Faltan menos de 20 días para las elecciones presidenciales en Brasil. Las encuestas muestran que existen posibilidades de que el candidato de la oposición, el ex presidente Luis Inácio Lula Da Silva, sea electo en primera vuelta, algo que sólo sucedió una vez desde la vuelta a la democracia. En ese contexto y como sucedió a lo largo de los últimos cuatro años, los casos de violencia contra militantes, candidatos y hasta miembros de los equipos que realizan las encuestas han aumentado considerablemente.
Sólo en la última semana hubo unas 10 denuncias de trabajadores de la encuestadora DataFolha, quienes relataron haber sido hostigados por militantes bolsonaristas durante la jornada laboral. En uno de los videos divulgados, puede verse claramente a un hombre que le grita a una mujer miembro del equipo porque esta se niega a hacerle las preguntas de la consulta.
«Si eres Bolsonarista, ella no acepta, sólo acepta de Lula», se escucha decir al autor de la grabación, que utiliza otras expresiones como: «Datafolha basura», «Datafolha pilantragem», «sinvergüenza», «sucio», «mentira», «falso», «estafa».
Los más de 10 casos fueron registrados en los estados de São Paulo, Minas Gerais, Alagoas, Maranhão, Goiás, Pará, Rio Grande do Sul y Santa Catarina.
En Goiânia, un entrevistador llegó a ser empujado por un hombre que se identificó como bolsonarista y que dijo que no quería al profesional de Datafolha en las inmediaciones.
En un municipio de Río Grande do Sul, un investigador fue llevado para ser investigado por un policía que se identificó como votante de Jair Bolsonaro (PL). Antes de llegar a la comisaría, el policía paró el coche e hizo preguntas al investigador, que fue puesto en libertad y continuó su trabajo en otro lugar.
Según expicó Luciana Chong, directora general de Datafolha, al diario Folha de San Pablo, son habituales las denuncias de personas que pasan gritando, acusando al instituto de ser comunista o intentando filmar a los entrevistadores como forma de intimidarlos.
Sin embargo, señaló que la situación empeoró especialmente después del feriado del 7 de septiembre, cuando hubo actos en todo el país a favor de Bolsonaro.
«El encuestador está haciendo la entrevista y alguien viene con ganas de escuchar, de dar su opinión, de responder», dice Chong. «Son personas que realmente quieren interferir».
En agosto, en Belo Horizonte, cuatro hombres persiguieron a un entrevistador, llamando a Datafolha comunista e izquierdista. El trabajador de la encuestadora salió corriendo y terminó cayendo y lesionándose la rodilla. El grupo que lo perseguía decidió entonces dejar de seguirlo luego de intentar llevarse por la fuerza el libro en que estaba grabando sus respuestas.
En su discurso del 7 de septiembre, en la Explanada de los Ministerios, Bolsonaro hizo un nuevo ataque al instituto. El mandatario aparece en segundo lugar, detrás del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva (PT), en las principales encuestas.
«Nunca he visto aquí un mar tan grande con estos colores verdes y amarillos. Aquí no hay Datafolha mentirosa. Aquí está nuestro datapueblo. Aquí, la verdad, la voluntad de un pueblo honesto, libre y trabajador», dijo entonces.
Los partidarios del presidente suelen contraponer las fotos de las manifestaciones callejeras a las encuestas de intención de voto, lo que llaman «datapovo». En la manifestación del 7 de septiembre en Copacabana, un hombre llegó a improvisar una encuesta que denominaba «datapueblo» entre los que estaban allí presentes, en su inmensa mayoría militantes y apoyadores del presidente.
«Lo preocupante es la escalada, darse cuenta de que está empeorando», dijo a Folha de San Pablo Renata Nunes César, que es directora de investigación de Datafolha.
El instituto Datafolha es una consultora de investigación de opinión independiente que pertenece al Grupo Folha y trabaja con investigaciones electorales y estudios estadísticos para el mercado. El instituto no realiza investigaciones electorales para gobiernos o políticos.
La metodología de las encuestas
Los investigadores del instituto DataFolha reciben una formación estandarizada, que determina que hay que evitar obligatoriamente a las personas que se ofrecen a ser entrevistadas para que la muestra sea aleatoria.
«Como parte del material de todos los investigadores se comprueba a distancia, la transgresión de esta norma conlleva la anulación automática de todos los cuestionarios de ese investigador«, dijo el instituto en un comunicado tras la repercusión del vídeo.
«La investigadora no sólo cumplió con todos los parámetros que debe seguir una investigación seria, sino que protegió el objeto de su trabajo».
La metodología de Datafolha prevé puntos específicos para las entrevistas. En caso de cambio a otro punto entre los mapeados, se requiere una autorización del equipo de planificación.
El instituto dice que en las encuestas nacionales o estatales, primero se sortean los municipios que formarán parte de la encuesta; luego los barrios y puntos donde se aplicarán las entrevistas.
Datafolha también utiliza cuotas proporcionales de sexo y edad según los datos obtenidos del IBGE y del TSE (Tribunal Superior Electoral).
Otras instrucciones para la realizaición del relevamiento son no dar permiso para ser filmado y no llevar el distintivo de Datafolha mientras los consultores se desplazan y hacerlo sólo mientras realiza las entrevistas.
Otros casos de intimidación y violencia
Además de los hostigamientos relatados por la encuestadora, al menos tres casos de violencia contra personas que declararon voto o militan la candidatura del ex presidente Lula Da Silva ganaron amplia repercusión.
En julio en Foz de Iguaçú, el policía civil Marcelo Arruda se encontraba celebrando su cumpleaños con su familia y amigos cuando un hombre ingresó armado al lugar donde se realizaba el festejo amenazando con matar a todos los presentes. La temática de la fiesta era el ex presidente Lula y el atacante ingresó al grito de «acá es Bolsonaro». Luego de recibir tres disparos, el anfitrión consiguió sacar su arma de servicio y disparó contra el atacante, tras lo cual murió de camino al hospital.
Recientemente en Mato Grosso, un hombre fue apuãnalado varias veces por un compañero de trabajo tras haber manifestado su intención de votar por Lula. El atacante fue detenido tras presentarse en el hospital para ser atendido por varias heridas, tras lo cual terminó confesando el crimen. Cuando la policía llegó al lugar, descubrió que el atacante había intentado decapitar a la víctima tras apuñalarla.
En el municipio de Salto do Jacuí, en Rio Grande do Sul, la concejala Cleres Maria Cavalheiro Revelante (PT) contó que su coche fue atacado por tener una pegatina de Luiz Inácio Lula da Silva y otros candidatos del partido. El caso ocurrió esta semana. Según Cleres, el atacante identificado como Luiz Carlos Ottoni, de 46 años, aceleró «a propósito» para golpear la parte trasera del coche que ella conducía. Tras el accidente, Ottoni abandonó el lugar de los hechos sin prestar asistencia y acabó viéndose involucrado en otro accidente kilómetros más adelante, tras lo cual terminó muriendo.
A menos de tres semanas de las elecciones y con las encuestas dando a Lula como posible vencedor ya en primera vuelta, es de esperar que la violencia adquiera más protagonismo. En la estrategia del actual presidente, el caos se presenta como el objetivo final contra el resultado que arrojen las urnas y, en consecuencia, contra la democracia brasileña.