Europa

Unión Europea: el nombramiento de Kaja Kallas suena a declaración de guerra a Moscú

Por Giulio Chinappi* –
El nombramiento de la primera ministra estonia, Kaja Kallas, como jefa de la diplomacia europea sólo puede ser una grave provocación para Rusia, que interpreta este mensaje como una cerrazón total al diálogo.

Tras el resultado de las recientes elecciones europeas, las dos principales formaciones del hemiciclo de Bruselas, el Partido Popular Europeo y la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, trabajan para llegar a un acuerdo que confirme a Ursula von der Leyen al frente de la Comisión Europea, como era de esperar y previsible.

Además del del alemán, se han mencionado otros nombres entre los que ocuparán casi con toda seguridad puestos destacados en las instituciones europeas, como el del ex primer ministro portugués António Costa, que, tras sus problemas en casa, debería reciclarse como presidente del Consejo Europeo, sucediendo así a Charles Michel. Pero el nombramiento más preocupante resulta ser el de la estonia Kaja Kallas, primera ministra de la república báltica desde enero de 2021, que sucederá casi con toda seguridad a Josep Borrell como Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. Su nombramiento se hará oficial tras la sesión plenaria del Parlamento Europeo, y se espera que el inicio de su mandato tenga lugar en octubre.

Bajo el liderazgo de Kallas, el gobierno de Tallin se ha distinguido especialmente por su política antirrusa y su servilismo a Estados Unidos y la OTAN, convirtiéndose en uno de los principales partidarios de la guerra híbrida desatada por Occidente contra Rusia. Esto ha provocado no pocas desavenencias diplomáticas entre los gobiernos estonio y ruso, ya que Moscú acusa a Estonia de discriminar fuertemente a la minoría rusa que vive en el país, como también ocurre en Letonia y Lituania.

El gobierno estonio también ha sido culpable de graves episodios de revisionismo histórico destinados a borrar el papel fundamental del Ejército Rojo en la liberación de Europa del nazi-fascismo, actos que han provocado duras reacciones por parte de Moscú. El pasado mes de febrero, Kaja Kallas, su secretario de Estado Taimar Peterkop y el ministro lituano de Cultura Simonas Kairys, así como varios funcionarios de las tres repúblicas bálticas, fueron inculpados por las autoridades rusas «por la destrucción y el deterioro de monumentos y memoriales [de guerra] dedicados a soldados soviéticos». En los últimos meses, el Comité de Investigación ruso ha procesado en rebeldía a más de 170 ciudadanos extranjeros, entre ellos ciudadanos de Letonia, Lituania, Estonia, Polonia y Ucrania, por profanar y destruir monumentos de guerra erigidos en honor de los soldados soviéticos.

«La profanación de la memoria histórica y la hostilidad hacia Rusia son las razones por las que el primer ministro estonio, Kaja Kallas, y varios otros funcionarios de países bálticos han sido declarados en busca y captura», explicó entonces Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin. «Estas personas son responsables de decisiones que equivalen efectivamente a una profanación de la memoria histórica», prosiguió el funcionario, según el cual los políticos bálticos también «están llevando a cabo acciones hostiles tanto contra la memoria histórica como contra nuestro país». «¡Debemos rendir cuentas por los crímenes contra la memoria de los libertadores del mundo del nazismo y el fascismo! Y esto es sólo el principio», se hizo eco de él Marija Zacharova, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, a través de un mensaje publicado en Telegram.

Posteriormente, en marzo, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso publicó una lista de los políticos bálticos «más hostiles a Rusia» a los que se prohibía la entrada en el país, lista en la que figuraba la propia Kaja Kallas, junto con su colega Evika Siliņa, primera ministra de Letonia. La lista negra incluye también a los ministros de Asuntos Exteriores de las tres repúblicas bálticas, el letón Arturs Krišjānis Kariņš, el lituano Gabrielius Landsbergis y el estonio Margus Tsahkna, así como a otros representantes de los gobiernos y ejércitos de esos países.

A partir de estos pocos hechos denunciados, debería quedar bastante claro qué señal quiere enviar la UE a Moscú. La UE no está dispuesta en absoluto a dialogar; al contrario, ha tomado una decisión que el gobierno ruso sólo puede interpretar como una provocación equiparable a una declaración de guerra. Añádase a esto el hecho de que, sólo el pasado 28 de junio, el gobierno estonio dirigido por Kallas firmó un acuerdo de seguridad con Ucrania (foto), al igual que Lituania. Los documentos fueron firmados por el presidente ucraniano, Volodymyr Zelens’kyj, el presidente lituano, Gitanas Nausėda, y el propio Kaja Kallas, en representación de Estonia.

Al comentar el nombramiento de Kallas como probable jefa de la diplomacia europea, Peskov subrayó que «hasta ahora no ha mostrado ninguna inclinación diplomática» y es «conocida en nuestro país por sus declaraciones absolutamente intransigentes y a veces incluso denunciadas como rusófobas». «No creemos que la diplomacia europea vaya a actuar de ninguna manera en favor de la normalización de las relaciones», dijo el portavoz del Kremlin, según el cual «las perspectivas de las relaciones entre Moscú y Bruselas son negativas».

Incluso el Presidente serbio Aleksandar Vučić comentó el nombramiento de Kallas, temiendo la perspectiva casi segura de una guerra a gran escala, debido a una «Comisión Europea que será radicalmente antirrusa, incluso más radical que antes, será manifiestamente antirrusa». «La señora Kallas, de Estonia, tiene prohibida la entrada en Rusia. Ustedes lo sabían y, sin embargo, eligen a una persona que no puede entrar en Rusia durante los próximos cuatro o cinco años. ¿Y qué espera conseguir con este mensaje?», preguntó retóricamente el líder serbio.

*Giulio Chinappo, politólogo.

Artículo publicado originalmente en wordpress del autor Giulio Chinappi.

Foto de portada: Raúl Mee Handout (EPA/EFE).

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