Análisis del equipo de PIA Global Asia - Asia Pacifico Geopolítica

BRICS y Mundo Multipolar, Entre las Aspiraciones y los Desafíos Persistentes

Escrito Por Tadeo Casteglione

Por Tadeo Casteglione* En abril de 2025, el Club de Discusión Valdái presentó una visión renovada sobre el papel de BRICS+ como catalizador de un nuevo orden mundial multipolar, basado en principios de integración orientados a superar las lógicas binarias tradicionales.

Esta perspectiva optimista contrasta notablemente con las advertencias que el histórico politólogo ruso y director del Consejo Ruso de Asuntos Internacionales Andrey Kortunov, formulara en 2018, donde cuestionaba la viabilidad misma del concepto de multipolaridad y señalaba desafíos estructurales que, según toda evidencia, permanecen sin resolver.

El análisis de ambas posiciones revela una tensión fundamental y la dinámica entre las aspiraciones geopolíticas emergentes y las realidades prácticas de la construcción de un nuevo orden internacional.

BRICS como Laboratorio de Integración

El informe de abril de 2025 del Club de Valdái presenta a BRICS+ no meramente como una agrupación económica o política, sino como un “laboratorio para probar modelos de futuras relaciones internacionales”.

Esta caracterización ambiciosa se sustenta en dos pilares fundamentales que, según los analistas rusos, otorgan a BRICS una singularidad histórica: la representación de la mayoría de las civilizaciones regionales del mundo (china, rusa, india, islámica, africana e iberoamericana) y la implementación de una forma novedosa de conducta internacional que trasciende las lógicas confrontacionales tradicionales.

La propuesta valdaísta introduce el concepto de fundamentos “odd&uneven” (desiguales e impares) como alternativa a la lógica binaria que ha dominado las relaciones internacionales.

Este enfoque busca trascender las dinámicas de suma cero mediante la introducción de una tercera dimensión en los modelos de interacción, transformándolos de estructuras planas a marcos multidimensionales.

En términos prácticos, esto se manifiesta en la capacidad de BRICS+ para ofrecer cooperación sin imponer condiciones políticas estrictas, como ejemplifica el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS en contraste con las instituciones occidentales tradicionales.

La integración, según esta perspectiva, no debe entenderse como la formación de bloques rígidos, sino como un proceso dinámico que fomenta una lógica alternativa de interacción.

Cuanto más profundamente se comprometan las partes en agendas compartidas, más profunda será la transformación en sus respectivas actitudes e intenciones. Esta transformación gradual permitiría superar genuinamente los escenarios de confrontación hacia resultados mutuamente beneficiosos, estableciendo las bases para un orden donde la hegemonía misma sea inviable.

Los Desafíos Estructurales Identificados por Kortunov

Sin embargo, las advertencias que Andrey Kortunov formulara en 2018 mantienen una relevancia inquietante. Su análisis sistemático de los obstáculos para la construcción efectiva de un mundo multipolar identificó problemas fundamentales que trascienden las buenas intenciones y los marcos conceptuales elegantes.

Kortunov señaló que la experiencia histórica de los siglos anteriores no ofrece ejemplos de un orden mundial que se transforme gradualmente. Los cambios sistémicos de 1815, 1919 y 1945 fueron revolucionarios, no evolutivos, y surgieron de conflictos armados a gran escala.

La construcción gradual de un nuevo orden multipolar, advirtió, podría condenar a la humanidad a permanecer décadas en una “zona gris” entre el orden antiguo y el nuevo, caracterizada por la ausencia de reglas claras y la proliferación de conflictos entre los “polos” emergentes.

Más preocupante aún, Kortunov cuestionó si existen evidencias suficientes de que el mundo se mueva efectivamente hacia la multipolaridad. ¿Está la Unión Europea más cerca de ser un “polo” independiente que hace una década? ¿Han avanzado África, Medio Oriente o América Latina hacia el estatus de “polos” colectivos? ¿Ha aumentado la capacidad de la Organización de Cooperación de Shanghái para actuar con posiciones consolidadas? La respuesta a estas preguntas, siete años después, sigue siendo ambigua en el mejor de los casos.

La Persistencia de las Lógicas Bipolares

Una de las críticas más penetrantes de Kortunov se refería a la tendencia del discurso ruso sobre multipolaridad de disfrazar estructuras esencialmente bipolares bajo una fachada multipolar.

Esta observación mantiene su relevancia al examinar las dinámicas actuales entre BRICS+ y Occidente. La dicotomía “Este-Oeste”, “Sur Global-Atlantismo”, la confrontación entre poderes “marítimos” y “continentales”, o la oposición entre Estados Unidos y el “resto del mundo” revelan patrones de pensamiento binario que contradicen los principios multidimensionales que el Club de Valdái propone como superación.

La metáfora del tablero de ajedrez utilizada en el informe de 2025, donde “peones blancos y negros” reconocen finalmente que las reglas han cambiado, resulta reveladora de esta persistencia binaria.

Aunque pretende ilustrar la trascendencia de las lógicas confrontacionales, la imagen sigue estructurada en términos de oposición dual, sugiriendo que las categorías mentales bipolares permanecen profundamente arraigadas.

El Problema de los “Gángsters” y las “Molls”

Kortunov identificó otro desafío fundamental en lo que denominó el problema de los “gángsters” y las “molls” del mundo multipolar. La multipolaridad, argumentó, está orientada hacia las grandes potencias (“gángsters”) e ignora a los estados menores (“molls”). En un sistema de aproximadamente 200 estados miembros de la ONU, la mayoría quedaría relegada al papel de extras u observadores en el nuevo orden multipolar.

Este problema se agrava por el hecho de que los estados menores históricamente han preferido protectores distantes antes que hegemones regionales. Flandes resistiendo la tutela francesa, Portugal distanciándose de España, o Vietnam rechazando el dominio chino ejemplifican esta tendencia.

En este contexto, los “polos” solo pueden formarse “voluntariamente bajo coacción”, como dice el dicho ruso, fundamento que en el siglo XXI presenta una estabilidad dudosa.

El caso de Ucrania, mencionado por Kortunov como ejemplo de deterioro en las relaciones con un país “hermano”, adquiere dimensiones trágicas en el contexto actual, validando sus advertencias sobre la fragilidad de las construcciones geopolíticas basadas en supuestas afinidades culturales o históricas.

La Complejidad Creciente del Poder Global

Otro desafío identificado por Kortunov que permanece sin resolver es la creciente complejidad de las medidas de poder estatal. Si en la época del Congreso de Viena el poder era jerárquico y tenía parámetros limitados, hoy las jerarquías rígidas pierden significancia debido a la emergencia paralela de múltiples nuevos componentes del poder nacional.

El ejemplo de Corea del Sur resulta ilustrativo: aunque no puede considerarse una gran potencia en el sentido tradicional por su dependencia de la protección externa, en el sector de la electrónica portátil es una superpotencia. Samsung compite exitosamente con Apple en el mercado global de smartphones, y sus celulares Galaxy tiene más peso en términos de marca nacional que el sistema de misiles ruso S-500 Prometey.

Esta proliferación de parámetros de poder convierte la tarea de construir un balance multipolar estable en un problema matemáticamente insoluble. Intentar equilibrar un sistema abierto con un número permanentemente creciente de variables independientes equivale a tratar de transformar una célula viva en un cristal muerto.

BRICS+ Frente a la Realidad Multilateral

Las iniciativas promovidas por BRICS+, particularmente después de la Cumbre de Kazán de 2024, buscan resolver las contradicciones institucionales con una hegemonía en declive. Sin embargo, Kortunov había advertido que el éxito de proyectos como BRICS+ o la “Comunidad de Destino Común” no acercaría al mundo a la multipolaridad “clásica”, sino que lo alejaría de ella hacia formas de multilateralismo.

La distinción es crucial: mientras la multipolaridad consolida privilegios de líderes y se basa en el poder, el multilateralismo se fundamenta en intereses y crea oportunidades para los menos favorecidos. Un mundo multipolar se construye con bloques que se equilibran mutuamente; un mundo multilateral se edifica con regímenes complementarios que se desarrollan acumulando elementos de dependencia mutua y creando nuevos niveles de integración.

El análisis histórico de Kortunov sobre el Concierto Europeo revela otro obstáculo significativo para la multipolaridad moderna. El sistema vienés del siglo XIX funcionó debido a su flexibilidad: las grandes potencias europeas podían cambiar rápidamente las configuraciones de alianzas para mantener el equilibrio general. Francia pasó de ser adversaria de Rusia en la Guerra de Crimea a ser su socia un año después, resultando en la ruptura final entre Rusia y Austria.

¿Es imaginable tal flexibilidad hoy? ¿Podría Rusia intercambiar su asociación actual con China por una alianza con Estados Unidos? ¿Podría la Unión Europea, bajo presión estadounidense, reorientarse hacia la cooperación estratégica con Moscú?

Estos escenarios parecen improbables en el mejor de los casos y absurdos en el peor. Los líderes de las grandes potencias contemporáneas carecen de la flexibilidad absolutamente necesaria para mantener un orden mundial multipolar estable.

Kortunov identificó una paradoja adicional comparando el Congreso de Viena de 1814-1815 con el Tratado de Versalles de 1919. El primero resultó en un orden europeo estable, mientras que el segundo se volvió irrelevante quince años después de su firma.

La diferencia crucial: el Concierto Europeo fue creado por monarcas autocráticos, mientras que Versalles fue diseñado por líderes de democracias occidentales dependientes del sentimiento público nacional.

Los políticos contemporáneos son aún más dependientes de las fluctuaciones de la opinión pública que sus predecesores del siglo XX. Las posibilidades de ver nuevos ejemplos de la magnanimidad de Alejandro I o la perspicacia de Metternich son escasas. Como parafraseó Kortunov a Pushkin: “el populismo político y la multipolaridad son dos cosas incompatibles”.

La Búsqueda de un Equilibrio en Sistemas Abiertos

Para que el sistema internacional futuro sea estable y duradero, Kortunov argumentó que no debe haber diferencias radicales entre vencedores y vencidos, entre miembros “regulares” y “privilegiados”. De lo contrario, cualquier cambio en el equilibrio global de poder necesitará ajustes al sistema, perpetuando las crisis.

Esta observación adquiere particular relevancia al considerar las propuestas del Club de Valdái sobre BRICS+ como alternativa a las instituciones occidentales. Si BRICS+ simplemente replica las estructuras de privilegio que critica, aunque con diferentes beneficiarios, no habrá resuelto el problema fundamental sino meramente redistribuido las ventajas hegemónicas.

Kortunov había anticipado que las medidas no materiales del poder estatal ganarían importancia creciente. La reputación de un país, su “historial crediticio” que es fácil de socavar pero difícil de restaurar, se vuelve progresivamente más valiosa. La famosa frase de Stalin sobre el Papa (“¿El Papa? ¿Cuántas divisiones tiene?”) parece más una antigüedad política que cinismo político.

En este contexto, los esfuerzos de BRICS+ por construir narrativas alternativas y establecer marcos normativos propios adquieren importancia estratégica. Sin embargo, la construcción de poder blando y legitimidad internacional requiere tiempo y consistencia, elementos que las dinámicas geopolíticas aceleradas contemporáneas dificultan.

Navegando Entre Aspiraciones y Realidades

El contraste entre las aspiraciones del Club de Valdái para 2025 y las advertencias de Kortunov de 2018 ilustra la complejidad de construir alternativas viables al orden internacional existente. Mientras el informe valdaísta presenta una visión esperanzadora de BRICS+ como catalizador de transformación sistémica, los desafíos identificados por Kortunov permanecen esencialmente sin resolver.

La persistencia de lógicas bipolares bajo fachadas multipolares sugiere que las categorías mentales tradicionales de confrontación siguen dominando el pensamiento estratégico.

La dificultad para equilibrar sistemas abiertos con múltiples variables de poder, la ausencia de flexibilidad comparable al Concierto Europeo, y los constraints de la legitimidad democrática contemporánea plantean obstáculos estructurales significativos.

Sin embargo, esto no invalida necesariamente los esfuerzos de BRICS+ por construir marcos alternativos de cooperación internacional. Más bien sugiere que el éxito de estas iniciativas dependerá de su capacidad para trascender genuinamente las lógicas de poder tradicionales hacia formas de multilateralismo que, como Kortunov predijo, podrían alejar al mundo de la multipolaridad clásica hacia arreglos más complejos y complementarios.

El futuro del orden internacional probablemente no se resolverá mediante la simple sustitución de una hegemonía por múltiples polos, sino a través de la construcción gradual de regímenes flexibles que regulen dimensiones específicas de la comunicación global.

Todo esto refleja un dilema más amplio sobre si es posible construir un orden internacional más equitativo sin repetir los errores del pasado. La respuesta a esta pregunta determinará no solo el futuro de BRICS+, sino la viabilidad misma de las alternativas al orden internacional establecido.

Tadeo Casteglione* Experto en Relaciones Internacionales y Experto en Análisis de Conflictos Internacionales, Periodista internacional acreditado por RT, Diplomado en Geopolítica por la ESADE, Diplomado en Historia de Rusia y Geografía histórica rusa por la Universidad Estatal de Tomsk. Miembro del equipo de PIA Global.

Foto de la portada: Sputnik Media

Acerca del autor

Tadeo Casteglione

Diplomado en Geopolítica por la ESADE, Diplomado en Historia de Rusia y Geografía histórica rusa por la Universidad Estatal de Tomsk. Experto en Relaciones Internacionales y Experto en Análisis de Conflictos Internacionales.

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