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La crisis eterna del Líbano

Escrito Por Gianna Rosciolesi

Por Gianna Rosciolesi*- Que el Líbano esté atravesando una crisis no es novedad. Algunos analistas consideran que desde su Guerra Civil (1975-1990), el Líbano no pudo lograr estabilidad económica.

El año 2019 significó un punto de partida para la agudización de la crisis que enfrenta el país. La gente salió a las calles a reclamar la renuncia del presidente de ese entonces, Saad Hariri, la pandemia de COVID-19 y la confusa explosión en el puerto de Beirut el 4 de agosto de 2020, ayudaron a incrementar el malestar. El Banco Mundial la catalogó como una de las más severas y peores crisis desde mediados del siglo XIX.

En 2022 Beirut perdió su gabinete y a su presidente. Posterior a ello, llegó el ataque israelí del 2024, donde se oficializó una guerra contra Hezbollah y se buscó deshabilitar la comandancia política del partido en el país. 

A esto se le suma su intrincado sistema político, con el cual las autoridades son elegidas de manera democrática pero la confesionalidad religiosa habilita o impide el acceso a determinados cargos públicos. Esto desacelera el proceso de conformación gubernamental. 

Lo cierto es que el país de los cedros representa un punto estratégico como base militar, además de contar con un sinfín de recursos naturales ricos para la región. Por ello, ha sido puja de importantes tensiones territoriales, asedios y ocupación, por parte de Israel, Estados Unidos, Francia y otras potencias que han buscado su lugar de privilegio en el terreno.

A principios de este año, Estados Unidos aseguró su control sobre el Líbano al incitar la designación de Joseph Aoun como presidente, un ex comandante de las Fuerzas Armadas libanesas, que no articula con Hezbollah. 

En constante asedio

Los ataques de Israel hacia el Líbano comenzaron el 8 de octubre de 2024, cuando la Resistencia Libanesa lanzó ataques en solidaridad con Gaza que estaba siendo atacada por Israel (como lo continúa haciendo hoy). El estado sionista intensificó sus asaltos contra el Líbano en septiembre y asesinó al líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, el 27 de septiembre. 

Dos meses después, se pactó una tregua en donde una de las cláusulas definía que el ejército israelí debía retirar sus fuerzas del sur del Líbano antes del 26 de enero.
Sin haber cumplimentado lo acordado, Israel continuó agrediendo esporádicamente zonas del Líbano por tierra, mar y aire, afirmando que lo que hace es “atacar a Hezbollah por violaciones del alto el fuego”.

Ataque aéreo israelí sobre Tayouneh, Beirut, Líbano, viernes 15 de noviembre de 2024 / Hassan Ammar – AP

Para afrontar su crisis actual, Beirut debe reconocer la urgencia de poner fin a la ocupación del régimen israelí en el sur de su país. A los puntos militares que ya tenía instalado la milicia sionista, gracias la escalda de cotubre, pudo sumarse nuevos a lo largo de la Línea Azul entre el Líbano y la Palestina ocupada. Al mismo tiempo, aumenta su ocupación en regiones como las Granjas de Shebaa y las colinas de Kfar Shuba. 

El ministro de Defensa de la entidad de ocupación, Israel Katz, amenazó el pasado 6 de junio con intensificar sus ataques en el país de los cedros si este no aseguraba el desarme del movimiento de la Resistencia, Hezbollah. “No habrá calma en Beirut, ni orden ni estabilidad en el Líbano, sin seguridad para Israel. Los acuerdos deben cumplirse y, si no hacen lo necesario, seguiremos actuando con gran fuerza” expresó, a pesar de que Hezbollah y el Estado Libanés han cumplido los acuerdos trazados, a diferencia de Israel que ha alcanzado a violarlos más de 3.000 veces.

Esta amenaza llegó luego de que el presidente libanés se pronunciara respecto a uno de los ataques más grandes hacia la capital libanesa en los últimos meses, en los suburbios del sur: Hadath, Haret Hreik y Burj al-Barajneh. El portavoz árabe del ejército israelí, Avichay Adraee, emitió advertencias de evacuación para ocho edificios aproximadamente una hora antes de que se produjeran los atentados. 

El ejército israelí afirmó que los edificios atacados estaban situados sobre sitios subterráneos de producción de drones pertenecientes a Hezbollah.

Sin embargo, fuentes de seguridad libanesas afirmaron que el ejército solicitó acceso a través del comité de alto el fuego liderado por Estados Unidos para inspeccionar los sitios y no encontró evidencia de instalaciones de armas antes de verse obligado a retirarse cuando comenzaron los ataques con aviones no tripulados israelíes. El Canal 14 de Israel informó que los últimos ataques en Beirut se llevaron a cabo en plena coordinación con Estados Unidos.

La creciente guerra de Occidente contra Irán, puede repercutir en nuevos e intensos ataques con la excusa de “la amenaza de Hezbollah”, dado que el gobierno sionista ya encendió sus alarmas respecto a posibles acometidos en sus tierras ocupadas por parte de grupos de la Resistencia como Hamas, Ansarallah y Hezbollah. 

Washington y Tel Aviv también están presionando para que la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (FPNUL) cese sus actividades en el país. Los analistas han afirmado que la medida pretende eliminar a los observadores internacionales que podrían supervisar o documentar las acciones militares israelíes en el sur del Líbano.  

Contra Hezbollah 

En la misma amenaza realizada en junio por el ministro de Defensa israelí, se aseguró que lo que el gobierno de Tel Aviv exige es el desarme de Hezbollah. 

El Eje de la Resistencia ha cobrado un significado valor en la retórica de la ocupación sionista, puesto que siendo un grupo político sin actual estatus real en la cúpula del gobierno libanés, ha logrado combatir con poderosa convicción el asedio israelí. Hezbollah, apoyado por Irán, conquistó una rápida tregua y cese al fuego, y pudo posicionarse como una fuerza determinada al reagrupamiento y reorganización, luego de haber perdido a uno de sus más importantes líderes.

Hezbollah hoy se encuentra en un momento de reconstrucción, con el cese obligado del liderazgo de Hassan Nasrallah, la nueva cabeza del movimiento demostró otra dinámica que aún la entidad sionista no logra interpretar completamente. Por ello, Tel Aviv está probando nuevas configuraciones a través de atentados, asesinatos, y poniendo a prueba las líneas rojas del Eje de la Resistencia. 

Hoy el gobierno libanés considera su desarme como una vía para la paz y la finalización de conflictos con Occidente. Una nota en el Wall Street Journal aseguró que las Fuerzas Armadas Libanesas (LAF) han colaborado con la inteligencia israelí para desarmar la estructura de Hezbollah en el sur libanés, en la región del río Litani. 

En una entrevista con el mismo medio, el primer ministro libanés, Nawaf Salam, explicó que el ejército libanés ha logrado el 80 por ciento de sus objetivos de desarme en el sur donde Hezbollah había cooperado en la entrega de sus posiciones militares.

Presiones y crisis

La primera cuestión a tener en cuenta es que el Líbano hoy está ubicado en medio de lo que pareciera ser una inminente Tercera Guerra Mundial. La reciente agresión de Estados Unidos hacia el territorio iraní, aceleró la cuestión regional en materia de ataques. 

Hezbollah condenó fuertemente los ataques tanto estadounidenses como israelíes hacia la República Islámica, a través de su secretario general, Sheikh Naim Qassem, quien reafirmó el apoyo a Irán y a su liderazgo para enfrentar la agresión. “Los tiranos no pudieron soportar que Irán inspirara a los resistentes que anhelan liberar sus tierras, especialmente en Palestina, Líbano y la región, ni su apoyo asumiendo todos los costos y consecuencias por su postura con la justicia y la causa de nuestra época, Palestina” declaró. 

Para Occidente esto basta para utilizarlo como excusa de “amenaza” para activar sus milicias hacia las tierras fenicias.

El general Joseph Aoun toma juramento como presidente del Líbano / ANSA

Por otro lado, debemos entender que la comandancia libanesa está atravesada por numerosas presiones internacionales. La presencia de Estados Unidos está inmersa en la diplomacia libanesa, participando en la toma de decisiones y cuestionando la presencia del movimiento Hezbollah constantemente. Así mismo, Europa y los estados árabes del Golfo también desestabilizan al gobierno, obligándolo a cumplir ciertas exigencias políticas en sus decisiones. 

Con el cambio de liderazgo en la Siria limítrofe, algunos analistas observan inminentes enfrentamientos en la frontera de ambos países. Damasco hoy responde a la diplomacia Occidental, y una mayor desestabilización en la frontera norte podría favorecer al régimen de ocupación y sus aliados.

Hoy el Líbano se encuentra ante dos desafíos cruciales: en primer lugar, la expulsión del ejército israelí de sus tierras. En segundo lugar, frente a la necesidad de reconstrucción de su infraestructura, fuertemente destruida en la región sur, en Beirut y en Baalbek, así como el regreso de todos los libaneses que han tenido que abandonar sus hogares tras los ataques.
Esto también incluye una reconstrucción de su sistema de seguridad y defensa nacional, ya que, al estar permitiendo el desarme de Hezbollah, el gobierno debería proporcionar una respuesta programada para los futuros ataques que reciba el país. 

Foto de portada: EFE – WAEL HAMZEH 

Acerca del autor

Gianna Rosciolesi

Técnica en Comunicación Social, Técnica en Relaciones Públicas y Ceremonial, Miembro de la Cátedra de Relaciones Internacionales de la Facultad de Periodismo UNLP, Integrante del equipo de Investigaciones de PIA Global.

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