La Unión Europea insiste en que su voluntad es llegar a un acuerdo comercial con los Estados Unidos y evitar una guerra comercial. Sin embargo, Bruselas y los Estados miembros hace meses que se están preparando para responder al presidente estadounidense, Donald Trump, en caso de que no lleguen a un acuerdo y tienen en la recámara varias represalias que podrían tomar en cualquier momento.
Cabe dejar claro que Bruselas, al menos por ahora, no tiene previsto aplicar ninguna de estas contramedidas. Y así lo ha dejado claro en rueda de prensa este domingo la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen. De hecho, ella misma ha anunciado que aplaza hasta el 1 de agosto la entrada en vigor de una de las potenciales respuestas que la Unión Europea tiene a mano ante una posible escalada en la guerra comercial. Se trata de la aplicación de aranceles de entre el 10 y el 25% a una lista de unos 1.700 productos estadounidenses y afectaría a transacciones por un valor total de 21.000 millones de euros, según las estimaciones de la Comisión Europea.
Esta lista se aprobó a principios de abril, en un momento donde la Unión Europea tenía pocas esperanzas de llegar a un acuerdo con la Casa Blanca. La intención de Bruselas era clara: atacar directamente a productos icónicos de los Estados Unidos, como los Levi’s o las Harley-Davidson, y de estados estadounidenses en los que Trump y el partido republicano suele obtener buenos resultados electorales. Es decir, unas tasas muy dirigidas a que Trump haga marcha atrás y frene la guerra comercial con la Unión Europea.
Ahora estas medidas están congeladas, pero se podrían aplicar de un momento para otro si la Unión Europea así lo acuerda. De hecho, estaba previsto que entrasen en vigor de manera automática este martes que viene. Ahora bien, no es la única medida que el bloque comunitario tiene en el cajón para responder a un potencial nuevo anuncio de subida de aranceles de Trump. “Europa tiene muchas cartas [para responder] y todos los instrumentos están sobre la mesa”, ha avisado en más de una ocasión la presidenta de la Comisión Europea.
Hay una medida que se la conoce como el “instrumento anticoacción” y pretende tener sobre todo un efecto disuasorio: está más pensada para amedrentar a Trump que para que sea aplicada, aunque la UE nunca descarta que algún día acabe recurriendo a ella. La legislación pretende dotar a la UE de un marco legal para facilitar que, de forma urgente y por la vía rápida, pueda incrementar los impuestos de aduanas, restringir las importaciones o las exportaciones, excluir a algunos países de participar en licitaciones públicas o, entre otros, suspender obligaciones internacionales en materia de propiedad intelectual, lo que afectaría especialmente a las grandes tecnológicas.
Sin embargo, el problema es que la propia UE tiene dudas legales sobre en qué punto puede aplicar la legislación en el caso de Estados Unidos. Es un mecanismo que está pensado para responder a una coacción de un tercer país concretamente en contra el bloque europeo o de uno de los Estados miembros, pero no para responder a una subida general de aranceles. Por tanto, este instrumento es más fácilmente aplicable en caso de que Trump opte por castigar solo o especialmente al club comunitario y no incremente las tasas de aduanas a los productos que importa de todas partes por igual. En todo caso, Von der Leyen ha querido dejar claro en la rueda de prensa que el conflicto comercial con los Estados Unidos “por ahora” no se encuentra “en esa fase”.
La división en la UE
Como es habitual, y sobre todo en cuestiones tan sensibles como estas, las posiciones de los Estados miembros son dispares y cada uno lucha por sus intereses. Alemania e Italia, por ejemplo, son dos de los países que más exportan a Estados Unidos y quieren cerrar un acuerdo tan rápido como sea posible, aunque no sea el pacto deseado para la Unión Europea. Así, pretenden que se deje de aplicar un 25% —es uno de los pocos aranceles de Trump que no se han congelado— a los coches europeos que Estados Unidos importa.
De hecho, Berlín aboga por un acuerdo comercial que contemple excepciones para algunos productos, como es el coche o partes de este. En cambio, considera secundario lo que pide Francia, que el acuerdo sea “compensado” y que, por lo tanto, la Unión Europea aplique los mismos aranceles a los productos estadounidenses que Trump a las importaciones europeas. Sea como sea, la intención de la Comisión Europea, liderada por la conservadora alemana Von der Leyen, también parece que es llegar a un pacto comercial cuanto antes, tal y como pide Alemania e Italia, dos de los países más grandes e influyentes del bloque comunitario.
*Gerard Fageda, periodista.
Artículo publicado originalmente en Publico.es
Foto de portada: La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen.Philipp von Ditfurth / dpa /Europa Press.