Realmente la impostura de emperador del inquilino de la casa blanca puede interpretarse desde distintas diciplinas científicas, pero desde el punto de vista de la política, las formas expresan el contenido y, ni el contenido ni las formas con las que Donald Trump pretende relacionarse con el sistema político mundial, reflejan la coherencia necesaria para vislumbrar un futuro de paz, concordia y equidad entre las naciones del planeta.
Que el mismo Donald Trump asegure, de manera grosera e indigna, que por su palacio harán fila los mandatarios de otros países para “negociar” sus medidas agoreras y despóticas, con actitud sumisa y subalterna, dispuestos a entregar todo a cambio de nada, no es ni más ni menos que una invitación a la rebelión y un empujón mas para la salida del decadente capitalismo unipolar.
Inmolen su dignidad y su capital político y entreguen a sus pueblos para que “América sea nuevamente Grande” expresa el monarca sin corona del país del norte. Y por allí desfilan Bukele, Milei y Meloni como menesterosos con ofrenda ajena para ver que dádiva obtienen de este nuevo Nerón del siglo XXI.
Milei corrió desesperado a Mar a Lago por una foto con un cheque en blanco para el FMI, esperando contar con la bendición del supremacista amo del norte.
Bukele fue a ofrecer el territorio de El Salvador para que sirva como la gran cárcel extra nacional de los Estados Unidos.

La batalla por los aranceles
Meloni viajó en estos días a Washington para entrevistarse por primera vez en la Casa Blanca con Donald Trump aclarando que lo hacía en carácter de representante no oficial de los intereses de los 27 países que conforman la Unión Europea (UE).
En este escenario de idas y vueltas Trump había otorgado un plazo de 90 días sobre los aranceles recíprocos aplicando un arancel generalizado del 10 % para la mayoría de países y regiones, incluyendo la UE, mientras se negociaban los gravámenes.
Meloni había expresado ya su postura en contra de las imposiciones del 20% para la UE, pues impactarían directamente sobre las exportaciones italianas, que representan aproximadamente un 10% de los envíos al mercado estadounidense, aclarando a la prensa, “Estoy segura de que podemos llegar a un acuerdo y estoy aquí para ayudar en eso. No puedo negociar en nombre de la Unión Europea. Mi objetivo sería invitar al presidente Trump a una visita oficial a Italia y ver si existe la posibilidad de organizar también una reunión similar con Europa”
Culminada la reunión con Trump se dejó ver que no habían salido acuerdos concretos, pero sí el compromiso de seguir trabajando en un acuerdo que beneficiara a ambas partes.
Meloni invitó a Trump a Roma, y este acepto la invitación, la cual se especula tendría que ser ante de vencer los 90 días de plazo para la aplicación de los aranceles recíprocos. Lo que sí se llevó Meloni fue la visita de David Vance que estará tres días en Italia y luego partirá a India.
También en estos días, Maros Sefcovic, comisario de Comercio de la UE, se reunió en DC con el secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, para evitar que Trump imponga aranceles extraordinarios a todos los bienes europeos que ingresan al mercado estadounidense.
Antes de su viaje a Estados Unidos la premier italiana se entrevistó con la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, la cual había expresado a través de la red social X: “Si las negociaciones no son satisfactorias, nuestras contramedidas entrarán en vigor”.
Von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, António Costa, viajarán en julio a China para reunirse con el presidente de este país, Xi Jinping, pero como avanzada, Von der Leyen comisionó al presidente de España Pedro Sánchez para que viajara a China para estudiar la relación Pekín-Bruselas. “Va a allí para hablar en nombre de toda la Unión, a ver qué se puede hacer y qué no se puede hacer”, la Comisión, que ni confirma ni desmiente la información, admite intercambio de mensajes con los líderes europeos al respecto.
Durante los últimos años, la relación comercial entre Washington y Bruselas atravesó distintos episodios de tensión, con la imposición de aranceles cruzados que afectaron tanto a productos industriales como agrícolas. Si bien con la gestión del presidente Joe Biden se logró cierta distensión, algunos tributos heredados del primer mandato de la administración Trump aún siguen vigentes.
En este sentido, y con la hipótesis de que no se llegaría a un acuerdo, La UE ha comenzado a diseñar un paquete de contramedidas para afrontar el 20% de aranceles impuestos por Trump.
El viaje de Meloni, trata de poner por delante en la negociación de los aranceles que existe una voluntad política de alcanzar acuerdos por la vía diplomática, en un contexto donde ambos bloques puedan coordinar posiciones frente a China y fortalecer su vínculo estratégico.
Situación comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea a principios de 2025.
A pesar de un ligero aumento en el superávit comercial de la eurozona con EE. UU. en enero de 2025, impulsado por un incremento en las exportaciones e importaciones de ambos lados, el presidente estadounidense Donald Trump había expresado su fuerte descontento con la balanza comercial desfavorable para Estados Unidos.
Ante la agresiva política arancelaria de Trump, la UE ha preparado contramedidas arancelarias por valor de 26.000 millones de euros sobre productos estadounidenses y está explorando alternativas comerciales en otros países.
La guerra de aranceles, podrían aumentar los precios de bienes básicos y manufacturados, afectando a consumidores y empresas dependientes de importaciones en sectores clave como la construcción y la tecnología entre otros.
Se estima que un arancel del 10% podría reducir el PIB de la UE entre un 0,2% y un 0,3%. Sectores específicos como el automovilístico, la metalurgia y la agricultura podrían ser particularmente vulnerables.
Trump de esta manera extorsiona a la UE para que aumente las importaciones de petróleo y gas estadounidense para evitar los aranceles.
La complejidad de la relación comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea, está caracterizada por un superávit en bienes a favor de la UE y un superávit en servicios a favor de Estados Unidos, con un volumen total de comercio de 1.6 billones de euros en 2023 y un superávit neto para la UE de 48.000 millones de euros.
El boomerang de la política de aranceles
Los aranceles aumentan el costo de los productos importados, lo que puede resultar en precios más altos para los consumidores estadounidenses, lo que podría reducir su poder adquisitivo. Esto es especialmente cierto para los productos cuyas alternativas nacionales son limitadas.
Muchas empresas estadounidenses dependen de componentes y materiales importados de Europa, que a causa de los aranceles podrían aumentar su precio, haciéndolas menos competitivas. Además, las empresas estadounidenses que exportan a Europa podrían enfrentarse a aranceles de represalia, lo que perjudicaría sus ventas y rentabilidad.
Varios economistas creen que los aranceles, en última instancia, perjudican el crecimiento económico general al distorsionar los mercados, reducir el comercio y generar incertidumbre.
En realidad, es improbable que Estados Unidos se beneficie significativamente de la imposición de aranceles amplios, no solo a Europa, sino al resto de los países con quienes mantiene relaciones comerciales.
Si bien algunas industrias nacionales específicas podrían experimentar un impulso temporal, la posibilidad de un aumento de los precios al consumidor, el perjuicio para las empresas estadounidenses que dependen de las importaciones europeas y las importantes represalias de la UE que desemboquen en una guerra comercial probablemente superarían cualquier beneficio y podrían incluso provocar una recesión.
No hay que olvidar que junto a esta medida dentro de Estados Unidos se está llevando a cabo una política de persecución y deportación de migrantes que conforman la mano de obra, fundamentalmente agrícola, que ha mostrado su impacto sobre los precios y la existencia de productos en los comercios alimenticios.

China también Juega
Más allá del hipócrita relato de Trump y sus multimillonarios tecno acólitos, beneficiarios de las tácticas financieras que este desata con cada intervención televisiva, la guerra para detener el desarrollo científico- industrial de China y su papel geopolítico, cada día aparece más complicada para el emperador del unilateralismo.
Trump piensa que los líderes del mundo actuarán antes sus bravuconadas como la élite del partido “demócrata” o la corte de advenedizos de la CPAC, pero se equivoca. Se equivoca con Yemen y la resistencia palestina, se equivoca con Irán y fundamentalmente se equivoca con China.
China, Rusia, Irán, los BRICS +, las nacientes revoluciones anticoloniales de África, hoy juegan un papel alternativo multipolar que trasciende la miopía del “yo supremo” norteamericano que se considera imprescindible e insustituible en seguridad y comercio.
Brasil ha sustituido a Estados Unidos como principal proveedor de soja para China, que es el mayor importador mundial de soja, aumentando significativamente sus importaciones desde Brasil y reduciendo de esta manera su dependencia de Estados Unidos.
Estados Unidos presionó a las empresas chinas que manejan dos puertos en Panamá para que le vendieran a BlackRock sus posiciones, pero los reguladores antimonopolio en China han suspendido la venta de los puertos en Panamá.
Estados unidos escala los aranceles a productos de exportación e importación, sin comprender que el mundo está interrelacionado y que para que se pueda desarrollar una empresa nacional manufacturera de alto valor agregado, sí o sí se deberá contar con algún componente, maquinaria o materia prima proveniente de otro país.
China ha planteado la política de aranceles cero y lo ha anunciado para los países con los que tiene relaciones diplomáticas y comerciales tanto en Asia como en América Latina y África.
Pero también ha sido estricta ante la amenaza trumpista y ha ampliado las restricciones a componentes esenciales para vehículos eléctricos, tecnología militar y energías renovables, lo que podría provocar una gran crisis en EE.UU. en corto plazo.
China está a la vanguardia en el desarrollo de la tecnología 6G, con el objetivo de lanzar servicios comerciales alrededor de 2030, pero sobre todas las cosas es la expresión mas poderosa y relevante de la multipolaridad inclusiva y complementaria sobre la cual se puede proyectar un futuro diferente al anacrónico sistema capitalista unipolar.
China ha inaugurado un nuevo sistema de pagos internacionales con el Yuan Digital que está funcionando en más de 200 países que representan al 87% del mundo, procesando los pagos que antes tardaban días en tan solo 7 segundos sin depender del dólar, del Swift o de bancos occidentales, rompiendo la hegemonía impuesta desde la Casa Blanca.
El mundo de la minoría tecnológica que representa Trump, enajenada en su prepotencia imperial ha perdido el sentido de la realidad y se ha alejado de ella. La humanidad no necesita de quienes vislumbran un futuro en marte, necesita de quienes trabajen para combatir el hambre, la miseria y la inequidad que pone en peligro su propia existencia. Entramos en la era del nosotros, de la solidaridad y de la complementariedad y para consolidarlas en un futuro próximo, habrá que borrar del mapa el colonialismo, el fascismo y fundamentalmente la pretensión imperial de atarnos a un capitalismo decadente que representa a un pasado de injusticias, guerra y saqueo al que la mayoría no quiere pertenecer.
Oscar Rotundo* Analista político internacional. Editor de PIA Global
Foto de portada: Global Times