El 25 de Julio se pudo ver una de ellas volando sobre los cerros, en el corte de ruta de Purmamarca. Todo indicaba que se había soltado de la caña que la sostenía y para los hermanos que presenciaban el momento eso señalaba un buen augurio.
Será primero de agosto, cuando se cumple otro año del crimen de Santiago Maldonado, quien luchó junto a las comunidades mapuche; y cuando los pueblos celebran a la Pachamama. En un día donde aquellos que aún conservan sus raíces y tradiciones se despiertan con un trago de caña con ruda, llega a Buenos Aires el Tercer Malón de la Paz.
Tanta memoria en un día, confirma que la historia de los pueblos que se rebelan contra la opresión y destrucción de comunidades y territorios, aún sigue de pie, con la sabiduría ancestral de los abuelos y abuelas que lucharon por sus derechos. Luego de 77 años del Primer Malón de la Paz, que salió desde la Puna, caminando hacia la capital, durante el gobierno de Juan Domingo Perón, quien los recibió, prometió la expropiación de las tierras que realizó posteriormente, pero también los reprimió y mandó de vuelta a sus territorios.
En este 25 de julio, las comunidades andinas de la Puna, con la fuerza de la tierra que defienden y de los antepasados que marcaron el camino, salieron en marcha desde la Quiaca, Salinas Grandes, Humahuaca, Tilcara, y se encontraron en Purmamarca, habiendo pasado por sus cuerpos varias jornadas de acampe, de cortes de ruta, de frío brutal y sol potente, con hermanos y hermanas de todas las edades, al grito de “El pueblo unido jamás será vencido”.
En Jujuy la lucha de las y los docentes por mejoras salariales y laborales, se articuló con la historia de más de 5 siglos de las comunidades que pelean contra el genocidio de sus pueblos y la destrucción de la naturaleza. La movilización creció a partir de la reforma anti constitucional de Gerardo Morales. Se encontraron las luchas que vienen llevando hace años las comunidades por la no explotación del litio y la pelea de los trabajadores y trabajadoras.
Así comenzó el Jujeñazo. “Jujuy Resiste” es lo que se puede ver en cada territorio del país, a poco tiempo de las elecciones, en un contexto de derechización de la política y de abandono de masividad en las movilizaciones, donde se disputa más por redes sociales que en organizaciones, calles y asambleas.
En este contexto, el Jujeñazo trae un aire de esperanzas para las luchas de quienes sufren la opresión, que aún no claudican, no bajan los brazos, y aseguran que mientras exista el poder de un sistema de muerte están a la vista las condiciones materiales, objetivas y subjetivas para utilizar las calles como herramienta combativa del pueblo.
Ese grito hizo temblar la tierra Marrón y los cerros con sus colores parecían brillar. El viento sacudía las almas que se encontraron allí para presenciar la salida del Tercer Malón. Muchas personas del pueblo de Jujuy y de otros puntos del país ya habían llegado con anterioridad para mostrar su solidaridad, hacer aguante en los cortes de ruta, poner el cuerpo, cumplir los deberes de la comunicación popular, y así cubrir con la información verídica los momentos del corte, las demandas y las complejidades.
Los pibes que llegaban en el Malón gritaban con fuerza las consignas, las abuelas sacudían las wiphalas y banderas argentinas en los ojos de quienes allí estaban reunidos, las niñeces sonreían, bailaban, algunas mujeres sostenían a los bebés en sus brazos, los referentes de las comunidades se plantaron para saludar a quienes se quedaban sosteniendo los cortes y a la prensa allí instalada para luego seguir su viaje que está pasando por las ciudades de Salta, Santiago del Estero, Córdoba, Rosario, donde se encontrarán con hermanos de otras comunidades originarias hasta llegar a la ciudad autónoma de Buenos Aires. Allí esperan reunirse con el presidente, con el Congreso y la Corte Suprema de Justicia para llevar sus tres demandas: la derogación de la Reforma Inconstitucional de Gerardo Morales que prohíbe la protesta social y avala la explotación de los bienes comunes naturales, que se cumpla la ley de propiedad comunitaria indígena y la intervención del Estado en la provincia de Jujuy por la criminalización, represión y brutal atentado hacia los derechos humanos.
Varios micros entrarán a la ciudad con las comunidades que integran el Tercer Malon de la Paz, y el pueblo se encontrará para recibirlos y a pesar de las medidas que el gobierno disponga, abrazará la resistencia de 500 años, con la memoria de los 30 mil, de Santiago Maldonado, con la fuerza de la Pacha y la esperanza de lucha que lleva en el corazón, para gritar con potencia y que se escuche en todo el continente que el pueblo unido no será vencido, para denunciar a Morales, a Larreta, y a cada gobierno que avale las políticas de destrucción ecocidas y genocidas, con las mujeres en la primera línea de batalla por un buen vivir para los pueblos del norte hasta el sur.
Martina Korol* Periodista y escritora
Este artículo fue publicado priginalmente en el portal Anred.org
Foto de portada: Anred.org