Es poco probable que la diplomacia rusa contaba con algún tipo de avance estratégico, la adopción de decisiones fatídicas, un punto de inflexión en relación con Rusia por parte de los países participantes. Aparentemente, el liderazgo ruso no tiene expectativas especiales con respecto a esta reunión.
No obstante, por supuesto, el G20 es un foro autorizado que puede utilizarse para promover algunas de sus posiciones, especialmente con respecto a los temas de desarrollo global, ya que estos temas son el foco del G20.
Se puede suponer que la parte rusa se centrará en cuestiones globales como la seguridad alimentaria y la necesidad de mantener el comercio mundial de alimentos y fertilizantes minerales; evitar sanciones (restricciones) a este comercio.
La Federación Rusa puede plantear la cuestión de la seguridad energética mundial. Estos son los problemas de las sanciones, el problema de la inestabilidad en los mercados energéticos, la necesidad de la reorientación geográfica de muchos suministros. Este es un tema que, en principio, también es un tema de discusión para el G20.
Rusia también puede hablar sobre la necesidad de reformar el sistema financiero mundial, sobre el hecho de que este sistema no depende de la fe en que actualmente depende de la moneda estadounidense. La posición rusa es bien conocida, se reduce a la necesidad de crear sistemas de pago alternativos, a la necesidad de crear una canasta de monedas que pueda reemplazar al dólar, al menos en alguna perspectiva. Y aquí hay algo que decirle a Sergei Lavrov.
También se plantearán otras cuestiones sobre la transformación del orden mundial, incluida la reforma de las Naciones Unidas.
*Artículo publicado originalmente en el Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia (RIAC).
Andrei Kortunov es Doctor en Historia, Director General del RIAC.
Foto de portada: AFP