Un síntoma de su debilidad, ya que estas alianzas imperialistas le garantizan seguir eludiendo la responsabilidad en la antigua colonia española. Por la otra parte, el conflicto del Sáhara Occidental experimentó este último año nuevas victorias diplomáticas y un apoyo sin precedentes en todo el mundo después de la reanudación de la lucha armada hace ahora poco más de dos años tras la violación, por parte de Marruecos, del alto el fuego al cruzar sus fuerzas y construir en una zona de amortiguación.
Desde la vuelta a las armas el 13 de noviembre de 2020, fecha en la que las autoridades de ocupación marroquíes rompieron el alto el fuego tras una agresión dirigida contra civiles saharauis en El Guerguerat, al extremo sur del Sáhara Occidental. Debido a lo anterior, la cuestión saharaui aparece cada vez más en la agenda de reuniones de organizaciones internacionales y encuentros bilaterales.
A lo largo del año pasado, el Frente Polisario intensificó sus contactos y esfuerzos para recuperar los derechos arrebatados al pueblo saharaui, incluidos los de su soberanía permanente sobre sus recursos naturales explotados ilegalmente por la fuerza de ocupación apoyada por países occidentales, especialmente Francia, España y EE.UU.
Marruecos en cambio, se ha sumergido en una sucesión de crisis diplomáticas con varios países, ausencia de paz regional, tensiones abiertas… El fiasco político de Marruecos tras la declaración de Trump y la posterior e impotente firma de los acuerdos abrahámicos, que aún esperan desarrollarse plenamente debido a que han quedado supeditados al internacionalmente rechazado reconocimiento trumpista de la supuesta soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. Este fracaso, ha causado un estado de histeria colectiva en la diplomacia alauita, que ha iniciado frentes contra todo aquel que se ha opuesto a violar la legitimidad internacional usando para imponer sus objetivos la inmigración irregular, el chantaje económico, declaraciones amenazantes y la congelación de la cooperación bilateral.
A pesar del plan marroquí destinado a consolidar la ocupación del Sáhara Occidental a nivel internacional, el año estuvo marcado por un amplio apoyo a la causa saharaui en todo el mundo, ya que siendo una cuestión de descolonización en virtud de las resoluciones de Naciones Unidas, experimentando una amplia ola de solidaridad. Convencidos de la verdad y justicia de la causa saharaui, varios países de América Latina anunciaron la reanudación de relaciones diplomáticas con la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).
Marruecos, un país regado de ayudas económicas y títere de otros países, se pensó fortalecido geopolíticamente tras sellar con Israel la normalización cuyo propósito solamente ha beneficiado a la agenda del país judío, empujado por EE.UU y los Acuerdos de Abraham para maximizar la ola de normalización con los estados árabes, extender la campaña anti-iraní de la Knesset por África y sumar países en la alianza contra Teherán y los Hermanos Musulmanes (El Islam Político). Ciertamente y sin miedo a equivocarnos, tras más de dos años de normalización, solamente Israel y Trump han salido beneficiados en la medida en que no se han logrado los intereses marroquíes. Marruecos, a través de las instrucciones reales tras estallarle treinta años después la guerra del Sáhara Occidental, accedió apresurado y cegado a un acuerdo sin garantías. Ahora, el reconocimiento de la supuesta soberanía marroquí sobre territorios saharauis permanece en el limbo. Si la potencia norteamericana verdaderamente estuviera a favor, no tendría en reparos en repetir lo dicho por Trump que ni siquiera Francia ha apoyado.
En consecuencia, esto nos permite concluir que, lejos de una paz permanente en la región, los Acuerdos de Abraham entre Israel, Marruecos y los EE.UU no constituyen un paso hacia una paz duradera, y esto es debido a que incluyen precisamente la ocupación del Sáhara Occidental, causante de todas las crisis diplomáticas marroquíes desde su firma el pasado Diciembre.
Acostumbrado a implicar a terceros países en el contencioso del Sáhara Occidental, se ha vuelto en su contra, ahora ya no se trata de solo la ocupación de un territorio ajeno, sino que, torpemente, ha arriesgado sus intereses económicos, geopolíticos y comerciales inflamando el terreno político para el cual su escasa fuerza diplomática no está preparada, y esto se refleja en el hecho de entregarse plácidamente a alianzas contrarias a los intereses del pueblo marroquí para intentar ganar peso e influencia. Finalmente, ¿Qué no estarás dispuesto a hacer para proteger tus puntos débiles?
Presión por negociaciones directas
En el plano político, es innegable afirmar que el conflicto saharaui está viviendo nuevos desarrollos más allá de la diplomacia declaratoria.
Desde el nombramiento del sucesor del alemán Horst Kohler que dimitió en mayo de 2019, muchos países, incluido Argelia, han seguido mostrando su apoyo a los esfuerzos del nuevo enviado Staffan De Mistura, solicitándole que inicie negociaciones «directas» entre las partes en conflicto; Marruecos y el Frente POLISARIO, rechazando así el formato de las llamadas «mesas redondas» tras demostrarse que fue solo una maniobra dilatoria del régimen marroquí, que no muestra voluntad para concluir el proceso de descolonización de forma pacífica y conforme a la legalidad internacional que protege el derecho de los pueblos sometidos a dominación colonial a decidir sobre su futuro.
Esto es lo que reafirmó recientemente el presidente saharaui Brahim Ghali, destacando que Marruecos ahora tiene dos opciones: la normativa defendida por la ONU basada en la organización de un referéndum de autodeterminación, o la solución negociada defendida por la Unión Africana en marzo de 2021, a saber, el relanzamiento de «conversaciones directas y francas sin condiciones previas» entre la RASD y Marruecos, respetando los artículos de su carta fundacional.
A la espera del relanzamiento del proceso político, el pueblo saharaui, decidido a continuar su lucha armada, ha intensificado sus ataques armados. Desde la agresión marroquí en El Guerguerat, el Ejército de Liberación Saharaui ha infligido «grandes pérdidas humanas y materiales» al ejército de ocupación marroquí.
*Lehbib Abdelhay es un periodista Saharaui residente en España
Artículo publicado originalmente en ECSAHARAUI
Foto de portada: banderas marroquí y de la RASD