Francia pondrá fin a su cooperación militar con Níger y retirará sus 1.500 soldados del país africano antes de fin de año después del golpe militar, dijo el domingo Macron. Y de esta manera la crisis francesa, o más bien, la crisis macroniana se profundiza cada vez más en las distintas áreas de gobierno: crisis interna, regional e internacional dan cuenta del debilitamiento de Macron como líder.
Desde PIA venimos analizando los distintos frentes en los que Macron ha ido debilitándose mientras buscaba posicionarse como líder de peso internacional.
En lo que respecta a la crisis interna, es decir, a nivel nacional, Francia se encuentra atravesando, al igual que varios países europeos, una situación económica desesperante que ha llevado a los ciudadanos a las calles en protestas generalizadas y paros. Ante esta situación la política del gobierno de Macron sólo ha causado más malestar y disgusto a los franceses como sucedió en marzo de este año cuando el presidente francés junto a su primera ministra Élisabeth Borne, desestimaron el clamor popular y pasaron por alto al Parlamento utilizando el artículo 49.3 de la Constitución para aprobar la reforma de pensiones.
Desde enero Francia venía realizando distintas medidas de fuerza para demostrar su oposición a la reforma de pensiones: las movilizaciones más multitudinarias y organizadas de las últimas décadas acompañadas de huelgas y protestas con participación de millones de manifestantes organizadas y caminadas por diversos sectores de sindicatos, trabajadores, y estudiantes, desde áreas de la energía como el gas, petroleros, controladores aéreos, basureros, ferroviarios y del metro, administrativos, maestros, docentes, estibadores, limpieza, metalurgia, salud…
Cuando Borne anunció que la reforma se aprobaría mediante decreto, el descontento popular no se hizo esperar y también se desataron fuertes manifestaciones con graves tensiones. Se incendiaron y bloquearon carreteras, hubo enfrentamientos con la policía y detenidos.
Meses más tarde, en julio, el asesinato de Nahel, llevó a otro gran estallido en las calles francesas, que, aunque desde los grandes medios de comunicación intentaron guiar el análisis hacia el fuego ardiendo sobre autos o haciendo creer que se trataba sólo de un grupo social de origen migrante, el trasfondo de la situación develaba la realidad en Francia. Desde PIA Global sostuvimos que no se trataba de problemas raciales, aunque los incluía, sino que se trataban de demandas sociales que ilustraban las decisiones de un gobierno que no velaba por los intereses de su población pero también de las decisiones de la élite europea.
Desde el estallido de la guerra en Ucrania, la decisión europea de seguir tras los intereses de Washington ha costado muy caro. Las principales decisiones que más afectan al pueblo europeo fueron tomadas por líderes que ni siquiera son elegidos, luego cada país sigue la hoja de ruta planteada por Bruselas y la defiende estatalmente, incluso si eso implica ir en contra de los intereses de su propia ciudadanía. Con eso hipotecaron la posibilidad de una Europa autónoma, siempre vulnerable, inestable y necesitada de la protección y abastecimiento de EEUU.
En el ámbito regional, Macron viene confrontando distintas tensiones con países vecinos como con Italia y Reino Unido frente a la crisis de desplazados y refugiados que llegan de África o Asia occidental a Europa. También se puede ver la fractura del eje franco-alemán.
Pero uno de los más distinguidos “fracasos” que ha enfrentado Macron se dio cuando el abanderado del proyecto de autonomía estratégica europea, provocó con tal proyecto europeísta el descontento de Washington que comenzó a destruir poco a poco la influencia francesa en sus principales zonas de poder.
Fue Macron quien anunció “la muerte cerebral” de la OTAN advirtiendo y dejando en claro su desconfianza respecto a la capacidad de EEUU de defender a la región durante su discurso en la inauguración de Eurosatory, la feria internacional de la industria armamentística que se celebró en París en junio de 2022. La respuesta de EEUU/OTAN ya la conocemos: guerra en Ucrania, expansionismo hacia el Este europeo, aumento del gasto en defensa, contratos de interoperabilidad, ventas de armamentos, liderazgo renovado e indiscutible en el continente.
Otro punto regional que muestra el debilitamiento francés de la mano de Macron debido al accionar estadounidense es en la venta de armamento militar. Francia se destaca principalmente por ser uno de los mayores exportadores de armamento del mundo, desarrolla y mantiene costosos sistemas de armamento como un portaaviones y submarinos de misiles balísticos de propulsión nuclear. En este rubro, Francia compite directamente con EEUU. Una competencia que viene perdiendo.
Desde 2020, a pesar de los discursos y argumentos de Macron intentando trasladar la necesidad y urgencia de desarrollar una estructura e industria autónoma de defensa europea, varios socios y vecinos franceses consideraron que es mejor comprar directamente a Estados Unidos que fabricarlas “en casa” por lo que han abandonado contratos con exportadores de armas franceses en favor de proveedores estadounidenses.
En el plano internacional, en 2021, Francia, uno de los países europeos más activos, presentes y defensores de un enfoque en el Indo-Pacífico, recibió uno de los golpes más duros y que más tensionó sus relaciones con EEUU: el acuerdo AUKUS.
Biden (EEUU) Morrison (Australia) y Johnson (Gran Bretaña) firmaron el acuerdo AUKUS, una alianza que profundiza la cooperación militar unificando las tecnologías e investigaciones entre estas naciones. Uno de los aspectos más importantes fue el anuncio de que EEUU compartiría su tecnología submarina de propulsión nuclear con Australia. Esto significó que Canberra canceló abruptamente el acuerdo de millones de dólares con Francia.
Para Francia, el acuerdo AUKUS ha sido un verdadero ‘puñal por la espalda’, en lo económico, en sus relaciones con Australia, en sus relaciones diplomáticas con Estados Unidos y Reino Unido, en la falta de solidaridad de algunos de los miembros de la Comunidad Europea y por la exclusión en una de las regiones en donde Francia tiene presencia activa hace varios años.
No podemos dejar de mencionar cuando, iniciada la operación especial militar rusa en Ucrania, Macron intentó, sin éxitos, formar parte de la mesa chica que discutía sobre la crisis ucraniana, y fue totalmente ninguneado tanto por Putin como por Biden.
De hecho, “antes de la guerra entre Rusia y Ucrania-OTAN, Macron abogaba por un acercamiento de la UE a Moscú para construir un nuevo orden de seguridad, y así reducir su dependencia de EEUU (¡siente más amenaza por EEUU que por Vladimir Putin!), y después, pidió al Occidente que no «humille a Rusia», mientras Biden no se conforma con menos de derrocar a Vladimir Putin. Con el aumento de los costos de apoyo militar a Kiev, Paris abogó por negociaciones de paz con Kremlin, cuestión que Biden no quiere ni escuchar, por lo beneficios que está reportando esta guerra a EEUU. Y le Petit Napoléon se rindió: anunció un nuevo fondo de 100 millones de euros para enviar armas a Ucrania y entrenar a sus 2.000 soldados. Pero, no se quedó callado: EEUU nos vende su gas natural a un precio 3 o 4 veces más caro que a otros clientes, denunció. Los exportadores estadounidenses explotan la crisis energética para promover «la dominación económica estadounidense y un debilitamiento de Europa«, comentó el ministro francés de Economía y Finanzas, Bruno le Maire”, analiza Nazanín Armanian.
Armanian también nos recuerda que otro punto clave en las tensiones entre París-Washington sucedió cuando Macron visitó China y “advirtió a la UE del peligro de ‘unirse todos contra China’: hay que tener una relación de cooperación con Beijing, y que debe evitar verse arrastrada a una confrontación entre las dos potencias por Taiwán, e incluso aprovechar este choque para actuar de intermediaria, cuestionando los motivos de la existencia de la OTAN. También sugirió que Xi Jinping «desempeñe el papel de mediador» entre Rusia y Ucrania”.
Pero uno de los lugares más importantes donde se visualiza muy explícitamente la pérdida de influencia francesa y debilitamiento de Macron es en África. Desde hace un tiempo que se están desarrollando importantísimos acontecimientos en el Sahel africano, comenzando en 2021 con la expulsión de las fuerzas especiales francesas de la Operación Barkhane por las juntas militares de Assimi Goïta en Mali, seguido por la expulsión a manos de Ibrahim Traoré en Burkina Faso, el golpe en Níger y el golpe de Estado en Gabón.
“Dos ‘golpes de Estado’ -el de Mali y Burkina Faso – con características similares, generales jóvenes con un claro sentimiento nacionalista y anti francés, con los preceptos de Thomas Sankara dentro de sus objetivos”, explica Beto Cremonte, especialista en África.
Para Francia, su expulsión de Níger supone “un duro golpe, ya que depende de Níger para la continuidad de su suministro energético, ya que éste es uno de los países con más reservas de uranio. La mina de Arlit, en la región de Agadez, en el norte de Níger, es una de las más grandes del mundo y según la World Nuclear Association (WNA) tiene una vida útil hasta el 2030. Está en disputa la nueva mina de Imouraron, con capacidad para producir 5.000 toneladas anuales durante 35 años. Francia necesita 8.000 anuales para alimentar a sus centrales nucleares”, detalla Cremonte.
Pero en especial, para Francia supone la pérdida de uno de los pocos enclaves coloniales que le quedan en suelo africano.
“Malí, Burkina Faso y Níger expresan, sin dudas un amplio sentimiento anticolonial, claramente Francia está en el centro de las discusiones, su postura luego de las independencias en las colonias francesas en territorio africano nunca concluyeron con procesos de absoluta independencia. De hecho el pos colonialismo que ejerce, (o ejercía), Francia en esta región africana está marcada desde muchos aspectos. Presencia militar, control fronterizo y de territorios ricos para los intereses comerciales de Paris, empresas galas que controlan el expolio de los recursos naturales en la región, emisión y control de la moneda circulante en estos países, que aún independientes, se mantienen bajo el yugo del franco CFA, son algunos de los aspectos que podemos señalar como sobresalientes a la hora de intentar buscar explicaciones un poco más profundas de las que nos ofrecen los medios de comunicación hegemónicos y occidentalistas”, resumía Cremonte.
Respecto al golpe en Gabón, Leonardo Sinigaglia, analiza que “el propio golpe de Estado en Gabón, otra pieza de la françafrique en caer, comparado con los recientes del Sahel, muestra peculiaridades que sugieren que se trata más de una «entrega» al ala pro-estadounidense del antiguo régimen que de un gesto de orgullo de los sectores patrióticos de las fuerzas armadas”.
“La crisis del imperialismo estadounidense, comprometido cada vez con mayor intensidad en varios frentes y dotado ya de sólidas bases económicas y productivas, conducirá necesariamente a la agudización de las contradicciones entre Washington y sus aliados subordinados”, sentencia Sinigaglia.
EEUU también posee intereses en África, y como ya sabemos, el mantra estadounidense reza: “los Estados no tienen amigos ni enemigos permanentes: sólo tienen intereses estables”.
“En África, donde el Comando de EEUU para África (Africom) posee bases militares en Yibuti, Kenia, Níger, Nigeria, Egipto y Camerún, la diplomacia estadounidense, de repente, se ha activado: ha enviado al secretario de Estado, Anthony Blinken y a la subsecretaria de Estado, Victoria Nuland, una de los personajes más oscuros y belicistas de las últimas décadas de EEUU, a Níger para decir «¡Hey, aquí estamos!». Los ejércitos de los países de Sahel, que han sufrido golpes de estado, tienen estrechos vínculos con el Pentágono y sus militares golpistas habían sido entrenados en EEUU”, explica Armanian.
Incluso, analiza Cremonte, para EEUU, Níger significa una de las bases más importantes de la región desde donde ejerce su dominio militar en África septentrional y occidental: “la Base Aérea 201 es un centro de vigilancia en el Sahel que alberga personal de la Fuerza Espacial dedicado a las comunicaciones por satélite de alta tecnología, instalaciones del Destacamento Aéreo de Operaciones Especiales Conjuntas y una flota de aviones no tripulados, incluidos los MQ–9 Reapers armados, que rastrean la región día y noche en busca de actividad terrorista”.
De acuerdo al analista geopolítico, Andrew Korybko, “Estados Unidos apuñaló por la espalda a Francia en África Occidental después de cerrar un acuerdo secreto en Níger casi dos años después del día en que apuñaló por la espalda a ese mismo país en Asia-Pacífico después de cerrar un acuerdo secreto con Australia y el Reino Unido para crear AUKUS. Sólo un acuerdo secreto entre Estados Unidos y Nigeria explica de manera convincente por qué Francia esperó hasta ahora para retirarse”.
Cualquier ambición que Macron ha intentado consolidar para posicionarse como un actor de peso en el terreno internacional frente al contexto de transición del tipo de orden mundial unipolar a uno multipolar, ha sido neutralizado o destruído por Washington. Lo que nos lleva a preguntarnos: ¿la estrategia de Washington de debilitamiento va dirigida hacia Francia o hacia Macron y sus ambiciones en particular?
*Constantini Micaela, periodista y parte del equipo de PIA Global.
Foto de portada: extraída de El Economista, editada por PIA Global.