El caso de China de este año es muy particular, luego de las restricciones de la Pandemia de COVID-19 que llevaron al gigante asiático a sostener una estrategia de “Covid cero”, el gobierno decidió priorizar la economía y flexibilizar los controles. Desde algunos medios occidentales, se destacó que la fiesta de la primavera será un alto foco de contagios y muertes por el virus.
En este sentido, se pronunció Xi Jinping en el saludo de año nuevo : «Ahora hemos entrado en una nueva fase de la respuesta a la COVID-19. Los duros desafíos permanecen, pero la luz de la esperanza está justo frente a nosotros. Perseverancia es victoria», sostuvo. Agregó además que China tomó la decisión correcta y que la flexibilización se justifica por la reducción de casos graves.
El mandatario chino manifestó que debido a la estrategia del “Covid cero”, se ha “reducido al mínimo la proporción de casos graves y la mortalidad en la mayor medida posible, se protegió la vida y la salud de la gente y ganó un tiempo valioso para las acciones posteriores a perfeccionar la respuesta y bajar la categoría para el manejo de la COVID-19”.
Por otro lado, el gobierno chino es consciente de que el turismo en la fiesta de primavera provocará un aumento de casos y se comprometieron a brindar mayor apoyo para desarrollar la capacidad médica y almacenar medicamentos.
Salir de la pandemia es uno de los objetivos más importantes, tanto para China como para el resto de los países de la región, aunque las tensiones militares entre países están en aumento y el tema de la seguridad se vuelve casi indispensable.
Sobre ese tema, la semana pasada publicamos un artículo sobre la campaña antichina alrededor de Taiwán y sobre todo, fomentada por el gobierno taiwanés del PDP. Desde China continental expresaron que querían volver a la vida cotidiana desde ambas partes del estrecho (viajes, compras y demás) y le pidieron al gobierno de Tsai Ing Wen que liberara las restricciones por el COVID-19 hacia su vecino. Esto último no ocurrió y generó bastante malestar.
La República Popular de China exige a los Estados que respeten el principio de “una sola China”. Debido a las visitas indeseadas a Taiwán, el gigante asiático decidió realizar ejercicios militares en el estrecho que comparten ambas naciones. Se trató de simulacros con fuego real y que incluso se pudieron observar desde la isla taiwanesa.
Como hemos mencionado antes, la cuestión de la seguridad no se trata sólo de la República Popular de China sino también de los países de la región (y sus aliados). Es el caso del Estado de Japón, bajo el liderazgo de Fumio Kishida, anunció una Estrategia de Seguridad Nacional en diciembre del 2022 que podría requerir un incremento del 100% en el presupuesto anual de defensa japonés.
En este año nuevo, tanto Rusia como China y Corea del Norte serían los principales focos de “evaluación” de cara al futuro por parte de las autoridades japonesas en cuanto a su seguridad nacional. El territorio nipón buscará ser protagonista, aunque es un gran aliado estadounidense y, casualmente, expone las mismas preocupaciones en la región que la potencia norteamericana.
Otro aliado norteamericano que presenta ciertos matices es Corea del Sur, que también publicó su propia estrategia de seguridad aunque más amplia. Si bien la “Estrategia para una región del Indo-Pacífico libre, pacífica y próspera” destaca la creciente rivalidad entre Estados Unidos y China, se centra principalmente en encontrar un equilibrio en las relaciones con el principal aliado militar, Washington, y el principal socio económico, Beijing. La República Popular China se nombra en la Estrategia como un socio líder con el que existen intereses comunes implementados sobre los principios de respeto mutuo de acuerdo con las normas internacionales. Corea del Sur se aleja de la retórica anti china aunque tenga una fuerte relación con Estados Unidos.
En resumen, Estados Unidos ve a China como la gran amenaza porque le disputa el lugar de primera potencia mundial. Así, se alía a ciertos países países afines como Japón o Australia que tienen su misma perspectiva. Por otro lado, varios países del Sudeste Asiático y Corea del Sur plantean matices. Por último, el bloque más evidente es el de China, Rusia y Corea del Norte que no necesariamente actúan en conjunto.
El gigante asiático cuidará con todas sus herramientas la economía y la seguridad propias, aunque como expresaron en algún momento funcionarios del gobierno: “China puede responder a las agresiones”.
*Erika Gimenez es Licenciada en Comunicación, escribe en PIA Global y ARG Medios.
Foto de portada: El 2023 es el año del conejo de agua. Xinhua