La primera ministra sueca, la socialdemócrata Magdalena Andersson, anunció su dimisión tras la derrota de su partido en las recientes elecciones generales para elegir a los 349 miembros del Riksdag, el parlamento nacional de Suecia. Es evidente que el ultraconservadurismo está ganando más fuerza en Europa. El resultado final de las elecciones dejó al bloque de centro-izquierda con tres escaños menos que los obtenidos por el grupo conservador, formado por tres partidos de derecha y uno de extrema derecha.
Con el 20% de los votos, la segunda fuerza política más votada fue el partido de extrema derecha Demócratas de Suecia (DS), que se autodefine como ultraconservador y nacionalista. Sus propuestas y discursos comulgan con ideas antiinmigrantes -especialmente contra los musulmanes- y pensamientos euroescépticos. Es el polo opuesto a los socialdemócratas, que han empujado a Suecia hacia la OTAN y acogen los ideales de fronteras abiertas.
Desde 2005, Jimmie Akesson es el líder de DS. En los últimos quince años, este hombre de 43 años ha moderado la narrativa de su partido, que tiene una herencia directa del grupo neonazi Bevara Sverige Svensk. Una de sus tareas fue acabar con los discursos neonazis y, en su lugar, centrarse en las políticas antimigratorias.
Ante el avance de la extrema derecha, Magdalena Andersson ha preferido renunciar a su mandato tras perder la mayoría legislativa, ya que ahora es prácticamente imposible que se apruebe ninguna de sus políticas.
«Así que mañana [15 de septiembre] solicitaré la dimisión de mis funciones como primer ministro y, tras ello, la responsabilidad recaerá en el presidente del Parlamento», dijo Andersson, que ocupa el máximo cargo del país nórdico desde el 30 de noviembre de 2021.
Una de las críticas más fuertes contra el DS es que sus transformaciones sólo han sido superficiales y cosméticas, ya que, más allá de buscar una ideología más abierta y contemporánea, el partido sólo busca un poco de corrección política para atraer más votantes. No obstante, Akesson expulsó del partido a conocidas figuras neonazis y cambió el logotipo. En lugar de una antorcha con una bandera sueca -símbolo que alude a varios movimientos neonazis en Europa- colocó una flor azul y amarilla. Además, su aspecto despreocupado, exento de formalidades, lo situó como un líder atípico, alejado del estereotipo de la derecha europea tradicional.
A pesar de ello, los datos de Acta Publica, cuya sede se encuentra junto a la Mezquita Central de Estocolmo, consideran que al menos 214 candidatos de DS a cargos legislativos y regionales tienen o tuvieron vínculos directos o indirectos con organizaciones neonazis. El extremismo político es hoy una realidad incuestionable en los países nórdicos. Muchos suecos están hartos de los grupos de inmigrantes que se niegan a integrarse y que, además, cometen delitos de forma desproporcionada en comparación con la población sueca en general.
Aunque la posición de los DS sobre la migración es conocida, plantea la cuestión de su perspectiva de política exterior.
El pasado mes de agosto, el nuevo ministro de Defensa de la cercana Estonia, Hanno Pevkur, hizo una declaración que intensificó las tensiones en Europa del Este y, lo que es más alarmante, se dijo en un momento en el que Rusia y Ucrania se encuentran en un conflicto geopolítico, cuyas consecuencias se han dejado sentir en todo el mundo. Pevkur aseguró que uno de sus planes inmediatos es utilizar el Mar Báltico como espacio estratégico en beneficio de la OTAN. Y para ello, dijo, el papel de Suecia y Finlandia será fundamental.
«El Mar Báltico será el mar interior de la OTAN una vez que Finlandia y Suecia se hayan unido a ella. La situación cambiará en comparación con la actual», dijo el jefe del Ministerio de Defensa estonio en una entrevista con el medio local Iltalehti.
Días antes de la declaración de Pevkur, el presidente estadounidense Joe Biden firmó la ratificación de la admisión de ambos países escandinavos como miembros de la OTAN. Sin embargo, la elección del DS tiene el potencial de arruinar todos los planes que la OTAN y la UE urdieron para Suecia.
«Cuando uno se aferra al poder con un solo escaño, es una causa de inestabilidad», dijo Eric Adamson, director de proyectos con sede en Estocolmo en la oficina del Consejo Atlántico para el norte de Europa. «Esto puede dificultar que Suecia asuma un papel de liderazgo en el norte de Europa, en la UE o en la OTAN».
Aunque el SD fue en su día escéptico respecto a la adhesión a la OTAN, la mayoría del partido está ahora a favor. A pesar de ello, al presidir Suecia la presidencia de la UE durante el primer semestre de 2023, pueden poner obstáculos a una mayor cooperación de la UE en un momento en el que se están haciendo todos los esfuerzos para paralizar económicamente y aislar a Rusia.
*Ahmed Adel, investigador de geopolítica y economía política afincado en El Cairo.
Artículo publicado en Global Research.
Foto de portada: La primera ministra sueca, Magdalena Andersson. Fuente: AFP.