Europa

El PP europeo, entre mirar a liberales, socialdemócratas y verdes con Von der Leyen o a la ultraderecha con Weber 

Por María Zornoza* –
La formación ha recibido muchas críticas por traicionar la tradicional gran coalición parlamentaria y aproximarse cada vez más a la extrema derecha.

Ursula von der Leyen asumió las riendas de la Comisión Europea en 2019 con la promesa de promover una UE «social, verde y feminista». Toda una declaración de intenciones marcada por los guiños a la izquierda. A lo largo de estos cuatro años, el centroderecha la ha mirado con recelo por impulsar algunas legislaciones progresistas que bien podrían haber salido de un líder socialdemócrata.

Recientemente, las filas de su partido, el Partido Popular Europeo, han dado la batalla en la lucha contra el medioambiente, lo que hace del clima a partes iguales una de las aristas más importantes de su mandato y una de las materias más complicadas en la recta final de la presente legislatura.

Tras ser propuesta de forma sorpresiva por el Consejo Europeo, la exministra de Defensa de Angela Merkel pasó el filtro de la Eurocámara por la mínima. Obtuvo 383 votos a favor frente a 327 en contra. Se convirtió en inquilina del Edificio Berlaymont por solo nueve votos sobre la mayoría absoluta, ya que necesitaba para su investidura el apoyo de 374 eurodiputados.

Con la Izquierda y Los Verdes muy escépticos de su idoneidad para el cargo, fueron clave los votos de la socialdemocracia, que estuvo dividida. El PSOE español le dio su , pero no lo hicieron los socialdemócratas alemanes. El partido que lidera Iratxe García Pérez le respaldó, pero advirtió de que estaría muy vigilante.

A lo largo de estos cuatro años, la complicidad de García-Pérez con Von der Leyen ha sido mucho más profunda que la mantenida por la española con su homólogo al mando del Partido Popular Europeo (PPE), el también alemán Manfred Weber. Numerosos han sido los choques públicos entre ambos. García-Pérez le llegó a reprochar que pareciese el líder de la oposición española, por sus constantes críticas al Ejecutivo de Pedro Sánchez sobre el plan de recuperación o la ley del solo sí es sí.

Y es que el bávaro ha mantenido puente directo primero con Pablo Casado y después con Alberto Núñez-Feijóo. En abril llegó a acusar a la propia Comisión Europea, árbitro neutral, de «ponerse la camiseta roja» en favor de Sánchez en el marco del conflicto sobre Doñana. Todo ello contrasta con la buena sintonía de Von der Leyen con Pedro Sánchez y su no tan patente buena relación con el gallego.

Las medidas más progresistas de la UE

En 2020, la Comisión Europea presentó una propuesta para crear la primera directiva en torno a un salario mínimo legal para lograr condiciones dignas de vida y trabajo. En materia de igualdad de género, durante este mandato se ha aprobado la Directiva para que los consejos no ejecutivos de las empresas de la UE cuenten al menos con un 40% de mujeres para junio de 2026 y la de transparencia salarial. Y este año, el bloque comunitario formalizó su entrada al Convenio de Estambul.

Durante el último discurso sobre el estado de la Unión pronunciado esta semana en Estrasburgo, la alemana apeló desde el estrado a impulsar una ley europea de No es No. «No puede haber igualdad sin acabar con la violencia contra las mujeres», aseguró.

Pero si hay algo que ha desequilibrado la balanza de su trío de prioridades –social, verde y feminista- es lo segundo. En los primeros 100 días de su mandato presentó su esperado pacto verde europeo. El buque insignia de su Comisión tiene por objetivo último hacer de Europa el primer continente neutralmente climático para 2050. En el momento de su revelación, Bruselas lo describió como un acontecimiento similar a la llegada del hombre a la luna.

El contexto actual también ha favorecido la toma de medidas impensables para una democristiana alemana. La crisis sanitaria del coronavirus dejó hitos como la compra conjunta de vacunas o el nacimiento del plan de recuperación Next Generation. De fondo había un aprendizaje: Europa no podía permitirse dejar atrás a los países más afectados, como sí hizo con su ortodoxia implacable durante la crisis financiera de 2008.

En segundo lugar, la guerra en Ucrania ha dejado en suelo europeo una inflación récord, especialmente en los precios de los alimentos y de la energía. En esta coyuntura, Von der Leyen ha accedido a tomar medidas inimaginables antes de la contienda, como la reforma del mercado energético o el tope a los precios de la luz.

Por el contrario, la UE es hoy un proyecto mucho más militarista que antes de su toma de posesión. Durante su votación de 2019 en el Pleno, la Izquierda en la Eurocámara advirtió de que votaría en contra porque la antigua ministra de Defensa supondría una «continua militarización de la UE». Quedaba un año y medio para el inicio de la invasión rusa a Ucrania, que ha dado lugar al mayor giro de inversión y envío de armas en la historia del proyecto europeo.

Clima y migración

Von der Leyen, en particular, y el PPE, en general, no solo han mantenido el tono y las políticas migratorias de la pasada legislatura. Lo han endurecido. La Comisión Europea acaba de firmar un memorándum de entendimiento con Túnez, un país en tendencia autoritaria y con un presidente abiertamente xenófobo con las personas subsaharianas. El pacto consiste en destinar cientos de millones de euros al país para que este frene la llegada de pateras a Europa, que van a parar principalmente a las costas italianas.

Durante el discurso de Estrasburgo, la alemana anticipó más acuerdos de este tipo, que contiene, además, menos supervisión monetaria que el pacto migratorio con Turquía. «Hemos reforzado nuestras fronteras, pero necesitamos leyes más firmes, persecución de las mafias y más poder para agencias como Frontex. Debemos demostrar que Europa puede gestionar la migración con eficiencia y compasión», celebró la inquilina del Berlaymont.

Si en este apartado confluyen los dos alemanes, no así lo hacen en torno a la agenda verde. Weber lideró en el Parlamento Europeo la cruzada para frenar la Ley de Restauración de la Naturaleza, uno de los pilares del Pacto Verde de Von der Leyen. Los populares se han acercado progresivamente a los discursos de la extrema derecha en este campo.

Si bien los populares no son negacionistas de la crisis climática, sí quieren frenar algunas medidas para no perjudicar a los agricultores y ganaderos. «El PPE es el partido del mundo rural», advirtió Weber en el Pleno. Esta posición pone a Von der Leyen en una complicada tesitura que se visualizó durante el discurso. Por un lado, defendió su agenda climática con garras mientras hizo guiños a la industria y a los agricultores y ganaderos: «Seguimos peleando. Seguimos ambiciosos. Siempre lucharemos por una transición justa».

Caen los cordones sanitarios

El partido de Weber ha recibido muchas críticas por traicionar la tradicional gran coalición parlamentaria y aproximarse más y más a la extrema derecha. De hecho, no se descarta una alianza entre los populares europeos y la ultra italiana Giorgia Meloni.

A 300 días de las elecciones europeas, no solo los partidos miden sus fuerzas y equilibrios para el día de después de las urnas; también lo hacen los políticos a título personal. El Partido Popular Europeo mira de reojo la carrera de los top jobs europeos con Von der Leyen, Roberta Metsola o Weber compitiendo en ella.

Durante el debate posterior al discurso sobre el estado de la Unión, los líderes socialdemócratas, liberales, verdes y la izquierda pidieron a la principal familia de la Eurocámara que se situase en el lado bueno de la historia. «Señor Weber, la historia le recordará por intentar romper el entendimiento entre conservadores y socialdemócratas que ha mantenido en pie la Unión Europea durante 70 años», afirmó García-Pérez.

«Algunos de sus representantes, incluso, no se cortan a la hora de confesarme que comparten tanto con ellos en cuanto a programas y valores (…) No permitan que el partido de Robert Schumann se escore y se aleje de los valores sobre los que se basó la Unión«, coincidió Phillipe Lamberts, presidente de los ecologistas.

*María Zornoza, periodista.

Artículo publicado originamente en Público.es

Foto de portada: Ursula von der Leyen saluda el pasado miércoles a José Manuel Albares en el Parlamento europeo. —Julien Warnand/EFE

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