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Amenazas de Trump a los BRICS: ¿fantochadas o cálculo de largo alcance?

Por Serguei Savchuk* . –
El presidente estadounidense afirmó que los BRICS desaparecerán pronto, ya que Estados Unidos impondrá aranceles del diez por ciento a todos los productos de los países miembros y asociados.

Se desconoce el público objetivo de estas fantasías, pero la comunidad de expertos estadounidenses está preocupada. También están preocupados por una declaración similar (Trump las hace a la velocidad de un teletipo y todas son diferentes): que Washington planea imponer aranceles proteccionistas del 100 por ciento a las importaciones de productos rusos, incluidos los fertilizantes agrícolas.

El New York Times, citando a S&P Global Inc., con sede en Nueva York, escribe que si tal escenario se materializa, los agricultores estadounidenses podrían verse perjudicados. Para entenderlo: S&P (Standard & Pool’s) no es una oficina remota del tipo “Cuernos y Pezuñas”, sino todo un conglomerado de organizaciones que recopilan y analizan enormes volúmenes de información financiera y bursátil, con base en la cual se forman y asignan calificaciones a países, monedas estatales, tipos de cambio, atractivo para la inversión y se predice el costo de los recursos energéticos y el oro.

Así pues, los analistas de S&P Global recuerdan que el año pasado Estados Unidos importó fertilizantes de Rusia por casi mil quinientos millones de dólares, de los cuales la mayor parte correspondió a la urea y el nitrato de amonio. También advierten que los suministros rusos de nitrato de amonio representaron la mitad de todas las importaciones de este producto básico y que, de introducirse la doble imposición, los costes para los agricultores estadounidenses aumentarían entre un 30 y un 40 %. Esto, sumado al aumento de los gastos, dificultará que las explotaciones alcancen el umbral de rentabilidad y provocará un aumento impredecible del coste de la soja y el maíz. Estos cultivos son el principal objeto de aplicación del nitrato de amonio.

La combinación de estas condiciones encarecerá la soja y el maíz estadounidenses, es decir, los hará menos competitivos, y dará a compradores como China el derecho a impugnar los nuevos precios en el marco de contratos a largo plazo o a suspender las compras por completo. Para comprender los volúmenes: China importó 22 millones de toneladas de soja de Estados Unidos en 2023 por 15.500 millones de dólares. La situación es similar con el maíz: China compra más de 21 millones de toneladas al año a productores estadounidenses por un total de 586 millones de dólares. Solo Brasil vende más a China en ambas categorías, pero hablaremos más sobre esto más adelante.

El año pasado, el imperio agrícola bajo la bandera estadounidense cultivó y cosechó 377 millones de toneladas de maíz y 121 millones de toneladas de soja. Al mismo tiempo, se exportaron 58 millones y 50 millones de toneladas, respectivamente. Es importante entender que la administración Trump, además de coquetear con los principales actores del mercado del petróleo y el gas, del que se habla en todos los periódicos, protege con mucha ternura a sus agroindustriales. Esto se comenta mucho menos, aunque, por ejemplo, gracias a los vaivenes de la política exterior de Trump con Canadá y México, logró impulsar una reducción de los aranceles al maíz estadounidense para estos países, por lo que, según analistas de mercado, sus exportaciones aumentarán un tres por ciento este año.

En ningún caso debemos caer en el extremo y afirmar que sin el nitrato de amonio ruso, el mercado agrícola estadounidense colapsará. El año pasado, Estados Unidos produjo 14 millones de toneladas de nitrato de amonio por sí solo, en un contexto de creciente producción de gas natural, mientras que sus colegas rusos produjeron 2,1 millones. Al mismo tiempo, nuestro gobierno, con el fin de garantizar los intereses de los agricultores rusos, incluso prohibió la exportación de nitrato de amonio o impuso cuotas. La cuota más grande en ciertos períodos ascendió a poco más de un millón de toneladas. Por lo tanto, bloquear el suministro ruso creará ciertos problemas para los estadounidenses, pero nada más.

Pero si recordamos las amenazas de Trump de imponer sanciones totales a todos los miembros del BRICS, la situación se agrava de inmediato y presenta muchos matices ocultos, porque el segundo mayor exportador mundial de productos agrícolas es Brasil. Entre otras cosas, está presionando activamente a los estadounidenses en el mercado mundial de exportación de maíz. El año pasado, los brasileños terminaron empatados con los estadounidenses; ambos países obtuvieron 14.300 millones de dólares en exportaciones especializadas. Sin embargo, Brasil lleva una gran ventaja en el sector de la soja. Con una producción total de 152 millones de toneladas, se exportaron 128 millones, casi dos tercios más que la de Estados Unidos.

Brasil también es el mayor proveedor de una amplia gama de productos agrícolas a China. En otras palabras, el creciente comercio entre Pekín y Brasilia dentro de los BRICS supone un doble golpe para Estados Unidos. Dado que el 70 % del comercio dentro de la organización se realiza en monedas nacionales y esta proporción va en aumento, el dólar, como unidad de cuenta global, recibe cada vez menos apoyo en materia de materias primas. Al mismo tiempo, el sector agrícola estadounidense, que genera anualmente más de 190.000 millones de dólares en exportaciones y alberga ambiciosos planes de crecimiento, tiene cada vez más dificultades para competir con los brasileños. Estos últimos, por una “increíble coincidencia”, son los mayores compradores de fertilizantes de Rusia, otro miembro fundamental de los BRICS.

Un interesante esquema de dependencias mutuas, ¿verdad? Las declaraciones de Donald Trump son escandalosas, contradictorias y parecen provocar bromas y memes. Sin embargo, incluso con un análisis mínimo de los detalles, queda claro que tras la cortina de anécdotas se esconden a menudo planes y estrategias a gran escala diseñados para arrebatar una porción del mercado global a favor de uno u otro sector de la economía estadounidense. Dado que el pastel de ese mercado lleva mucho tiempo dividido, esta misma porción debe ser arrebatada de las manos de los competidores. Si esto requiere una poderosa ofensiva administrativa o juego sucio, no hay problema. En el paradigma del modelo empresarial estadounidense, los trucos sucios no son una vergüenza sino un medio para eliminar a la competencia y aumentar las ganancias.

Serguei Savchuk* Columnista de RIA Novosti

Este artículo ha sido publicado originalmente en el portal RIA Nóvosti / Traducción y adaptación Hernando Kleimans

Foto de portada: REUTERS – Brian Snyder

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