Europa

Mediterráneo oriental: establecer prioridades

Por Iván Alexandrovich Bocharov* –
La Doctrina Marítima de la Federación Rusa, adoptada en julio de 2022, identifica el Mediterráneo oriental como una zona importante para los intereses nacionales de Rusia.

El documento afirma que esta región tiene un gran impacto en el desarrollo económico del país. También afirma que el Mediterráneo oriental desempeña un papel importante para garantizar la seguridad nacional, así como para mantener la seguridad estratégica y regional de la Federación Rusa.

El interés estratégico de Rusia en el Mediterráneo Oriental hace especialmente importante la construcción de una asociación mutuamente beneficiosa con los países de la región. En su artículo «Rusia en el Mediterráneo Oriental: el arte del equilibrio», el Director General de la RIAC, A.V. Kortunov, destaca la capacidad de mantener relaciones constructivas con las partes enfrentadas en los conflictos regionales como una de las ventajas comparativas de Rusia en la región.

Con el inicio de un difícil período de transformación de la política exterior rusa provocado por el conflicto ruso-ucraniano, se hace cada vez más necesaria una reflexión sistemática sobre las políticas regionales de los países del Mediterráneo Oriental, así como sobre las estrategias de las fuerzas externas dentro de este espacio. En este contexto, la publicación del estudio monográfico La lucha por el Mediterráneo Oriental: intereses y ambiciones, editado por el Instituto E.M. Primakov de Economía Mundial y Relaciones Internacionales (IMEMO) de la Academia Rusa de Ciencias (RAS), reviste una gran importancia.

La monografía se centra no sólo en los aspectos político-militares, sino también en los económicos y jurídicos de las relaciones internacionales en el Mediterráneo Oriental. Se presta especial atención al estudio de los intereses y prioridades coincidentes de las potencias regionales y los actores extrarregionales. Los autores del libro son tanto expertos de renombre como jóvenes estudiosos del Instituto Primakov de Relaciones Internacionales de la Academia Rusa de Ciencias, el Instituto de Estudios Orientales de la Academia Rusa de Ciencias y la Universidad Estatal Lomonosov de Moscú (MSU).

La introducción a la monografía fue preparada por I.D. Zvyagelskaya, directora del Centro de Estudios sobre Oriente Medio del Instituto E.M. Primakov de Relaciones Internacionales de la Academia Rusa de Ciencias y miembro de la RIAC. I.D. Zvyagelskaya identifica la energía, la seguridad y las cuestiones fronterizas como tres aspectos clave que han apuntalado la regionalización en el Mediterráneo Oriental y definido líneas de confrontación estables.

Al mismo tiempo, I.D. Zvyagelskaya señala muy acertadamente la conexión entre el «factor gas» y el deseo de los Estados de la región de asegurar sus intereses económicos, lo que actualiza la tarea de delimitar las fronteras marítimas y las zonas marítimas exclusivas, conduce a un mayor interés de las fuerzas regionales y extrarregionales en las relaciones comerciales y económicas, y también contribuye a la militarización del espacio del Mediterráneo oriental.

Además de la introducción y la conclusión, la monografía consta de doce capítulos. Probablemente no sería un error definir cada capítulo como un estudio independiente dedicado a un aspecto específico de las relaciones internacionales en el Mediterráneo Oriental. Al mismo tiempo, todos los estudios están unidos por el objetivo común de presentar el Mediterráneo Oriental como un espacio de compleja interacción entre potencias regionales y actores extrarregionales.

Artículo introductorio (capítulo 1) de V.V. Naumkin, Director de Investigación del Instituto de Estudios Orientales de la Academia Rusa de las Ciencias y Vicepresidente de la misma. Naumkin facilita mucho la lectura posterior de la monografía. Especial atención merece el análisis detallado de la historiografía extranjera sobre el tema estudiado. En su artículo, V.V. Naumkin señala que los Estados representados en el Mediterráneo Oriental difieren entre sí no sólo por motivos etno-nacionales, sino que también forman grupos etno-civilizacionales (griegos, árabes y turcos) [1].

Una característica distintiva del Mediterráneo oriental es que las tríadas y tétradas de «interés» incluyen a musulmanes de distintos países que forman alianzas regionales con no musulmanes.

Un mérito importante de la monografía es el estudio detallado de las nudosas contradicciones que definen la dinámica político-militar de la región. Las cuestiones de delimitación marítima son tratadas en detalle en el Capítulo 2 por P.A. Gudev, Jefe del Grupo de Investigación sobre Política de Estados Unidos y Canadá en el Océano Mundial del Instituto Primakov de Relaciones Internacionales de la Academia Rusa de Ciencias.

Fuente: Google Maps.

En su artículo identifica las cuestiones de delimitación de fronteras marítimas como catalizadores de las tensiones regionales. Analizando el problema de Chipre, el régimen jurídico de la plataforma continental, los límites del mar territorial y el problema de las islas, P.A. Gudev concluye que la República de Turquía actúa en el Mediterráneo Oriental basándose principalmente en el principio de justicia. El autor señala que el Derecho marítimo internacional sigue siendo sólo un instrumento para que Turquía proteja sus intereses nacionales.

Las contradicciones entre Turquía y Grecia se abordan en el capítulo 3. Los autores del artículo son Y. D. Kvashnin, director del Centro de Estudios Europeos, e I. A. Svistunova, investigadora principal del Centro E.M. Primakov de Estudios sobre Oriente Medio de la Academia Rusa de Ciencias. Este capítulo se centra en Chipre como nudo del conflicto en la región. Y.D. Kvashnin e I.A.

Svistunova llama la atención sobre una tendencia bastante preocupante: las contradicciones de Turquía y Grecia van más allá de las relaciones bilaterales. En estas circunstancias, según los investigadores, es especialmente importante que ambos países mantengan un diálogo. Los autores sugieren algunas medidas para aumentar la confianza mutua, entre ellas operaciones conjuntas de búsqueda y rescate y ejercicios relacionados, investigación científica y vigilancia medioambiental. Parece que estas medidas podrían reducir las tensiones en la región.

El aspecto central de las relaciones regionales -el «factor gas»- es el tema del capítulo 4, cuyo autor es N.A. Kozhanov, investigador principal del Centro E.M. Primakov de Estudios sobre Oriente Medio de la Academia Rusa de Ciencias.

Según el autor, en el contexto de la crisis actual, cuando los países europeos intentan reducir su dependencia de los recursos energéticos rusos, el Mediterráneo Oriental se convierte en una especie de alternativa para los consumidores europeos. Sin embargo, N.A. Kozhanov subraya que la región difícilmente podría desempeñar el papel de garante clave de la seguridad energética de la UE. El potencial de exportación de los países del Mediterráneo Oriental sigue siendo muy limitado, entre otras cosas debido a unas infraestructuras insuficientemente desarrolladas. El investigador concluye que los países del Mediterráneo Oriental sólo podrían desempeñar un papel secundario como suministradores europeos de energía.

La monografía también se centra en el triángulo Israel-Líbano-Palestina. El capítulo 5 está dedicado al problema de la interacción entre estos países, escrito por I.E. Ibragimov, L.M. Samarskaya y T.I. Tiukaeva, del Centro Primakov de Estudios sobre Oriente Medio de la Academia Rusa de las Ciencias. Los autores coinciden en que la inestabilidad en las vertientes libanesa y palestina del conflicto árabe-israelí, la política exterior de Israel, así como las crisis internas de Palestina y Líbano, determinan las escasas oportunidades de estos países para utilizar los recursos del Mediterráneo Oriental.

Los investigadores concluyen que el pragmatismo de Israel y la capacidad de Tel Aviv para separar las cuestiones de arreglo político de las económicas podrían contribuir a integrar a Líbano y Palestina en el «sistema de interconexión» del Mediterráneo Oriental. Según los autores, el papel de Palestina y Líbano en este sistema será dependiente y limitado.

La monografía examina en detalle las políticas regionales de la República Árabe de Egipto (Capítulo 6), el mayor Estado del Mediterráneo Oriental, así como de las monarquías árabes (Capítulos 7 y 8) e Irán (Capítulo 9), que no forman parte del espacio mediterráneo oriental. I.E. Ibrahimov señala que Egipto intenta crear alianzas para contener a Turquía en la región. El investigador sostiene que El Cairo está dispuesto a afirmar con firmeza sus intereses en el Mediterráneo Oriental y es capaz de recurrir a una demostración de fuerza si es necesario.

Fuente: extraída de revistaejercitos.com

Las políticas regionales de las monarquías del Golfo Pérsico son objeto de dos partes del libro. El capítulo 7, elaborado por S.O. Lazovsky, investigador junior del Centro Primakov de Estudios sobre Oriente Medio de la Academia Rusa de las Ciencias, examina las relaciones económicas de las monarquías árabes con los países del Mediterráneo oriental. S.O. Lazovsky concluye que las monarquías del Golfo Pérsico en el Mediterráneo Oriental se centran en aumentar el intercambio comercial exterior y ampliar la actividad inversora.

Señala que Arabia Saudí, los EAU y Qatar dependen de los mismos socios comerciales. Otra de las observaciones del investigador es que las tendencias de las relaciones económicas de los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) con los países del Mediterráneo Oriental están impulsadas no sólo por intereses económicos, sino también por el entorno geopolítico.

La dimensión política de las estrategias de las monarquías del Golfo en el Mediterráneo Oriental se explora en el capítulo 8, cuya autora es T.I. Tyukaeva. Se observa que el Mediterráneo Oriental se está convirtiendo en un espacio de rivalidad entre Arabia Saudí y los EAU, por un lado, y Qatar, por otro. Las monarquías del CCG van más allá de la zona de seguridad e intentan aumentar su influencia consolidando su estatus de actor importante en la escena regional e internacional.

Según T.I. Tyukaeva, las diferentes estrategias político-militares regionales entre Riad, Abu Dhabi y Qatar afectan a sus interacciones con los países del Mediterráneo Oriental, lo que a menudo es causa de tensiones entre ellos.

En cuanto a la política iraní en el Mediterráneo Oriental, Teherán considera la región como un espacio de choque potencial o real de intereses con Turquía y Arabia Saudí. A.S. Bogacheva, investigadora junior del Centro de Estudios sobre Oriente Próximo del Instituto E.M. Primakov de Relaciones Internacionales de la Academia Rusa de las Ciencias, llama la atención sobre esta cuestión. El autor subraya que Irán presta especial atención a la dimensión europea de la política regional. A.S. Bogacheva cree que la reanudación del acuerdo nuclear iraní podría ayudar a mejorar las relaciones bilaterales de Irán con los países europeos del Mediterráneo Oriental.

La monografía que nos ocupa analiza con cierto detalle el papel de los actores externos en el Mediterráneo Oriental. Así, P.P. Timofeev, Jefe del Sector de Problemas y Conflictos Regionales del Departamento de Estudios de Política Europea del Instituto E.M. Primakov de Relaciones Internacionales de la Academia Rusa de Ciencias, se centra en los intereses de la UE en la región objeto de estudio (Capítulo 10). La política de la UE en el Mediterráneo Oriental se examina desde el punto de vista de los retos de seguridad, los desafíos migratorios y las cuestiones energéticas.

En opinión de Timofeev, el Mediterráneo Oriental se ha convertido en una auténtica prueba de fuego para que los países de la UE pongan a prueba su capacidad de actuar de forma consolidada basándose en intereses colectivos. Sin embargo, como señala el autor, la principal «divisoria de aguas» se sitúa en las relaciones con Turquía. La política regional de la UE combina ahora enfoques antiturcos y conciliadores hacia Turquía.

La estrategia rusa en el Mediterráneo Oriental es el tema del capítulo 11, elaborado por N. Y. Surkov, investigador principal del Centro Primakov de Estudios sobre Oriente Medio de la Academia Rusa de las Ciencias. Basándose en el contexto histórico, el autor afirma que las cuestiones de seguridad siguen siendo una prioridad absoluta para Rusia.

En el contexto de la desestabilización que se apoderó de la región en la década de 2010, Rusia ha demostrado ser un proveedor de seguridad muy solicitado. Al mismo tiempo, el componente comercial y económico desempeña un papel cada vez más destacado y adquiere valor por derecho propio. Esto es especialmente importante dada la importancia del Mediterráneo Oriental como destino de las exportaciones agrícolas rusas, incluidos los envíos de grano.

En el siguiente capítulo, N.Y. Surkov, en coautoría con G.I. Tsaregorodtseva, profesora del Departamento de Estudios Regionales de la Facultad de Lenguas Extranjeras y Estudios Regionales de la Universidad Estatal Lomonosov de Moscú, examina los intereses y prioridades de Estados Unidos en el Mediterráneo Oriental. El artículo subraya que no se cuestiona la importancia estratégica de la región para Estados Unidos.

Los autores señalan que el Mediterráneo oriental es de interés para Estados Unidos, entre otras cosas por la rivalidad con Rusia y China, la lucha contra el terrorismo internacional, el apoyo a las empresas estadounidenses (especialmente en el sector energético) y el mantenimiento de asociaciones con aliados en la región.

Aunque la monografía menciona brevemente el papel cada vez más importante de China en el Mediterráneo Oriental, quizá debería haberse dedicado un capítulo aparte al papel de Pekín en la región. Esto es especialmente importante dado el potencial del Mediterráneo Oriental como zona de tránsito y proveedor de energía. Sin embargo, esta pequeña carencia no resta importancia a la gran importancia de la monografía para la erudición nacional: el estudio proporciona un valioso material para comprender los procesos políticos y económicos de la región en cuestión.

Este libro es el primer intento por parte de académicos rusos de estudiar el Mediterráneo Oriental como un sistema de intereses interconectados y contradicciones de potencias regionales y extrarregionales. Sin duda, se recomienda la lectura de esta monografía. Es probable que siga siendo de actualidad durante mucho tiempo.

  1. El artículo señala que Israel no forma parte de ninguno de los grupos identificados.

*Iván Alexandrovich Bocharov, coordinador del Programa RIAC.

Artículo publicado originalmente en RIAC.

Foto de portada: REUTERS/Amir Cohen.

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