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Elecciones en Brasil. Haddad y Lula contra el establishment ultraderechista

Este domingo 7 de octubre será el primer round en la batalla por la presidencia de Brasil. Se enfrentan abiertamente las fuerzas del establishment contra el movimiento popular brasileño y el PT.

El establishment tiene como candidato con posibilidades a Jair Messias Bolsonaro, un ultraderechista, excapitán retirado del Ejército por insubordinación e indisciplina, pro-dictadura, de neto perfil neoliberal, privatizador y de orientación reaccionaria, con un discurso xenófobo y de racismo radical y abierto, especialmente contra pueblos originarios, la comunidad LGBTI y mujeres.

De cara a la primera vuelta del domingo, Bolsonaro, de 63 años y representante del Partido Social Liberal (PSL) encabeza las encuestas con un 35%. Su campaña se apoyó en las redes sociales y las fake news, con respaldo del principal “oenegeismo” imperialista, los militares y el poder de la iglesia evangelista.

El PT lleva como candidato a Fernando Haddad, de 55 años de edad. Es abogado y economista. Fue ministro de educación de los gobiernos de Luis Inacio «Lula» Da Silva y Dilma Rousseff. En 2012 fue gobernador de San Pablo. Es quien ocupa el lugar del ex presidente Lula quien, pese a ser el candidato con mayor intención de voto, fue dejado fuera de la contienda electoral, proscripto por la justicia brasileña luego de haberlo condenado a 12 años de prisión por una causa inaudita de supuesta corrupción. Su potencial candidatura estaba acompañada de una intención de voto imbatible por cualquier otro candidato, lo que anunciaba una posible victoria del PT y la recuperación del poder. Hoy, Haddad alcanza un 23% de intención de voto según IBOPE, colocándolo en segunda vuelta, ante un escenario complejo.

Durante la campaña la consigna del PT para tratar de superar la proscripción fue  “Lula é Haddad. Haddad é Lula”.

Luego de conocerse la prohibición para Lula, él mismo explico en una carta:

“No he cometido ningún crimen y he sido condenado por la prensa mucho antes de ser juzgado». La condena es «una farsa judicial y una venganza política». Subraya que sus opositores no buscan proscribir con eso el Brasil del proyecto del PT, elegido democráticamente para gobernar durante cuatro elecciones consecutivas, expulsado del poder por la maniobra por la cual se derrocó a Dilma. Haddad «será mi representante en esta batalla para retomar el rumbo del desarrollo y la justicia social», añadió pidiendo a las y los brasileños que voten por él.

El balotaje está garantizado. Las opciones principales son Haddad contra Bolsonaro. Mas lejos está la chance de Haddad contra Geraldo Alckmin.

Se resuelven el mismo domingo los principales cargos del país. Se diagramará un nuevo escenario nacional con el recambio de los gobernadores de los 27 Estados (incluido el Distrito Federal de Brasilia), los 513 diputados, 57 de los 81 senadores (dos tercios) y los legisladores de las asambleas de todos los Estados. Según el Tribunal Superior Electoral (TSE), 147.306.275 brasileños están habilitados para votar el domingo.

El resto de los candidatos no alcanza al 10% individualmente. Entre ellos están Ciro Gomes, Geraldo Alckmin, Marina Silva.

Ciro Gomes del Partido Democrático Trabalhista (PDT), de 60 años, es abogado y fue ministro de economía de Lula Da Silva (2003-2006). Comenzó su carrera política desde su etapa estudiantil. En sus principales propuestas se mencionan la reindustrialización y la lucha contra la corrupción. Cuestiona la fiabilidad de las encuestas que lo dejan en el tercer lugar con un 11% (IBOPE).

Geraldo Alckmin (60 años) es abogado y representa al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). Es el candidato más puro del establishment. Es apoyado por Temer. Fue gobernador del Estado de San Pablo en cuatro períodos. Se mantiene alejado de las chances con un 10% en intención de voto.
Como una de las últimas figuras está Marina Silva, de 60 años, evangélica y progresista. Fundadora de su propia fuerza política la Red de Sostenibilidad. Ex Ministra de medioambiente durante el primer mandato de Lula Da Silva. Con una intención de voto menor al 10%, queda ubicada en un hipotético quinto lugar.

Con la economía estancada sin alternativas viables de reactivación a la vista, luego de meses de ajuste fiscal por parte del gobierno de Temer, quien congeló el gasto federal por 20 años (incluidas las prestaciones sociales), con endeudamiento creciente; luego de los cambios en la legislación laboral anti-trabajadores, y cerca de 13 millones de personas desempleadas (el 14% de la población), Brasil vive desde hace dos años la mayor crisis política, económica y social de su historia.

En los últimos días y horas, Lula se mantuvo muy activo, lanzando mensajes desde la cárcel. Mediante un video publicado este sábado, Lula insiste en lo que ha sido la campaña electoral del PT. Pide al pueblo trabajador que defienda el legado histórico del partido que más ha hecho en materia de políticas sociales en este país: el PT de su gobierno y de Dilma Rousseff.

Asimismo, también el sábado, envió por escrito el siguiente mensaje: «Mi querido pueblo brasileño. El 6 de octubre es mi cumpleaños. Espero como presente el 7 de octubre el voto del pueblo brasileño a Haddad para que sea presidente».

Por su parte, Bolsonaro se encargó de declarar con nitidez y públicamente que si Haddad gana, no reconocerá el resultado y que si bien las Fuerzas Armadas no impedirán que asuma el cargo de gobierno advirtió que al primer error, intervendrán.

El país más poderosos de América Latina, integrantes de los BRICS, se juega en unas atípicas elecciones el futuro de todo un continente.