Existen muchos trabajos sobre este tema, y, sin duda alguna, es una interrogante que ha adquirido mucha relevancia en la actualidad, particularmente si estamos observando el comportamiento de los “Occidentales”,[1] y realizando el contraste con el resto del planeta.
Mi hermano, como ciudadano de ese mundo Occidental (vive en Canadá desde el año 1987), no posee interés alguno en la política, así como la mayoría en esa población, todos acondicionados a la desmovilización permanente y perpetua, hasta que se decrete la necesidad de odiar a alguien nuevo: ya sea, Saddam Hussein, todos los árabes, todos los musulmanes, las “mulas” drogadictas de Centroamérica y de la América Meridional, el Talibán, los “mullas” en Irán – naturalmente – el “malévolo” Gadafi,[2] etc.
Él y yo evaluamos aspectos como la industria de la música, la cinematografía, la televisión, entre otras. De todo esto, logramos acordar un aspecto fundamental: en lo cultural, la creatividad se ha evaporado del mundo Occidental.
No obstante, lo que más me llamó la atención fue una expresión que utilizamos en nuestros debates: “la muerte de la narrativa”. En el sentido de la conversación sociocultural, nos referíamos a la extinción de la creatividad en la generación y reproducción de los productos culturales (como los define el argentino Néstor Canclini),[3]: esto no implica el cese de producción de narrativas, sino la mera reedición de narrativas que anteriormente fueron exitosas, pero en nuevos “paquetes” altamente comerciales, para así otorgarle una falsa fachada de novedad, y ocultar la falta total de novedad y crítica, como un esfuerzo para “esconder” la banalidad y la monótona repetición de lo mundano, por el potente terror de perder la rentabilidad y las ganancias.
Alegremente, podemos fácilmente trasladar este mismo debate y proyectarlo al ámbito político e internacional. En este sentido, Occidente siempre ha generado discursos justificativos que disfrazan las intenciones reales de sus acciones, con la finalidad de equilibrar entre el antagonismo de la falsa mantra de superioridad moral que tanto anhela exhibirles a todos – por un lado – y la sangrienta brutalidad de su avaricia y su arrogancia, ambos elementos presentes en la creación de la política exterior de varios de sus miembros, por el otro.
La muy mal llamada “conquista del Oeste”, por ejemplo, de los gringos en Norteamérica durante el Siglo XIX,[4] fue un esfuerzo del “gran hombre blanco”, que era cristiano, seguramente, pero más importante, era ario y europeo, uno que luchaba contra todos los elementos inanimados o salvajes (vivos) de los bosques norteamericanos: los ríos, las montañas, las serpientes, los lobos, los amerindios y los “medio indios” (estos serían los “mexicanos”, una sola “raza” que se extiende desde el Río Bravo hasta la Patagonia), los búfalos y los demás objetos no vivientes y animales que acabamos de indicar.[5] Fue la audacia y la fuerza del anglosajón, quien “pobló” el “vast wilderness”[6] de Norteamérica, ya que era hasta su llegada un “terra nullius”,[7] sin población alguna.
Durante las expansiones hacia Centroamérica y Suramérica (Siglos XIX y XX), los estadounidenses también generaron sus propias e interesantes narrativas. Por ejemplo, al tratar con los latinoamericanos, era importante entender que los “niños” infantiles del patio trasero requieren de guía constante en sus procesos de “crecimiento”, para que al final puedan ingresar al “jardín” de la “civilización”. Estos, obviamente, son subdesarrollados, quizás por razones genéticas, o ambientales, o por la mera temperatura de sus regiones. No obstante, es la responsabilidad del Hombre Blanco (The White Man’s Burden)[8] de ayudarlos a salir de su ignorancia, a través de acciones “educativas”, como por ejemplo la de separar un istmo del resto de su país, para así poder construir un canal mucho más barato (Bogotá quería recibir más recursos y derechos por el Canal de Panamá, pero Teddy Roosevelt[9] solo quería usar su “Big Stick”),[10] pero esto fue un acto de amor y educación para estos “mongrels” y “half-breeds” (no existen traducciones precisas al Castellano para estos dos términos).[11]
Con el tiempo, los discursos justificadores se hicieron cada vez más difíciles de sustentar: los malvados vietnamitas; los diabólicos árabes de Irak; los diabólicos árabes de Persia (por favor no corregir a George Walker Bush cuando declaró que los árabes y los persas son lo mismo. ¿Acaso los venezolanos y los filipinos no son lo mismo, ya que ambos son mayoritariamente católicos?);[12] los “horribles” Talibanes de Afganistán (a pesar de que en los tiempos de Ronnie (Reagan),[13] estos fueron recibidos en la Casa Blanca como los “George Washington de la Asia Central”),[14] el satánico Muammar el Gadafi, entre tantos otros villanos.
Después llegaron villanos aún más difíciles de satanizar, como el desagradable teniente coronel[15] del “México con Petróleo”,[16] quien fue una desagradable reencarnación del otro desagradable militar del “México que está aún más abajo”[17] – Esta maquiavélica reencarnación de Perón – el teniente coronel del México con Petróleo – conspiró con otros del “México que está aún más abajo”– incluyendo el comunista ese que no sabemos por qué no habla español[18], para groseramente destruir el ALCA. Después vino el chofer y sindicalista que quedó en el poder después del teniente coronel,[19] y también el cocalero que logramos quitar,[20] pero que después regresó, o fue otro cocalero (¿cómo?),[21] y hasta regresó el amigo de los soviéticos en Nicaragua[22] (Daniel Ortega), y aún sigue el legado del gran demonio de todos estos, el de los 638 atentados de muerte fallidos, y que nunca logramos exterminar (obviamente, Fidel Castro Ruz). Construir narrativas para estos era, es y seguirá siendo, un ejercicio que requiere justo lo que Estados Unidos está perdiendo rápidamente en su declive actual, lo mismo que había abordado con mi hermano: la creatividad, ese novedoso discurso, o, la lenta y silenciosa “muerte de la narrativa”.
Hoy en día, estamos observando como las narrativas occidentales pierden el poder y la efectividad de su glorioso pasado. En la última encarnación de la narrativa geopolítica gringa, el malévolo Señor Putin y el satánico Señor Xi, representan una gran amenaza existencial para la paz mundial, son enemigos de la civilización humana, de la propia existencia de la especie, son autores únicos del cambio climático, de la destrucción de la capa de ozono, de la economía global, incluso hasta son la amenaza que acabará con los propios osos polares en la Antárctica.[23] Antes, el gran malévolo villano era la Unión Soviética, después fue el régimen Pyongyang, luego en Hanoi, seguido por los serbios en Yugoslavia, después el Qaeda, seguido por Saddam Hussein, y ahora es el turno de Putin y Xi. En realidad, es la rutina del imperio, es la selección del momento, la “moda” que pasa y el capricho del hoy, nada inusual, nada nuevo para la potencia occidental principal y sus secuaces.
No obstante, esta vez si hay algo cualitativamente diferente, algo que no es precisamente lo que siempre esperamos del inexhaustible y repetitivo modelo de las narrativas occidentales. Algunos me dirán que la gran diferencia entre las narrativas anteriores y las de la actualidad, es que Putin y Xi – o, como debe ser, Rusia y China – no son realmente el “gran peligro que amenaza a la humanidad”, sino solamente amenazan la hegemonía gringa.
Aunque esto sea válido, adicionalmente hay algo mucho más profundo y relevante que separa las actuales narrativas occidentales, de todos sus antecedentes. Al humilde criterio de quien suscribe, la otra diferencia es que la “fuerza y capacidad de penetración” de estos discursos se ha reducido notablemente, tanto por el grado obtuso de su divorcio con las realidades que nos rodean (aún más que antes), como por su incapacidad para convencer y movilizar.
Las narrativas construidas para justificar las barbaries en Vietnam fueron tan absurdas e irreales como las de la actualidad. Pero a pesar de esto, estas habían logrado en sus momentos un grado considerable de penetración, tuvieron sus grados de éxito, y por más que sufrían de graves deficiencias ontológicas,[24] sí lograron generar muchos simpatizantes, apologistas y agentes serviles.
Hoy en día, las mismas fábricas de narrativas que engendran estos monstruos y mutantes discursos, en vez de consolidar el poderío global estadounidense como es su deber, han llevado a que varios jefes de Estados africanos le reclamen a Estados Unidos por la guerra en Ucrania, en vez de apoyar ciegamente al país imperial, como era el caso en los buenos y viejos tiempos.
Tenemos títeres como el de Kiev, hablando de Simón Bolívar a los países latinoamericanos en el asqueroso foro del “Ministerio de las Colonias”,[25] a favor de la “narrativa” gringa, pero con poco éxito. Peor aún, tenemos a la China – y la India, países que casi nunca comparten criterios – en pleno desafío al poder anglosajón, incluso, hasta Pakistán también lo estuvo por un momento, hasta que Washington ordenó la decapitación (política, por el momento) del antiguo jugador de Cricket.[26]
Pero lo más impactante fue la colección de fotos del heredero al trono de El Riad,[27] dando le mano (y no el puño, patéticamente) a Vlad[28] el Malvado y el Bárbaro Xi, con una gigantesca sonrisa que nunca se evidenció cuando le dio el “puño” al sonámbulo del Norte en la ciudad de Yeda, el pasado julio.
Imagínense ustedes, Arabia Saudita – la base fundamental del sistema petrodólar y la razón por la cual esa misma moneda imaginaria y fiduciaria sigue dominando el sistema financiero– generando políticas petroleras independientemente de Washington, y peor aún, hablando de ventas petroleras en yuan, e incorporaciones al BRICS. ¡Es el mundo al revés!
No deseamos aquí profundizar sobre el declive de la efectividad y la calidad de penetración de las narrativas occidentales en el sistema internacional, no es nuestro objetivo debatir sus razones estructurales, sus formas y sus causas, ni mucho menos estudiar meticulosamente las posibles consecuencias y los efectos para todos los seres humanos que hacen vida sobre esta tercera roca desde el Sol.[29] Pero sí quizás podemos dejarle una pista al lector, unas pequeñas señales que pudieran estimular futuras investigaciones sobre este interesante fenómeno.
Tomaremos el siguiente ejemplo que nos llega de una de las varias fábricas de generación de narrativas gringas, dirigidas específicamente al ámbito internacional: la revista estadunidense “Foreign Policy”.
La revista antes indicada publicó un artículo para el periodo noviembre/diciembre 2022 con el siguiente título: “Mexico´s Dying Democracy: AMLO and the Toll of Authoritarian Populism” (La Democracia Moribunda de México: AMLO y el Costo del Populismo Autoritario).
Como nos podemos imaginar, solo necesitamos retroceder al año 2000 y el 2001, y podemos observar esta misma narrativa, tal cual, solo reemplazando el verdadero México, con el “México con Petróleo”[30]: La Democracia Moribunda en Venezuela: Chávez y el Costo del Populismo Autoritario.[31] Si examinamos estas narrativas, podemos detectar los mismos elementos ya empleados repetidamente con Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Evo Morales, Lula da Silva, entre tantos otros. Irónicamente, la única verdadera democracia en América Latina para Foreign Policy es la de Chile, que tiene una presidencia que pasó alegremente de un fulano Padre (Sebastián Piñera), a un fulano hijo (Gabriel Boric), y que efectivamente es así: como padre, como hijo.[32] Seguramente, pronto estaremos escuchando de la “muerte de la democracia en Honduras”,[33] el fin de la democracia en Colombia[34] y después, la tragedia del Brasil con el nuevo “gobierno corrupto” de Lula y ese terrible “Foro de Sao Paulo”.
Las razones que explican el serio y estructural desgaste de la efectividad de los discursos y las narrativas occidentales, quizás sean de gran complejidad, multifacéticos y requieren de estudios multidisciplinarios, pero creemos que podemos poner aquí nuestro pequeño grano de arena, en relación con este complejo tema.
Este “análisis” de los “gurús” de Foreign Policy, fue publicado irónicamente, en pleno proceso del colapso del gobierno de la Señora Elizabeth Truss en Gran Bretaña.[35] Ahora bien, quizás sea la falta de moral, o las dos caras que siempre poseen estos “think tanks”, o quizás simplemente sea la ausencia total de vergüenza que tanto caracterizan a estos. Cualquiera que sea la razón, es este el punto fundamental que deseamos presentar aquí.
El reciente colapso del gobierno conservador en Inglaterra (el cual no es el único de los últimos años), se caracteriza por una serie de hechos, como por ejemplo los parlamentarios (los “whips”) amenazando físicamente a los “backbenchers” de su propio partido para que voten a favor de la Primera Ministra sobre el tema del Fracking,[36] y la escandalosa práctica cotidiana de ese breve gobierno de hacer “U Turns” y contradecirse en sus propias políticas (con el llamado “mini Budget”, por ejemplo, el mismo que ofreció todos esos beneficios para la alta burguesía británica en pleno desastre económico para la población en general).
Pero no son estos los que más nos llaman la atención. En vez, nos enfocamos en el siguiente interrogante: ¿Quién votó por la Señora Truss? ¿Quiénes fueron los electores que seleccionaron a esa Señora para que asuma el cargo político más importante de ese país? Fueron, simplemente, tres o cuatro “pelagatos” del partido conservador, con todo el respeto a los gatos, y a los pelagatos.
No estamos hablando aquí de la violación constante – por parte de los gobiernos occidentales – de los derechos humanos básicos como el derecho a no congelarse a muerte este invierno, mientras que todos los CEOs[37] de las multinacionales británicas disfrutan de una eliminación del límite máximo de sus bonificaciones de fin de año (una de las propuestas del gobierno de la Señora Truss), o de este otro ridículo derecho que los comunistas siempre andan fastidiando y quejándose – el derecho a comer más de una vez al día, considerando que en la actualidad, 1 en 7 británicos evitan comer más de una vez al día por la inflación y los altos costos de la energía y los alimentos.
No estamos ni siquiera abordando la realidad de que el Brexit – política fracasada de más de la mitad del partido conservador – fue un error colosal que lo está pagando principalmente los británicos de menores ingresos. En vez, estamos abordando el tema favorito de los liberales y los conservadores, quienes suelen sentir mucha repugnancia al escuchar expresiones como los “derechos sociales”. Nos referimos aquí a la democracia ceremonial (la democracia burguesa, si se desea), la competencia entre dos grupos casi idénticos – “Elite 1” y “Elite 2” – para asumir las responsabilidades de legislar y ejecutar de la misma exacta manera, la misma política clasista de siempre La “democracia” británica le trasladó intactamente el costo de las crisis económicas engendradas por el Brexit, el Covid y la guerra de la OTAN contra Rusia y China – que por el momento arde en Ucrania – a la población de menos recursos, llevando a estos a los mismos niveles de pobreza que sufrieron sus ancestros durante el famoso “London Blitz” de la Segunda Guerra Mundial.
Aquí no se necesitó a Adolfo y su “Operation Sea Lion”,[38] sino a Boris, a Liz y a sus políticas de Armagedón. Tampoco fueron necesarios los chicos malévolos de nuestro momento – Putin y Xi – ya que Boris y Liz se encargaron solitos de causar toda la devastación, sin necesidad de ayuda exterior. Claro, de todas maneras, el par de demonios antes indicados ya han sido señalados como la causa de todos los males que sufre el mundo.
Es de suma importancia para los Pueblos del Sur analizar los discursos y las narrativas occidentales, hoy más que nunca, y esta tarea no será asumida en las pocas palabras, breves anécdotas y simples y fugaces observaciones que presentamos aquí.
Pero si decidimos que es necesario contemplar y pensar sobre las fallas actuales de las narrativas occidentales, es muy probable que encontremos nuestras primeras pistas en el hipócrita ejercicio de condenar perro-rabiosamente a AMLO y el sistema político de su país, simplemente a raíz de la rabieta que le tienen por la paliza que le otorgó al gobierno del momificado en Washington, durante la Cumbre en Los Ángeles.
También las podemos encontrar en el vil acto de llevar a toda la población de Venezuela a unos niveles de miseria socioeconómica sin precedente en su historia moderna, para así poder colocar a su propio títere en Caracas, el mismo títere que ahora están preparando para abandonar, con la finalidad de negociar petróleo con el mismísimo “demonio de Caracas” – el heredero del Comandante Chávez – una terrible amargura que han tenido que tragar, solo porque ese repugnante Señor Putin no deja que destruyan su país, como es el deber ser.
Después, para completar, tener la audacia y la falta absoluta de vergüenza de no denunciar la asquerosa maniobra de las elites británicas para pasar a los más vulnerables de su sociedad el costo de la crisis del capitalismo que ellos mismos crearon, y después tener la caradura de seguir llamando a esa aberración, “democracia”.
Notas:
*Internacionalista y Profesor de relaciones internacionales en la Universidad Bolivariana de Venezuela. Colaborador de PIA Global
Referencias:
[1] Occidentales, o el Mundo Occidental, se emplea aquí como una categoría sociocultural, y no como una categoría geográfica, lo cual incluye a los países anglosajones y los países occidentales del continente europeo.
[2] Ex – Presidente de Libia, asesinado por la invasión de la OTAN en el año 2011.
[3] Los productos denominados culturales tienen valores de uso y de cambio, contribuyen a la reproducción de la sociedad y a veces a la expansión del capital, pero en ellos los valores simbólicos prevalecen sobre los utilitarios y mercantiles. Un automóvil usado para transportarse incluye aspectos culturales; sin embargo, se inscribe en un registro distinto que el automóvil que esa misma persona —supongamos que es un artista— coloca en una exposición o usa en una performance: en este segundo caso, los aspectos culturales, simbólicos, estéticos predominan sobre los utilitarios y mercantiles – García Canclini, Néstor, ed. (1993) El Consumo Cultural en México. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
[4] La expansión de los colones anglosajones – luego ciudadanos estadounidenses – hacía el espacio occidente de Norteamérica, hasta llegar a las costas del Océano Pacífico. La “conquista del Oeste” forma parte fundamental de las narrativas nacionalistas estadounidenses, entre mitologías para la construcción de entidad nacional, y la construcción de justificaciones legales y jurídicas para el despoje y el genocidio de los pueblos originarios.
[5] En la mitología nacionalista estadounidense, los búfalos, los ríos, las montañas y los amerindios entraban dentro de la misma categoría: obstáculos no – humanos a ser conquistado por el “Hombre”, por lo cual – y desde la óptica tradicional anglosajona de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX – no es necesariamente un error de redacción cuando colocamos a los amerindios y a los mexicanos en la misma lista con objetos inanimados y animales salvajes, lamentablemente.
[6] Vasta tierra salvaje – la expresión utilizada aquí en inglés es una que recurre repetidamente en las narrativas estadounidenses sobre la sangrienta creación de su Estado y su sociedad en Norteamérica, la cual le agrega un “toque” de romanticismo clásico y de lucha heroica, a lo que efectivamente fue la destrucción de los amerindios por parte de un ejército regular, bien equipado y entrenado: el ejército del gobierno federal de Estados Unidos.
[7] Terra Nullius es efectivamente un término heredado de los romanos – en latín – para referirse a territorios que no están ocupado por seres humanos, y serían de posesión de quienes llegue primero a ocuparlos. Este término forma parte esencial del vocabulario jurídico de Estados Unidos en la actualidad, ya que este justifica la desposesión de amerindios y mexicanos con la excusa de que los anglosajones ocuparon “terra nullius” sin habitantes, o habitantes que no califican como “seres humanos”.
[8] Poema de Rudyard Kipling que se conoce por sus concepciones racistas, eurocéntricas, imperialistas y jingoístas, justificando el imperialismo y el colonialismo como una noble empresa, una ingrata y altruista obligación (incluso una sagrada misión), el dominio del «hombre blanco» sobre las definidas como «razas inferiores».
[9] Presidente Estadounidense Theodore Roosevelt.
[10] En 1901, el vicepresidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt, describió su política exterior ideal en un discurso en Minnesota: “Hable en voz baja y lleve un gran garrote”. Dos semanas después, Roosevelt asumió la presidencia y la “diplomacia del gran garrote” definió su liderazgo. La diplomacia del Gran Garrote es la política de negociación cuidadosamente mediada («hablar en voz baja») respaldada por la amenaza tácita de un ejército poderoso («gran garrote»).
[11] Mongrel y half-breed son términos altamente despectivos empleados por los estadounidenses (abiertamente durante toda su existencia, pero de manera oculta y no-pública por ciertos sectores después de la Segunda Guerra Mundial) para referirse a las razas inferiores, particularmente las impuras y más “degeneradas”, como las mestizas, asunto que caracteriza los pueblos nuestroamericanos.
[12] Los estadounidenses, hasta hace pocos años, consideraban que Irak e Irán son efectivamente dos partes de un país idéntico, y que todos los persas son árabes. Solo una elite altamente educada está consciente de que los persas y los árabes son dos pueblos diferentes, y que solo comparten el vecindario geopolítico (Medio Oriente) y la religión (islam, aunque la mayoría de los árabes son sunitas y de los persas son chiitas).
[13] Presidente Estadounidense Ronald Reagan.
[14] Esto fue cuando Estados Unidos luchaba contra la Unión Soviética en Afganistán (década de 1980), el cual fue otro episodio más de tantos entre estas dos potencias, no muy diferente al episodio actual en Ucrania.
[15] Aquí es importante comprender que para muchos estadounidenses (incluyendo al ex – presidente Trump), al Sur del Río Bravo se encuentra México, una zona que se extiende hasta la Patagonia. Para ellos, despectivamente, todo es “México”.
[16] El teniente coronel se refiere a Hugo Chávez Frías, y el “México con Petróleo” se refiere a la concepción gringa de lo que sería Venezuela.
[17] nos referimos aquí específicamente al General Juan Domingo Perón. El “México que está más abajo” sería en la “cosmología” estadounidense la Argentina.
[18] El “comunista” en referencia es Luiz Inacio Lula da Silva. Pocos en Estados Unidos saben que Brasil habla portugués, y no castellano.
[19] Chofer y sindicalista: Nicolás Maduro Moro, actual presidente de Venezuela.
[20] Evo Morales Ayma.
[21] Luis Acre, varios estadounidenses no entienden cómo un golpe de Estado exitoso se transformó en Luis Acre en el poder y el títere de Washington en la cárcel.
[22] Con la expresión “los amigos de los soviéticos”, nos referimos a la convicción de Estados Unidos que los Sandinistas en Nicaragua recibieron ayuda de los soviéticos, asunto que nunca fue una realidad, pero si una necesidad para las narrativas estadounidense de ese momento. Daniel Ortega, obviamente, representa el sandinismo actual.
[23] No existen osos polares en Antárctica, ya que habitan solamente el Polo Norte.
[24] Es decir, eran puras mentiras.
[25] La OEA, en su reunión anual del 2022.
[26] Imran Khan fue Primer Ministro de Pakistán hasta que fue destituido a través de varias maniobras ilegales e inconstitucionales, por órdenes de Washington, a raíz de su postura agresiva contra Estados Unidos y su rol en crear la crisis en Ucrania. En la actualidad, Khan representa un gran peligro político para las elites gobernantes en Islamabad, y su apoyo popular crece cada día. Fue un jugador de Cricket, un deporte como el béisbol que solamente se juega en los países del antiguo Commonwealth británico.
[27] Muhamad Bin Salaman, heredero del trono de Arabia Saudita, Primer Ministro del país, y actual gobernante (Jefe de Gobierno) del reino árabe.
[28] Vlad es la versión corta de Vladimir, en referencia a Vladimir Putin.
[29] Planeta Tierra, tercer planeta del sistema solar.
[30] La República Bolivariana de Venezuela.
[31] Incluso, la portada de otra revista idéntica a esta – The Economist – se estrenó orgullosamente con una frase casi idéntica a esta cuando celebró prematuramente el derrocamiento del Comandante Hugo Chávez en el 2001.
[32] Nos referimos al hecho de que Boric es el “hijo” político de Piñera y la derecha pinochetista en Chile, a pesar de ganar las elecciones alegando ser todo lo contrario.
[33] Efectivamente, ya este proceso inició con la señora Embajadora gringa en Tegucigalpa.
[34] Quizás ahora saldrá a la luz del día la verdadera cantidad de narcóticos que efectivamente salen de ese país, y no de Venezuela.
[35] Ex Primera Ministra de Gran Bretaña, posee hasta los momentos el título de las más breve en el cargo desde que se creó este hace más de 300 años, con 44 días.
[36] El mismo tema que está destruyendo el territorio estadounidense.
[37] “Chief Executive Officer” – Jefe ejecutivo de una empresa.
[38] EL nombre de la invasión Nazi de las islas británicas, suspendida por el fracaso en destruir el Royal Air Force.
Imagen de portada: Presidente Biden-Internet