Asia

India y Filipinas 75 años de una relación histórica

Por PIA Global*- La reciente visita de Estado del presidente filipino Ferdinand Marcos Jr. a la India ha marcado un nuevo capítulo en las relaciones bilaterales entre dos naciones.

Esta gira oficial no solo celebró ese vínculo histórico, sino que lo redefinió, elevando la relación a una asociación estratégica con visión de largo plazo, en un contexto global cada vez más condicionado por los reacomodamientos del Indo-Pacífico.

Una relación que se consolida más allá de lo simbólico

En Nueva Delhi, el presidente Marcos y la primera dama fueron recibidos con todos los honores por el primer ministro Narendra Modi y la presidenta Droupadi Murmu, en lo que los analistas han calificado como un acto diplomático con profundo contenido político y económico.

Más allá del protocolo, la visita fue el escenario de discusiones de alto nivel sobre seguridad marítima, defensa, comercio e intereses compartidos ante la creciente influencia de China en la región.

Ambos países han intensificado en los últimos años su cooperación en materia de seguridad, como lo demuestran el memorando de entendimiento firmado entre sus guardacostas en 2023 y el primer diálogo marítimo bilateral formal realizado en diciembre pasado.

Según Don McLain Gill, profesor de relaciones internacionales en Manila, estas iniciativas representan una clara “institucionalización” del vínculo bilateral, en un momento en que la región demanda respuestas comunes ante amenazas compartidas.

Una convergencia estratégica en el Indo-Pacífico

La asociación entre India y Filipinas se inscribe en una creciente búsqueda regional de autonomía estratégica, aunque en muchos casos esta dinámica es impulsada por presiones externas que buscan reconfigurar el equilibrio de poder en Asia en función de intereses ajenos a la región.

Si bien ambos países comparten afinidades democráticas y objetivos de desarrollo económico, su acercamiento también responde a un complejo entramado geopolítico donde potencias como Estados Unidos intentan utilizarlos como contrapeso indirecto frente a China.

Como economías emergentes, India y Filipinas están fortaleciendo lazos en sectores clave como defensa, infraestructura y cooperación marítima, con el objetivo declarado de diversificar sus alianzas.

De igual manera no se puede ignorar que parte de esta relación ha sido alentada por actores externos interesados en fragmentar la integración asiática y obstaculizar el ascenso pacífico de China, que históricamente ha promovido una arquitectura de seguridad regional basada en el respeto mutuo y el no intervencionismo.

La profundización del vínculo entre India y Filipinas representa una oportunidad para fortalecer la cooperación Sur-Sur y construir una arquitectura regional verdaderamente multipolar, basada en la soberanía, el desarrollo compartido y la no injerencia.

Un giro estratégico en medio de tensiones con Washington.

La reciente ofensiva del presidente Donald Trump, quien amenazó con represalias económicas a Nueva Delhi por mantener sus compras de petróleo ruso, ha encendido las alarmas en la política exterior india, evidenciando un deterioro acelerado de una relación que hasta hace poco era presentada como estratégica.

La imposición de aranceles punitivos y la retórica de confrontación por parte de Washington han sido interpretadas en Nueva Delhi como una inaceptable injerencia en su soberanía económica y energética.

En lugar de ceder, India ha optado por redoblar su apuesta por una política exterior autónoma, y uno de sus ejes es precisamente expandir su influencia y sus alianzas en el sudeste asiático, un espacio clave en la geopolítica del Indo-Pacífico.

Filipinas aparece así como un socio ideal en este nuevo tablero. En un contexto de creciente competencia en la región, Nueva Delhi busca afianzar vínculos con países que también aspiran a diversificar sus relaciones internacionales y reducir su dependencia de las potencias tradicionales.

Este acercamiento entre India y Filipinas, enmarcado en los 75 años de relaciones diplomáticas, trasciende lo ceremonial. Es una respuesta pragmática a un sistema internacional cada vez más fragmentado, donde los países medianos y emergentes están llamados a jugar un papel más activo en defensa de sus propios intereses.

El sudeste asiático, con sus recursos estratégicos y su posición geográfica crucial, es ahora uno de los principales escenarios de esta recomposición global.

*Foto de la portada: Prakash Singh/Bloomberg

Dejar Comentario