El pasado domingo 5 de octubre el gobierno de facto sirio convocó al pueblo a las urnas para definir los escaños parlamentarios.
La votación fue por un sistema indirecto, unos 6.000 miembros de los colegios electorales regionales eligieron candidatos de listas preaprobadas. Estos seleccionaron dos tercios de los 210 lugares de la Asamblea Popular Siria, y el otro tercio será determinado por el presidente autoproclamado, Ahmed Al Sharaa.
El gobierno defendió al sistema de elección alegando que hay una “falta de datos poblacionales que complicaría realizar una votación por sufragio universal”. Más, el proceso se vio rebuscado con diversas indicaciones, algunas determinantes y otras no definidas.
Sistema
El proceso podría definirse de “selección” más que de elección. A la vista de analistas, el sistema realmente no cumple los estándares internacionales mínimos de participación política.
La directiva gubernamental permitió la postulación de partidos y organizaciones civiles y no gubernamentales. Los candidatos no debían ser “partidarios del régimen anterior” ni promover la secesión o la partición. Las normativas para asegurar que quienes se postulaban no promovieran dichos ideales no fueron definidas, sino que apuntaban directamente a los seguidores del Baaz y la comunidad alauita, descartando su presencia y elección. Esto es antidemocrático desde el génesis, pero es lo que se puede esperar de una dictadura.
El Comité Supremo de Elecciones realizó una distribución de subcomités basándose en las nominaciones de gobernadores, jefes de policía y organismos políticos progubernamentales en las gobernaciones de Siria.
Tras la selección, los subcomités recibieron solicitudes de nominación de ciudadanos que consideraban tener posibilidades de ser miembros de la Asamblea Popular, así como solicitudes de nominación presentadas por las autoridades provinciales.
Los subcomités seleccionaron entonces candidatos para cubrir los escaños del colegio electoral, a razón de 50 nombres por escaño parlamentario, en condiciones que prácticamente impedían la entrada en el colegio electoral a cualquier miembro de la oposición o persona que las autoridades no desearan.
Elecciones
El sectarismo de Siria es uno de sus principales problemas internos de hoy en día. El sistema propuesto avala que nuevos jefes tribales con influencia en el oficialismo y con un mayor poder adquisitivo que quienes ocupan puestos hoy, accedan a ocupar cargos gubernamentales. Esto podría construir nuevos enfrentamientos y discordias en las ciudades y regiones comandadas por los líderes religiosos.
En cuanto a la representación femenina, de los desplazados, y de las personas con discapacidad, el Comité aseguró que se integrarían en los escaños “en la medida de lo posible”, convirtiendo su participación en una norma no vinculante, quitando derechos y desligándose de la responsabilidad de incluirlos.
El portavoz de la comisión electoral, Nawar Najmeh, dijo en una conferencia de prensa el lunes que sólo el 4% de los 119 miembros seleccionados en la votación indirecta eran mujeres y solo dos cristianos estaban entre los ganadores, lo que generó preocupaciones sobre la equidad.
La agencia de noticias AFP citó a Najmeh diciendo que el número de mujeres en el parlamento “no es proporcional al estatus de las mujeres en la sociedad siria y su papel en la vida política, económica y social”.
Al mismo tiempo, el gobierno pospuso las elecciones en zonas del norte y noreste de Siria bajo control kurdo, así como la provincia de Suwayda. Estas suspensiones dejaron 21 escaños vacíos.
A principios de marzo, los grupos kurdos de Siria y Al Sharaa habían acordado la integración de las instituciones civiles y militares administradas por los kurdos, pero las negociaciones quedaron estancadas y no fueron resueltas para el momento de abrir las urnas.

Las elecciones parlamentarias en Siria son arrastradas por el contexto que acontece en el Ejecutivo: autoproclamaciones, cargos por cercanía, discriminación de opositores y machismo.
El concepto de abrir las urnas al pueblo es un disfraz que utiliza Al Sharaa para la construcción de la imagen que busca ampliar al mundo. Sin embargo, deja en claro su posicionamiento y reafirma su poca intención de apertura política.
Hoy Siria busca reacomodarse en el tablero regional y el gobierno intenta delimitar un régimen que responda a sus intereses (que son los intereses occidentales). Los aliados de Damasco, como Estados Unidos, Turkiye y potencialmente Israel, podrán continuar construyendo sus políticas dentro de un estado que les permite el saqueo de sus tierras y cede su territorio a costa de acuerdos económicos y promesas etéreas de seguridad.
*Gianna Rosciolesi Técnica en Comunicación Social, Técnica en Relaciones Públicas y Ceremonial, Miembro de la Cátedra de Relaciones Internacionales de la Facultad de Periodismo UNLP, Integrante del equipo de Investigaciones de PIA Global.
Foto de portada: El edificio de la Asamblea Popular Siria, 6 de octubre de 2025 / Al Araby

