Colaboraciones Nuestra América

Progresistas o revolucionarios

Por Fernando Bossi Rojas*. – El presidente colombiano Gustavo Petro, durante la posesión de la consejera de Estado Gloria María Gómez Montoya, hizo un llamado a defender los derechos políticos y garantizarlos sin importar la ideología. Su alocución se refirió, fundamentalmente a Venezuela y el proceso electoral en curso.

Con los puntos de vista planteados por Petro, se ve claramente la diferencia entre ser “progresista” o ser revolucionario. El “progresista” actúa, supuestamente, en defensa de los intereses del pueblo, pero con un límite concreto: no tocar en lo más mínimo los intereses de los grandes apellidos, vale decir, de la oligarquía. Cuando para desarrollar sus políticas, se encuentra con esos límites retrocede, y justifica su retroceso con los argumentos que esa oligarquía le provee.

El revolucionario, trabaja para el pueblo, y su único límite es el interés de ese pueblo al que se debe. Ahí no hay apellidos ni poderosos que lo puedan detener, se enfrenta y actúa apegado a la ley y al mandato popular. Ahí la diferencia entre un “progresista” como Petro, y un revolucionario como Nicolás Maduro.

Petro ha decidido obedecer el mandato de los apellidos, que tanto en Colombia como en Venezuela responden a otros, que se escriben en inglés.

Petro avala así, a delincuentes, terroristas y violadores de los Derechos Humanos. ¿Ignora Petro que, tanto Leopoldo López como María Corina Machado propiciaron las acciones violentas llamada “La Salida”, ¿que tantos muertos dejaron en Venezuela? ¿Pretende comparar “su caso” por el tema de la basura en la alcaldía de Bogotá, con el drama que sufrió Venezuela y cuyos responsables fueron aquellos que hoy el presidente colombiano los quiere presentar como “democráticos políticos opositores”? ¿Los terroristas y delincuentes tienen derecho a participar en las elecciones como cualquier ciudadano/a apegado a la ley? ¿Eso es cuidar la democracia?

Pero Petro no es ignorante, ni desconoce por qué María Corina Machado está inhabilitada, sabe perfectamente que esa señora está justamente inhabilitada, como también sabe que no tiene partido político que cumpla con los requisitos legales pertinentes y que la candidatura de Corina Yoris no se cumplimentó por diferencias entre los partidos que le iban a “prestar” su tarjeta, y no del CNE que procedió de acuerdo a la ley.

Lo que sucede es que el presidente colombiano se encuentra con los límites que le imponen los grandes apellidos colombo-venezolanos, como también, los grandes apellidos estadounidenses. Su valentía llega hasta ahí, hasta donde los poderosos le marcan la línea.

Con razón nuestros dirigentes han catalogado a ese “progresismo” como la “izquierda cobarde”, aquella que no se anima a confrontar con los enemigos del pueblo y de la patria.

Petro no entiende que por el camino que va, el de ese “progresismo” suicida e irresponsable, la historia lo recordará solo como una promesa que no fue.

Fernando Bossi Rojas* Profesor de Historia. Investigador, conferencista, escritor y formador popular. Director del portal ALBA 

Este artículo fue publicado en el Portal del Movimiento de Solidaridad con la Revolución Bolivariana en el Estado Español

Foto de portada: Internet

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