Colaboraciones Nuestra América

Bolivia: repensar el proceso de cambio fuera de la tradición heredada

Por Jhonny Peralta Espinoza*. Especial para PIA Global. – El 2007, Evo Morales declaraba que “por muchas razones, por muchas vivencias, por muchos elementos, el movimiento indígena es la reserva moral de la humanidad”; veinte años después afirmaba que “el Trópico de Cochabamba es un pueblo indomable por el imperio, la reserva moral de la sociedad y que no se rinde ni se vende”.

Cómo explicar esta metamorfosis, dónde encontrar las causas, y, lo más importante, cómo sigue adelante el bloque popular-indígena, cuando el 2023, García Linera, sostenía que “Bolivia tiene que ser gobernada por indios los siguientes 100 años y apenas vamos 15”[3]. El único camino para salir de este atolladero es superar esta mezcla de esencialismo y etnocentrismo que tanto daño hace a los procesos de transformación. A esta altura de la historia creer que “el ser” indígena u obrero, ahora que se ponen de moda también los intelectuales, por el solo hecho de “ser”, piensan que conservan una esencia fija e inmutable, como un verdadero “yo” que les permite impulsar, dirigir, orientar los procesos revolucionarios; además, que desde sus valores y normas naturales, y por lo tanto etnocéntricas, juzgan a las otras culturas, en un intento de imponer su visión del mundo.

Toda esta pesada tradición nefasta, si no se supera en el corto plazo, el país caerá nuevamente sin luchar como el 2019, ahora en el plan que teje Marco Rubio, como nuevo secretario de Estado de los yanquis, quien amenazó con “sostener la paz con la fuerza”, ya sea con aliados o con rivales, todo para tener el control absoluto de lo que los yanquis consideran “su patio trasero”.

“El pasado es raíz y no programa”. Mariátegui

La sigla MAS ha regresado a sus dueños naturales, las organizaciones sociales, pero a fin de cuenta solo es un símbolo, que hasta el propio Evo piensa prestarse una sigla o hacer una alianza, demostrando que solo le interesó su postulación. Entonces qué hacer con el símbolo MAS, quién o quiénes lo llenan de contenido, para esto es útil repensar lo que se hizo, siempre que repensar no signifique repetir, y así tener herramientas para reconducir el proceso de cambio. Si hablamos de la historia corta, el 2003 fue el momento de alta politización de los movimientos sociales, cuando se plantearon preguntas radicales y las respuestas se construyeron de forma colectiva; como decía Mao: “las masas son los verdaderos héroes, en tanto que nosotros somos a menudo pueriles y ridículos”.

En esa coyuntura los hombres y las mujeres que conformaban los movimientos sociales, luchaban por sus reivindicaciones concretas, por transformar sus situaciones, sus realidades, que vivían, o sea cambiar la exclusión, la discriminación, el congelamiento de salarios, las altas tasas de desempleo,  por eso se dice que “somos las situaciones que vivimos”, y que esa vivencia se expresa mediante la política. Por esto, no es lo mismo que plantear una teoría “de la situación”,  que construir un pensamiento “desde la situación”. Sin embargo, esa potencia de transformación de los años 2000 al 2003, encarnada en indígenas, obreros, desempleados, jóvenes marginales, mujeres de pollera y madres de casa, fueron cooptados por un dogma convertido en tabú: el MAS, o sea la organización política a la que no se podía censurar o criticar, porque era dirigida por una rosca marxista-leninista-guevarista-troskista-maoista. Esa rosca repitió un modelo de organización política fracasado, aunque se llame movimiento al socialismo, que encabezaba un hombre acompañado por una decena de profesionales de la política, que confundieron la potencia transformadora de los movimientos sociales por la captura burda del poder.

Mucho se arguye que esa dirección altamente centralizada del MAS dio espacios de poder a los indios, al permitirles ser alcaldes, diputados, embajadores y ministros, que comparado con los espacios que detentaba la izquierda esclerotizada, podemos afirmar que las grandes decisiones para cambiar las situaciones de los obreros, las situaciones de los indios, las situaciones de las mujeres, etc., las decidían ese cenáculo del poder, así el proyecto político “de y para” la situación de las organizaciones sociales, lo elaboraba esa dirección “leninista”, asumiendo un rol de “amo liberador”, que al final se lo creyó Evo.

Ahora hay una crisis transversal que atraviesa el país, como una evidencia que el proyecto de Estado plurinacional no logró despegar, tenemos un poder legislativo, del que depende la soberanía popular, ha tomado la decisión de asfixiar económicamente a esa soberanía popular al impedir la aprobación de créditos externos; un poder judicial, que nunca dejó de defender los intereses de los dominantes y opresores, ahora juega con el destino del país; unas fuerzas armadas que en pleno siglo XXI y en seis años se atrevió a dar dos golpes de Estado, y, un ejecutivo reactivo, tacticista y sin dirección política.

En este escenario la nueva dirección nacional del MAS, junto a las organizaciones y movimientos sociales, debe reflexionar si hay el deseo y la voluntad de transformar esta “situación”, porque la política solo se practica en “situación”. En otras palabras, las mujeres y los hombres del campo popular-indígena saben de las dificultades y problemas de su “situación”, y solo ellos y ellas tendrán que dar las respuestas colectivas para superar la “situación” que atraviesa el país. Esto implica y exige altos niveles de politización del campo popular-indígena, que provocarían dos hechos importantes para reconducir y profundizar el proceso de cambio: acabar con el dogma y tabú de un MAS censurador e inmune a la crítica, y, por otro lado, abandonar la figura desgastada del militante que cree saber de todo y solo quiere dirigir a las bases, y que al final solo se condena a la más pura impotencia, tal como sucedió con  generación evo, columna sur, brigada octubre, grupo tania, etc. etc. junto a sus ministros, y esos pocos indios e indias que accedieron al poder y que sufrieron deformaciones que causaron que ya no fueran ni actuaran con la misma potencia y eficacia de antes.

Por tanto, si la resolución de la “situación” del país pasa por medidas económicas, políticas y sociales radicales, decididas por las organizaciones sociales, lo que se está decidiendo es ir a la lucha política y en esa lucha construir el sujeto de cambio, de construir una nueva voluntad colectiva con significantes políticos, que supere quizás el puño cerrado o la V de victoria, la canción de Quilapayún, y que implique una “renacionalización” de la política, y que nos ayude a respondernos qué tipo de actor histórico, político y social es el movimiento obrero y el movimiento indígena, y si son capaces de ser sujetos de transformación. Así, la política convencional ejercida no hace mucho por el evismo que tanto criticaba el pluralismo ideológico, será superada por lo nuevo y por el conflicto.

“Como decía Lenin, sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario” Milei[4]

El 5 de diciembre en la conferencia política de acción conservadora realizado en la Argentina, Milei habló de política, método y poder y plantear un decálogo, en el que repitió la frase de Lenin, además afirmó que “la única forma de combatir al socialismo es desde la derecha, que todos aquellos tibios que quieren ir por el medio, lo único que hacen es regalarle terreno a la izquierda y a la izquierda no se le puede dar un milímetro…nosotros somos escépticos del consenso, somos escépticos del diálogo”.

La política del acoso y derribo emprendido por la nueva derecha y expresado en largos paros y bloqueos como los que desarrollaron el comité cívico cruceño y el evismo, han provocado una espiral inflacionaria, en el que hay una transferencia de recursos de los pobres a los ricos, por esto se explica el ocultamiento primero de pollo, después de arroz y ahora de aceite; además del bloqueo del legislativo para aprobar los créditos internacionales, el incumplimiento del acuerdo de entrega de divisas por parte del sector exportador y la especulación que hace la banca privada con los dólares.

Entonces, lo que plantea Milei, y quizás es el camino que tomará la derecha reaccionaria en el país, es destruir las mediaciones sociales que tanto costo en la construcción del Estado burgués, como son las pensiones a los jubilados, el presupuesto digno a la escuela pública, la sanidad y la universidad y las políticas sociales; en otras palabras, Milei patea el tablero y toda posibilidad de pacto social, y amenaza con profundizar el ajuste en el 2025 que es un año electoral. La pregunta y el dilema que confronta el pueblo argentino es ¿cómo se combate a la radicalización de la derecha?, con radicalización desde la izquierda o con reformismo.

Todas las acciones que hace la Cainco y la Cao pretenden instalar un sentido común, donde las demandas populares se reduzcan a la estabilización por medio del ajuste, apostando a un cansancio subjetivo que se percibe en la gente en relación al símbolo del MAS, porque en el fondo, también es evidente una derrota política de esa dirigencia del MAS, en todas sus corrientes y facetas, además de una derrota cultural, porque hicieron creer que el uso “inclusivo” del poder de los movimientos sociales “empoderados”, con algunos indios ministros, diputados, senadores o embajadores, tenía más importancia que ejecutar medidas radicales, como las que se planteaban en las luchas del 2003 y en el proyecto de constitución aprobado en Oruro.

El conflicto de las radicalidades parirá a los candidatos

La democracia representativa liberal, como concepto clásico de representación, expresa la presencia de unaausencia, o sea, que los políticos profesionales son los representantes de un pueblo que delega (se ausenta) en sus representantes; por tanto, los candidatos favoritos del empresario Claure, como son Reyes Villa y Doria Medina, imposible que dejen su representación en otras formas de democracia radical con rasgos de comunidad, deliberación y conflicto, como el que tiene que construir el MAS en su vínculo con el compañero Lucho. ¿De qué participación estamos hablando?

Primero, aclarar que la coyuntura exige superar las formas de participación que no modifican las reglas de lo que hay, o sea unos representantes, llámese Reyes Villa, Doria Medina, Evo Morales, Luis Arce, que tienen una relación más amable, cercana y a la escucha de las poblaciones, pero que no ponen en juego sustancialmente el poder o las estructuras de representación, porque buscan desesperadamente la “pasión de unanimidad”, y que no tienen pensado ceder poder. En este caso, la honestidad es importante para juzgar a las personas, y más allá de que el compañero Lucho demostró debilidad o incapacidad en algunos momentos, siempre reafirmo que el MAS es de las organizaciones sociales y que el candidato se definirá el 25. En contrapartida, todos los caciques de la nueva derecha: Reyes Villa, Evo, Tuto, Doria Medina, Rodrigo Paz, etc. etc. se postularon motu propio; mientras que Eva Copa, Eduardo del Castillo, Marcelo Claure, no salieron a desmentir de manera firme los rumores de sus proclamaciones. Por tanto, analizando el panorama de la situación de los candidatos favorables al campo popular-indígena, solo queda la figura del compañero Lucho, que tiene a su favor el vínculo y el apoyo de las organizaciones sociales, que están obligados a desarrollar una democracia radical en función a cómo ha cambiado la gente.

Como dijimos, esa democracia radical debe contener tres rasgos: comunidad, deliberación y conflicto. La participación política más difícil de construir, es que la nueva dirección nacional del MAS construya la autoorganización de lo común, o sea que incorpore la pluralidad de pensamientos, de sujetos y de situaciones, así, esta nueva democracia radical exija en su radicalidad que todas y todos asuman que representan y defiendan sus situaciones, sus realidades, para después transformar esas situaciones de forma colectiva. Esto nos lleva a hablar del segundo rasgo que es la deliberación, que implica razonar, debatir y decidir con los otros y las otras, porque deliberar es pensar juntos, y este acto ya es transformar e inventar la realidad. Es aquí donde se planteará o no la lucha política y las medidas radicales, donde nadie saldrá igual como entró, porque después de la deliberación viene la “ejecución” de la decisión tomada, ya que no hacerse cargo de las consecuencias de la decisión tomada, amputa la experiencia. Por último, la democracia radical cobija al conflicto, a la lucha política, la única vía que profundiza y expande la democracia; decía Maquiavelo que “la vida de Roma fue larga y justas tantas de sus leyes, porque la institución de la sociedad era permeable al conflicto”. Si el compañero Lucho es elegido candidato, tiene que conjurarse con esta democracia radical, no cooptarlos al poder institucionalizado, como se hizo hasta ahora, porque solo el conflicto pone límite a la voracidad de los poderosos y amplía las posibilidades de existencia. Se imaginan un nuevo MAS planteando una segunda reforma agraria con industrialización; una nacionalización de la explotación del oro; un control estatal de las divisas; la escuela única y la salud de calidad. Aquí, la palabra de las mujeres y los hombres que están y han cambiado la forma de pensar y hacer política, no será una palabra hueca, sino una realidad temida, un motor necesario y siempre renovado.

Jhonny Peralta Espinoza* Economista egresado de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). Analista político. Ex militante Fuerzas Armadas de Liberación Zárate Willka.

Foto de portada: (Presidencia de Bolivia)

Referencias:

[1] https://espai-marx.net/?p=696

[2] https://correodelsur.com/politica/20240506/evo-se-atrinchera-en-el-chapare-con-andronico-y-articula-sus-organizaciones-leales.html

[3] https://www.opinion.com.bo/articulo/pais/garcia-linera-afirma-que-es-justo-correcto-que-evo-proclame-como-candidato/20230926182111922055.html

[4] https://www.casarosada.gob.ar/informacion/discursos/50806-discurso-del-presidente-javier-milei-en-la-conferencia-politica-de-accion-conservadora

Dejar Comentario