Colaboraciones Nuestra América

Bolivia: la “Guerra Política”

Por Jhonny Peralta Espinoza*. Especial para PIA Global. –
«El verdadero santo es el que vapulea y mata al pueblo por el bien del pueblo» Baudelaire

En abril del 2023, en un audio, Carlos Romero revelaba que “el detonador desestabilizador tendría que ser un factor que genere convulsión social”; el 4 de octubre del 2023, García Linera sostenía que “el gobierno de Lucho es una transición y temporal”; en febrero del 2024, Humberto Claros, declaraba que “los sectores sociales están llegando a un momento donde dicen tienen que irse Lucho”; Ponciano Santos, en marzo del 2024 amenazaba que “nosotros por supuesto que podemos fregar más el tema económico”; en abril de este año Evo advertía “que si inhabilitan a Evo va a haber una convulsión”. Esta línea política del evismo ejecutada desde hace más de un año, ha llegado a su punto de quiebre, ahora el evismo quiere conquistar sus demandas solo por un acto de un puro poder vertical, que en los hechos significa una escalada de violencia, verbigracia, provocar la caída del gobierno, y esto se materializa a través del derramamiento de sangre.

Sin embargo, este ejercicio del poder vertical por parte del evismo, provoca que los escombros del muro, que se llamó proceso de cambio, se desmoronen y caigan sobre las dos corrientes del masismo: el evismo y el arcismo. A estas alturas la mímica del evismo y el arcismo en lugar de convencer, persuadir e influir a sus bases políticas y sociales, lo que generan es desmoralización, confusión y decepción; ese  voto duro del 25% a 30%, ya no es tal, pero este dato no es para que la derecha se alegre, todo el sistema político evidencia su fracaso como mediaciones de la democracia; y, por tanto, se abre la puertas a un cauce de un bloque reaccionario y conservador militar, donde la responsabilidad del evismo y el arcismo es mutua porque  se enfangaron en una guerra de adjetivos y epítetos que no conducen a nada, en este caso podemos parafrasear junto a Carlos Fuentes, “es el culo por el que se expele lo que se come”.

La unidad de los contrarios es una ilusión; no hay política sin enemigo

Traducir la dinámica golpista del evismo requiere develar una dinámica temporal, porque desde hace dos años, Evo mediante el paralelismo, bloqueos, acuerdos con la derecha, pretendió acumular fuerza, y todo esto que parecía que era la ejecución de actos que aparentaban ser chapuzas, o sea acciones incoherentes y sin cuidado, poco a poco de chapuza en chapuza, han acertado y la fuerza de los hechos ha determinado que el evismo se refugie en su reducto: Chapare. Esto les da una ventaja, porque si el militante o el soldado no están unidos a un territorio, no se podrá confiar en él para mantener la paz o para hacer una guerra de cualquier tipo. En este contexto, el evismo ha tomado cuarteles, planteando una guerra política por otros medios, y aquí es útil recordar a Mao, quien se burlaba de la categoría de la «síntesis dialéctica» de opuestos y hablaba de una «dialéctica negativa», según él, toda síntesis terminaba en una reconciliación forzada, algo que se comprobó hace unos días, cuando en una reunión clandestina entre el gobierno y el evismo, la reunión no duro ni diez minutos porque el evismo solo quería tres demandas: legalización del congreso de Lauca Ñ, anulación de los procesos por estupro y habilitación de la candidatura de Evo.

El evismo se ha conjurado ir por la cabeza del presidente, tal como lo reconoció Ponciano Santos, quien afirmó que “los bloqueos buscan la renuncia de Luis Arce y hasta que se vaya su gobierno”, porque desde agosto del 2022, cuando se lanzaba la candidatura de Evo, entre chapuza y chapuza ha llegado a este momento. Entonces, en esa reunión a lo mejor se produjo una pausa momentánea de la guerra política que está desarrollándose; pero lo que se debe imponer es una dialéctica negativa, donde los contrarios u opuestos no se unen, sino simplemente una parte derrota a la otra, porque el escenario que plantea Evo, es el derrocamiento del gobierno, sumándose a la narrativa de la derecha reaccionaria, que desde hace años sostiene que el Estado es inviable. Por tanto, la supuesta ola de indignación popular que se generaría por la inhabilitación de Evo, el no reconocimiento de su congreso, y la no suspensión de los procesos por estupro, ahora se materializa en bloqueos en el Chapare, la pregunta correcta es: ¿para derrocar al gobierno es suficiente la trinchera del Chapare?

El ámbito de la táctica es siempre el ámbito de la contrarrevolución

Cuando alguien fracasa, puede echarle la culpa a mil pretextos, idear todo tipo de explicaciones, a partir de muchas frustraciones, o puede interrogarse acerca de los puntos de apoyo de los que el enemigo dispone en nosotros mismos y que determinan o provocan nuestros fracasos. El evismo podría interrogarse acerca de si es correcto atrincherarse en el Chapare, porque mantenerse bloqueando 19 días las carreteras puede provocar desgaste en sus filas, cansancio físico en sus hombres y mujeres, y visibilizarse como el único enemigo a ser derrotado por la fuerza del Estado, en otras palabras, si el carácter etnocéntrico de la lucha evista es un punto de apoyo para el gobierno y ahí encuentre su victoria. Por otra parte, el gobierno tendría que preguntarse, cumpliendo con su deber constitucional, si las fuerzas policiales son suficientes para desbloquear las carreteras durante un tiempo indeterminado; si los militares motu proprio intervendrán si sucede algo con los militares y sus familiares retenidos en los cuarteles; si el Estado con sus instituciones que poseen la violencia como última razón, cuando se ejerza en el momento oportuno y se decida acabar con los bloqueos, mantendrá  su legitimidad.

El evismo ha constituido desde hace tiempo un grupo compacto para que nada se filtre de sus planes, han renunciado a establecer cualquier forma de complicidad con quien no pertenece a ese núcleo duro, y podemos deducir que el jefe de operaciones es Quintana. Y este plan elaborado por JR, lo dijimos hace tiempo, es un plan político sin raíces, se reduce a la defensa de su líder y de su territorio. En estas condiciones, ante la indignación popular que generan los bloqueos, y la correlación de fuerzas políticas reales desfavorable a Evo Morales, y la situación a la que se ha llegado, el dilema es: o golpea el evismo o golpea el gobierno.

En este contexto, el gobierno se ha visto obligado a tomar medidas de acuerdo con la Constitución, pero la eficacia en la política tiene que ver con la eliminación y/o derrota de todos los intentos que el enemigo ejecuta para destruir un régimen, y la batalla que se plantea en el Chapare, no reúne las condiciones para que alguien dispare y provoque una muerte. Si dispara el gobierno, pueden despertar emociones políticas incontrolables; si dispara el evismo, puede levantar el ánimo y la combatividad de su militancia del gobierno y justificar la intervención; en ambos casos se alteraría la correlación de fuerzas, pero no tendríamos que olvidar la reacción de los militares, porque el plan de derrocamiento del gobierno que está ejecutando el evismo, que según Evo tiene alguna perspectiva de éxito, se desplomaría por un posicionamiento de los militares, que por formación y equipamiento, saldrán en defensa de dios, la patria y la ley.

Por esto que los bloqueos deben leerse nunca como el final de un proceso, sino más bien como el inicio de algo, como la expresión de una ruptura simbólica, como la manifestación del cierre de una etapa y el comienzo de otra. Y esa ruptura simbólica es el cierre del orden constitucional, verbigracia, la caída del gobierno, y el comienzo de un proceso político reaccionario. Entonces, para construir políticamente, para organizar esa indignación popular en contra de los bloqueos y transformarlo en acción política, es necesario que el gobierno articule y construya una agenda de demandas populares, ni maximalista ni minimalista. Esto intentó el evismo, y se planteó oponerse a la carencia de combustibles y dólares, al incremento de precios de la canasta familiar, y sumarle sus tres demandas innegociables; por esto, en este momento los bloqueos están en una politización en bruto. Y una muestra de esto es el intento de Evo de ir a un cuarto intermedio, para recuperar fuerzas, pero desconociendo que en la política pura y dura, hay cosas que pueden comenzar de una manera y terminar de otra; las bases cocaleras ante la propuesta de Evo de cuarto intermedio, estaban divididas, unas querían la pausa y otras estaban decididas a continuar, ganó la propuesta del bloqueo indefinido, o sea, gano el plan de JR.

Combatir la guerra no pasa por instaurar la paz

Utilizar la noción de correlación de fuerzas para juzgar si es factible que el evismo o el arcismo triunfen, es utilizar un solo fotograma para explicar toda la película; por tanto, esto no implica ahogarnos en la impotencia, ni ser reaccionarios, sino pensar y crear ideas e intentar abrir las puertas a las luchas en el presente. JR Quintana debe estar consciente que los problemas a los que se enfrenta son irresolubles sin ayuda del Estado, porque ese es el destino de los bloqueos, de las movilizaciones como las que está empujando. El problema de las demandas planteadas por el evismo, son significantes vacíos, por esto se han recluido en el Chapare, esas demandas no han conectado con el pueblo mayoritario, y, por tanto, no han causado emoción política alguna.

Entonces, si no tiene salida política la indignación del evismo, se convertirá en parálisis, y lo mismo ocurre con la indignación popular en contra de los bloqueos; el evismo y el arcismo en una situación de parálisis política, la única manera de marcar historia por parte del evismo, es derramar sangre en alguna ciudad del eje central, lo más probable en La Paz, por varias razones. Frente a esta violencia reaccionaria del evismo, el gobierno no puede oponer una violencia política y así cerrar el círculo lógico de toda lucha social, por eso su única respuesta reside en la Constitución, que le ata las manos para no provocar una muerte en filas evistas. En esta coyuntura, cómo evitar concentraciones en la sede del gobierno, cómo controlar los grupos radicales entrenados por el evismo para derramar sangre, cómo persuadir a que la derecha antinacional organice marchas con cualquier pretexto y alimente la idea del putsch evista, y que prendida la mecha se cree la anarquía, ante la cual no se deje esperar la reacción inminente de los militares.

En este contexto, la embajada no actuaría si no está segura que existe un proceso interno que desestabilice y desgaste al gobierno, como lo hace el evismo, por esto debe impedir que ningún actor sea dueño de su destino, y el único que tiene que levantarse contra ese orden “natural” impuesto por la embajada, es el presidente Lucho; esto, porque el plan evista es inviable, ya que opera en una atmósfera política que mira con incredulidad la posibilidad de una salida militarista, todo porque Bolivia es un socio reciente de los BRICS.

El pedido del presidente de estar en pie de guerra en enero de este año, no fue escuchado ni por su gabinete ni por el pacto de unidad, ahora el gobierno tiene enfrente un escenario complejo, delicado y altamente disruptivo. Cómo enfrentar y derrotar a estas dos amenazas, uno, el plan sedicioso del evismo, porque paraliza el país y quiere voltear al  gobierno; el otro, el digitado por la embajada yanqui, que debe aprovechar la ventana de oportunidad. El gobierno contra reloj debe construir un plan, una estrategia, una táctica y una dirección política que organice al campo popular-indígena, y si logra el respaldo de los militares el putsch no pasará.

Jhonny Peralta Espinoza* Economista egresado de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). Analista político. Ex militante Fuerzas Armadas de Liberación Zárate Willka.

Foto de portada: Reuters

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