La creciente confrontación y competencia entre Estados Unidos y China ha allanado el camino para estrechar las relaciones económicas entre Estados Unidos y Taiwán. La isla podría aprovechar este entorno geopolítico cambiante para profundizar sus lazos comerciales institucionalizados con Estados Unidos.
Durante décadas ha crecido una compleja red de cadenas de suministro entre empresas estadounidenses y taiwanesas. A pesar de esta estrecha asociación industrial, varias cuestiones han impedido a ambas partes aplicar acuerdos económicos institucionalizados.
En primer lugar, las fuerzas del mercado han impulsado principalmente los lazos económicos de Estados Unidos con Asia-Pacífico. La respuesta relativamente pasiva de Washington al desarrollo de una integración económica regional institucionalizada ha dejado un vacío de poder que China puede llenar. Aunque la mayoría de los acuerdos económicos de China con la región son poco profundos, vinculan más estrechamente a Pekín con la economía regional.
En respuesta, la administración del ex presidente estadounidense Barack Obama promovió activamente la Asociación Transpacífica como la dimensión económica de su «pivote hacia Asia» en 2011.
La política estadounidense de intentar integrar a China en la economía mundial restó importancia estratégica a Taiwán. Esta estrategia política también pasó por alto las ventajas de alcanzar un acuerdo bilateral de libre comercio (ALC) con la isla.
Otros factores que disuadieron a Estados Unidos de buscar un ALC con Taiwán son la lentitud de Taiwán en mejorar la protección de la propiedad intelectual, sus precios farmacéuticos que favorecen a los productores locales de medicamentos y su negativa a abrir sus mercados del arroz y las telecomunicaciones.
Como consecuencia, no se alcanzó ningún acuerdo económico significativo en el marco del Acuerdo Marco de Comercio e Inversión (TIFA) (un foro para la cooperación en materia de comercio e inversión entre Estados Unidos y sus socios iniciado en 1994).
El TIFA sólo sirvió para que Taiwán consultara a Estados Unidos sobre una amplia gama de cuestiones económicas antes de su admisión en la Organización Mundial del Comercio en 2002. Pero la política económica de Washington hacia Taiwán ha cambiado a medida que la creciente asertividad militar y política de China desafía los intereses estadounidenses en la región.
La creciente importancia geopolítica de Taiwán hace que el establecimiento de vínculos económicos institucionalizados sea esencial en la estrategia de Estados Unidos para contrarrestar a China. Como parte de este reajuste de la política estratégica estadounidense, Washington y Taipei reanudaron el diálogo TIFA en 2021.
También se han iniciado otras dos conversaciones económicas: El Tercer Diálogo de Asociación para la Prosperidad Económica entre Estados Unidos y Taiwán de 2022 y la Iniciativa Estados Unidos-Taiwán sobre el Comercio del Siglo XXI.
A diferencia de la mayoría de los ALC convencionales, ninguna de las conversaciones económicas entre Estados Unidos y Taiwán incluye negociaciones sobre reducciones arancelarias y la apertura de sus sectores de servicios a la inversión.
Hasta ahora, las conversaciones han hecho hincapié en el establecimiento de nuevas normas reguladoras -como medidas de facilitación del comercio y políticas comerciales centradas en los trabajadores-, así como en asegurar las redes de la cadena de suministro y la cooperación en la lucha contra el cambio climático.
Este enfoque poco convencional para crear lazos económicos institucionalizados se basa en varias realidades del comercio entre Estados Unidos y Taiwán. Los aranceles medios estadounidenses ya son relativamente bajos. Y dada la elevada tasa de ahorro de Taiwán y su población relativamente pequeña y envejecida, su mercado es relativamente menos lucrativo que otros mercados mayores.
Incluso sin un mayor acceso al mercado de bienes y servicios, los lazos económicos bilaterales se han fortalecido en los últimos años. Según el Ministerio de Finanzas de Taiwán, la cuota de EE.UU. en las exportaciones totales de Taiwán ha aumentado gradualmente del 11% en 2014 al 16% en 2022.
Uno de los sectores de crecimiento más significativos en el comercio bilateral son los productos agrícolas: en 2022, Estados Unidos no solo era la mayor fuente de importaciones agrícolas de Taiwán, sino también el mayor destino de exportación de sus productos agrícolas. Entre 2018-2022, la inversión de Taiwán en Estados Unidos fue cuatro veces superior a la del periodo comprendido entre 2013-2017, según la Comisión de Inversiones de Taiwán.
Limitarse a fomentar más comercio e inversiones bilaterales entre Taiwán y Estados Unidos no construirá un frente sólido para contrarrestar la creciente influencia de China en la integración económica regional.
En las dos últimas décadas, China ha perseguido y concluido activamente acuerdos económicos multilaterales en los que Estados Unidos ha estado generalmente ausente. China negoció un ALC con la ASEAN que se firmó en 2002.
China es un miembro importante de la Asociación Económica Integral Regional que incorpora a 16 países de la región. También ha manifestado su interés por adherirse al Acuerdo Global y Progresivo de Asociación Transpacífico, un ALC interregional que incluye a los países de la cuenca del Pacífico y al Reino Unido.
Estados Unidos necesitará alinear a sus aliados para fortificar su red comercial frente al creciente papel de China en la dirección del desarrollo de la integración económica institucionalizada.
Sin embargo, tanto a nivel regional como mundial, Estados Unidos se enfrenta al reto de reconstruir una red económica multilateral centrada en Estados Unidos y basada en la eliminación de los aranceles sobre los bienes y de las barreras a la inversión entre las economías regionales.
Hasta ahora, Estados Unidos ha hecho hincapié en avanzar en cuestiones comerciales no convencionales, como la resistencia de la cadena de suministro y las cuestiones laborales y medioambientales. Estas cuestiones se acentuaron tanto en las conversaciones económicas entre Estados Unidos y Taiwán como en el Marco Económico Indo-Pacífico (IPEF).
Aunque Taiwán no forma parte de este último, la similitud de los temas tratados podría equiparar las normas comerciales y económicas de Taiwán con las de las economías del IPEF.
Aparte del esfuerzo institucional para vincular ambas economías, el aumento del comercio y la inversión de las empresas taiwanesas en Estados Unidos en los últimos años indica su alineamiento con Washington en medio de las crecientes tensiones entre Estados Unidos y China.
La importancia estratégica de Taiwán y su fortaleza manufacturera en la industria de los semiconductores la han convertido en un socio crucial para la geoestrategia de Estados Unidos. El mayor papel estratégico de Taipei le ayudará a colaborar -directa o indirectamente- con países afines. Esto podría facilitar a Taiwán una futura diversificación económica fuera de China.
*Min-Hua Chiang es doctora en Economía por la Universidad de Grenoble Alpes.
Este artículo fue publicado por Asia Times. Desde PIA Global compartimos este artículo porque consideramos importante entender la estrategia económica en relación a Taiwán que Estados Unidos viene aplicando con el fin de lograr mayor presencia en la isla.
FOTO DE PORTADA: Observatorio de la Política China.