África Subsahariana Análisis del equipo de PIA Global Tigray

Año nuevo etíope: antorchas, margaritas amarillas y la paz que no llega

Escrito Por Beto Cremonte

Por Beto Cremonte*-
El nuevo año etíope se celebra en un contexto marcado por la guerra en Tigray y las “conversaciones por la paz” con el TPLF.

Etiopía (también Eritrea) conserva aún el calendario Juliano según el cual el año consta de doce meses de treinta días y un mes de cinco días. Seis días, si el año es bisiesto. Pero también está ocho años retrasado con respecto al calendario Gregoriano de enero a Septiembre y siete años entre septiembre y enero.

El “Enkutatash” es el día del año nuevo en Etiopía y ocurre el primer día del mes de “Meskerem” y se celebra los días 11 o 12 se septiembre, también según sea año bisiesto o no. El Meskerem, es considerado como un mes de transición del año viejo al nuevo, un tiempo para expresar las esperanzas y sueños para el futuro. El día de Año Nuevo (Addis Amet) es celebrado por los etíopes con cantos, bailes, intercambio de regalos, reparto de alimentos y comidas tradicionales y por supuesto con mucha alegría,  las tierras altas se cubren de margaritas “Meskal” de intenso color amarillo y se inicia la época de cosechas, momento asociado siempre a fiestas y celebraciones. Tradicionalmente se cree que es la fecha que señala el fin del diluvio de Noe.

En la celebración del Año Nuevo, los hombres encienden antorchas de hojas secas (chibó) para ahuyentar la mala suerte y atraer un buen año, las niñas recogen margaritas amarillas para sus madres y al día siguiente se acude a la iglesia con ropa tradicional etíope. Los festejos se completan con reuniones y cenas familiares según la tradición.

Calendario Etiope. Calendario basado en el Calendario Cóptico o solar, está formado por 365 días con 12 meses de 30 días cada uno y de un mes de cinco o seis días, en dependencia de que el año sea bisiesto o no

2015 (etíope) marcado por la guerra

Etiopia está sumergida en un proceso de guerra en la zona de Tigray que recrudece a diario, aun con diálogos por la paz abiertos y esfuerzos desde la ONU o la Unión Africana por lograr llevar tranquilidad al territorio que desde noviembre del 2022 solo conoce de violencia, desplazados y hambruna provocada por la guerra entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes del Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF).

En este contexto el Primer Ministro Abiy Ahmed le habló al pueblo y dejó un mensaje claro de la posición de su gobierno frente a la guerra y expresó sus mejores deseos a todos los etíopes en este Año Nuevo etíope.

En su mensaje, el primer ministro, dijo que el año concluido en Etiopía ha sido un año en el que la nación fue puesta a prueba ya que los enemigos han intensificado los ataques en coordinación y con el apoyo de fuerzas externas. Abiy también hizo referencia a la permanente construcción mediática que se hace del conflicto, “se lanzaron campañas de información falsa a través de foros y medios de comunicación que pueden ejercer presiones internacionales”, expreso en su mensaje al pueblo.

Cabe mencionar que Etiopia realiza enormes esfuerzos, como Estado, en busca de la paz y la defesa de sus pobladores, muchas veces debe chocar con sanciones impuestas por occidente y los organismos internacionales que tiene intereses en el territorio etíope y que por ello recurren a viejos y nuevos métodos de intervencionismo.

Durante el año, “la nación ha demostrado su capacidad para defender a los enemigos que realizan ataques organizados contra el país” dijo Abiy agregando que el país también ha decidido valientemente encontrar formas de superar las sanciones recurrentes impuestas a la nación, en lo que considera un ataque más de los organismos internacionales que solo buscan disciplinar al gobierno federal etíope.

“Etiopía quiere que alguien escriba una nueva historia para que el Año Nuevo sea verdaderamente nuevo”, subrayó el primer ministro en el mensaje al pueblo etíope.

Lo cierto es que hoy Etiopía necesita que el mundo y los organismos internacionales hagan cumplir los acuerdos de paz y cese de los ataques. Desde el TPLF dicen estar dispuestos a las instancias de diálogo que ha planteado la Unión Africana, pero a su vez y contrariamente a lo expresado, las hostilidades en el norte de Etiopía no cesan a pesar de la tregua pactada. El mes pasado recrudecieron los combates y ataques a las comunidades de Tigray, Afar y Amhara, por lo que la esperanza de paz de diluye y se ve devastado el progreso del país hacia una paz duradera.

Durante las celebraciones de Irreecha de la comunidad Oromo, se colocan flores y pasto recién cortado en agua para agradecer a Dios por el comienzo de la primavera.

Un silencio llamativo

La comunidad internacional permanece en silencio o hasta incluso participando (de forma soslayada) en apoyo a la insurgencia tigrayana. Para el embajador etíope en el Reino Unido, Teferi Melesse, ha llegado la hora de que los organismos internacionales tomen la decisión urgente de expedirse sobre un tema que hasta ahora ha evitado y  presionar al TPLF entre en verdaderas y confiables instancias de dialogo y conversaciones de paz.

Por el lado de las fuerzas gubernamentales, la tregua se ha mantenido firme desde que fue impuesta en el mes de marzo de este año. De hecho este “alto el fuego” ha permitido que la ayuda humanitaria llegue a la región. Más de 4.000 camiones cargados con alimentos, medicinas y otros suministros vitales han ido abasteciendo a la población tirayana que se encuentra en un verdadero riesgo inmediato de hambruna sin precedentes.

El accionar de la comunidad internacional no puede esperar más, Etiopía necesita urgentemente encontrar una salida pacífica al conflicto que desde julio de 2021, momento en el que se dictó la tregua humanitaria, el TPLF ha hecho oídos sordos y ha invadido y atacado otros pueblos y aldeas de la región, como por ejemplo Afar y Amhara, instalando el terror y una miseria indecible a los etíopes que viven allí, utilizando la violencia extrema, incluso llevando a cabo violaciones como arma de guerra. La matanza de civiles inocentes, el saqueo de la ayuda humanitaria que llega y la destrucción de la infraestructura pública so los métodos impuestos por los milicianos del TPLF, pero a pesar de ello, el mudo permanece en silencio.

“Durante demasiado tiempo, se ha dejado que el gobierno etíope intente llevar al TPLF a la mesa. Creo que el gobierno ha agotado todos los enfoques posibles. Es por eso que ahora es el momento de que la comunidad internacional ponga fin a su silencio sobre las acciones del TPLF y exhorte a sus líderes a deponer las armas y participar en las conversaciones dirigidas por la UA”, ha dicho Melesse con respecto al tema.

El conflicto en curso no fue elección de Etiopía, sino impuesto por el TPLF, que se ha esforzado por destruir el país o volver al poder por la fuerza a pesar del rechazo de su gobierno por parte del pueblo de Etiopía.

Cabe recordar que el 24 de agosto último, el TPLF terrorista lanzó una ofensiva que desencadenó otra ronda de guerra devastadora en varios frentes al violar la tregua humanitaria indefinida declarada por el gobierno federal.

El “TPLF participa activamente en socavar la soberanía y la integridad territorial del país. TPLF no quiere que Etiopía avance en términos de liberalización política y económica que permitan a Etiopía crecer y convertirse en un país próspero”, señaló al respecto el embajador.

Según él, la tregua humanitaria del gobierno y todas las posibilidades de paz fueron rechazadas por la dirección del TPLF.

El embajador también exigió a la comunidad internacional que presione al liderazgo del TPLF, que está empleando una narrativa de victimismo a través de instituciones de medios de comunicación y cabilderos que responde a los intereses de Europa y América del Norte.

Aunque Etiopía estableció una hoja de ruta para una solución política negociada durante la tregua humanitaria que declaró unilateralmente, el terrorista TPLF usó la tregua para ganar tiempo e inculcar el odio entre los tigrayanos para movilizar combatientes, incluidos niños soldados, civiles y fuerzas extrajeras que ven en la victoria el TPLF la oportunidad de doblegar a Etiopía y así saquear lo último o lo poco que haya quedado en pie.

EE.UU, UE y después otra vez guerra

Unos días antes de que la guerra en el norte etíope vuelva a recrudecer en ataques violentos, el TPLF había descartado la credibilidad de la Unión Africana en una posible mesa de negociación y había pedido la intervención occidental, léase EE.UU.

Según el portavoz oficial del TPLF, Getachew Reda, el movimiento terrorista condenaba a la UA por afirmar “que hay esperanza de un avance diplomático inminente con respecto a las conversaciones de paz”. En este sentido el portavoz del TPLF desestimó también los esfuerzos que viene llevando adelante el gobierno de Abiy, intentando un proceso de paz liderado por la UA y no por los organismos occidentales, de los cuales el gobierno etíope desconfía ya que brindan su apoyo a los rebeldes tigrayanos.

“A pesar de la ineficacia de la Comisión de la UA para hacer avanzar el proceso de paz, el resto de la comunidad internacional sigue renuente a intervenir debido a un compromiso bien intencionado pero fuera de lugar con la idea de “soluciones africanas para problemas africanos”, dijo el portavoz del TPLF en una clara postura pro-occidental para la solución del conflicto.

Al pedir la intervención de Occidente, desestimando a la Unión Africana, el TPLF finalmente ha declarado la verdad sobre sí mismo: que es un protegido de las fuerzas externas, principalmente de EE.UU y la UE

Con el respaldo de EE.UU, el TPLF había gobernado Etiopía como un estado autoritario durante casi tres décadas desde 1991, cuando se prohibieron todos los partidos políticos fuera de la coalición gobernante liderada por él mismo. No había espacio para la prensa libre. Etiopía durante este período se desintegró en una federación flexible de estados regionales organizados étnicamente, cada uno con sus propias milicias.

En 2018, las protestas masivas a favor de la democracia obligaron al TPLF a dejar el poder en el centro y lo redujeron a una fuerza regional, en el poder solo en Tigray. Abiy Ahmed saltó a la palestra en ese momento como primer ministro progresista con una visión de nacionalismo etíope inclusivo que trasciende las divisiones étnicas.

Además de abrir el espacio político dentro del país y permitir la libertad de prensa, las reformas de Ahmed también se extendieron a la política exterior. Al firmar un acuerdo de paz con Eritrea poco después de convertirse en primer ministro, puso fin al conflicto de décadas con el vecino del norte que el TPLF había declarado y sigue considerando como una nación enemiga. Ahmed ganó el Premio Nobel de la Paz por este acuerdo. También se firmó un Acuerdo Tripartito en el que Etiopía, Eritrea y Somalia declararon que el conflicto entre los tres estados había sido resuelto y sus relaciones habían entrado en una nueva etapa basada en la cooperación.

Todas las maniobras diplomáticas lideradas por EE.UU y la UE han tenido como objetivo presentar al gobierno federal etíope, que está librando una guerra defensiva, como el agresor.

Se han impuesto sanciones económicas, se ha difamado la figura de Abiy, se ha apoyado militarmente a la insurgencia tigrayana, y se ha puesto a la prensa internacional en contra del gobierno federal etíope, sin embargo y a pesar de todo ello Etiopía aun brega por lograr acuerdos para una paz duradera y que los augurios de buena fortuna de este Año Nuevo etíope se cumplan verdaderamente para que los campos de las amarillas margaritas no florezcan manchadas de sangre.

*Beto Cremonte es docente, profesor de Comunicación social y periodismo, egresado de la Unlp, Licenciado en Comunicación social, Unlp, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política. FPyCS Unlp.

Acerca del autor

Beto Cremonte

Docente, profesor de Comunicación social y periodismo, egresado de la Unlp, Licenciado en Comunicación social, Unlp, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política. FPyCS Unlp