En declaraciones que han sacudido la diplomacia internacional, Lavrov reveló que Estados Unidos mantiene conversaciones activas con Seúl y Tokio sobre el posible emplazamiento de arsenales nucleares en sus territorios.
La justificación parece ser una respuesta al despliegue de armas nucleares rusas en Bielorrusia, pero la lógica de “ojo por ojo” en materia nuclear es precisamente el tipo de pensamiento que llevó al mundo al borde del abismo durante la Guerra Fría.
“Ahora aquí dicen: ‘Ah, Bielorrusia recibió armas nucleares de Rusia, bueno, entonces nosotros las colocaremos en algún sitio más'”, explicó Lavrov, dejando entrever la mentalidad de escalada que domina las decisiones en Washington.
Lavrov advirtió que “estos son juegos muy peligrosos”, subrayando que Washington pretende justificar su expansión nuclear bajo el pretexto de responder al despliegue ruso en Bielorrusia. “Sabemos que hay contactos relevantes con Corea del Sur y Japón. Esto se sabe muy bien”, afirmó el canciller ruso, dejando claro que Moscú observa con preocupación cómo la diplomacia estadounidense se convierte una vez más en un ejercicio de provocación geopolítica.
Pruebas nucleares: una decisión “geopolítica”
En este contexto, la nominación de Robert Kadlec como asesor del jefe del Pentágono para disuasión nuclear ha encendido nuevas alarmas. Durante una reciente comparecencia en el Congreso, Kadlec reconoció abiertamente que la reanudación de las pruebas nucleares estadounidenses fue una decisión política impulsada por Trump, no una necesidad técnica.
“La decisión de Trump de reanudar las pruebas nucleares está dictada por consideraciones geopolíticas”, confesó el funcionario. Una declaración que revela el nivel de irresponsabilidad y oportunismo que domina la política exterior estadounidense.
Esta declaración es extraordinaria por su franqueza: Estados Unidos estaría rompiendo décadas de moratoria nuclear no porque sus armas necesiten actualizaciones o verificaciones técnicas, sino como un gesto de fuerza geopolítica. Es, en palabras de Lavrov, “una declaración muy fuerte” que revela las verdaderas intenciones detrás de la política nuclear estadounidense.
Para Trump, la amenaza nuclear no es un asunto de seguridad global sino una herramienta de poder mediático. Su lógica es la del empresario que concibe la diplomacia como un espectáculo de fuerza, sin medir las consecuencias humanas o estratégicas.
Un mundo más peligroso
La estrategia de Trump de presión máxima mediante la proliferación nuclear representa un retroceso a las políticas más peligrosas de la Guerra Fría. En lugar de buscar la reducción de arsenales y el diálogo diplomático, la actual administración parece apostar por la intimidación y la demostración de fuerza.
Moscú ha interpretado estos movimientos como una amenaza directa, y es difícil argumentar lo contrario. El despliegue de armas nucleares estadounidenses más cerca de las fronteras rusas, combinado con la voluntad declarada de reanudar pruebas nucleares, crea un ambiente de desconfianza mutua que hace más probable, no menos, un conflicto catastrófico.
Lo más preocupante de esta situación es que las decisiones nucleares más importantes se están tomando no sobre bases de seguridad nacional o necesidad militar, sino como fichas en un tablero geopolítico. Las armas capaces de extinguir ciudades enteras se han convertido en herramientas de negociación y símbolos de virilidad política.
Trump, quien alguna vez prometió llevarse bien con Rusia y reducir tensiones internacionales, está presidiendo una de las escaladas nucleares más peligrosas de las últimas décadas. Y lo hace, según sus propios asesores, no por necesidad, sino por cálculo político.
La iniciativa de Trump de rearmar el Pacífico con cabezas nucleares demuestra que el viejo paradigma de la Guerra Fría sigue vivo en Washington. Sin embargo, el mundo de 2025 ya no es el de 1950: Rusia, China, India e incluso las potencias emergentes del Sudeste Asiático no están dispuestas a tolerar que Estados Unidos utilice el miedo nuclear como herramienta de chantaje político. Lo que Trump considera “disuasión” es, en realidad, una forma de suicidio estratégico en cámara lenta.
*Foto de la portada: ABC News

