Pero, ¿cómo se ha presentado a la USAID?
Se la conoce como, Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) ha sido durante mucho tiempo un instrumento integral del deep state estadounidense, es la principal agencia «para ampliar la ayuda a países que se recuperan de catástrofes, intentan salir de la pobreza y emprenden reformas democráticas», según sus objetivos formales manifiestos.
Fue creada en 1961, en plena Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, a instancias del presidente John Kennedy, quien quería crear una herramienta más eficiente para contrarrestar la influencia soviética en el extranjero a través de la ayuda exterior, entendiendo que el Departamento de Estado era «sumamente burocrático» a la hora de hacerlo.
De los 10.000 trabajadores que posee, dos tercios prestan servicio en el extranjero. Posee un presupuesto con el cual asignó más de 40.000 millones de dólares en ayuda financiera a 130 países en el año fiscal 2023.
Detrás de su fachada para prestar servicios humanitarios, la agencia ha sido señalada por gobiernos extranjeros, como una herramienta de influencia estadounidense para interferir en los asuntos internos de sus naciones.

Como ha operado la USAID en diversos países
Si bien se conoce que las mayores operaciones se han dado en torno a Latinoamérica, la USAID se ha desplegado alrededor del mundo vinculándose sus actividades con la CIA y la DEA para interferir en los asuntos soberanos de los países.
En África ha trabajado a través de Ongs que albergaban proyectos que incluían la contención del ébola, el desminado de áreas conflictivas o las temáticas relacionadas con el desplazamiento forzado de personas a causa de las guerras tribales o del tráfico de afectados por situaciones de hambruna.
También se la relaciona con el oenegeismo que trabaja con los temas migratorios en Europa y las temáticas de Derechos Humanos en países donde existen gobiernos revolucionarios como Irán y China donde se hace más evidente su estrategia para solventar a grupos contrarrevolucionarios que actúan bajo el libreto de la revolución de colores.
Claramente lo expresa el senador norteamericano por New Jersey Andy Kim, “Nuestra ayuda en el extranjero se enfoca en combatir enfermedades y detener las hambrunas, pero también es una herramienta para frenar el alcance expansionista de los líderes autoritarios de China, Rusia e Irán”.
La USAID ha sido fundamental en la estrategia de los “golpes blandos” actuando de forma versátil para propiciar golpes de Estado con apoyo institucional interno, por medio de una combinación de operaciones mediáticas, manifestaciones de calle y alianzas internas con los estamentos legislativos o judicial, según el escenario, como ejemplos podemos citar la salida del poder a Manuel Zelaya, Fernando Lugo y Dilma Rousseff.
De los países de nuestra América en los que se ha identificado claramente su accionar, podemos destacar a Venezuela en la cual la USAID intensificó su trabajo antes y después del fallido Golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2002. La misma fue acusada de apoyar económicamente a la Ong SUMATE que dirigía en aquel momento María Corina Machado Parisca, miembro de la oposición golpista.
En 2006, se reveló que la agencia había aportado a esa aventura desestabilizadora, con más de 26 millones de dólares que se distribuyeron entre los diversos grupos violentos de Venezuela a partir del 2002.
En la actualidad el gobierno de Donald Trump investiga las actividades y financiamientos de la USAID, por los cientos de millones de dólares destinados a la oposición venezolana, los cuales habrían sido utilizados para beneficio personal de sus principales figuras. Este es el caso de Juan Guaidó, Carlos Vecchio, Leopoldo López y su esposa Lilian Tintori, así como Julio Borges y una larga lista de opositores que son acusados de utilizar estos fondos para llevar una vida lujosa a costa del dinero entregado por la USAID.
Por ejemplo, Carlos Vecchio en su rol de “embajador” del gobierno autoproclamado de Guaidó, recibió la cantidad de 116 millones de dólares. En total, los montos que Estados Unidos destinó a las organizaciones no gubernamentales, tanto dentro, como fuera de Venezuela, se estiman en 568 millones de dólares
Las investigaciones muy probablemente también lleguen a varios países como Chile, donde la cuestionada “embajadora” de Guaidó, Guarequena Gutiérrez en el año 2019, había sido investigada por pagos desde la Cancillería de Roberto Ampuero, en el gobierno de Sebastián Piñera, por concepto irregulares de honorarios.
En México, el Gobierno de reveló en agosto de 2024 que, durante el mandato de Andrés Manuel López Obrador, la agencia financió a la organización opositora «Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad», con más de 5 millones de dólares.
En el caso de Bolivia, en 2013, Evo Morales expulsó de Bolivia a la USAID, acusándola de conspiración e injerencia en los asuntos políticos internos. Durante su mandato, la agencia fue acusada por el Gobierno de participar activamente en planes de desestabilización, separatismo e intervención en los procesos electorales.

Sobre la bloqueada Cuba la USAID desplego una batería iniciativas golpistas como la creación del llamado ‘Twitter cubano’, red social cuyo objetivo principal fue desestabilizar al gobierno de Cuba.
El plan de la agencia consistía en crear el proyecto ZunZuneo, para atraer a usuarios jóvenes y luego impulsar la organización de manifestaciones políticas de protesta.
También utilizó un programa juvenil de educación sobre el HIV como cobertura para penetrar en la isla, entre 2009 y 2014, con la finalidad reclutar activistas opositores que fomentaran una rebelión.
El Proyecto ZunZuneo («Twitter cubano») funcionaba como una red de inteligencia. Se trataba de una plataforma de medios sociales que estuvo operando entre 2009 / 2012 con la finalidad de atraer a jóvenes cubanos, con el propósito de reclutarlos para una aventura golpista. Utilizaba la mensajería SMS para construir una base de datos, para fomentar la movilización antigubernamental, articulaba sus actividades con la Oficina de Iniciativas de Transición (OTI) de USAID, que se enfocaba en la «promoción de la democracia» en “Estados adversarios”.
De igual manera funcionaba el Programa juvenil de educación sobre el HIV que servía como coartada para penetrar en la isla con jóvenes «agentes» latinoamericanos que se hacían pasar por trabajadores de la salud para reclutar disidentes bajo el disfraz de talleres sobre el VIH. Se ejecutó entre 2009 y 2014.
En octubre de 2009, la USAID financió este proyecto ejecutado por una docena de jóvenes venezolanos, costarricenses y peruanos, que ingresaron a Cuba para generar las condiciones para una revolución de colores, siguiendo el libreto de Barack Obama promotor de un «nuevo comienzo» con Cuba.
Los participantes de la operación utilizaban un sistema de comunicación codificada para enviar mensajes a sus miembros y evitar ser detectados, por ejemplo, este mensaje en clave: «Me duele la cabeza» = sospecha de vigilancia, o «Tú hermana está enferma» para acortar el viaje etc. También poseían unidades USB encriptadas y archivos ocultos para evadir detecciones.
Al ser descubierta la operación, el gobierno cubano denunció la utilización de los programas de salud y el uso indebido de la ayuda humanitaria para el cambio de régimen, como una intervención que socavaba la confianza en las iniciativas sanitarias mundiales.
La USAID siempre negó el «espionaje» y financiamiento para el objetivo golpista, pero reconoce los esfuerzos para la «construcción de la democracia» en Cuba.
En septiembre de 2014, la fallecida jefa del Departamento de infecciones de transmisión sexual y VIH/Sida del Ministerio de Salud Pública de Cuba, María Isela Lantero Abreu, calificó de «monstruoso» intervenir y espiar a un país de esa manera, ya que evidenciaba el «grado de deshumanización» de la agencia norteamericana
Sobre Haití la Usaid desembolsó 13.000 millones de dólares desde el devastador sismo de 2010, pero el país no ha logrado hacer frente a su crisis política, institucional, sanitaria y social, lo cual sugiere que la mayoría de los fondos nunca llegaron a sus destinatarios.
Ucrania ha recibido de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional destinó $ 39.800 millones en apoyo a Kiev, siendo el segundo organismo en enviar una gran cantidad de fondos, detrás del Pentágono y el Departamento de Estado.
En Asia Central la USAID está profundizando su accionar en Turkmenistán, en octubre, como parte de su visita regional a Asia Central, la subadministradora adjunta de la Oficina de Asuntos Asiáticos de USAID, Anjali Kaur, visitó Turkmenistán para “fortalecer la cooperación bilateral”.
Con enviados de esta característica y rango, USAID profundiza sus labores en esa región tan sensible de Asia Central, mediante su presencia financiera y comunicacional, en busca de encontrar puntos vulnerables para utilizarlos en la creación de un cordón sanitario asiático alrededor de Rusia.

Trump desnuda el accionar de la USAID
Donald Trump, ha señalado que la USAID «ha estado dirigida por un puñado de lunáticos radicales». A esto se ha suman las declaraciones de Elon Musk, jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), que acusó a la USAID de financiar investigaciones de armas biológicas, corroborado esto por la operación militar especial de Rusia en Ucrania, que aportó pruebas sobre un laboratorio relacionado con la propagación del covid-19.
También la acusó de pagar a «medios de comunicación” y comprar o asalariar a periodistas y medios alternativos para que «publiquen su propaganda».
Musk, calificó a la USAID como «una organización criminal», cuyas actividades fueron difundidas por el portal WikiLeaks, desenterrando pruebas directas que la compromete.
Bajo la fachada de promover «valores democráticos en el extranjero» y fomentar «un mundo libre, pacífico y próspero», existen manuales del Ejército estadounidense que la califica como un medio para aplicar el «poder económico» en «persuadir a adversarios para que modifiquen su comportamiento».
La «colocación de USAID en el extranjero y su misión de interactuar con grupos humanos proporcionan un canal para aprovechar los incentivos económicos» en apoyo de los esfuerzos de guerra no convencional de EEUU, expresa un documento de Guerra No Convencional de las Fuerzas Especiales de 2008.
El documento de las operaciones especiales también promociona el «Marco de Evaluación de Conflictos» de esta agencia como una herramienta eficaz para realizar «el diseño y la planificación a nivel programático, operativo y táctico» para uso militar.
La arremetida de la administración Trump contra la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional, USAID, deja en evidencia lo denunciado históricamente sobre las actividades intervencionistas de los gobiernos norteamericanos.
La duda es si un gobierno que ha surgido amenazando a diversos países como Panamá, con retomar el control del canal, o de destruir a la República Islámica de Irán, o apoderarse de la Franja de Gaza, va a abandonar una herramienta histórica al servicio del espionaje y la guerra de baja intensidad.
Por la actitud descarada de Donald Trump y el doble discurso que utiliza con los que considera sus adversarios, aparecen indicios de que en realidad la idea que tiene el gobierno no es eliminar la USAID, sino, subordinarla a los intereses de las nuevas políticas y estrategias estadounidenses.
Una hipótesis sería readecuarla, otra puede la ser, acabarla y crear otro tipo de plataforma, sin ir más lejos las nuevas derechas conservadoras antiwoke, reciben financiamiento de nuevas plataformas como fundaciones u organizaciones similares.
Oscar Rotundo* Analista político internacional, editor de PIA Global
Foto de portada: WikiLeaks en X