiva en África. Por supuesto, los informes muestran que Estados Unidos tiene más de 800 acuerdos comerciales y de inversión bidireccionales en 47 países africanos por un valor total estimado de más de 18 mil millones de dólares, y el sector privado estadounidense tiene acuerdos de inversión en África valorados en 8.600 millones de dólares. De hecho, los bienes y servicios de Estados Unidos comercializados con África ascendieron a 83.600 millones de dólares en 2021.
La Unión Europea ha prometido 150 mil millones de euros (170 mil millones de dólares) para inversiones en África mientras busca ganar influencia en el continente y convertirse en su socio preferido. En comparación con los BRICS, durante su cumbre de finales de julio celebrada en Johannesburgo, escuchamos además sobre la percepción general entre las naciones BRICS de que el comercio y la economía globales están demasiado sincronizados con las potencias occidentales, organizados y dirigidos por Estados Unidos.
Año tras año, los miembros del BRICS aumentan su potencial. Como ya se mencionó, los cinco Estados socios, con una población total superior a los 3.000 millones de habitantes, representan una proporción mayor del PIB mundial que el llamado Grupo de los Siete en términos de paridad de poder adquisitivo. Según los informes, durante la última década, el grupo BRICS ha duplicado su inversión en la economía global y sus exportaciones totales han alcanzado el 20 por ciento del total mundial.
Además, existen mercados tradicionales para algunos productos africanos que generan ingresos para sus presupuestos nacionales. La UA que negocia para eliminar barreras podría colaborar para alcanzar un nivel completamente nuevo en la relación comercial y empresarial. Estos son aspectos de los objetivos principales para la membresía de la UA en el G-20.
Los analistas políticos y geopolíticos debemos discutir muchas cuestiones sobre los resultados clave de la histórica cumbre del G-20 en la India. Pero, sin lugar a dudas que, específicamente para África y el Sur Global, esas discusiones y análisis debieran pasar por ver la capacidad de la UA para participar en negociaciones útiles, y en como adoptar esfuerzos para cambiar la política hacia el desarrollo práctico y, lo más importante, dar pasos firmes para retratar su propia perspectiva económica. Muchas veces desde PIA Global, incistimos en la idea de que África debe andar el camino que lo lleve a encontrar “soluciones africanas para problemas aficanos”. Por lo tanto, significa explícitamente que la UA tiene que alejarse de la retórica discriminatoria y fijar una brecha inquebrantable entre la confrontación geopolítica y la cooperación. Tiene que determinar sus relaciones en el contexto de las complejidades y contradicciones actuales en todo el mundo.
Para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible para 2030, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha indicado varias veces en sus discursos que las naciones desarrolladas deben presentar una hoja de ruta clara y creíble para las naciones en desarrollo y formular políticas para acelerar las acciones destinadas a mejorar las necesidades de desarrollo en África. Siempre ha sostenido que estos deben ser un interés fundamental para las naciones ricas en todas las relaciones con las naciones menos desarrolladas y en la adopción de medidas de reforma y un enfoque proactivo hacia las naciones menos desarrolladas.
Hoy en día, la Unión Africana y otras organizaciones regionales y subregionales de todo el continente sin duda han emprendido sus caminos transformadores para desempeñar papeles importantes en los asuntos internacionales. La membresía de la UA en el G-20 ilustra ahora nuevas puertas a oportunidades multifacéticas y le permite perseguir pasiones para forjar una nueva cooperación que, en última instancia, contribuirá a la mejora y el logro de los ODS.
El camino por andar
Con el G-20, la UA debe establecer nuevos objetivos y tareas para un mayor desarrollo de la cooperación en diversas áreas: política, seguridad, economía, ciencia y tecnología, cultura y esferas humanitarias. El G-20 podría seguir participando en la exploración del Libre Comercio Continental Africano (AfCFTA), una política firmada por los Estados africanos para hacer del continente un mercado único. Como es bien sabido, los líderes de los sectores público y privado de Estados Unidos y África están revisando seriamente cómo fortalecer las asociaciones económicas en el marco de la Ley de Crecimiento y Oportunidades para África (AGOA).
Podría decirse que con el G-20, la UA tiene que abordar de manera efectiva y en gran medida los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Ha actuado como una acción sistémica y además ha sido fundamental en la implementación del documento estratégico de la Unión Africana, la Agenda-2063. Como organización continental integrada, tiene que representar a África con una fuerza dinámica en el escenario global.
Es hora de que una retórica admirable esté respaldada por acciones calculadas y enérgicas. La consolidación de una nueva membresía de pleno derecho al unirse al G-20 ha sido ampliamente apreciada y aplaudida, pero es necesario comenzar a explorar las diversas oportunidades que este estatus ofrece a toda África. No debería ser sólo un compromiso con el equilibrio geopolítico en la mesa alta, sino verse como una nueva ventana para priorizar el desarrollo a gran escala a pesar de la marcada incompatibilidad en enfoques y métodos.
*Beto Cremonte es docente, profesor de Comunicación Social y Periodismo, egresado de la UNLP, Licenciado en Comunicación Social, UNLP, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política, FPyCS UNLP.