Ayer, jueves 16 de marzo, Macron y Borne sin certeza de obtener mayoría en la cámara baja para dar sanción completa por Parlamento y con la autorización del Consejo de Ministros, decidieron utilizar, por centésima vez en la historia de la Quinta República y la undécima de Borne, el apartado 3 del artículo 49 de la Constitución que permite adoptar un texto sin votación en la Asamblea Nacional.
«El primer ministro podrá, previa deliberación del Consejo de Ministros, comprometer la responsabilidad del Gobierno ante la Asamblea Nacional en la votación de un proyecto de ley de financiación de las finanzas o de la seguridad social. En este caso, este proyecto de ley se considerará adoptado, a menos que se apruebe una moción de censura, presentada en las veinticuatro horas siguientes, en las condiciones previstas en el párrafo anterior. El primer ministro podrá, además, recurrir a este procedimiento para otro proyecto o proposición de ley por período de sesiones».
El 10 de enero, Borne presentó el proyecto de la reforma de pensiones que tiene como principal objetivo retrasar la edad de jubilación tres meses al año a partir del 1 de septiembre de 2023, hasta alcanzar los 64 años en 2030. Además, para lograr una pensión completa, los años de aporte pasarán de los 42 a los 43 años de aquí a 2027, es decir, un trimestre por año. También poseen otros puntos que eliminan ciertos privilegios de jubilación para algunos sectores.
En primera instancia, el gobierno argumentaba que la reforma se trataba de una medida justa que aumentaría la pensión mínima a 1200 €, no obstante esto fue desmentido por distintos sectores que denunciaron la ausencia de esta medida en el proyecto de ley. De acuerdo al ministro de Trabajo, Olivier Dussopt, solo de 10 mil a 20 mil personas, sobre las 800 mil nuevas personas jubiladas cada año, verían su pensión llegar a 1200 euros brutos por mes gracias a la reforma.
Luego, se argumentó la necesidad de la reforma para poder “salvar” el sistema de pensiones por reparto debido a la falta de millones de euros para equilibrar las cajas de pensiones en unos años. No obstante, la oposición política y social a la reforma no coinciden con este punto y creen que se trata de una forma de cumplir con las exigencias de la Unión Europea, por lo que piden que se distribuya más justamente las riquezas, se impongan impuestos a las superganacias y que se deje de aumentar el presupuesto militar.
Esta reforma afectará a lxs trabajdorxs de sectores bajos y con menos formación profundizando aún más las desigualdades en las condiciones de trabajo.
Esta decisión por parte de Macron y Borne amplió la crisis social a crisis política. Como se mencionó arriba, el artículo 49 también prevé que “el proyecto de ley se considerará adoptado, a menos que se apruebe una moción de censura, presentada en las veinticuatro horas siguientes”. En estas horas el arco político francés en toda su diversidad, opositor a la reforma, está debatiendo sobre la presentación de la moción de censura y los posibles apoyos entre ellos.
La moción debe presentarse antes de las 15hs (Francia) por un mínimo de 57 legisladores de la Asamblea Nacional. Para ser aprobada, debe contar con al menos 287 votos. Se trata de una cantidad importante por lo que se requiere de unidad de los partidos políticos.
No obstante, la oposición a esta reforma ha visto cómo la sociedad francesa se ha organizado y unificado para protestar en las calles pero también dentro del Parlamento. Hasta el momento se espera que los grupos Nueva Unión Popular Ecologista y Social (Nupes), Agrupación Nacional y el grupo Liot presenten una moción de censura cada uno. En cualquier caso, lxs líderes de los partidos han declarado que apoyaran las mociones de censuras.
Jean-Luc Mélenchon anunció que apoyaría la moción de censura del grupo Liot considerando que existe mayor posibilidad que esta moción sea más votada debido al apoyo de los diputados de derecha. En este sentido dijo que votar la moción de censura “no significa otra cosa que la denegación de la reforma de las pensiones”.
Por su parte, la ultraderechista Marine Le Pen, quien se enfrentó a Macron en las elecciones presidenciales del año pasado, dijo que su partido Agrupación Nacional respaldará tal moción, al igual que varios líderes de izquierda. Asimismo, la líder también exigió la renuncia de la primera ministra Borne.
Francia se encuentra atravesando una enorme crisis económica, energética, de inflación, a la que ahora se le suma una crisis social demostrada en las calles por una multitudinaria porción del pueblo francés, y una crisis política frente a la posibilidad de enfrentar una moción de censura en la Asamblea Nacional.
El gobierno y la propuesta política de Macron, reelegido el año pasado, de acuerdo a algunos análisis, como la opción “menos peor” frente a su contrincante de ultraderecha Marine Le Pen, se vuelve cada vez más insostenible. La reforma de pensiones es la gota que rebalsó el vaso para una sociedad que posee un enorme descontento hacia el gobierno neoliberal.
Resistencia en las calles
Las movilizaciones, paros y protestas que vienen sucediendo desde enero en Francia han sido de las más multitudinarias y organizadas de las últimas décadas. Según informaba el periodista Enric Bonet, en 4 de las 7 jornadas de huelgas y protestas, participaron alrededor de un millón de manifestantes, “según los datos austeros de las fuerzas de seguridad”.
En la jornada del 7 de marzo, entre 3,5 millones de personas, según los sindicatos, y 1,28 millones, según la policía, se manifestaron en contra de la reforma. “Desde que la policía gala empezó a dar cifras de manifestantes en 1962, nunca antes se había informado de un número tan elevado de personas en las calles. Ni siquiera en Mayo del 68, aunque la clave del éxito de esa histórica revuelta –que a menudo se olvida– fue la ocupación masiva de las fábricas” detalló Bonet.
En un período de dos meses, se declararon al menos 8 huelgas generales y centenares de manifestaciones organizadas y caminadas por diversos sectores de sindicatos, trabajadorxs, y estudiantes, desde sectores de la energía como el gas, petroleros, controladores aéreos, basureros, ferroviarios y del metro, administrativos, maestros, docentes, estibadores, limpieza, metalurgia, salud…
Por supuesto, ante el anuncio de Borne, de que la reforma se aprobará mediante decreto, el descontento popular no se hizo esperar y se desataron fuertes manifestaciones con graves tensiones durante la tarde y la noche del jueves. Se incendiaron y bloquearon carreteras y hubo enfrentamientos con la policía. Esta mañana, el Ministro del Interior Gérald Darmanin anunció 310 arrestos en toda Francia, incluidos 258 en París.
Las movilizaciones y medidas de fuerza continúan durante esta jornada y el secretario general de la CFDT, Laurent Berger, anunció “nuevas movilizaciones” este fin de semana y jueves 23 de marzo.
*Micaela Constantini, periodista y parte del equipo de PIA Global.
Foto de portada: Un manifestante con un chaleco amarillo en el que se lee «Fuck 49.3» sostiene bengalas de humo durante una manifestación después de que el gobierno francés impulsara una reforma de las pensiones a través del parlamento sin votación, utilizando el artículo 49,3 de la Constitución. Foto Loic Venance/AFP