El alcance definitivo de la Ley de amnistía ha hecho encallar las negociaciones entre Junts y el PSOE, el último escollo que falta para cerrar la investidura de Pedro Sánchez, tras el acuerdo global cerrado este jueves con ERC . Después de la reunión de lunes por la tarde entre el expresident Carles Puigdemont y el secretario de Organización de los socialistas, Santos Cerdán -dirigente de la máxima confianza de Sánchez-, todo parecía a punto para que el pacto se culminara durante este jueves. Pero la fumata blanca alrededor de la normativa y, de paso, del conjunto de la investidura se está alargando por las diferencias entre las dos formaciones alrededor del perímetro final de la amnistía, es decir, lo que definiría quién entraría y quién quedaría excluido de ella.
En concreto, la discusión final sobre la cuestión versa sobre casos específicos que, según el criterio del PSOE, no tendrían que beneficiarse del perdón y que para los de Puigdemont, en cambio, es imprescindible que sean incluidos. Según han avanzado algunos medios, como elmon.cat, se trata de afectados por causas judiciales que no dependen directamente de la causa del referéndum del 1 de octubre, sino de piezas vinculadas a presuntos delitos de malversación de fondos público, como por ejemplo los encausados en la operación Volhov, de supuesta financiación irregular del procés.
Durante gran parte del día, el secretariado permanente de Junts -encabezado por Puigdemont- ha estado reunido en un hotel de Bruselas, pero el encuentro se ha cerrado por la tarde -después de unas seis horas- sin atar un acuerdo con el PSOE. A pesar de esto, desde la formación apuntan que continúan las conversaciones con los socialistas. En la misma línea, el ministro de la Presidencia en funciones y miembro del equipo negociador del PSOE, Félix Bolaños, ha manifestado en una rueda de prensa desde la sede del PSC que la negociación con Junts «está en curso» y que se informará de los detalles del probable acuerdo «tan pronto como se produzca, que esperamos que sea pronto».
Rehabilitación política de Puigdemont
La falta de acuerdo con Junts ha impedido, además, que se registrara en el Congreso la propuesto de ley de amnistía, un paso imprescindible para poder fijar la fecha del debate de investidura de Sánchez. Todo ello queda aplazado, como mínimo, hasta este viernes. Con todo, que el pacto entre la formación independentista y el PSOE era una posibilidad más que real lo constata el hecho que Junts había preparado una sala del Thon Hotel de UE de Bruselas para una comparecencia de Puigdemont con la voluntad de informar de los detalles de la entente.
A primera hora de la tarde se ha retirado el montaje para la rueda de prensa, lo que ha permitido deducir que la negociación todavía no se había culminado con éxito. Si, finalmente, se cierra, Junts lo someterá los próximos días a ratificación de su consejo nacional -su dirección ampliada- y de sus bases, a la que consultará telemáticamente.
La parálisis en las conversaciones no significa que no se hayan logrado avances significativos. Así, por ejemplo, el PSOE habría aceptado la figura de un mediador internacional sobre el conflicto político, hasta el punto de que el presidente de ERC, Oriol Junqueras, ha afirmado que será alguien de «reconocido prestigio». La figura de un mediador era una de las principales exigencias de Puigdemont y los suyos, que también abogan por la creación de un equipo de seguimiento de los acuerdos -que verifique su cumplimiento- y el reconocimiento de Catalunya como nación.
Además, esta semana definitivamente se ha confirmado la restitución de Puigdemont como interlocutor político válido a nivel estatal, lo que no es un elemento menor para lograr el «sí» de Junts a la investidura, dado su absoluta ascendencia sobre su partido. Su reunión en Bruselas con Santos Cerdán cierra una rehabilitación que empezó a aclararse el 4 de septiembre, a raíz del encuentro que mantuvo con la vicepresidenta en funciones y líder de Sumar, Yolanda Díaz.
El día siguiente el expresident pronunció una conferencia en la capital europea en la que fijó el marco negociador de Junts para la posible investidura de Sánchez, un relato en el que constataba que en esta ocasión la formación sí que estaba dispuesta a la negociación y a llegar a un posible pacto, a diferencia de lo que sucedió durante la pasada legislatura.
La batalla entre ERC y Junts
La eterna pugna entre ERC y Junts por la hegemonía independentista es una cuestión también presente en las negociaciones de ambas formaciones con el PSOE. Pese a que sus reclamaciones son prácticamente calcadas -a grandes rasgos se pueden resumir con amnistía, pasos para la resolución del conflicto político y cuestiones más materiales como mejoras en la financiación y traspaso del servicio de Rodalies-, no ha existido una mínima coordinación entre los dos partidos, ni mucho menos una negociación conjunta.
En este sentido, los resultados de las elecciones generales del 23 de julio convirtieron en imprescindibles para el PSOE tanto a los siete diputados de ERC como a los siete de Junts per Catalunya. Mientras que Esquerra ya había actuado como socio parlamentario de Sánchez durante la pasada legislatura, Junts se había situado en la oposición las principales cuestiones -desde su investidura a los sucesivos Presupuestos Generales-, de manera que su predisposición a negociar garantizó a los de Puigdemont acaparar gran parte de la atención y de los focos mediáticos.
Tras tres meses a la saga, los últimos días ERC ha logrado darle la vuelta a la tortilla y empezar a capitalizar los acuerdos con el PSOE. Así, el pacto para la ley de amnistía cerrado por los republicanos ya incluye el grueso de los independentistas represaliados -hasta llegar a la causa del Tsunami Democràtic o de los CDR-, y este jueves además el partido de Oriol Junqueras ha sellado el anuncio del traspaso por fase del servicio de Rodalies a la Generalitat, además de mejoras en la financiación de la Generalitat. Logros que difícilmente puede rechazar Junts y que obligan al partido de Puigdemont a alargar la incertidumbre para mantener el relato que es un negociador más duro que su competencia independentista.
*Marc Font, periodista con formación en economía social y solidaria, es coordinador de Públic. Trabajó en medios como la Directa o Crític y en Producciones del Barrio, entre otros. Escribe sobre política catalana, movimientos sociales, medio ambiente y emergencia climática, memoria democrática y economía. Antes, ejerció como freelance en Irlanda, Palestina y Uganda.
Artículo publicado originalmente en Público.es
Foto de portada: El expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont, durante una reunión con la cúpula de Junts. Extraída de Público.es