África Análisis del equipo de PIA Global

África, motor de desarrollo desde el Sur Global

Escrito Por Beto Cremonte

Por Beto Cremonte*-
Para África, el ascenso del Sur Global es necesario para lograr los objetivos de desarrollo del continente. Pero a la vez es el motor para este ascenso y por tal motivo hoy es uno de los centros de disputa geopolítica.

El Sur Global es un término que motiva mucho debate y discusión. En el contexto de la creciente influencia global del Sur y dado que el concepto a menudo se malinterpreta, es necesario considerar algunos interrogantes para llegar a una aproximación definitoria que nos derive hacia un concepto cercano a nuestro enfoque de lo que interpretamos como Sur Global y su influencia en los contextos geopolíticos y geoestratégicos actuales.

En principio podemos preguntaros qué significa realmente el Sur Global y en ello también centrarnos en porque es importante aclarar qué es y qué no es el Sur Global, y demostrar lo inadecuado de los argumentos más utilizados contra el concepto aplicándolos a etiquetas centradas en Occidente y a otras agrupaciones geopolíticas y económicas. Para ello, existe una vasta bibliografía que explora y conceptualiza el significado del Sur Global, creado por académicos de todo el mundo, incluso en Occidente. En resumen, el concepto trastoca los paradigmas y las etiquetas peyorativas creadas por las potencias históricamente dominantes al poner de relieve los diferentes niveles de integración o exclusión en los procesos internacionales de toma de decisiones.

Uno de los argumentos más esgrimidos contra el Sur Global es, sin duda, la referencia geográfica que elude, su territorialidad. De hecho, el Sur Global incluye países de África, Medio Oriente, América Latina y el Caribe, así como la mayor parte de Asia, situados tanto en el hemisferio norte como en el hemisferio sur. Por ello, los críticos suelen utilizar este argumento para subrayar las aparentes contradicciones del concepto si entender que justamente no es una cuestión geográfica sino de lógica geopolítica.

El Sur Global entonces aparece como una etiqueta a la vez múltiple y neutra para designar a Estados históricamente relegados a los márgenes del orden mundial.

Entonces vamos a afirmar una que una primera definición está claramente  relacionada a lo geopolítico y no tanto a lo meramente geográfico aunque muchos analistas, desde occidente, insistan en teorizar y refutar estos argumentos por vagos y contradictorios en su concepción analítica.

Por otro lado vamos a decir que el término no es nuevo, ya que podemos rastrear su origen en el anticolonialismo del siglo XX y en los movimientos como la Conferencia de Bandung de 1955 y el Movimiento de Países No Alineados de 1961. Una cuestión que es inherente al término “Sur Global” es que en definitiva se basa un descontento con el status quo de la dominación occidental y un impulso por una arquitectura financiera y política global más justa, que refleje las realidades globales existentes. En el contexto actual, sirve como punto de reunión del descontento y al mismo tiempo refleja las condiciones económicas internacionales y las desigualdades históricas. Y en este punto es done África cobra relevancia por encontrarse en el centro de muchas de las disputas geopolíticas.

Cumbre de los BRICS en Johannesburgo (Sudáfrica), 24 Agosto 2023
Alet Pretorius/AFP

África como escenario dentro el Sur Global

El “Sur Global” aboga por hacer que el orden internacional sea más justo y seguir aumentando la representación y la voz de los mercados emergentes y los países en vías de desarrollo. Muchos de estos países están en el continente africano y quizás sean el motor que frene la hegemonía del Norte Global.

En las décadas de 1950 y 1960, (justamente las décadas de las independencias africanas)  algunos países que se habían liberado de las cadenas del colonialismo y se habían embarcado en el camino del desarrollo independiente comenzaron a utilizar el concepto “Sur” para indicar la desigualdad sistémica entre los países en vías de desarrollo y los países industrializados, o el “Norte”.

Durante la Guerra Fría, muchos países en vías de desarrollo no tuvieron más remedio que sobrevivir entre las grietas de los dos campos principales, sin una independencia estratégica de la que hablar. Hoy, el “Sur Global” representa a la gran mayoría de la población mundial y representa la mitad de la economía mundial. Ahora se encuentra en una posición histórica completamente diferente, con una mayor determinación de solidaridad y autofortalecimiento.

Desde la descolonización en la década de 1960, África se convirtió, para muchos medios que siguen una lógica occidentalista de la información,  en sinónimo de conflicto, inestabilidad política y pobreza. Sin embargo, durante las últimas décadas, el continente ha vivido un notable proceso de democratización, pacificación y crecimiento económico que ha hecho que el África de hoy sea radicalmente diferente al África del siglo pasado. Claro que con diferentes matices, el mejoramiento de las condiciones internas en el continente vino acompañado de una participación sin precedentes en las relaciones internacionales del Siglo XXI. Cada vez más, África se ha convertido en un actor relevante, no sólo en las decisiones que afectan al continente, sino también dentro de las dinámicas del Sur Global. Y a pesar de que la importancia varía de país a país, hay una clara tendencia que lleva al continente a tener una mayor participación en los asuntos globales y a constituirse en un aliado fundamental tanto para las potencias tradicionales, como para las emergentes.

Desde una perspectiva histórica a largo plazo, el enfoque en el “Sur Global” es un resultado inevitable del ascenso colectivo de los mercados emergentes y los países en vías de desarrollo.

Desde una perspectiva africana, el ascenso del sur global señala una recalibración crucial en las relaciones de poder internacionales, algo que debería haberse hecho hace mucho tiempo y que es esencial para lograr los objetivos de desarrollo del continente.

Es por ello que los bloques de comercio y colaboración financiera que fueron surgiendo desde una mirada Sur-Sur cobran relevancia en un escenario donde la geopolítica multipolar parece marcar el ritmo de las relaciones internacionales. Desde esta mirada  observamos como la organización de Cooperación de Shanghai avanza constantemente en la expansión de su membresía, y su filosofía cooperativa gana una influencia más amplia. Los países BRICS están ejerciendo una influencia creciente, con más países solicitando unirse y justamente muchos de ellos están en el continente africano, lo que refuerza esta idea de las relaciones desde el Sur Global.

Políticamente, el ascenso de BRICS ampliado desde el 1 de enero de este año, en el que se sumaron Etiopia, Egipto a Sudáfrica como representantes africanos,  ofrece una visión alternativa para el futuro y actúa como contrapeso al orden liberal global. En una era en la que el mundo está pasando de un orden geopolítico unipolar a uno multipolar, el nuevo grupo que comprende casi el 50% de la población y el PIB mundial y la mayor parte de las reservas mundiales de petróleo y gas y minerales es simplemente demasiado grande para ignorarlo. Si bien persisten las contradicciones, colectivamente posee un nivel de influencia económica y política que puede transformar el sistema multilateral para que refleje las realidades contemporáneas. Y en ello África tiene mucho por ganar.

Sesión inaugural de la Cumbre del G20 en la mañana del 9 de septiembre en Nueva Delhi, India. (Foto: ANI)

Las relaciones intra- africanas y el ascenso del Sur Global

Golpes de Estado, descolonización, elecciones amañadas, gobernanza de la buena (y de la otra), intervencionismo militar y financiero son moneda corriente en las relaciones de los países hacia el interior de África. Incluso los diferentes bloque económicos y/o regionales en los que se divide (o une, según la mirada) el continente africano tienen sus luchas intestinas y se posicionan de manera muy diferente con respecto a la relación con Occidente o simplemente con el Norte Global, EE.UU y UE para ser más específicos en los conceptos. Incluso dentro de la UE solo un pequeño puñado de países, encabezados por Francia Y el Reino Unido, son los que encabezan estas relaciones. La inclusión de la Unión Africana con un asiento dentro del G-20, es un claro ejemplo de la disputa por las riquezas del continente africano.

Creada en 2002, la Unión Africana (UA) representa el 20% del territorio mundial. Este año, el bloque regional debuta como miembro permanente del G20, ofrece nuevas perspectivas al grupo y refuerza la agenda de los países del Sur Global. Hasta la entrada de la Unión Africana como miembro G20, Sudáfrica era el único país del continente africano en el grupo. Por lo que el peso de África era ínfimo en comparación al que pueda tener ahora con la participación de la organización que nuclea a todos los países del continente. Claro que para ello se deberán lograr acuerdo hacia el interior de la UA, incluso, como señalamos más arriba, hacia el interior de los diferentes bloques regionales africanos, en los que las problemáticas sobran día a día.

A simple vista, no existe una relación directa entre la serie de golpes de Estado/revoluciones en África y el ascenso sin precedentes del BRICS, por ejemplo, pero de no ser por las influyentes potencias BRICS, China y Rusia, que han logrado extender su influencia a vastas zonas del continente africano y su creciente poder para proporcionar alternativas económicas, de seguridad y militares, y de hecho, ofrecer un paraguas político a los nuevos líderes africanos, no habríamos sido testigos de esta serie multiepisódica de golpes militares con amplio apoyo popular y con un profundo sentido nacionalista y anticolonial. Tampoco hubiese sido posible que los líderes de estos movimientos pudieran plantear el desafío al viejo-nuevo colonialismo del que hemos sido testigos en determinados países sahelo-saharianos en particular. Los acontecimientos que se desarrollan hoy en África Occidental y en la región sahelo-sahariana son un campo de pruebas que, por primera vez desde el final de la Guerra Fría y el auge del orden mundial unipolar, está consiguiendo revelar los rasgos de un nuevo orden multipolar.

En África, como en otros lugares, Occidente sigue invocando las viejas reglas del juego a cada paso: El colonialismo engendra colonialismo, y el colonialismo hereda colonialismo, sin piedad para los “aliados” si muestran signos de debilidad, como es el caso de Francia hoy en día. Lo mismo ocurre hoy con el esfuerzo de Estados Unidos por suplantar a Francia en sus antiguas colonias.

África está amaneciendo desde el ascenso del Sur Global, si bien es cierto que el juego está aún en sus primeras fases y que sus resultados son todavía desconocidos, pero también lo es que el nuevo mundo ha empezado a levantar cabeza de nuevo y esta vez lo hace desde las relaciones Sur-Sur donde el continente africano abraza los cambios hacia este nuevo orden multipolar.

*Beto Cremonte es docente, profesor de Comunicación Social y Periodismo, egresado de la UNLP, Licenciado en Comunicación Social, UNLP, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política. FPyCS UNLP.

Acerca del autor

Beto Cremonte

Docente, profesor de Comunicación social y periodismo, egresado de la Unlp, Licenciado en Comunicación social, Unlp, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política. FPyCS Unlp