Europa

El acuerdo UE-EE.UU. no es una negociación, sino una rendición incondicional

Por Ascanio Bernardeschi* –
Ante el último acto de servilismo de Bruselas, Europa se pliega a Trump. Y los trabajadores y los pueblos pagarán el precio.

Sólo podía ser un campo de golf propiedad de Donald Trump el teatro de la enésima humillación sufrida por la Unión Europea. Lo que Ursula von der Leyen se atrevió a calificar de «acuerdo histórico» porque restablece un «equilibrio» en las relaciones comerciales bilaterales, es, en realidad, una capitulación sin precedentes, un auténtico diktat que profundiza el carácter de Europa como colonia económica y militar de Estados Unidos.

La trampa arancelaria: triplicados, no reducidos

La retórica de la Comisión Europea habla de una «reducción» de los aranceles del 30% al 15%. Pero esto es una mentira descarada. Antes del acuerdo, los aranceles medios de EEUU sobre los productos europeos estaban en el 4,8%. Hoy, con el “magnánimo” compromiso de Trump, saltan al 15%, más que triplicándose. Y para algunos sectores -como el aluminio, el acero, los productos farmacéuticos y los semiconductores- suben al 50%, con futuras amenazas del 200%. Los aranceles del 30% eran sólo una amenaza, la amenaza de una puñalada en el corazón que nos ve «satisfechos» porque sólo nos la infligen en el hígado.

¿Y a cambio? Nada. De hecho, peor: la UE regaló a EE.UU:

– 600.000 millones de dólares de inversión europea en EEUU;

– La renuncia definitiva a la fiscalidad de las Big Tech (Google, Amazon, Meta & co.);

– La compra obligatoria de 750.000 millones de dólares en energía y armamento de fabricación estadounidense en los próximos tres años;

– La desregulación que abre la puerta de Europa a productos de calidad inaceptable o incluso nocivos para la salud.

Europa de rodillas, Italia en el punto de mira

Las consecuencias serán devastadoras. Según las estimaciones, el PIB italiano podría desplomarse un 0,2%, con sectores ya en crisis -automotriz, agroalimentario, farmacéutico- abocados al colapso. Y mientras las empresas pedirán ayudas públicas (aumentando la deuda), el gobierno tendrá que elegir entre recortar el bienestar o vender más.

Los eruditos que lo predijeron

No hacía falta una bola de cristal para ver por dónde iba la cosa. Ya hace meses que economistas y analistas críticos habían dado la voz de alarma. Por ejemplo, el pasado mes de abril Emiliano Brancaccio (“Il Fatto Quotidiano”) atribuía el origen de los aranceles a las desastrosas finanzas de Estados Unidos y advertía: «En lugar de permanecer subordinados a América, deberíamos buscar nuevas salidas comerciales en el mundo», criticando la huida de Italia de la Ruta de la Seda.

Alessandro Volpi, que también ha compartido desde el principio el motivo financiero de los deberes, denunció en una entrevista a Radio Onda d’Urto un acuerdo que «pliega de hecho los intereses de la UE a los de Estados Unidos», convirtiendo a Europa en un vasallo geopolítico. A diferencia de Von der Leyen, considera el acuerdo una «estabilidad desequilibrada» y criticó la ausencia de una estrategia europea autónoma. El impacto negativo del acuerdo en la economía italiana ya ha desencadenado peticiones de ayuda de empresas italianas, a las que el Gobierno tendrá que responder con consecuencias para las cuentas públicas.

Giovanni Mazzetti, en un artículo en «Fatto Quotidiano», tachó el acuerdo de «claudicación», señalando que ante el irrisorio déficit comercial de Estados Unidos con los países de la UE (5.000 millones), la UE ha capitulado. También denunció la renuncia al impuesto digital y al impuesto mínimo global como claudicaciones ante las multinacionales estadounidenses. Con las desregulaciones aceptadas por Von der Leyen, es de temer la llegada de transgénicos, carne hormonada y medicamentos no probados.

La agonía del capitalismo liberal y la hipocresía europea

Detrás de esta rendición incondicional se esconde la crisis terminal del capitalismo occidental. Estados Unidos, asfixiado por una deuda externa insostenible, responde con el proteccionismo más brutal. Europa, en lugar de oponerse, se arrodilla, demostrando una vez más que no es más que un brazo armado del imperialismo estadounidense -primero con el envío de armas a Ucrania y el apoyo de facto a la política genocida de Israel, ahora con este saqueo económico-.

Y mientras la UE se disuelve en su «estabilidad desequilibrada» (como dijo Volpi), el mundo avanza. China, los Brics, África: nuevos polos se consolidan, mientras Europa se aferra a un amo en declive.

Abandonar la UE: ya no es una opción, sino una necesidad

Frente a estos estragos, el único camino es la ruptura. Si la UE no implosiona por sí misma bajo el peso de sus contradicciones, serán los pueblos los que tendrán que liberarse de ella. Lo que se necesita no son reformas, sino una revolución.

Porque, como decía Brancaccio, es hora de buscar aliados fuera del «jardín» occidental, en ese mundo -a menudo pintado por algunos entendidos como una «jungla»- que, en cambio, muestra más humanidad, más capacidad de planificación, más sentido del Estado del que jamás ha tenido la Europa liberalista.

El enfrentamiento puede haber comenzado. Y esta vez, los ciudadanos no aceptarán fácilmente tener que pagar la factura.

*Ascanio Bernardeschi, economista polítco.

Artículo publicado originalmente en Futura Societa.

Foto de portada: Imagen original generada por la IA Copilot.

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