Nunca supe qué méritos tuvimos para tal honorífico título ya que sólo permanecimos un par de días haciendo algunas notas sobre el down town, Miami Beach, los cubanos, los haitianos, los jamaiquinos y algún que otro extraño blanquito norteamericano.
Me sirvió, eso sí, para convencerme de la innegable cualidad contradictoria que tiene una ciudad como Miami, urbe estadounidense donde casi no se habla inglés. Creo que ni los propios estadounidenses pueden desentrañar este hecho.
En ese marco, es interesante la cantidad de contradicciones que deja la reciente Novena Conferencia Anual de Seguridad Hemisférica (HSC) convocada por la Florida International University (FIU), en la que, además de las correspondientes organizaciones de seguridad norteamericanas, de la Argentina ha participado al menos un connotado editor y propietario de uno de los portales noticiosos más difundidos en nuestro país, y Hugo Miguel, Subsecretario de Planeamiento de Tecnología de la Información y Comunicaciones (oficial submarinista especializado en guerra electrónica).
La conferencia, como es obvio, centró su objetivo en alertar sobre la agresión perversa y solapada que llevan a cabo China y Rusia sobre los indefensos Estados Unidos y, en general, sobre todas las ingenuas poblaciones nativas del virreinato latinoamericano.
Los principales defensores de la “buena información” y la soberanía ante los “inminentes problemas de seguridad que enfrenta el hemisferio occidental” (según el “Jack Gordon Institute”, uno de los auspiciantes de la Conferencia) han sido, ¡cuándo no! nuestra conocida generala Laura Richardson y el almirante Craig Faller, su antecesor en el Comando Sur del Pentágono.
Entre otros militares y numerosas organizaciones norteamericanas auspiciantes, se destacaron los representantes de Microsoft y el empresario en seguridad y equipamiento de defensa Mario Montoto (titular de la Cámara de Comercio Argentino-Israelí y de la Fundación TAEDA).
En la magna reunión se convocó a “no confundir la desinformación con la mala información” pues “lo que distingue la desinformación es la intención maliciosa, el objetivo de manipular”. El orador de marras advirtió a la concurrencia que “los medios oficiales chinos y sus propagandistas en redes sociales amplifican las narrativas prorrusas”.
No obstante los contundentes resultados de las recientes elecciones en Rusia, que confirmaron el monolítico respaldo de la aplastante mayoría del país a las políticas de su líder, Vladímir Putin, la Conferencia denunció “cómo se empleó la desinformación entre la población rusa para preparar la invasión a Ucrania”. Calificó como mentiras la objetiva volatilidad institucional del régimen de Kíev, el cierto predominio neonazi sobre el mismo y las denuncias sobre masacres de las tropas de Kíev en el Donbass y las regiones sureñas.
Así no más, sin documentación que la respalde, funciona la estructura de filtros informativos que ejecuta el bloque euroatlántico por medio, precisamente, de los grandes conglomerados financiero-informativos que lo integran. El mecanismo de distorsión y manipulación de la información no es nuevo. En la Alemania nazi lo diseñó Joseph Goebbels, ministro del Tercer Reich para la Ilustración Pública y la Propaganda. Su, “miente, miente que algo quedará”, es un axioma básico de este mecanismo. Son dos movimientos elementales: impedir la difusión de la verdad, promover su suplantación por la mentira, así sea la más desembozada y ostentosa.
La generala Laura ofreció un claro ejemplo de esta aplicación cuando prendió la alarma en los participantes de la reunión: “Hoy la democracia y los valores democráticos están bajo ataque en todo el mundo”. Y como aserto denunció: “China y Rusia actúan sin tener en cuenta el derecho y las normas internacionales, permiten y perpetran desinformación”. Listo, sin evidencias, no hacen falta. Lo dice la generala, o sea el Pentágono, ¿no les vas a creer a los “tele-boys” de “NCIS”, “FBI”, y demás seriales recreativos?
Pese a la inacabable lista de agresiones de los Estados Unidos sobre casi todos los países latinoamericanos a lo largo de siglos, Richardson intentó rescatar el espíritu de proximidad entre EE.UU. y los países al sur del Río Grande. Pero se le vio la hilacha: “Esa proximidad es algo importante, esta región brinda alimento y energía al mundo”. La incansable militar volvió a centrarse en uno de sus principales botines: el 30% de las reservas de agua potable que contiene América Latina. Aunque, claro, sus intenciones son defender esos recursos “que es algo que interesa a China”.
Dejó una frase excelsa: “No queremos tratar a nuestros vecinos como China trata a los suyos”.
Bueno… que se lo explique a México, Guatemala, Panamá, Cuba, Granada, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Brasil, Chile, Bolivia, Paraguay, Argentina… Cada uno de ellos, sin respirar, al toque, podría ponerle una cuenta de reparaciones por cada vez que fue agredido, bloqueado, invadido, saboteado, derrocado… Algo lejos de “tratar la proximidad con el respeto con que se tratan los buenos vecinos”, como alega Laura.
Por fortuna su antecesor, el almirante Faller, propuso “apropiarse de la narrativa” en materia de información para lo cual “El Departamento de Estado ha abierto recientemente una importante oficina aquí en Miami para trabajar y acelerar la difusión de información objetiva, como opuesto a la desinformación”. ¿Qué entenderá el buen almirante por “información objetiva”? Bueno, quizá nos ilumine esta calificación de China como: “la amenaza estratégica número uno para el mundo, no para Estados Unidos ni para nuestros vecinos, sino para el modo de vida que disfrutamos en democracia”.
El connotado editor porteño, tras lamentarse por la merma de influencia en la opinión pública, convocó para atender esa “información objetiva”, a conformar una prensa “gatekeeper”, o sea una especie de guardián de acceso a la comunicación, un filtro que determine lo auténtico y lo relevante de los hechos. Aunque, como se sabe, los hechos suelen ser lo suficientemente tercos como para fijar su propia autenticidad y relevancia.
Y aquí es cuando me planteo el listado de contradicciones que surgen de estas afirmaciones y de la propia real significancia de la citada Conferencia.
Primera contradicción: ¿con qué país latinoamericano mantienen estado de guerra Rusia y China? ¿Qué malévolas conspiraciones para derrocar gobiernos nativos los tienen como sus ejecutores? ¿Qué episodios de invasión o amotinamiento han protagonizado en nuestro continente? ¿A qué academias militares y centros de espionaje propios atraen a nuestros militares y políticos? ¿Qué militar o político de nuestros países ha sido denunciado y condenado por recibir dádivas de estos dos centros del mal?
Segunda contradicción: ¿el “comunismo” murió o es nuevamente la principal amenaza para el mundo libre? El relato oficial proclama la derrota total de la subversión marxista a manos del globalismo neoliberal (léase imperialismo). Pero los voceros de ese globalismo convocan a la cruzada exterminadora del omnipresente comunismo, socialismo, bolcheviquismo, maximalismo y sus variantes vernáculas. ¿En qué quedamos?
Tercera contradicción: ¿la defensa de nuestros recursos es en nuestro beneficio o en beneficio de los EE.UU.? ¿La historia documentada de las relaciones entre el bloque euroatlántico y nuestros aborígenes latinoamericanos qué demuestra? En todo caso, la legislación cipaya ha sido y sigue siendo un engendro exclusivamente protector del vaciamiento de nuestros recursos. No recuerdo ningún golpe de estado (militar, civil o combinado) cuyos primeros actos no hayan sido “liberar” el mercado a la gestión de los grandes grupos monopólicos imperiales.
Cuarta contradicción: ¿la Richardson es simplemente una generala o tiene delegado el poder omnímodo y supremo de Washington sobre su patio trasero? ¿Los respectivos gobiernos suramericanos han chequeado las funciones, tareas y responsabilidades de Laura y las han sometido expresamente a la legislación soberana local?
Quinta contradicción: ¿Las principales fuentes de desinformación y filtro son “nativas” o son propiedad de los grandes monopolios? ¿Nuestros formadores de opinión pública son independientes o atienden las “indicaciones” y “sugerencias” del bloque euroatlántico? En principio, la presencia de Microsoft en la Conferencia creo que da una primera respuesta a las preguntas.
Sexta contradicción: ¿El actual “mundo libre” es realmente un mundo o es la concentración del poder unipolar? ¿El nuevo mundo multipolar es “democrático” o “totalitario”? ¿El objetivo de la OTAN, en tanto concentración del poder euroatlántico es, por gestión de los “buenos” medios de información, “convencer” a Rusia, China, los BRICS de que tienen que ser “democráticos” o es expandir por acción bélica el control del bloque euroatlántico sobre el mundo?
Séptima contradicción: en la Conferencia los principales defensores de la “buena información” y la soberanía ante los “inminentes problemas de seguridad que enfrenta el hemisferio occidental” (Jack Gordon Institute) fueron, entre otros militares y numerosas organizaciones norteamericanas, representantes de Microsoft, la Laura y el almirante Craig Faller, el empresario en seguridad y equipamiento de defensa Mario Montoto (titular de la Cámara de Comercio Argentino-Israelí y de la Fundación TAEDA).
Quizá sea el momento de iniciar la construcción de un sistema informativo realmente objetivo, veraz y fehaciente. Quizá sea la oportunidad apropiada para comprender que en el mundo multipolar, interrelacionado e interdependiente, confrontado con el obsoleto poder unipolar hegemonizado por el bloque euroatlántico, hay que consolidar un sistema blindado de seguridad ciberinformativa, con un método propio de distinguir entre verdad y falsedad, independiente de la estrangulación sistémica que ejercen los grandes grupos monopólicos de la comunicación.
En algo coincidimos con la Conferencia de Laura: hoy el flujo informativo, el suministro comunicacional es parte básica de la estructura de seguridad mundial. La experiencia indica que el manejo de ese suministro incide poderosamente en la formulación de política internacional. Algo que nuestro país tenía bien asumido con el ejercicio de los medios públicos, clausurados no por casualidad ni por ser onerosos al tesoro nacional. Entre otras cosas, el atentado contra la existencia de TELAM, Radio Nacional y la TV Pública está alineado con lo sostenido por el almirante Faller: “apropiarse de la iniciativa”.
El Punto Crítico hoy radica en la capacidad “nativa” para adherir a la creación del nuevo sistema comunicacional del mundo multipolar. Sin generalas, almirantes, submarinistas, connotados editores y empresarios de seguridad…
Hernando Kleimans* Periodista, historiador recibido en la Universidad de la Amistad de los Pueblos «Patricio Lumumba», Moscú. Especialista en relaciones con Rusia. Colaborador de PIA Global
Foto de portada: Ilustración de Garzón