Europa

La UE calibra las nuevas sanciones a Rusia mientras Ucrania rebaja las expectativas de su contraofensiva

Por María Zornoza* –
«Mucha gente está esperando algo enorme» lo que «puede desembocar en una decepción emocional», advierte el ministro de Defensa ucraniano, sobre el contraaque de Kiev.

Con la ofensiva de invierno ruso extenuándose, Ucrania ultima lo que parece una contraofensiva inminente que podría dar comienzo en cualquier momento. Con 15 meses de duración, la guerra en Ucrania es ya una guerra de largo plazo. Si bien el ataque de Kiev se ve importante para el curso del conflicto, todo hace entrever que no será determinante para el fin de una guerra que camina hacia una guerra de desgaste estancada. Con este escenario de fondo sobre el campo de batalla, los aliados europeos y norteamericanos de Kiev afrontan el desafío de no poder hacer frente a las necesidades de armamento y munición para alimentar a las tropas de Volodimir Zelenski.

Este martes, el comité militar de jefes de defensa de la OTAN se ha dado cita en Bruselas. El objetivo ha sido pasar revista a la situación bélica en Ucrania y encauzar la importante cumbre de líderes que se celebrará en julio en la capital lituana. «Goliath se está tambaleando. Y se debe a que David ha demostrado una inmensa resiliencia y brillantez táctica con el apoyo de 50 naciones de todo el mundo», ha celebrado Rob Bauer, presidente del comité militar de la Alianza, en referencia a la resistencia de Kiev.

Occidente ha dado a Ucrania un apoyo sin precedentes que ha permitido a las tropas ucranianas resistir el embate ruso. Estados Unidos anunció recientemente un nuevo paquete de 1.000 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania. Desde la anexión rusa de Crimea en 2014, los países de la OTAN han aumentado en 350.000 millones de dólares su presupuesto destinado a las partidas de seguridad y defensa.

Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, aseguró recientemente que el 98% de los vehículos de combate prometidos por los aliados ya se han entregado a Ucrania, lo que incluiría más de 1.550 blindados y 230. Pero podría no ser suficiente y Kiev corre el riesgo de quedarse a medio gas en medio del ataque, aunque los planes, fechas y estrategia se lleva, como es lo habitual, con riguroso hermetismo.

«Por naturaleza, las guerras son impredecibles, pero lo que hemos visto en el pasado es que Ucrania ha recuperado territorio en el norte, sur y alrededor de Kiev. Y las armas que han recibido recientemente les deberían permitir seguir este camino en la contraofensiva. No obstante, no debemos infravalorar a Rusia, que ha creado líneas de defensa importantes para frenarla», ha analizado el ex primer ministro noruego en una entrevista con lacadena CNN. El antecedente de éxito en las contraofensivas previas pone ya más presión sobre Ucrania y su nuevo contraataque.

Los avances no serán fáciles. Las líneas del frente están estancadas y Rusia ya ha estado preparándose. A diferencia del pasado, el factor sorpresa es menor. Y todos estos componentes están siendo analizados con minuciosidad en Kiev. «Las expectativas de nuestra contraofensiva se están sobredimensionando en el mundo (…) Mucha gente está esperando algo enorme» lo que «puede desembocar en una decepción emocional», aseguró recientemente Oleksii Reznikov, ministro de Defensa ucraniano, en entrevista con el Washington Post.

El riesgo de no consumar los resultados esperados podría traducirse en un desplome del apoyo de la opinión pública de Occidente, que también siente la fatiga del conflicto y de sus consecuencias en sus bolsillos.

¿Llegarán las armas a tiempo?

Clave será en este nuevo frente que se abre la munición. La guerra de Ucrania es ya sobre el terreno un pulso por la artillería. El grupo de mercenarios Wagner amenazó al Kremlin esta semana con abandonar el enclave de Bajmut al no poder asumir las bajas civiles y de la falta de balas.

Por su parte, la UE dio la semana pasada su luz verde definitiva a la plataforma para impulsar una compra conjunta de munición por valor de 1.000 millones de euros. Un plan que se une a los 1.000 millones de euros financiados por el Fondo Europeo para la Paz con este mismo fin. Pero la munición, especialmente insuficiente en la de calibre 155 mm (estándar de la OTAN), podría no llegar a tiempo.

Algunas voces europeas advierten de que, además, la industria comunitaria no está preparada para hacer frente a esta capacidad de producción masiva que está llevando a Europa a un rearme no visto desde la Guerra Fría. Entretanto, el elefante en la habitación continúa siendo los cazas F-16. «Los F-16 fueron diseñados para defender la libertad. Es el momento de que puedan hacerlo», pidió el martes Gabrielius Landsbergis, ministro de Exteriores lituano y una de las voces más halconas.

Tres días después de la invasión de Rusia, Josep Borrell, jefe de la diplomacia europeo, auguró que los países europeos entregarían «incluso aviones de combate» a Ucrania. Ese mismo domingo, el Parlamento ucraniano llegó a celebrar a través de un tuit que iba a recibir 70. Pero 440 días después, Polonia y Eslovaquia son los dos únicos países aliados que han accedido a entregar aviones de combate, del modelo soviético MiG-29. El lunes, Varsovia anunció que había enviado a Kiev una decena de ellos. Pero la entrega de los avanzados y modernos F-16 continúa encallada.

De producción norteamericana, Estados Unidos tendría que autorizar la reexportación a los 25 países que poseen los más de 3.000 que hay en circulación en el mundo. Esta es una de las demandas que Zelenski lleva haciendo sus aliados y que se ha redoblado durante los últimos meses porque le posicionaría en ventaja para el cuerpo a cuerpo desde el cielo. Pero Occidente sigue resistiendo su entrega por tres razones: entrenar a los pilotos ucranianos para conducir estos aviones podría llevar hasta un año, la principal aportación que ha hecho el eje transatlántico a Ucrania es material defensivo y su papel en la guerra podría aumentar la escalada.

Próximas sanciones a Rusia

Entretanto, la UE ya tiene sobre la mesa el paquete número 11 de sanciones contra Rusia. Lo presentó Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, a su paso por Kiev durante la jornada de celebración del 9 de mayo, Día de Europa. El eje central de la nueva ristra punitiva mira al exterior y tiene por objetivo y por primera vez castigar a los países terceros, especialmente en Asia, que ayuden a Rusia a sortear las sanciones europeas. Algunos Estados venden a países externos artículos sancionados y estos a su vez los reexportan a Moscú.

Bruselas calcula que desde el inicio de la invasión, las importaciones rusas a la UE han caído dos tercios «infringiendo un alto precio en la economía rusa». Pero los agujeros para sortear las sanciones son patentes. El nuevo movimiento, eso sí, presenta debates y conflictos desde el punto de vista jurídico. Y será uno de los puntos clave que tratarán los 27 ministros de Asuntos Exteriores en la reunión informal que mantendrán el viernes en Estocolmo. Con todo ello y 11 paquetes después, el bloque comunitario continúa resistiéndose a sancionar la energía nuclear y los diamantes rusos.

*María Zornoza, periodista.

Artículo publicado originalmente en Público.es.

Foto de portada: Las banderas de Europa y Ucrania ondean frente al Parlamento Europeo el martes 8 de marzo de 2022 en Estrasburgo, este de Francia.

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