África Subsahariana Análisis del equipo de PIA Global

Burkina Faso, nacionalismo al estilo Traoré

Escrito Por Beto Cremonte

Por Beto Cremonte*-
Ibrahim Traoré es, sin lugar a dudas, el personaje político del año en el continente africano. Llegó al poder en Burkina Faso el 30 de septiembre de 2022 y a partir de allí fue transformando la realidad del pueblo burkinés con medidas de corte nacionalistas y patriotas, pero sobre todo con una clara mirada anticolonial.

En ese momento, en el que el capitán Ibrahim Traoré toma las riendas de Burkina Faso el país estaba inmerso en una crisis de inseguridad debido a la creciente actividad de grupos yihadistas en la región del Sahel. La insurgencia había generado desplazamientos masivos y deteriorado la estabilidad social y económica del país. Cuestiones que históricamente estuvieron sacudiendo al país pero bajo la tutela del presidente Roch Marc Christian Kaboré se vieron agigantadas. Además los casos de corrupción y de subordinación hacia el poder colonial francés sumergieron al país en una espiral de violencia, desplazamientos internos y pobreza extrema. Esto llevó a un primer golpe de Estado en enero de 2022. En ese momento el líder de la junta, el teniente coronel Paul-Henri Damiba, no pudo cumplir con las expectativas de mejorar la seguridad ni contener el avance de los insurgentes. Esto generó descontento dentro de las fuerzas armadas y entre la población.

Traoré, formó parte de la junta militar que había derrocado al presidente Roch Marc Christian Kaboré, y vivió desde adentro el fracaso de Damiba al frente de la junta militar.

El golpe encabezado por Traoré, el 30 de septiembre de 2022, fue presentado como una necesidad urgente para restaurar la seguridad y la soberanía del país. Los militares bajo el mando del joven capitán Traoré justificaron su acción argumentando que Damiba no había cumplido con los objetivos prometidos. Una vez en el poder, Traoré aseguró que su objetivo era combatir de manera más efectiva a los grupos armados y recuperar el control de las áreas afectadas por la insurgencia

Burkina Faso es un país que ha enfrentado desafíos significativos en las últimas décadas, caracterizados por una creciente inseguridad, inestabilidad política y crisis socioeconómicas. Sin embargo, bajo el liderazgo de Ibrahim Traoré, el país ha comenzado a implementar nuevas estrategias y políticas que buscan abordar estos problemas desde una perspectiva africana más autónoma, desafiando la influencia tradicional de potencias extranjeras, especialmente las occidentales y europeas.

Como el epicentros de la violencia yihadista en el Sahel, Burkina Faso ha estado bajo permanentes  ataques de grupos afiliados a Al Qaeda y al Estado Islámico. Este conflicto ha llevado al desplazamiento de más de dos millones de personas y  puso al país en una situación crítica. La inseguridad ha exacerbado la pobreza, afectado la agricultura, y limitada la capacidad del gobierno para proporcionar servicios básicos. En este contexto, Ibrahim Traoré, llegó al poder prometiendo restaurar la soberanía del país y mejorar la seguridad. Su retórica y acciones se han enfocado en fortalecer las fuerzas armadas nacionales y redefinir las alianzas internacionales de Burkina Faso, alejándose de los acuerdos tradicionales con potencias como Francia, y buscando nuevas asociaciones con países no occidentales, como Rusia, China y otros actores emergentes en África. Incluso manifestó oficialmente la intención de ser incorporado al BRICS ampliado.

A nivel social, Traoré buscó revitalizar el sentimiento de orgullo nacional, promoviendo una narrativa de autosuficiencia y resistencia frente a la interferencia extranjera. Esta postura se ha reflejado en un llamado a la unidad nacional frente a las amenazas externas y en la promoción de una identidad burkinesa fuerte y cohesión.

Por supuesto que esta actitud  no es gratis para el líder burkinés, ya que a pesar de estos esfuerzos, el gobierno de Traoré enfrenta críticas, tanto a nivel interno como externo. Las organizaciones de derechos humanos han expresado su preocupación por el aumento de denuncias de abusos cometidos por las fuerzas de seguridad burkinesas, especialmente en operaciones contrainsurgentes. Además, la alianza con actores como el Grupo Wagner ha generado inquietud, ya que estos grupos son acusados ​​de violaciones de derechos humanos en otros países africanos donde operan. Siempre que a los medios de comunicación occidentales algo no les cierra, la violación de los DD.HH es una buena salida desde lo enunciativo para denostar al “enemigo”, en este caso los acuerdo de apoyo que logró Traorè con fuerzas rusas fueron el centro de las críticas.

Por otro lado, el enfoque de Traoré de fortalecer el control sobre los recursos del país ha sido bien recibido por sectores de la población que sienten que durante mucho tiempo Burkina Faso ha sido explotado por potencias extranjeras, pero también ha generado incertidumbre entre los inversores internacionales. Ya expoliar los recursos del país no les será para nada fácil.

Burkina Faso, bajo el liderazgo de Traoré, también está buscando alinearse con otros países de la región que comparten una visión más autónoma y desafiante ante las potencias occidentales, como Mali y Níger, ambos bajo gobiernos militares también. Estos países han formado un bloque político-militar que busca reforzar la seguridad en la región sin depender exclusivamente de. Este enfoque ha llevado a un nuevo realineamiento geopolítico en África Occidental, con el surgimiento de un eje de países que rechazan el intervencionismo tradicional y buscan alternativas en otros socios globales. Esta nueva dinámica plantea desafíos y oportunidades para Burkina Faso, que ahora intenta reconfigurar su lugar en el tablero regional y global.

La economía como base de fortalecimiento

En los últimos meses, el capitán Ibrahim Traoré, ha tomado varias medidas importantes con el objetivo de fortalecer la soberanía económica del país y alejarse de la dependencia de las potencias occidentales, en línea con un enfoque.

Una de las acciones más destacadas fue la nacionalización de dos importantes minas de oro: Wahgnion y Boungou. Anteriormente explotadas por la canadiense Endeavor Mining y luego por la estadounidense Lilium Mining, estas minas fueron recuperadas por el gobierno burkinés a través de un pago de 90 millones de dólares. Esta medida busca asegurar que los ingresos derivados de la explotación de estos recursos naturales se queden en el país, permitiendo su reinversión en sectores clave para el desarrollo nacional.

Además, el gobierno implementó un nuevo código minero que exige a las empresas extranjeras abrir su capital a inversores locales y contribuir a la creación de reservas nacionales de oro. Esta estrategia está diseñada para asegurar que una mayor parte de los beneficios mineros permanezcan en manos burkinesas, impulsando la economía interna y reduciendo la dependencia del capital extranjero.

En cuanto a iniciativas económicas, Traoré también inauguró el primer banco estatal del país, con el objetivo de apoyar proyectos estructurales y promover el desarrollo socioeconómico mediante un enfoque financiero más adecuado a las necesidades locales. Este banco busca ser un motor para la construcción de una economía soberana, un paso más hacia la diversificación económica y la independencia de las instituciones financieras internacionales.

Incluso en la última edición de la FOCAC (Foro de Cooperación China-África) hubo un acercamiento entre el gobierno chino y los enviados de Burkina Faso. Allí el máximo asesor político de China, Wang Huning, se reunió hoy con el primer ministro de Burkina Faso, Apollinaire Kyelem de Tambela, quien fue como representante de Traoré a la cumbre en Beijing. Wang, presidente del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, afirmó que China está dispuesta a colaborar estrechamente con Burkina Faso para reforzar los intercambios en materia de gobernanza y profundizar la cooperación pragmática.

Por su parte, Burkina Faso está dispuesta a participar activamente en la cooperación de la Franja y la Ruta y profundizar la cooperación con China en áreas como la economía y el comercio, la energía, la aviación civil, y la vida de la población. La confirmación de estas intenciones llegó pronto, ya que unos días después del foro en China, el Capitán Ibrahim TRAORE, recibió a una delegación de empresarios burkineses y chinos. La delegación china estuvo encabezada por el asesor especial del Jefe de Estado, LI YUBAO, quien habló con el Presidente sobre los desafíos de este encuentro que contribuye a fortalecer la cooperación entre Burkina Faso y la República Popular China.

«Este foro empresarial sino-Burkina Faso es un éxito, porque su objetivo era enviar un mensaje al mundo entero sobre los avances de Burkina Faso hacia su desarrollo «, indicó el Asesor Especial al final de la audiencia con el Jefe de Estado. Para LI YUBAO, este encuentro fue una oportunidad para que Burkina Faso reafirmara, una vez más, su deseo de desarrollarse. “En Burkina Faso tenemos abundantes recursos y empresarios ambiciosos”, afirmó YUBAO, convencido de un futuro brillante para nuestro país.

Durante las conversaciones con empresarios chinos y burkineses, Traoré insistió en la necesidad de avanzar hacia la industrialización del país. Para el Jefe de Estado, el desarrollo de un país comienza por la consolidación de su tejido industrial. De ahí las numerosas iniciativas tomadas para fortalecer las capacidades de producción y procesamiento de las empresas nacionales.

AES la otra para de la recuperación de Burkina Faso

El 16 de septiembre de 2024, en Bamako, Malí, se inauguró oficialmente la Confederación de los Pueblos de la Alianza de Estados del Sahel (CP-AES). Abdoulaye Nabaloum, relator de la Confederación de los Pueblos de la Alianza de los Estados del Sahel (CP-AES), presentó la organización como una continuación lógica de la Confederación de los Estados de la Alianza del Sahel (AES), creada por los presidentes Assimi Goïta, de Mali; Abdourahamane Tiani, de Níger  e Ibrahim Traoré, de Burkina Faso. A exactamente un año de la firma de la Carta de Liptako Gourma, Nabaloum, aclaró que esta alianza nació del deseo de crear un marco que pudiera reunir a las poblaciones de la AES para ayudar a apoyar a los “valientes líderes de la AES en su deseo de hacer soberanos e independientes a sus países”. “La gente de los tres países miembros de AES ha visto líderes decididos a servir a su gente. Fue al final de esto que las poblaciones se comprometieron en cuerpo y alma a apoyar a estos líderes”, indicó.

Si bien la idea de confederación o de unidad africana no data de hoy, es en este contexto y bajo el gobierno de estos tres líderes militares que se está pudiendo llevar a cabo aquel anhelado sueño de otros líderes que pagaron con su vida por este sueño, tal es el caso Thomas Sankara. Para lo que el líder burkinés dijo que: “lamentablemente pensamos que no recibieron suficiente apoyo de la población. Por eso, cuando nuestros tres presidentes se reunieron, nos dijimos a nosotros mismos, a las organizaciones de la sociedad civil, a las poblaciones, debemos desempeñar un papel importante”, afirmó.

El otro argumento que subyace a la creación de esta organización es el fracaso de la CEDEAO a la hora de defender los intereses de las poblaciones. La experiencia nos lo ha demostrado con la CEDEAO, que no se ha comportado en absoluto como una CEDEAO del pueblo. Entonces la confederación que se creó para estos tres Estados es una oportunidad para que el pueblo vea transformado en hechos aquellas premisas que se expresan en un atril al dar un discurso.

El camino iniciado hace dos años apenas está comenzando a dar sus frutos, pero hoy podemos afirmar que tanto para la Burkina Faso de Traoré como para las otras naciones que integran la AES y para aquellas que aún están viendo el mejor camino para romper las cadenas del coloniaje, es un momento de fervor, no sin altibajos ni problemas a solucionar, sino todo lo contrario. Es un proceso y como tal debe ser analizado en un todo y sin un fin a corto plazo. Lo que sí es una gran afirmación es que esta Burkina Faso transita ese proceso al estilo Traoré y ya eso es una gran satisfacción para muchos de los que bregamos por la libre determinación de los pueblos.

*Beto Cremonte,  docente, profesor de Comunicación social y periodismo, egresado de la UNLP, Licenciado en Comunicación social, UNLP, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política. FPyCS UNLP.

Acerca del autor

Beto Cremonte

Docente, profesor de Comunicación social y periodismo, egresado de la Unlp, Licenciado en Comunicación social, Unlp, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política. FPyCS Unlp

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