Aunque ha habido progresos en África y en todo el mundo africano desde 1963, los imperialistas, con EE.UU a la cabeza, continúan ideando mecanismos para continuar expandiendo la explotación y la consiguiente opresión de los pueblos africanos. Guerras híbridas, intervencionismo, AFRICOM, OTAN, terrorismo y la creación de condiciones de extrema pobreza a partir de generar terror en las poblaciones, que deciden desplazarse como nómades del Siglo XXI en busca de un progreso que solo apareja muerte entre fuego cruzado de terroristas, bandas financiadas con fondos muy lejanos a los limites africanos, o en una “patera” en el Mediterráneo, o de sed y hambre cruzando el Sáhara. En 70 años muchas cosas han cambiado en África. En 70 años hay cosas en África que no cambian.
Los africanos resistieron y resisten con vigor el ataque de la esclavitud y el colonialismo. La historia de hoy está revelando relatos del papel que jugaron los africanos en la lucha contra el imperialismo y el consiguiente sistema actual de neocolonialismo. Todos los sistemas explotadores y oprimidos encuentran resistencia desde adentro, lo que lleva a la organización y movilización de las fuerzas que son víctimas de los intereses dominantes dentro de la sociedad.
Aunque el imperialismo intentó crear un sistema de explotación y opresión aislado de ataques internos y externos, estos esfuerzos resultaron inútiles. Al concluir la Primera Guerra Mundial, los movimientos de liberación nacional y las tendencias comunistas y socialistas evidenciaron luchas y revoluciones que perseguían el derrocamiento del capitalismo y el colonialismo.
Estas rebeliones y levantamientos revolucionarios se extendieron por América del Norte, Europa, África y Asia a partir de 1917 con la Revolución Bolchevique, el primer derrocamiento total del capitalismo.
Este colapso del sistema capitalista durante la década de 1930 conduciría a la expansión del fascismo en Europa y Japón. Aquí la lucha contra el fascismo en las décadas de 1930 y 1940 puso en primer plano a las organizaciones comunistas y de liberación nacional que sirvieron como factor decisivo en el resultado de la guerra de 1945.
Las secuelas de la Segunda Guerra Mundial resultaron en el dominio de la clase dominante estadounidense en todo el mundo capitalista.
Pero los EE.UU de la posguerra experimentarían una división interna entre la clase trabajadora blanca y las clases medias y el pueblo afroamericano, la mayoría de los cuales eran clase trabajadora con un número cada vez menor de agricultores y proletarios agrícolas en las zonas rurales. El advenimiento del Movimiento de Derechos Civiles de masas a mediados de la década de 1950 sirvió para romper el manto del macartismo y atraer a sectores más amplios la lucha contra el racismo y la discriminación nacional. Para 1960, el sector estudiantil del pueblo afroamericano tomaría la delantera como la fuerza más militante en la lucha contra la segregación. Nació una cultura de resistencia y lucha programática prolongada que fue capaz de desafiar el militarismo imperialista estadounidense en el sudeste asiático y en otras partes del mundo. África y Nuestra América también fueron terrenos fértiles para estos movimientos antiimperialistas y anti raciales.
En este contexto es que en 1963 se crea la Organización para la Unidad Africana, un mecanismo que nació a la luz de algunas de las luchas populares en el continente. Los análisis de este proceso no pueden estar ajenos a las lecturas contextuales de este periodo de gran reestructuración diseñado específicamente para preservar y mejorar el sistema capitalista mundial.
El sistema capitalista e imperialista mundial extendió reformas no solo dentro de los estados industrializados sino también dentro de las naciones oprimidas fuera de sus fronteras. El sistema pasó a depender en mayor medida de la extracción de recursos estratégicos de África, Asia y América Latina, así como de la explotación laboral en estas regiones geopolíticas.
“Revoluciones” africanas, el nuevo objetivo
Los estados imperialistas utilizaron sus extensos recursos y redes de finanzas globales y trampas políticas para socavar a los estados africanos independientes, así como a los movimientos “rebeldes” que surgían de la lucha por derechos civiles, poder negro y contra la guerra dentro de los EE.UU y Europa occidental.
Estos eventos no pueden separarse de ninguna manera de las tendencias dentro del sistema capitalista mundial. África todavía está muy integrada en las redes de capital financiero, lo que hace que el continente dependa de la extracción de minerales y la extensión del crédito de las instituciones financieras occidentales para sobrevivir.
La Primera Conferencia de Estados Africanos Independientes se celebró en Accra en abril de 1958 y reunió a los pueblos de África tanto al norte como al sur del Sahara. En diciembre de ese mismo año, también se celebró en Accra la Primera Conferencia de los Pueblos Africanos, que llevó las deliberaciones panafricanas revolucionarias al propio continente.
Para 1960, el Dr. Kwame Nkrumah, en la Ghana independizada se comprometió a construir un estado socialista donde la formación de los Estados Unidos de África fuera el principal objetivo de política exterior del gobierno. Estas acciones encontraron una tremenda oposición por parte del imperialismo liderado por los EE.UU en connivencia con los reaccionarios internos que lograron derrocar al estado de Ghana el 24 de febrero de 1966 mediante un golpe militar y policial. De esta manera el imperialismo mostró sus garras y los métodos que utilizaría, de ser necesario, ante cada indicio de un levantamiento popular que pusiera en riesgo sus planes de saqueo y expolio africano.
Los pasos del Dr. Nkrumah fueron seguidos por Sekou Toure, en Guinea, quien continuo políticas similares a las de Ghana a través del control estatal de la economía y una política exterior antiimperialista. Toure también brindó el máximo apoyo a los movimientos de liberación nacional y los estados progresistas del continente. Guinea desempeñó un papel clave en la liberación de Guinea-Bissau, que libró una lucha armada contra el colonialismo portugués y la OTAN durante el período de 1961 a 1973.
Argelia y su revolución, un paso más en la liberación africana
Argelia proporcionó el primer entrenamiento militar a los líderes militares del Congreso Nacional Africano conocido como Um Khonto we Sizwe (Lanza de la Nación) cofundado por Nelson Mandela. De hecho, cuando Mandela fue arrestado en 1962, fue acusado de abandonar el país para recibir entrenamiento militar en Argelia.
Argelia, rica en gas natural y petróleo y estratégicamente ubicada en el norte de África, era un claro objetivo para el imperio. La revolución argelina y su independencia fueron un freno, a sangre y muerte, necesario en el proceso de consolidación con la “Revolución Africana”. Argelia apoyó los movimientos de liberación nacional en las regiones aún colonizadas del continente. La unión de los africanos y el tan ansiado panafricanismo tuvieron en el norte del continente una consolidación que marcaría el camino a seguir por otras naciones africanas aún bajo el yugo imperial de la colonización.
En otro proceso de descolonización podemos encontrar al Congo, que a pesar de la lucha de Patrice Lumumba por construir el panafricanismo revolucionario y los Estados Unidos de África también sucumbiría ante el imperialismo estadounidense. Congo entre 1959-1960 fue una amenaza a los diseños neocoloniales que EE.UU había pensado para el África posterior a la independencia. Lumumba pronto fue depuesto, secuestrado, torturado y ejecutado bajo la égida de la CIA y otros estados occidentales. Así otro paso hacia el panafricanismo era sepultado (en ácido).
Hoy, la República Democrática del Congo (RDC) sigue siendo un bastión de la explotación occidental. Secciones enteras del gran país aún no están bajo el control del gobierno central en Kinshasa.
Desde 1996, se ha estimado que hasta seis millones de personas han muerto en la República Democrática del Congo a causa de guerras civiles que son en gran parte el resultado de la intervención imperialista. Este patrón de asesinatos en masa tiene su origen en el colonialismo belga, donde bajo el rey Leopoldo II, entre 8 y 10 millones fueron masacrados entre 1876 y 1908.
La Organización para la Unión Africana de 1963
Con los esfuerzos de los estados imperialistas por sabotear la Revolución Africana, se desarrollaron grandes bloques políticos en el continente después de la crisis del Congo de 1960-61. El “Grupo de Casablanca” estaba compuesto por los estados antiimperialistas comprometidos con el panafricanismo y el “Grupo de Monrovia”, compuesto por fuerzas moderadas y conservadoras que aún respondían políticamente con las antiguas potencias coloniales y el ahora dominante gobierno de los EE.UU.
La formación de la OUA, en 1963, reunió a la mayoría de los estados moderados y conservadores con el menor número de gobiernos antiimperialistas encabezados por Egipto, Ghana, Malí, Guinea, Tanzania y Argelia. Tal compromiso limitaría la capacidad de la organización continental para tomar una posición firme contra el imperialismo y el neocolonialismo, el principal enemigo de la Revolución Africana.
Quizás el aspecto más exitoso de la historia de la OUA entre 1963 y principios de la década de 1990 fue el Comité de Liberación que coordinó la asistencia continental e internacional a los movimientos de liberación nacional. El proceso de descolonización llegaría a un punto de inflexión en 1975-76 con el intento de sabotaje de la independencia nacional de Angola por parte del imperialismo.
Las divisiones entre los grupos de liberación que se disputaron el poder en Angola proporcionaron una oportunidad para que Estados Unidos, en alianza con el entonces régimen racista del apartheid con base en Sudáfrica y Namibia, interviniera en coordinación con la CIA para imponer un liderazgo reaccionario sobre el estado. Sin embargo las fuerzas antiimperialistas de África les infringieron la primera derrota militar a las racistas Fuerzas de Defensa de Sudáfrica a principios de 1976.
Anteriormente en Zimbabue, las fuerzas revolucionarias armadas de la Unión Nacional Africana-Frente Patriota de Zimbabue condujeron a la independencia nacional del país en abril de 1980. Zimbabue, Angola, Mozambique, Zambia, Tanzania y Lesotho sirvieron como bases de retaguardia para las fuerzas políticas y militares del ANC que lucharon por la liberación de Sudáfrica.
El FMI y el Banco Mundial, nuevas armas del colonialismo
En la década de 1980, los programas de ajuste y reestructuración de los estados africanos, propuestos desde el FMI y el Banco Mundial comenzaron a extenderse por todo el continente. Con nombres diversos pero con objetivos claros, mantener la hegemonía imperial por sobre la autonomía de las nacientes independencias africanas.
De esta manera los EE.UU y los organismos de empréstito usurero encontraron la forma de mantener a raya a los estados africanos, promoviendo tanto los problemas como la solución. Un círculo vicioso en donde no se escatimaron esfuerzos. La masacre de muchos africanos muchas veces fue el precio a pagar. De hecho aún lo es hoy, en pleno siglo XXI, aunque muchos informes sugieran que África está experimentando una reactivación económica. Reactivación que sigue ligada en gran parte a la dependencia de los ingresos de divisas de las exportaciones, es por ello que el desempleo y la pobreza siguen siendo altos.
Por ejemplo, durante la llamada “primavera árabe” de finales de 2010 y principios de 2011, las causas subyacentes de los levantamientos en Túnez, Egipto, Marruecos y Argelia estuvieron relacionadas con la incapacidad de estos gobiernos para proporcionar empleo a los jóvenes y trabajadores en general. Los gobiernos de Túnez y Egipto se vieron obligados a dimitir en enero y febrero de 2011 respectivamente, que las causas de los levantamientos parecían estar relacionadas con las políticas intervencionistas de los mecanismos ideados por occidente.
De la economía a las armas
Las herramientas económicas mantuvieron (y mantienen) la hegemonía imperial en muchas regiones del continente africano, pero la geopolítica y las nuevas relaciones de los países africanos con otras potencias (también imperiales), ha puesto a trabajar a los ideólogos de la colonización en nuevos y mejorados métodos para seguir teniendo controlados a los estados africanos que osen desafiar al imperio. El Comando África de EE.UU, AFRICOM, asomó en el horizonte como una nueva herramienta de intervencionismo. Esta vez a sangre y fuego.
El AFRICOM se formó oficialmente a principios de 2008 con su sede en Stuttgart, Alemania, tras la resistencia sustancial de los estados individuales y la Unión Africana de que su sede este en el continente. Sin embargo, Estados Unidos tiene una base militar en Djibouti, nación del Cuerno de África.Además de esta base, hay estaciones de drones, estaciones de la CIA y otras operaciones conjuntas entre EE.UU y varios estados africanos en Somalia, Etiopía, Seychelles, Sudán del Sur, Uganda, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Egipto, Ghana y otros estados. De esta manera se cambiaron dólares por armas para subyugar a los estados africanos.
Las Naciones Unidas y otros organismos internacionales han permanecido mayormente en silencio sobre los crímenes de lesa humanidad que se están cometiendo en África.
La intervención militar del Pentágono, la CIA y los países de la OTAN se intensificará en el corto plazo debido al creciente papel estratégico que está jugando África dentro del sistema capitalista mundial. A lo largo de África Oriental y Central ha habido grandes hallazgos de petróleo, gas natural y otros recursos estratégicos. En la actualidad, al menos el 25 por ciento del petróleo que se importa a los Estados Unidos proviene del continente africano, lo que ahora supera la cantidad de petróleo que se exporta a los EE.UU desde toda la Península Arábiga.
En África se está en un proceso de movimiento hacia alianzas con otros estados en el continente y en todo el llamado Sur Global. El Foro de Cooperación China-África (FOCAC) ha celebrado cinco cumbres desde el año 2000, lo que resultó en una escalada de la cooperación económica y política entre las dos regiones. África es ahora el mayor socio comercial de la República Popular China. Las relaciones de África con Rusia también son el resultado de una búsqueda anti colonial de los estados africanos, que ven en en estas asociaciones la oportunidad, quizás la última, de desprenderse definitivamente del amo del norte global.
La Unión Africana debe tomar medidas para expulsar del continente a Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Israel y otros estados imperialistas y sus socios. Los problemas actuales de África se remontan al dominio del sistema imperialista en todo el continente. Aparte del panafricanismo revolucionario basado en el socialismo científico, los africanos y sus aliados en todo el mundo deben trabajar para definir y ejercer el máximo grado de organización y movilización dirigida a la transformación de la sociedad capitalista y el sistema imperialista mundial. Estas son las lecciones de las últimas siete décadas y deben ser valoradas para avanzar en la liberación total de África y su gente.
A días de cumplirse un nuevo aniversario de la creación de la Organización para la Unidad Africana, como ya hemos mencionado, precursora de la actual Unión Africana, los interrogantes continúan siendo aquellos de hace 70 años y la respuesta sigue estando del lado africano. Es nuestra tarea poner énfasis en los procesos de descolonización y denunciar los hechos que impidan estos procesos. El camino sigue siendo el de… “soluciones africanas para los problemas africanos”.
*Beto Cremonte es docente, profesor de Comunicación Social y Periodismo, egresado de la UNLP, Licenciado en Comunicación Social, UNLP, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política, FPyCS UNLP.
Foto de portada: bandera de la Organización para la Unidad Africana